La XIV edición del Resurrection Fest fue un auténtico éxito, como viene siendo habitual año tras año, pero más todavía. Analizamos algunos puntos positivos y negativos que se dieron cita los pasados días 3, 4, 5 y 6 de Julio en el festival gallego.

El festival, celebrado en la localidad lucense de Viveiro, es de los mejor valorados por el público de nuestro país. El Resurrection Fest se ha ganado la fama de cuidar al máximo los detalles y de intentar mimar en todo lo posible a los asistentes, que año tras año abarrotan la explanada situada en el noroeste peninsular. Pero está claro que no todo está al alcance de tus manos y, por supuesto, que nadie es perfecto, así que también en este año se hallan detalles que siguen sin colmar las expectativas. A continuación un resumen de lo mejor y peor del Resurrection Fest 2019.

Lo mejor del Resurrection Fest 2019:

  • No se puede empezar por otra cosa que no sea el espectacular cartel de esta edición, donde el hecho de juntar nombres como Slipknot o Parkway Drive -probablemente los grupos más deseados- se podía considerar un auténtico éxito. Si a esto se le suma el último concierto en España de Slayer, o la vuelta a un festival español de Lamb Of God después de 6 años, chapó.
Slipknot Resurrection Fest

Slipknot (Foto: Juan Sanz)

  • El apoyo a las bandas nacionales emergentes siempre ha sido algo en lo que el Resu ha sido un referente en lo que a festivales de gran formato se refiere. No hay año que ganen legiones de fans al menos un par bandas estatales que se descubren en el Resurrection Fest, lo que evidencia que el intentar poner el primera línea a grupos con todavía poca repercusión (pero de gran nivel muchos de ellos) vale la pena. Algunos ejemplos de este 2019 (entre otros) han sido Trallery, Vhädelmar, Strikeback o Childrain.
Strikeback Resu 2019

Strikeback (Foto: Iria López)

  • La ubicación del festival es su cabeza de cartel año tras año: zonas verdes, playas, rutas de senderismo, miradores con grandes vistas, una gastronomía de diez, lugareños encantadores… Viveiro es un paraje natural impresionante del que se sirve el evento para atraer a más aficionados.
  • El ambiente sigue siendo de lo más sano y agradable que puedes encontrar tanto en el propio recinto como en las zonas de de los campings y, por supuesto, en las calles. El buen rollo reina entre diferentes acentos y tribus urbanas.
ambiente Resu 2019

Resurrection Fest 2019 (Foto: Paco García)

  • La organización ha estado de diez. Esta vez en especial por su impecable solvencia a la hora de resolver los incidentes causados por la infernal tormenta sufrida el jueves poco antes del concierto de Slayer. Pese a que la incertidumbre y el nerviosismo azotó a buena parte de los fans que allí se encontraban, las medidas tomadas desde arriba con mensajes que instaban a la calma -ya fuera mediante posts en redes sociales o avisos en las propias pantallas del recinto- hizo que todo volviera a la normalidad.
  • A pesar de la gran cantidad de gente (más de 100.000 personas en los 4 días) la sensación de que tanto en las barras como en los baños había menos colapso que los en las ediciones de 2017 y 2018 era notable. La masificación descontrolada del día de Rammstein no se repitió con Slipknot, aunque hubo una gran cantidad de gente en ambas jornadas. Se transitaba con mucha más tranquilidad, sosiego y sin necesidad de estar 15 minutos para pedir un simple botellín de agua.
Público Resu 2019

Resurrection Fest 2019 (Foto: Paco García)

  • A sabiendas de la escasa oferta hotelera cercana a Viveiro, la organización del Resurrection Fest intenta poner cada vez más opciones a nivel de camping como con Resucamp, Beachcamp, Glamping y las zonas gratuitas de gran aforo habituales. Es de agradecer que cada uno tenga una opción dependiendo de sus gustos y sus capacidades económicas.

Lo peor del Resurrection Fest 2019:

  • El sonido pecó de regular en algunas actuaciones. Con respecto a las actuaciones del Main Stage muchos se quejaron del bajo volumen de algún grupo, como Slipknot, Gojira o While She Sleeps. Lo del Ritual Stage ya es otro cantar, ya que lo difícil es que algo suene como debería. Este problema viene siendo habitual desde hace varios años, y en esta edición le toco a bandas como Bury Tomorrow o Cradle Of Filth, que sonaban bien solo cuando al viento le apetecía.
Bury Tomorrow Resu 2019

Bury Tomorrow (Foto: Juan Sanz)

  • La relación calidad/precio del Pandemonium sigue siendo bastante cuestionable. Cuenta con una barra de bebida y comida, unos baños y un balcón –de aforo limitadísimo- por 200 €. Algún tipo de bonificación más para los que se hacen con este servicio podría ser un aliciente más, porque con el paso del tiempo esta zona ha perdido ese toque de exclusividad con la gran cantidad de público que se halla en el Pandemonium.
  • Al hilo de lo anterior, la zona de prensa tampoco se puede decir que esté de lo más cuidada. Qué menos que unas taquillas para poder guardar portátiles, tablets o cámaras de fotos dentro de la propia sala. Es un poco complicado llevar objetos de valor si sabes que vas a tener que cargar con ellos diariamente, porque hay que tener mucha valentía para dejarlos en tu tienda de campaña. La amplia cantidad de gente del Pandemonium que tiene al alcance de su mano entrar en la zona de prensa genera que los acreditados no las tengan consigo para dejar nada de valor. A la vista está que ciertos «medios» han metido a gente de la zona citada para coger Monster de la famosa nevera de este emplazamiento, una tarea que se ha complicado mucho en las últimas ediciones.
  • La Warm-Up Party contó con 16.000 personas que se congregaron este año para la jornada encabezada por Kvelertak (4.000 más que en 2018), y son demasiadas para un Ritual Stage que, tal y como está situado en el recinto, no permite ver y disfrutar los conciertos tanto como nos gustaría con esa multitud pululando por el interior del lugar. Habría que darle una vuelta a este formato.
Kvelertak Resurrection Fest 2019 warm-up

Kvelertak (Foto: José Antonio Fernández)

  • La opción B en cuanto a comodidad respecto a la oferta hotelera/Airbnb -la del Glamping- también falta por acabar de pulirse: este año las quejas por las duchas fueron constantes.

Solo falta esperar 11 meses para volver a disfrutar de otros cuatro días de ensueño (será los días 1, 2, 3 y 4 de julio de 2020) con una XV edición de la que el público está deseando conocer los cabezas de cartel que recojan el testigo de Slipknot, Parkway Drive y compañía. Mientras tenga el éxito que ha tenido este 2019, le irá bien al Resurrection Fest, que cada año se supera.

Jano Carbia