No todo es tedio y zozobra en el universo de Porcupine Tree, y es que cuando uno menos se lo espera son capaces de lanzar brillantes rayos de esperanza brutalmente conmovedores.

Con Steven Wilson cerrando un capítulo dorado de su carrera en solitario, el futuro de Porcupine Tree ciertamente parece más lejano y borroso que nunca. Siguiendo con nuestra reflexión sobre la carrera del músico británico, revisamos la discografía de su banda madre para comentar 10 de nuestras «joyas ocultas» favoritas

Sleep of No Dreaming (Signify, 1996)

Quizá el hecho de que personalmente prefiera, con diferencia, los discos de Porcupine Tree publicados en el nuevo milenio a los de su primera década haga que precisamente en esa fase más primigenia me sea más fácil encontrar perlas separadas, estando ubicadas en un marco donde me es más fácil elegir. Pese a todo, con absoluta seguridad puedo afirmar que «Signify» es, en orden cronológico, el primer álbum de los británicos cuya personal atmósfera logra cautivarme de un modo aterrador.  Este tema es la mejor muestra del mundo oscuro (tanto como su portada) que este trabajo nos presenta: desde el inicio, con el siempre deliciosamente delicado toque de Richard Barbieri a los teclados, hasta el enérgico final, Sleep of No Dreaming nos lleva a la deriva a través de un impecable groove suave como la seda, visitando esas imágenes de trauma adolescente de las que tanto nos suele hablar Wilson – el horror de abandonar los sueños juveniles y resignarse a una vida mundana y gris – .

What Happens Now? (Nil Recurring, 2007)

Si consideramos Signify como uno de sus primeros álbumes capaces de generar una atmósfera personal, el campeón indiscutible en esa liga es Fear of a Blank Planet (2007), un redondo perfectamente esterilizado para darnos una dosis de vacío, entumecimiento y fría modernidad. Precisamente porque a nivel lírico y atmosférico no encajaban con el hilo conductor, junto a la estricta decisión de no hacer que el álbum sobrepasase los cincuenta minutos de duración, cuatro canciones de esas sesiones acabaron en el EP Nil Recurring, que contiene mastodónticas composiciones como esta canción y a su vez funciona adecuadamente como obra separada. Su brillante desarrollo y sonido fresco, unas melodías centrales propias del espacio exterior y un explosivo y matemático ritmo que rompe todos esquemas para preparar el terreno de cara a un final apoteósico hacen de este tema una pieza imprescindible.

Stars Die (The Sky Moves Sideways, 1995)

Las comparaciones son odiosas, todos lo sabemos, pero cuando te comparan con Pink Floyd, imagino que la cosa empieza a doler menos. Que The Sky Moves Sideways está diseñado de manera que parece el hijo de Wish You Were Here es algo bastante evidente, del mismo modo que tampoco es trabajo de expertos detectar una brutal influencia de Gilmour y compañía en trabajos como este, herencia que acertadamente poco a poco se iría diluyendo hacia terrenos más sutiles e indirectos. Stars Die, nacida de uno de los ritmos de la épica improvisación Moonloop, no se presentó como tal hasta la edición americana del álbum, y pese a todo constituye un precioso icono de esa maduración compositiva de Wilson y transición a aguas que definirían fuertemente su propia identidad.

Nine Cats (On the Sunday of Life, 1992)

https://www.youtube.com/watch?v=uc-_zjO9X38

Probablemente no tan potente como el resto de mencionadas en esta lista, pero con un aura indescriptiblemente tierna a la par que inquietante, encantadora a la par que confusa. Extraída de un debut creado a modo de monstruo de Frankenstein a partir de grabaciones del período 1986-1990 que ilustran a un jovencísimo Wilson en los albores de su carrera, Nine Cats es el perfecto retrato de un artista con multitud de inquietudes y caminos por explorar. El uso de beats electrónicos y unos colores luminosos que pronto se desvanecerían en mayor medida de la paleta de Porcupine Tree hacen de este tema un auténtico regalo: distinto, fresco y divertido.

The Creator Has a Mastertape (In Absentia, 2002)

De juveniles y luminosas pinceladas pasamos a un tema pintado con brocha gorda en sangre y lágrimas. Bueno, quizá me he pasado de descriptivo, pero sí es cierto que The Creator Has a Mastertape es, sin lugar a dudas, la canción más perturbadora de todo el repertorio del conjunto británico. Y es que cuando a Wilson le sale la vena sórdida (algo que exploraría intensivamente más adelante con temas como Index o Raider II) es capaz de proyectar auténticas imágenes de pesadilla en nuestra mente: líricamente brutal y misteriosa a partes iguales, la intensidad de este tema destaca en un álbum al que por lo general no le ha sentado demasiado bien el paso del tiempo, tanto por su producción como por la cantidad de temas en registros excesivamente parecidos (pero sin el savoir faire que haría de esto la mayor baza de Fear of a Blank Planet). Con su trepidante sección rítmica, punzantes guitarras taladradoras de cerebros y versos con melodías que hacen de earworm perfecto, este tema tenía todos los números para ser uno de los mejores momentos del álbum.

