Pero ¿sabéis qué? Como decía el chiste, el gato es mío y me lo follo cuando quiero. No nos importa recibir arañazos ocasionales. Lo que prevalece es que vosotros, el 99% de los lectores que lleváis 12 años enteros confiando en nosotros, estéis bien informados y -a ser posible- antes que con ningún otro medio.

Hace cuestión de unos días, cierta web de una revista nacional hablaba de un «mediomedio». Vaya, un medio que no llega a la categoría de medio. La razón de fondo era una noticia en la que indicábamos que Phil Rudd, el baterista (o no) de AC/DC podría estar fuera de la banda. Las informaciones nos llegaban por dos fuentes fiables, así que decidimos publicar la noticia. A fin de cuentas, Phil no había estado presente en la reciente grabación del nuevo videoclip de la banda en Londres y eso ya era una anomalía lo suficientemente llamativa como para hacer sonar las alarmas. Además, como nos gusta polemizar, decidimos sacar la noticia los primeros y esperar a las confirmaciones oficiales. Confirmaciones oficiales que, generalmente, son estudiadas estrategias empresariales para lograr los resultados deseados. Así que las «confirmaciones oficiales» suelen tener el mismo valor periodístico que el prospecto de un medicamento. Simples textos estudiados y dirigidos a evitar futuras reclamaciones.

¿Puede AC/DC obtener unas ventas igual de espectaculares que las de su anterior trabajo, «Black Ice», con el anuncio formal de que dos de sus miembros clave están ahora fuera de la banda? ¿Pueden obtener unos AC/DC menguados de su formación clásica del «Back in Black» las mismas ventas de entradas en su gira mundial del 2015? Son preguntas de respuesta ambigua, por lo que se impone lo que se conoce como «damage control». O lo que es lo mismo: controlar la información y dosificarla para que los posibles efectos negativos queden minimizados. Pregúntenle a cualquier empresa cotizada en bolsa sobre la estrategia para anunciar cambios en su consejo de administración, o a cualquier gobierno sobre el anuncio de medidas arriesgadas. Se hacen en viernes por la tarde y con los mercados de valores cerrados. Por algo será.

La cuestión es que en The Metal Circus hemos hecho de la polémica y la controversia nuestro santo y seña. Se llama The Metal Circus por algo. La diferencia es que solemos estar bastante bien informados. Es obvio que un titular como «Triste realidad: Malcolm Young sufre demencia y Angus Young planea retirar el uniforme de colegial» motiva muchos más clicks y visitas que «Malcolm Young pierde la memoria». Lo que a muchos se les escapa es que The Metal Circus no vive de las visitas. El concepto de que una web de Heavy Metal se financia por las visitas a sus banners de publicidad demuestra infinito desconocimiento sobre la realidad. Las campañas se cierran con los anunciantes a un precio x, sin más. Que haya 10.000 visitas diarias o 12.000 no influye lo más mínimo en nuestros resultados económicos. El precio es cerrado. Tan solo aumenta o reduce nuestra influencia como medio, que es lo más importante y lo que más réditos da. La confianza de promotores, discográficas, bandas y demás agentes del negocio, así como del grueso de los lectores no tiene precio.

La mayoría de medios de nuestro país son, sin ánimo de ofender, simples re-emisores de notas de prensa, anclados en el viejo esquema de noticias-crónicas de conciertos-reseñas de discos-entrevistas. Cualquier atisbo de opinión afilada que pueda enfadar a lectores (los heavies no tienen precisamente demasiado sentido de la crítica o la auto-crítica, ya ni hablemos del humor) o anunciantes es inmediatamente descartada. El resultado suele ser el aburrido panorama mediático que el rock tiene en nuestro país. ¿Cuando fue la última vez que leísteis una crítica real a algo o alguien? Posiblemente hace mucho tiempo. Y por eso un concepto tan seguro y conservador como Rock FM triunfa actualmente. Al menos hay una emisora de rock, que ya es mucho.

Que The Metal Circus ponga el dedo en la llaga es visto con recelo, tanto por los lectores acostumbrados al concepto estéril habitual que opera en los medios de toda la vida como por algunos agentes implicados en el negocio. Nos han querido vetar la entrada a salas de conciertos por una pregunta en una entrevista a una banda, precisamente sobre un tema tan importante como si se habían vendido más entradas de las legalmente permitidas en uno de sus conciertos en España, por poner un ejemplo muy simple. Por no hablar de empresas o bandas que prefieren no anunciarse en nuestro medio porque no les reímos las gracias.

Pero ¿sabéis qué? Como decía el chiste, el gato es mío y me lo follo cuando quiero. No nos importa recibir arañazos ocasionales. Lo que prevalece es que vosotros, el 99% de los lectores que lleváis 12 años enteros confiando en nosotros, estéis bien informados y -a ser posible- antes que con ningún otro medio. Si en alguna ocasión erramos el tiro, lo sentimos. Pero tenemos una lista interminable de informaciones lícitas y adelantadas (y otra también interminable de confidencias que hemos guardado bajo llave para preservar la credibilidad y en ocasiones la integridad de las fuentes) publicadas en nuestra página. A los que confiáis en nosotros, muchas gracias. A los que seguís pensando que somos un «medio medio», os enviamos un beso y un abrazo. Y os deseamos suerte.