We Rock cierra porque somos unos zarrapastrosos
We Rock cierra porque alguien le puede sacar más rendimiento al mismo local y lo ha visto claro. De poco sirve que fuese un gran escaparate para bandas de heavy metal o un más que digno espacio para eventos de todo tipo. Si ni la misma escena del heavy se apoya a si misma (ahí están todos esos conciertos de bandas medio vacíos por pura falta de interés) ¿qué esperamos que hagan los empresarios? ¿El gilipollas?
A todo el mundo le sorprende el anuncio del inminente cierre de actividad de la sala madrileña We Rock. Una sala abierta hace tres años y pico, con entrada gratuita, que se convirtió en el núcleo de la movida metalera madrileña desde el primer día. “Desde el Canciller, no has visto nada igual” rezaba la publicidad inicial del local. Y es cierto: Madrid había estado huérfana de un local dedicado con ahínco a este tipo de música desde hace muchos años. Pero también hay que preguntarse porqué. Y porqué ahora volverá a estarlo.
La explicación es que una empresa, los gestores del recientemente clausurado Cafe Berlín, ha comprado el local de We Rock para dedicarlo a reubicar su negocio. El local original de Café Berlín, en Jacometrazo 4, ha sido comprado por una familia india para construir un enorme complejo hotelero en pleno centro de Madrid. Significativo cambio de orientación para el inmueble pero difícilmente sorpresivo dada la falta de activos bien ubicados en el centro de Madrid y lo bien que estos se están cotizando entre grupos inversores de todos los pelajes.
Así pues, We Rock es un daño colateral. Y según se dice los dueños actuales han recibido una oferta irrechazable. Lo cual nos lleva inmediatamente a la otra cuestión: ¿por qué no hay ninguna otra sala en Madrid destinada a acoger rock y heavy metal en el sentido más clásico del término? Y no una sesión puntual, sino algo continuo, trabajado, un local que la gente haga suyo -que es por lo que triunfó We Rock. Pues es sencillo: porque el público heavy es rentable pero solo de un modo marginal. Donde el público heavy quiere una entrada gratis y se queja por el precio de la cerveza, otros entran a los locales con entradas de 15 Euros con una copa sin pestañear. Con suerte, a 12 Euros si tienes suerte de entrar por la lista de algún RRPP. Lo mismo es extrapolable a conciertos y festivales. Donde la gente paga 200 Euros por una entrada del Primavera Sound o el Sonar y nadie se queja ni nadie dice nada, el público heavy se pasa meses quejándose de los precios del Rock Fest, el Resurrection, el Sonisphere cuando se hacía, etc. Nadie da duros a cuatro pesetas y el empresario busca el proyecto más rentable. Nadie va a perder dinero por fidelidad a un estilo musical.
Hemos entrado en una dinámica de quererlo todo gratis o muy barato y debemos recordar que no solo de heavy metal viven los empresarios nocturnos y los promotores de conciertos. Somos una simple gota en un océano, por mucho que nuestro talante victimista y acomplejado nos haga pensar que somos el centro del universo. Mirad la lista de lo más oído en Spotify, en España y en el mundo. Veréis lo que escucha la gente. Intentad encontrar algo de metal.
Somos un género nicho, un género marginal y relegado a un público fiel, convencido y devoto. Pero precisamente por ello debemos ser proteccionistas con lo que amamos y no ser tan revenidos en lo económico. Porque hay otros públicos que pagan, que pagan mucho más por lo mismo que nosotros nos quejamos o damos mil vueltas.
We Rock cierra porque alguien le puede sacar más rendimiento al mismo local y lo ha visto claro. De poco sirve que fuese un gran escaparate para bandas de heavy metal o un más que digno espacio para eventos de todo tipo. Si ni la misma escena del heavy se apoya a si misma (ahí están todos esos conciertos de bandas medio vacíos por pura falta de interés) ¿qué esperamos que hagan los empresarios? ¿El gilipollas?
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