Last Chance to Evacuate Planet Earth Before it is Recycled (Lightbulb Sun, 2000)

Lightbulb Sun es una maravilla de cabo a rabo y cualquiera de sus temas merece estar en el Olimpo de Porcupine Tree: pluridimensional como pocos, su explosión de colores hace que nos encontremos ante un álbum en el que el cuarteto abre múltiples vías de expresión y domina cada una de ellas, donde disfrutamos de un equilibrio perfecto entre el pop y la experimentación, lo luminoso y lo incierto. Lo mejor de todo probablemente sea que esto no sólo sucede en temas separados, sino que varias canciones del álbum aúnan ambos aspectos con una delicadeza magistral, siendo este tema uno de sus mayores exponentes. Sus extraordinariamente bellos versos y una segunda mitad de levitación instrumental conducida por el turbador discurso de Marshall Applewhite, líder de la célebre secta mileniarista Heaven’s Gate ofrecen una sombría calma que eriza el vello a cualquiera.

Buying New Soul (Recordings, 2001)

https://www.youtube.com/watch?v=HpAkF4g11PE

Como un soldado en tierra de nadie, Buying New Soul fue compuesta demasiado tarde como para entrar en Lightbulb Sun y demasiado temprano como para encajar en las directrices estilísticas de In Absentia. Convertida en la estrella principal de una compilación de B-Sides y descartes titulada Recordings en uno de esos múltiples gestos de la banda por compartir la máxima cantidad de material posible con sus dedicados y apasionados fans, esta canción es probablemente la más infravalorada de todo el repertorio de la banda. La hipnotizante melodía de inicio y final, el hímnico estribillo, los delicados teclados de Barbieri y el carismático solo de Wilson, todo está empaquetado con la esencia de una perfecta balada, con el añadido de extenderse hasta más allá de la marca de los diez minutos.

Bonnie the Cat (The Incident, 2009)

La entrada de un músico como Gavin Harrison en el grupo es lo que hace que esta pase de ser una gran banda de progresivo a ser directamente una leyenda del género. Tener a un monstruo de semejante nivel a las baquetas fue lo que permitió que el esqueleto de Porcupine Tree se fortaleciese hasta ser de puro adamantium: la cantidad de groove, técnica, musicalidad y adecuación que Harrison presenta como músico es algo que no está al alcance de la mayor parte de los mortales, y su diseños rítmicos son auténticas obras de arte. Uno de los mejores ejemplos de esto se encuentra en este tema del frecuentemente olvidado EP que constituía el segundo CD de aquel álbum que muchos consideramos como la obra cumbre de Wilson y compañía, ese mastodóntico The Incident que puso punto final (o punto y a parte, nada es seguro) a una carrera simplemente estelar.

Stop Swimming (Stupid Dream, 1999)

Si bien es imposible no rendirse a Gavin Harrison como uno de los maestros absolutos de la batería de los últimos treinta años, hay que reconocer que Chris Maitland también poseía un toque muy personal y delicado, algo que lo llevó a trazar columnas vertebrales tan exquisitas como la de este fantástico tema. Stop Swimming cierra uno de los mejores álbumes de su época en la banda, con uno de esos planteamientos sutiles y frágiles que sirven de colchón inmejorable para que Wilson desarrolle su más delicado desazón emocional.

Half-Light (Deadwing, 2005)

https://www.youtube.com/watch?v=JDNqLQL1aNE

Pero no todo es tedio y zozobra en el universo de Porcupine Tree, y es que cuando uno menos se lo espera son capaces de lanzar brillantes rayos de esperanza brutalmente conmovedores. Half-Light sigue la magnífica tradición de caras B de la que esta banda puede presumir, habiendo sido precedida por joyas tan dispares como la ya mencionada Buying New Soul o Futile, y presentándose como uno de los momentos más tiernos y etéreamente bellos de su carrera. Desde las tenues voces hasta el delicado lead que preside constantemente la canción, pasando por la ejecución de todos los instrumentos como si de la más afectiva caricia se tratara, esta canción es nuestra perla favorita de un grupo que conoce muy bien qué teclas tocar para mover algo en nuestro interior. La perfecta nana para soñar con el más tierno amor que estas melodías inspiran.