¡Ya nos tocaba!
¿Tendremos el Rock Fest como cita ineludible a partir de ahora? Esa es la gran pregunta... Barcelona siempre ha sido una ciudad rockera. Siempre ha tenido a Springsteen, Stones y Ramones como grupos fetiches, y por mucho que la rumba reine y que el ayuntamiento piense más en los turistas que en los ciudadanos, no se puede tapar quienes somos y de dónde venimos. Ha tenido que ser Santa Coloma la que apueste por el festival, y lo han hecho a lo grande.
Han tenido que pasar muchos, muchos años, pero finalmente Barcelona ha podido vivir lo que es tener un festival de heavy metal dentro de su área metropolitana y cercanías. Cataluña gozó a finales de los 90 del Doctor Music Festival en el Pirineo. Un festival avanzado a su tiempo y que no terminó de cuajar. Pero tampoco era dedicado a nuestro amado género musical. Sí que ha habido Sonispheres, Dr. Music Days y algún que otro intento, pero ahora, parece que esto va a cambiar definitivamente. Y ya no solamente para los que vivimos cerca, sino también para muchos fans que han migrado estas dos jornadas y han podido ver que el sol de estas tierras no posee el agobiante abrazo del astro rey en Murcia o Albacete. También ha sido un festival en el que cuando salías fuera del recinto no estabas en medio de la nada.
La clave de un festival es conseguir una continuidad y conseguir que la gente esté cómoda. Que no haya colas, precios no abusivos y lavabos limpios. Esos aspectos son los que cuidó Wacken en su día, y lo que fueron fiestas de pueblo ayer, hoy son referencia mundial y ejemplo de cómo hacer bien las cosas. A veces, en este país, se ha buscado más los grandes nombres para atraer público, pero se han descuidado los aspectos que hacen que la gente vuelva. El Leyendas del Rock está haciendo muy bien las cosas, y todo pasa por encontrar un sitio fijo. Valencia tiene en Benicássim una joya, pero sólo pudimos disfrutarla un año en motivo del Costa de Fuego. El Azkena hoy vive momentos más bajos, pero cuando uno va al festival disfruta de todas las comodidades y la ciudad se viste de gala con el colorido y ambiente que dan las camisetas negras en todas partes. Tocaba no quedarse atrás y que la zona de Barcelona presentara una candidatura firme para un festival estable y con continuidad. Parece que se ha conseguido… Ya nos tocaba.
Las dos jornadas en el parque de Can Zam en Santa Coloma de Gramenet nos han demostrado que la ubicación es casi perfecta. Los peros a achacar son casi intrascendentes. Quizá añoramos el césped que en su día tuvo Moncofa o Gernika, pero uno podía sentarse y disfrutar de los conciertos cómodamente. Para muchos quizá faltaron más tiendas de ropa y sobretodo de discos. No había ni una. Los lavabos eran muchos y el acceso sin colas. De todas maneras sigo pensando en que debería haber algunos en los laterales de los escenarios, pues cuando te aprieta la vejiga toca hacer excursión larga. En muchos festivales europeos los escenarios están flanqueados por urinarios, y uno puede seguir el concierto mientras hace cola. Otro punto que suele cojear en los festivales son los puntos de comida. Sigue faltando variedad y los precios son algo elevados para lo que te ofrecen.
Pero la opinión resultante es más que satisfactoria. El suave viento (nada que ver con el Cierzo zaragozano) nos acarició las dos jornadas refrescando un sol presente pero no asfixiante. Pudimos reencontrarnos con amigos que hacía años no veíamos y con gente de fuera, habitual en todos los festivales hispanos. Civismo, paz y convivencia. Algo que comentó el bueno de Joakim Broden de Sabaton, aunque suene raro por parte del líder de una banda que sólo habla de batallas épicas y guerras. Para el recuerdo nos quedamos con unos Manowar que volvieron a decepcionar. Capaces de lo mejor y lo peor, la ruleta giró y el resultado fue el de fiasco. Una banda que ha hecho algunos de los mejores conciertos que he visto en mi vida… y también de los peores. Pero cuando tratas a Orson Wells como si fuera miembro de tu banda y metes publicidad de tus nuevos discos… es que todo apunta al desastre. Yosi volvió a ser Yosi, y es algo que marca el directo de los Suaves. El caballero de la triste figura volvió a comportarse como no le gusta al resto del grupo. Con decir que lo más aplaudido fue cuando fue levantado por dos roadies ya lo digo todo… Pero tuvo el detalle de regalarnos otra de sus genialidades: “Una canción no es canción hasta que el pueblo la canta”. Kreator y Lacuna Coil volvieron a hacer el mismo show de siempre y la sensación es un poco de que les hemos visto en mejores tardes, pero nunca fallan. Gamma Ray disfrutaron del mejor sonido del festival y su show fue el ideal para una descarga de una hora. Mojinos divirtieron y Medina Azahara son los Saxon hispanos. Les hemos visto mil veces, pero les volveríamos a ver. Epica lucieron músculo y sensualidad y Stratovarius siguen en muy buena forma. Los Twisted Sister realizaron un gran concierto pero hasta el día de ayer nunca habían bajado del 10. Sin pinturas de guerra y con 20 minutos de retraso.
Aplaudir especialmente los muy buenos shows que vimos en la carpa y la valiente decisión de que en su gran mayoría fueran bandas tributo. Todas ellas en un nivel realmente muy alto como Cretins, Casino Montreux, Dr. Cüe, Fast Sharks o los Motörhits. Alyanza y Ktulu defendieron que en Cataluña hay bandas de enorme calidad. De los tributos mencionar la mala, malísima noche de Kiss of Death. De todas formas siempre nos han demostrado que poseen un directo hechizante. Lástima que no lo demostraron.
¿Tendremos el Rock Fest como cita ineludible a partir de ahora? Esa es la gran pregunta… Barcelona siempre ha sido una ciudad rockera. Siempre ha tenido a Springsteen, Stones y Ramones como grupos fetiches, y por mucho que la rumba reine y que el ayuntamiento piense más en los turistas que en los ciudadanos, no se puede tapar quienes somos y de dónde venimos. Ha tenido que ser Santa Coloma la que apueste por el festival, y lo han hecho a lo grande. Muy bien TV3 dando cobertura al festival y no obviando estos hechos como muchas veces pasa. Parece que durante mucho tiempo hubiera miedo a decir los vocablos “heavy metal” en televisión. Esperemos que con el Rock Fest la cosa empiece a cambiar. ¡¡Santa Coloma rocks!!
Jordi Tàrrega
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