Sí, Megadeth telonea a Five Fingers Death Punch, y es normal
Recientemente se ha desatado la polémica alrededor de la próxima gira europea de F.F.D.P., en la que tendrán de teloneros nada más y nada menos que a Megadeth, El rumor, que llevaba tiempo circulando por las redes, ha hecho saltar no solo a los fans acérrimos de la banda, sino a todos los seguidores del heavy metal más purista y ochentero, que se han tomado el anuncio como una transgresión a la jerarquía del género.
Mientras escribo estas palabras, el año 2019 está dando sus últimos coletazos, y el panorama en la escena musical es el siguiente. Las bandas clásicas, esos gigantes capaces de llenar un estadio y que en plena era digital te venden un millón de discos, se están comenzando a retirar, y el consenso es que cuándo la última de estas bandas cuelgue las guitarras, el rock duro y el heavy metal difícilmente volverán a alcanzar unos niveles tan altos de notoriedad. Ante esta obviedad, la escena se ha dividido en tres sectores: los puristas, los puristas nostálgicos y los dispuestos a pasar página.
Los puristas serían todos esos muchachos que pese a que muy probablemente nacieran en los 90, consideran que no se ha hecho un buen disco de heavy metal desde los ’80, y que todo lo que vino después no alcanzó notoriedad por no ser tan bueno (el power metal, el black metal, el death metal.etc.), mientras que lo que si logró estar en lo más alto, cometió felonías tan graves contra el género que no debería considerarse como tal (hablamos por supuesto del nu-metal, el metalcore y el metal industrial).
Te dirán que apuestan firmemente en la escena local, aunque realmente solo querrán promocionar a su propia banda, que en muchas ocasiones caerá en el C.I.M.P.P., como Iron Maiden pero peor, porqué realmente quieren recrear algo que creen que se ha perdido. Francamente, para el estado de salud de un género, creo que es muy preocupante que en pleno año 2019 haya chavales de 20 años que escriban reviews del ‘Powerslave’ o del ‘British Steel’, como si a estas alturas no se hubiera dicho todo lo que se puede decir de estos discos.
Los puristas nostálgicos serían los padres de los puristas, o en su defecto, sus primos o hermanos mayores. En muchos casos si que vieron a sus ídolos en sus años dorados, mientras que su madurez los encontró con la formación original disuelta, sacando malos trabajos y siendo eclipsados por artistas que, teniendo un sonido similar, no lograban transmitir las mismas cosas. Con cierta edad cada vez cuesta más ir a conciertos y cuesta escuchar con los mismos oídos a una nueva propuesta musical, y es comprensible que prefieran apartarse del circuito salvo para ver a las bandas de siempre. Hablando en plata, son de esas personas que preferirán ver a un tributo a AC/DC o Led Zeppelin a darles una oportunidad a Airbourne o Greta Van Fleet.
Finalmente tenemos a todos los seguidores dispuestos a pasar página. Son gente de la misma quinta que los puristas, y muy probablemente escuchen a las mismas bandas y tampoco se pierdan un concierto de gira de despedida de un titán, pero son conscientes de que para que la música evolucione, ha de sonar distinta. Son un grupo de jóvenes que se han enganchado a este renacimiento del metal más clásico que ha habido en los 2010 de la mano de bandas como Sabaton, Powerwolf, Ghost o Battle Beast, y su devoción hacia las mismas solo ha ido en aumento al verlas en directo.
Son los mismos que odiaron a Slipknot o a Avenged Sevenfold en su adolescencia por creer que eran un ejercicio comercial para adolescentes, pero que ahora pueden aproximarse y disfrutar de una forma más madura de su música y de sus espectaculares directos. Son los que se van a gastar el dinero en merchandising y discos del grupo, porqué a todo el mundo le gusta Megadeth, pero la camiseta que me compré en 2011 aún aguanta, y su nuevo trabajo no vale la pena, que Dave Mustaine no puede cantar y desde el ‘Youthanasia’ que no hacen nada bueno.
Y ahí está la clave: en el dinero
Ya se vivió una situación muy similar a esta en 2016, cuándo se anunció que los teloneros de la gira europea de Sabaton iban a ser Accept. Los puristas y los puristas nostálgicos se llevaron las manos a la cabeza. Aquello era algo peor que una maña decisión empresarial, era un insulto. ¿Cómo podía una banda que sacó su primer trabajo en 2005 estar por encima de una leyenda? Por el contrario, los seguidores dispuestos a pasar página pensaron: “Genial, me espera una noche fantástica de heavy metal”, compraron sus entradas e hicieron un poco más ricas a las dos bandas, que pudieron tocar en recintos más grandes y ante más gente de lo que habrían conseguido actuando por separado.
