Os ofrecemos una versión distinta y personal de lo vivido en uno de los mejores festivales de este verano en nuestro país.

A tenor de los comentarios post-celebración vertidos en las noticias referentes al pasado Sonisphere, parece que muchos de nuestros lectores no nos conocen, o nos conocen bien poco. Bueno, se agradece. Quiere decir que cada vez se suman más acompañantes a nuestro viaje sin retorno. Lo decía porque muchos dudaban que, tras la celebración del festival de Getafe, no íbamos a mostrar nuestro lado crítico por la transparente colaboración que mantenemos con Last Tour International. Eso sí, que tampoco nadie espere un despelleje de forma gratuita a una empresa que invierte tiempo y dinero en montar uno de los festivales más atractivos en nuestro país este verano. Pero vayamos por partes. Teniendo en cuenta que el negocio del heavy metal es eso, un negocio, hecho por y para el disfrute de sus seguidores (como cualquier otra actividad incluida en el sector ocio), que termina formando parte de nuestras vidas, existen diferentes estratos desde que se forja la idea de organizar un festival hasta que éste se lleva a cabo. No voy a derrochar esfuerzos y líneas en explicarlo por el intrilingüis que ello supone, pero todos estaremos de acuerdo en que tanto para lo bueno como para lo malo, los beneficiarios o las víctimas somos nosotros. En resumidas palabras, y siguiendo con el lenguaje empresarial, somos consumidores de un servicio. Y como tales, debemos valorarlo. Y hablo en primera persona por lo que decía al principio. Muchos se olvidan que The Metal Circus no está formado por periodistas que conocen la lengua de Cervantes a nivel académico, y que redactan una crónica o una reseña con la misma frialdad y objetividad que la visita a nuestro país de un ministro de vaya a usted a saber donde. Somos seguidores del heavy metal y estilos colindantes de toda la vida, y también vamos a conciertos y festivales donde pasamos calor y sudamos como guarros, nos dejamos los bolsillos en beber cerveza por doquier y nos tiramos a un colchón en medio de un camping donde sufrimos los berridos sin sentido al amanecer de los mismos de nuestra estirpe. Entre otras cosas más o menos políticamente correctas. La diferencia está en que a veces, no siempre, hablamos con conocimiento de causa, y tratamos de hacer de intermediarios (sobre todo informativo) entre los promotores y vosotros.

Con todo esto no quiero decir que los comentarios en los diferentes foros y webs sobre las carencias del festival no tengan una base de razón. Todo lo contrario. Las quejas se repiten y al menos, servidor, coincide al cien por cien. Pero como esto es un artículo de opinión, daré la mía personal, por si a alguien le interesa, pero de forma breve, pues ya se ha hablado largo y tendido.

Comencemos por el recinto. Poca sombra y mucho polvo. Creo que sin necesidad de extenderme demasiado, ese es el resumen, y estoy casi seguro a sabiendas de la profesionalidad de la organización, que habrán tomado nota de ello y que en ediciones venideras que ojala se celebren, se mejoraran estos aspectos. ¿El precio de las bebidas? Bueno, era de suponer. Y les habla un andaluz que en cuyas ferias provinciales, donde más estiran los precios, se gasta la mitad o menos. Nunca he entendido esa relación de gran ciudad, grandes precios… Ignorancia, supongo. Otras de las quejas fue la falta de agua para refrescar nuestros cuerpos ardientes debido a las altas temperaturas. Y es cierto; hubo un corte de agua durante una hora más o menos en la primera jornada. Pero achaquémoslo a algún problema de abastecimiento esporádico, porque durante todo el festival, los grifos de los cuartos de baños funcionaron, y era nuestro particular oasis en medio del desierto. En cuanto a los grupos y el sonido, creo que fue bastante notable en todas las actuaciones. Aquí es donde también coincide la mayoría. Vayámonos a los exteriores, a la zona de camping. Que todo el espacio de la acampada fuera un pinar y estuviera cubierto de sombras era gloria bendita. Acostumbrados a los auténticos patatales de otros festivales, sin sombra alguna, donde clavar una sola pica de la tienda era una odisea, aquello era un hotel de cinco estrellas. Eso sí, los heavys tenemos la virtud de acumular toneladas de mierda por metro cuadrado con una rapidez inaudita. Señores y señoras, por favor, seamos limpios. Eso sí, la higiene personal con esas infraestructuras, es difícil llevarla a cabo. Me explico de cara a los que no sufrieron en sus carnes la dificultar de pegarse una simple ducha para desprender de nuestros cuerpos serranos esa gran capa de polvo y sudor acumulada. Ocho duchas para miles de personas, sí, eso es un fallo de la organización. Las colas eran tremendas, por esa salvaje y obvia diferencia entre oferta y demanda, y una vez dentro, no hacía falta ser ingeniero de obras públicas para comprobar que los platos duchas estaban montados mal. Si Newton levantara la cabeza, no comprendería como su Ley de la Gravitación Universal puede pasar desapercibida en algo tan simple. Al estar el desagüe en sentido inverso, aquello más que una ducha parecía una mini bañera llena de una mezcla de agua y mugre de difícil calificación. Espero que también en este aspecto la organización tome nota. Sin ánimo de hacerme el listillo, la solución más práctica la he visto en otros festivales. Montar una superficie cerrada llena de duchas y aseos en condiciones y pagar un euro por ello. Si se mantiene limpio y las personas pueden asearse con comodidad, se paga gustosamente.

