Y es que no es oro todo lo que reluce... Aquí una pequeña reflexión al respecto

Es un hecho que hoy en día la información de todo tipo corre como la pólvora por internet. Casi ni nos enteramos, pero hay un continuo goteo de noticias variopintas que mucha gente no llega siquiera a asimilar. En muchos casos, simplemente se queda con un titular, sin importarle lo más mínimo el contenido. Ocurre con todo tipo de escritos, ya sean reportajes, entrevistas, opiniones… y lo que es peor, en todo tipo de ámbitos. La sociedad es totalmente manipulable, y lo podemos ver cada día en telediarios y portales con sus noticias: exactamente la misma cosa es contada de distinta manera por dos medios distintos, y dependiendo de quién lo lea, lo entiende a su manera, tal como quiere. En otras palabras: muchos toman la noticia de la manera más afín a sus ideas y pensamientos, sin más.

En el ámbito musical la cosa no difiere en exceso. Muchos idolatran a sus músicos favoritos, sobre todo en la adolescencia, y siguen a pies juntillas cualquier cosa que digan los miembros de las bandas con las que tanta pasión siguen. Si entramos en terrenos de mentes perturbadas, tenemos casos de asesinatos que decían seguir los mensajes que daban las letras de algunos grupos. Pero hoy en día no es sólo eso, tenemos acceso a declaraciones de decenas de miles de artistas cada día en perfiles públicos. Puede que esos seguidores no entiendan del todo con lo que supuestamente están de acuerdo, incluso que en realidad no les guste, pero eso da una idea de lo fácilmente que se puede convencer a un sector social… y extrapolarlo a otros ámbitos.

Buena parte de la sociedad actual (y las generaciones venideras) no tienen ese punto de desconfianza y escepticismo necesario muchas veces a la hora de asimilar información. No digo que haya que desconfiar de todo, pero hay cosas y “cosas”, y parece que algunos no entiendan (ni quieran entender) la diferencia entre  realidad y sarcasmo/sátira/ironía/caricatura y derivados. Hay que tener cuidado.

Otra cosa que hace muchísimo daño es la palabra “OFICIAL”. Muchos sitios, aparte de oficiales, son profesionales, y se nota. Se nota sobre todo a la larga, cuando los esfuerzos dan los frutos merecidos y deseados. Gente que se pasa horas detrás de sus webs, facebooks twitters y cualquier plataforma de comunicación, informando sobre novedades, manteniendo actualizada su información casi al instante, y sobre todo, interactuando con sus seguidores. Eso siempre es un punto a su favor. Los hay que se lo curran, y son muy buenos.

Otros son oficiales pero distan mucho de ser lo que se debe entender por profesionales (sin querer faltar para nada al respecto); y con los avances que tenemos a la orden del día, no cuesta nada. Si quieres, puedes. El aparentar serlo, además, se convierte en un arma de doble filo. Más que nada para que te tomen todo lo serio que quieres ser tomado. Una buena gramática y ortografía es un buen punto de partida. Se le puede añadir que el dicho “una imagen vale más que mil palabras” no siempre se cumple. A veces una nota explicativa de una imagen dice mucho más; y si la complementa, es cuando se consigue acercar al primer caso citado más arriba.

Por último, está el grupo más peligroso: los que no tienen nada de oficial, pero sí tienen la palabra. Yo mismo puedo crear mañana un perfil “Pepito Oficial” en cualquier red social, sin ser yo Pepito ni tener ninguna relación con él. Verter opiniones de todo tipo ahí, pensamientos e ideales propios, y que la gente las lea; y de ahí ganarme ciertas enemistades. O hacer mal uso del lenguaje, o mil cosas negativas, todas para mal. Y de esos casos hay unos cuantos: gente que lo hace sin mala intención (pero que termina cagándola), otros que lo hacen de manera premeditada  para ensuciar un nombre (o intentarlo, que la envidia sumada al aburrimiento y tiempo libres es muy mala), incluso algunos que lo hacen a modo sátira o sarcasmo (como lo que intentaba hacer ver en un párrafo anterior)… y algunos pobres ingenuos lo entienden como algo veraz. ¿Demasiada inocencia? Eso… o lo expuesto anteriormente: cada uno asume lo más cercano a lo que está dentro de su cabeza. Basta que tengas algo en contra de cierto asunto para que si te dan un argumento falso sobre él, lo asumas como verdadero y te encargues de hacerlo ver a los demás. Las famosas cadenas sin fin.

Todo eso se puede aplicar a varios aspectos relacionados con la música, no exclusivamente a los grupos. Medios (como este mismo), agencias de management o contratación, promotores, fotógrafos, productores… son muchas las personas que de una u otra manera están relacionadas con este mundillo. Ahora vuelvo a usar el verbo extrapolar, y lo llevamos a terrenos fuera de la música, fuera de la cultura y fuera de nuestros círculos. Un twitter o facebook con el título que sea y la palabra oficial puede hacer bastante más daño del que creemos a la imagen de ciertos sectores. Otros se lo hacen ellos mismos, y no necesitan de mentiras… porque bastante tienen con lo suyo.

Da que pensar, y mucho. Internet nos pone todo en bandeja, en la palma de la mano de cada usuario. Y ahí es donde cada uno elige la manera de cogerlo y entenderlo, residiendo ahí el verdadero peligro.

Así se entiende en la situación de alineación y engaño en la que se encuentra buena parte de nuestros iguales. No es tan complicado contrastar información, opiniones, y dar con la verdad; no absoluta, pero al menos sin que esté manipulada. Si nos dejamos engañar en ámbitos que resultan ser tan insustanciales al lado de otros… mal vamos. Reflexionemos y pensemos dos (o más veces) antes de proclamar falsos testimonios y que se extiendan en un mundo que cada día más se parece a Matrix.