Como ya he dicho, poderoso caballero es Don Dinero, y no tiene porqué ser algo necesariamente malo. Como he dicho, es muy posible que los otros seguidores no hubieran ido a ver a Accept, porqué son de la opinión de que sin Udo ya no valen nada, no querrán ver un concierto poblado principalmente de temas del nuevo trabajo, que por cierto, ni compraran ni escucharán, y los más mayores probablemente prefieran ver a Princess of the Dawn, el tributo a Accept en el que toca su cuñado y que harán un set en el que tocarán entero el ‘Metal Heart’. Compara eso con el fan de Sabaton que no se ha perdido ni uno de sus conciertos y que está sediento de nuevo material. Por cosas así, las bandas más jóvenes tienen más tirada.
Y ahora vayamos al tema que nos ocupa: F.F.D.P. teniendo a Megadeth de teloneros. Nadie, ni siquiera el mismo Zoltan Bathory, duda de que la banda californiana sea una leyenda y una institución en el heavy metal, del mismo modo que Jokim Brodén de Sabaton reconocía estar aterrorizado ante la idea de salir al escenario después de “Balls to the Wall”. Sin embargo, toca ser objetivos con Megadeth, que, si bien levantaron la cabeza con un trabajo tan excelente como ‘Dystopia’, llevan años siendo acusados de hacer unos shows sobrios y breves. Además, si uno observa sus últimas visitas a nuestro país, se encontrará con que llevan desde 2010 sin actuar en el mismo con show propio, viniendo desde entonces abriendo para bandas más grandes o al amparo de un festival.
En la otra mano tenemos a unos 5FPD que han crecido mucho desde que abrieran para Avenged Sevenfold en el Olímpic de Badalona. Aunque se han prodigado poco por nuestro país (de hecho en la actual gira europea no se ha anunciado ninguna fecha española), han actuado con solvencia en el Download y el Resurrection, y cuándo han hospedado conciertos propios, han llenado aforos tan elevados como los del WiZink o el Sant Jordi Club. Sus fans son jóvenes, los han descubierto haciendo grandes shows y quieren más. Quizás su principal baza en contra es que tienen un sonido muy cercano al metalcore de los 2000, un género que no casa muy bien con los fans del thrash metal más clásico.
Vistas estas circunstancias, no debería sorprender a nadie que Five Finger Death Punch. vaya a estar por encima de Megadeth, y de hecho la principal sorpresa debería ser que lo americanos actúen en primer lugar, estando Dave Mustaine convaleciente de un cáncer de garganta. Más allá de esto, creo que es el momento de que los fans más puristas hagan un ejercicio de autocrítica y piensen porqué la situación es la que es. Las bandas no beben de la fuente de la eterna juventud, y es normal que su calidad en directo no sea la misma que hace 30 años, pero si sus propios seguidores se olvidan de ella, ¿cómo no esperar que bandas más jóvenes y hambrientas se les coman el terreno? Slayer no recuperó el caché que tuviera en su día hasta que anunció su gira de despedida y montó un cartel de lujo. ¿Hemos de llegar a este punto? ¿Y después qué? ¿Preferiremos ir a ver a The Mechanix, el mejor tributo a Megadeth de Albacete a unos F.F.D.P. en plena forma y con una producción espectacular?
Finalmente, solo quiero recalcar que Venom y Metallica ya tuvieron una historia similar en los ’80, cuándo en menos de 4 años se intercambiaron los roles de cabeza de cartel y telonero, Blind Guardian llevó a Grave Digger, una banda sin la que ellos jamás hubieran existido, de gira como teloneros, haciéndolos llegar más allá del público europeo, y hasta Kiss estuvo por debajo de Iron Maiden en el Monsters of Rock del 1988, año en que la doncella atravesaba su mejor época y en que los americanos pasaban días oscuros. Al fin y al cabo, la música es circunstancial y todo es un negocio, y si una banda pierde su capacidad de atraer gente y hacer dinero, es normal que se le bride a otra una posición más beneficiosa. Es una confusa espiral de estados de forma, decisiones del sello discográfico y, en definitiva, de capacidad de atraer la atención de Don Dinero.
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