VALORACIÓN DEL AÑO 2003
Otro año más que pasa, nunca mejor dicho lo de que pasa, ya que, como bien intuí a la finalización del irrisorio 2002, estos últimos 365 días han aportado más bien poco a una escena moribunda en cuanto a creatividad. No quisiera, por otra parte, hacer sangre de un estilo musical tan víctima del ostracismo generalizado por la erudita prensa convencional, los síntomas de desgaste que se han constatado en este 2003 no creo que sean patrimonio exclusivo del heavy metal. Dando un fugaz y breve vistazo por las listas de ventas “comerciales”, se denota una falta total de entusiasmo creativo en la música pop(ular), es evidente que la escena ya no busca un relevo para bandas consagradas (y creativas), tampoco aparecen ya voces carismáticas, simplemente impera el resultadismo capitalista descaradamente orientado a los compradores más juveniles. Aunque duela, no creo que el metal (en todas sus variantes y estilos) difiera en demasía de los conceptos explicados, es decir, el objetivo primordial es el beneficio, tanto si el grupo en cuestión sea un abanderado del chill out, como si se debaten en el underground black metalero del norte de Europa. La saturación del power metal de la que tanto se ha hablado en las últimas épocas, es algo ya prolongable a cualquier variante estilística en clave metálica, ¿acaso el death metal no está saturado?, ¿y el thrash metal?…
Siempre se tiende a tachar de épocas oscuras para el género los inicios de la década de los 90, léase el auge del grunge de camisas de cuadros, pero, al menos, aquellos años que derivaron de la euforia de los 80 significaron el nacimiento de bandas que supieron aportar algo de frescura, ANACRUSIS serían un buen ejemplo reinventando un estilo gastadísimo a finales de los 80 como el thrash metal.
Con todo esto, sólo intento justificar un posible estado de desilusión acerca de las inquietudes musicales que ha transmitido el pasado año. Obviamente, se han publicado discos notables durante este periodo, aunque esta aseveración está directamente relacionada a los gustos personales de cada individuo, dudo que haya consenso generalizado para calificar tal o aquel álbum como piedra angular del metal, algo que, por ejemplo, casi todos concebimos con muchos de los lanzamientos publicados en los, al menos, productivos años 80. Sólo con ver el apasionante catálogo de un sello como Limb (por poner un ejemplo evidente), se evidencia con insultante naturalidad la regla por la cual se rige la industria discográfica metálica, “denme cantidad, que no calidad” , un lema aplicable en borracheras nocturnas, pero desilusionante al tratarse de algo teóricamente tan pasional como la música.
No obstante, por otra parte, podríamos decir sin ningún tipo de problemas que, en lo que se refiere a conciertos, nuestro país, por fin, parece haber entrado en el club de los grandes de Europa, bien es cierto que ciudades como Londres o Berlín siempre estarán a la cabeza. España, hoy por hoy, goza de una buena salud en este aspecto, casi todas las giras pasan por una o dos ciudades. Incluso se podría alardear de algún que otro festival con bastante renombre.
Aún así, todo es interpretable, la apariencia no es casi nunca sincera y, el hecho de que IRON MAIDEN sigan llenando pabellones cada mes, no creo que sirva para constatar un hipotético buen estado del heavy metal.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.