El concierto de AC/DC en Donington 1991 fue uno de los más importantes de su carrera, pero estuvo marcado por problemas técnicos que afectaron a Angus Young.

A veces pensamos que nuestros artistas favoritos están de vuelta de todo y solo se mueven por el dinero. Pero nos equivocamos. Sigue habiendo artistas de fama mundial que se regocijan en ser capaces de ofrecer un gran concierto o un gran disco. Especialmente aquellos para los que la cuestión económica está más que solventada desde hace décadas.

Es el caso de AC/DC. Una banda que en este 2024 ha vuelto a salir de gira contra todo pronóstico y sin necesidad de hacerlo. Solamente con lo que genera AC/DC en merchandising, streams, fondo de catálogo y ventas residuales, tienen suficiente para comprar una pequeña isla paradisíaca… cada año. Pero el tiempo apremia y la banda quería salir a reencontrarse con los fans tras ocho años de silencio sobre los escenarios como gesto hacia los seguidores.

La autoexigencia de los hermanos Young

La ética de trabajo de los a menudo obtusos hermanos Young siempre ha sido legendaria. No es casualidad que AC/DC sean lo que son hoy en día. Sin embargo, esa ética de trabajo también viene acompañada de un nivel de autoexigencia que, en ocasiones, afecta a la propia autoestima. Y no es que los hermanos Young se caracterizasen por su sensibilidad (no puedes ser muy sensible con canciones como “She’s Got Balls” o los cañonazos de “For Those About to Rock”), pero sí por esa mencionada autoexigencia.

Vayamos atrás hasta el 17 de agosto de 1991. AC/DC había superado un bache en su carrera que les ocupó la mayor parte de los años 80. Tras la muerte de Bon Scott y el éxito colosal de “Back in Black”, tan solo podían ir hacia abajo. Fue un valle lento pero progresivo que vino dado por discos poco estelares como “Flick of the Switch” o “Fly on the Wall”. Aunque la banda comenzó a coger impulso de nuevo con “Blow Up Your Video”, no fue hasta el giro de la nueva década que las tornas cambiaron. Con Bruce Fairbairn a la producción y el nuevo baterista Chris Slade, AC/DC salieron a comerse el mundo con “The Razor’s Edge”, un retorno comercial que, lejos de ser su mejor disco, impulsó de nuevo la marca AC/DC.

El histórico concierto en Donington 1991

La gira que acompañó al disco, con más de 150 conciertos en todo el mundo, fue recordada especialmente por su última parte europea, que sucedió bajo el manto del otrora imprescindible festival itinerante “Monsters of Rock”. Con un cartel de ensueño, la gira de AC/DC junto a Metallica (imagináos eso hoy en día) llegó al circuito de Donington el 17 de agosto de 1991. Les acompañaban Mötley Crüe, Queensrÿche en pleno zenit y The Black Crowes en su máximo apogeo.

AC/DC no eran nuevos en el festival de Donington. Ya habían actuado en el festival en 1981 (con “Back in Black” bajo el brazo) y en 1984 (con una actuación menos reseñable en plena gira de “Flick of the Switch”). Pero Donington se había convertido en el festival de rock duro del mundo, de la misma manera que ahora pueden serlo Hellfest o Wacken. Tocar en Donington, como tocar en el Budokan de Japón, eran hitos de la carrera de cualquier banda.

Un concierto lleno de problemas técnicos

Desde el inicio del concierto, quedó claro que algo no iba bien con la guitarra de Angus Young. A lo largo del show, quizá debido a una mala planificación o un exceso de volumen, la guitarra de Angus no dejaba de acoplarse continuamente. Cada vez que Angus soltaba las cuerdas sin bajar totalmente el volumen de su instrumento, el incómodo feedback inundaba el sonido. Esto fue indignando progresivamente a un Angus que, no obstante, no dejó que los problemas afectasen su actuación.

La gota que colmó el vaso vino durante la interpretación del legendario “Let There Be Rock”. En el tramo central del tema, Angus solía desaparecer del escenario para reaparecer en una plataforma hidráulica en medio del público. Pero esta vez, mientras la banda mantenía el ritmo, Angus se encontraba luchando con problemas técnicos que hacían que su guitarra emitiera acoples y ruidos electrónicos. La situación obligó a la banda a alargar el segmento mientras se solucionaban los problemas. Cuando finalmente Angus apareció, más fallos empañaron el momento, incluyendo cortes en el sonido de su guitarra.

La frustración de Angus tras el show

Al final del concierto, Angus Young llegó al camerino totalmente desolado. El que debía ser el show más importante de la carrera de AC/DC hasta entonces había sido, para él, un cúmulo de fallos. Tanto que el VHS resultante, titulado “Live at Donington”, tuvo que ser ampliamente retocado en el estudio. Según el manager de AC/DC, Stewart Young, Angus estaba profundamente disgustado por los problemas de sonido. “Yo fui a verle al camerino tras el concierto y estaba llorando”, explicaba el manager. “Angus no quería ni oír hablar, estaba muy enfadado. Le dije ‘Ang, ha estado genial’, pero no lo compraba”.

Sergi Ramos