En Francia, las entradas de conciertos tributan al 5,5%. En España, el IVA para las entradas de conciertos es del 21%. Dejad que esto cale. Han pasado ya 3 años y 3 meses del aumento del IVA cultural del 8% al 21%. Con esta medida antipopular, impulsada por (oh, ironías de la vida) el Partido Popular, hemos visto como, en el contexto de crisis general, la venta de entradas y los ingresos generales del sector musical y de los espectáculos se han venido abajo. Hacemos un repaso a las propuestas de los distintos partidos que concurren en todo el territorio - no olvidemos que hay muchos otros partidos menores que se presentan des de cada una de las distintas comunidades.

En Francia, las entradas de conciertos tributan al 5,5%. En España, el IVA para las entradas de conciertos es del 21%. Dejad que esto cale. Una entrada típica para un bolo de 3 grupos en la Razzmatazz de Barcelona te cuesta sobre los 30 euros. Si sólo tuviéramos en cuenta el IVA (sin considerar en este momento diferencias salariales, distintos promotores, …), la misma entrada, para ver los mismos grupos, en una sala de condiciones similares, en París, costaría 26 euros. Subamos el importe. Ver un grupo grande en estadio en Barcelona te cuesta sobre la cifra de los 60 euros. En París te costaría 53, y sólo 2.75 euros de estos serían del impuesto, frente los 10 euros extra que pagamos en este país.

¿Qué os parece?

Han pasado ya 3 años y 3 meses del aumento del IVA cultural del 8% al 21%. Con esta medida antipopular, impulsada por (oh, ironías de la vida) el Partido Popular, hemos visto como, en el contexto de crisis general, la venta de entradas y los ingresos generales del sector musical y de los espectáculos se han venido abajo – concretamente, según la SGAE, el número de conciertos ha disminuido en un 31,8%. Nosotros, los consumidores, hemos visto como mantenernos al día con nuestra afición a la música en directo nos hacía más daño a la cartera, y los bolos se volvían más escasos y más concentrados en las capitales, olvidando en la mayoría de casos el resto de la geografía. De poco sirven temporadas gloriosas como la de este otoño si el problema se encuentra firmemente integrado en el propio sistema, y se considera a la industria cultural como un “lujo”, sin tener en cuenta la gran cantidad de profesionales y trabajadores que dependen de ella (que, a su turno, repercute en una menor recaudación de la Seguridad Social), además de dificultar su acceso a la mayor parte de la población, casi imposibilitando el correcto intercambio de ideas creativas.

El principal motivo por lo que esta medida-pesadilla llegó a convertirse en realidad fue, principalmente, porque el Partido Popular había logrado la mayoría absoluta, y esto en una democracia suele significar que un partido pueda hacer y deshacer como le dé la real gana. Bueno, algo mal debimos hacer nosotros los votantes. En todo caso, de caras a este próximo 20 de Diciembre hay la oportunidad de que, quien quiera, se repiense su voto. Hacemos un repaso a las propuestas de los distintos partidos que concurren en todo el territorio – no olvidemos que hay muchos otros partidos menores que se presentan des de cada una de las distintas comunidades.

El primero en pasar por el filtro es el PP, ya célebremente conocido en el sector por ser el que ya primeramente nos llevó ese fatídico y lujoso 21% (subiéndolo desde un confortable 8%). Mientras intentan camuflar su metedura de pata diciendo que el IVA cultural no existe por el simple hecho de que ciertos productos culturales, como los libros, todavía rinden al 4%, cuando se les pregunta por propuestas concretas no se aclara, teniendo dos posturas internas enfrentadas al respecto. De hecho, el tema ni siquiera aparece en su programa electoral. ¿Lo más probable? Quizá acaben prometiendo una bajada si lo consideran beneficioso de cara a la recaudación de votos, pero parece claro afirmar que cumplirlo no va a ser su prioridad.

Ciudadanos hizo de la indefinición su bandera en este tema, valorando una reducción del IVA tan amplia e imprecisa como entre el 7 y el 18 %. Parecía que se había aclarado y había acabado por optar por la reducción mínima (pasaríamos del 21% al 18%), pero finalmente este fin de semana ha anunciado que ha acabado yendo por el 7%, amén de proponer un pacto para la cultura que implique reducir precios pero no aumentar el margen de beneficio de las empresas. ¿A cambio? Aumentar el precio de los alimentos, pues fundirán los tres tipos de IVA (4%, 10% y 21%) en sólo dos (7% y 18%), y, así, los productos de primera necesidad aumentarán sus impuestos añadidos en un 3%. Los bocadillos para los festivales tendrán que ser de chóped en lugar de jamón, chicos.

El PSOE reconoce el IVA cultural español como el más alto de Europa, y propone reducirlo progresivamente hasta el 10%, más cercano pero todavía superior a la media europea del 7%. Aunque aparentemente sólo hablan explícitamente del cine y no han nombrado claramente a los espectáculos musicales como parte de esta reducción, es de suponer que van a estar incluidos. Si esto realmente acaba siendo así, o cuanto va a tardar esa hoja de ruta a llevarse a cabo, se va a tener que ver…

Podemos propone un retorno a la situación antes del gobierno en mayoría del PP, devolviendo a los productos que ellos definen como “de gran interés social” (culturales y escolares, principalmente) al 10%. A cambio, elevaría al 25% los productos considerados de lujo – una medida que debería ir acompañada de una revisión de lo que se considera “de lujo”, porque señores míos, algo tan mundano y esencial como las compresas siguen siendo consideradas “de lujo”.

Unidad Popular, conformada por Izquierda Unida entre otros, tiene como una prioridad reconocida en temas de cultura una reducción del IVA al 4%, además de aumentar la inversión pública, aunque no han especificado de qué forma lo van a lograr, o cómo van a balancear y con qué otras consecuencias se va a acompañar esta medida.

Y, finalmente, Recortes Cero – Grupo Verde definen la cultura como un potente motor de desarrollo de riqueza y ocupación para el país y, en consecuencia, condenan el nefasto IVA al 21%, pero no hablan de medidas más específicas, mientras que PACMA celebra cualquier bajada al IVA cultural que se proponga pero, lógicamente, está en contra de que esta bajada se aplique también a los espectáculos taurinos, que fueron considerados “cultura” recientemente. Los espectáculos y conciertos, pues, no es algo que hayan mencionado como una prioridad o siquiera algo de lo que hayan hablado públicamente como parte de su programa.

Aunque las propuestas de algunos partidos son mejores que otras, está claro que la industria cultural y, concretamente, la musical, no destaca por ser la prioridad de la mayoría, cosa en parte comprensible en un país que ya suficiente trabajo tiene en mantener a flote la educación y la sanidad. Es complicado y seria casi plenamente irresponsable dirigir el voto hacia un o otro partido sólo por esta medida, pero esperamos que esta pequeñas revisión os ayude a tener las ideas más claras de cara a estas próximas elecciones, en caso de que todavía no os hayáis decidido.

Laura Cano