Váyase señor Dokken, váyase
Todos sabemos que la mayoría de reuniones que se han venido sucediendo en los últimos años/lustros están condicionadas por el dinero, en menor o mayor grado. A cuento de qué sino 5 tipos de avanzada edad que no se han dirigido la palabra en 20 o más años deciden juntarse de nuevo, recuperar canciones que probablemente detesten tras tocarlas 14 millones de veces, sonriendo todos juntos delante de una cámara haciendo como si aquí no hubiese pasado nada. En el caso particular de DOKKEN, la cosa clama al cielo
Todos sabemos que la mayoría de reuniones que se han venido sucediendo en los últimos años/lustros están condicionadas por el dinero, en menor o mayor grado. A cuento de qué sino 5 tipos de avanzada edad que no se han dirigido la palabra en 20 o más años deciden juntarse de nuevo, recuperar canciones que probablemente detesten tras tocarlas 14 millones de veces, sonriendo todos juntos delante de una cámara haciendo como si aquí no hubiese pasado nada. En el caso particular de DOKKEN, la cosa clama al cielo. Tras muchos años mareando la perdiz con supuestas reuniones que no llegaron nunca a materializarse, parece ser que esta vez va en serio y alguien con mucho dinero ha logrado sentar sobre una misma mesa a Don Dokken y George Lynch, los Rajoy y Sánchez del Rock’n’Roll. No hace falta especular con la cantidad desorbitada de dinero que ha permitido tal hito, ni siquiera con el hecho de afirmar que ha sido el propio dinero el causante de todo ello, tanto Mick Brown como Don Dokken lo han dejado clarito; La oferta era tan jugosa que no han podido rechazarla. Otra cosa no, pero sinceridad está claro poseen estos señores.
Como acérrimo de la banda, iluso yo, casi que habría preferido que la banda se aferrase a los tan manidos tópicos del tipo “Todavía podemos hacer grandes cosas juntos”, “Nos echábamos de menos” o el no menos clásico “El mundo necesita a los DOKKEN originales”. Sin embargo, los norteamericanos no solo reconocen su afán por el dinero sino que incluso van más allá y afirman -en palabras del propio Mick Brown si mal no recuerdo- que tras 5 minutos de reunión George y Don ya estaban tirándose los trastos a la cabeza y poniendo sobre la palestra de nuevo viejas y eternas rencillas propias de 2 tipos con un odio mutuo y ego que no cabe en todo el estado de California.
Todo ello tendría un pase de ver sobre el escenario a una banda solvente, cohesionada, voraz, competitiva y con ganas de comerse a la audiencia literalmente. No obstante, cobra mayor dramatismo y gravedad cuando lo que se transmite de esos primeros videos que circulan de su actuación en Estados Unidos (programada como show de calentamiento del tour de 6 fechas que harán por Japón) es precisamente todo lo contrario, o por lo menos en lo que concierne a la cacatúa de Don Dokken, ausente en todo momento, a lo suyo y sobretodo, mostrando un estado vocal ATROZ.
Ok, Don nunca fue la alegría de la huerta ni un gran cantante, ni siquiera en sus viejos y gloriosos días, pero no estaría de más mostrar algo de ilusión aunque solo sea para justificar que aquí hay algún aliciente más que el mero hecho de un 1 con muchos 0’s detrás y la marca del dólar.
La banda -George, Mick y Jeff- hace lo más que puede, pero Don Dokken se encarga él solito de estropearlo todo. Podrá encontrar todas las excusas que quiera, pero su voz a día de hoy no sirve ni para hacer playback siquiera. Podría entender que Don sufriese de lo lindo a la hora de atacar los agudos más altos de algunos de sus viejos temas como “Dream Warriors”, tendría un pase pues a fin de cuentas tiene 63 años y no ha llevado una vida muy sana que digamos. Lo que resulta imperdonable es que aún cantando literalmente todos los temas una tercera, quinta y hasta una octava por abajo del registro vocal original de los mismos, ni siquiera pueda con ello y todo quede arruinado y embarullado en un mar gorgoritos, gallos, estridencias, tiembles de voz y apatía máxima. Ni siquiera los coros y armonías de George, Mick o Jeff Pison (quién recordemos es un excelente cantante como quedó documentado en el “One Live Night” de 1995 o en FOREIGNER por ejemplo actualmente) arreglan el desaguisado.
Desconozco (aunque imagino) las causas reales de la situación vocal actual de Don Dokken y por muy condescendiente que pueda ser uno, el resultado final es el que manda y es evidente que DOKKEN a día de hoy -con o sin formación original- no están a la altura del mínimo permitido y exigido a una banda de su trayectoria, legado y caché. Don Dokken ha asegurado que no habrá nada más tras estos 6 shows en Japón, pero visto que cualquier cantidad de dinero sirve para seguir arrastrando su figura y legado por los escenarios como si nada sucediese, poco me extrañaría ver el logo de DOKKEN en algunos de los festivales veraniegos de la próxima temporada. Y si eso sucede, desde aquí os recomendamos ir haciendo acopio de ibuprofeno y tapones para las orejas porque la cosa no parece sino ir a peor.
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