Cierto es que nos podríamos extender con quejas durante un buen rato. Pero en frío, cuando pasan unos días, lo que más se recuerda es la buena música y los grandes momentos vividos con los amigos que te acompañan, con los que no ves desde hace mucho tiempo, y con los nuevos que haces en estas ocasiones. Y montar tal tinglado para disfrutar de un cartel de buenos grupos, sí, también es de agradecer a la organización. De los grupos hemos hablado en nuestra temprana crónica, pero a nivel personal quiero señalar que con el paso de los años, los seguidores del heavy y del rock agradecen la variedad. Cada vez la amplitud de miras se aprecia más, y por la salud del heavy metal y del rock, y de la música en general, es algo que terminará por hacernos más fuertes. Viejas y nuevas generaciones unidas bajo un mismo sol… ¿Qué hay de malo en ello?

 

Satur Romero (satur@themetalcircus.com)

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Creo que mi compañero Satu ha resumido perfectamente en el primer párrafo de su opinión el pensar y sentir de esta web con respecto a ciertos comentarios y la organización. Así que poco más añadiré al tema, porque sería prácticamente copiar sus palabras, y no es plan.

Así que daré mi opinión sobre todo lo que rodeaba al festival, tanto lo bueno como lo malo. Porque al fin y al cabo, un festival, como todo en esta vida, es el equilibrio entre cosas buenas y malas. En el lado bueno sin duda está el cartel, con mucho peso; en el malo seguro que no son pocas las personas que dirán que sobra tal o cual grupo. Pero en la variedad está el gusto, y este Sonisphere ha sido de lo más variado. Meter en un mismo cartel a Faith No More, Meshuggah, Rammstein, Megadeth, Alice in Chains o Wasp así lo demuestra. Y si a alguien hay un grupo que no le guste pues mejor, que
así tiene tiempo para tomarse algo tranquilamente o descansar un rato.
Porque no nos engañemos, nadie va a ver a todos los grupos a un festival, y
se agradece un momento de relax…

Sigamos con algo malo. El recinto ha sido nombrado por todos, y supongo que se tomará nota al respecto. En pleno Julio, aquel sitio con todo el calor y miles de personas pisando polvo no era el ideal. Yo del corte de agua que habla Satu ni me enteré, ya que bastante liado estaba como para ir a los baños, pero es otro punto negativo. Sombras, las justas, en minicarpas que se llenaban con los grupos, digamos, ‘menos interesantes’. No sé cuantas veces habrá dicho en mi vida que no volvía a un festival por tal o cual razón, pero pasado un año yo me olvido de las cosas negativas y voy directo a ver los grupos. De hecho, a día de hoy, habiendo pasado dos semanas, ya me he olvidado del polvo, y en mi cabeza solo cabe Mike Patton haciendo el loco, el espectáculo visual de Rammstein, la emoción de escuchar a Alice in Chains… y tantos otros conciertos.


Otra cosa negativa, y no precisamente relativa a la organización, es la panda de gilipollas que se suelen juntar en un festival. Minoría, sí, pero siempre la hay. De esos que no van a ver conciertos ni a pasarlo bien, sino a tocar los cojones… tirando un contenedor, por ejemplo. Solo quieren hacerse notar y liarla, y si quieren, lo consiguen. Es algo parecido a internet: hay cuatro gatos que necesitan hacerse notar, y tienen que hacerlo de cualquier manera. El caso es joder y llevar la contraria a los demás. Si
te quejas del recinto, ¿lo mejora el llenarlo de mierda por todas partes? Yo creo que no, llamadme raro.

Sobre el camping tampoco puedo hablar, pues residiendo en las afueras de Madrid no era mi plan ideal acampar. Pero creo que ya ha hablado claramente Satu, y los comentarios generales en ese aspecto han sido bastante positivos, a excepción de las mencionadas duchas. Como digo más arriba, un equilibrio entre cosas buenas y malas.

Respecto a la asistencia de público, se ha dicho que se ha falseado la asistencia, cuando no creo que sea así. Si el segundo día parecía que había mucha más gente, fue simplemente porque fueron desde una hora más temprana, ya que el viernes, hasta que no se fue el sol, no hubo una afluencia clara, mientras que el sábado a las cinco de la tarde aquello empezaba a llenarse. Hay que tener en cuenta que uno de los días era laborable, y que mucha gente no pudo ir allí desde el comienzo de los conciertos.

Y al menos por mi lado, otra cosa positiva, es la foto que ilustra este reportaje. Que uno no tiene todos los días la oportunidad de juntarse con parte del staff de esta web, aunque sea un rato. Yo al menos por mi parte, prefiero quedarme con lo bueno a día de hoy, y que la organización haya tomado parte de las cosas malas dichas en caliente por tantas personas. A mí, mientras me siga llamando el cartel de un festival y tenga medios para  ir, iré.

Varo (varo@themetalcircus.com)

 

 

 

 

 

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