«La escena»: una historia de menosprecio
En todos los años que llevo en la música han ido surgiendo temas que me llaman la atención. Hoy vengo a hablaros de un fenómeno al cual he querido bautizar como "menosprecio nacional" para que nadie se pierda. Un término fácil de entender pero difícil de digerir para los que estamos en el otro lado de la historia.
Os explico como veo la situación. Para mí la música en este aspecto funciona como una balanza. Por parte de los músicos que realmente queremos luchar por esto es nuestro deber dejarnos la piel para que el público esté más que satisfecho con lo que ve y escucha. Es decir, intentamos dar lo mejor de nosotros mismos para cargar esa balanza. Lo ideal sería que el público fuera cargando la otra parte de la balanza para que el artista viera que más o menos pesan las dos partes igual y tuviera las razones suficientes para levantarse cada día con toda la fuerza del mundo para seguir cargando su parte de esa balanza. Pero desgraciadamente no es así en más ocasiones de las que nos gustaría.
Este análisis por supuesto estoy aplicándolo en todo momento a lo que os he comentado al principio del «menosprecio nacional». Es una realidad que para mucha gente lo de fuera vale más que lo de dentro y esta forma de pensar resta peso a la balanza del público, lo que va haciendo que cada día se hunda más la parte del artista y llega a ser muchas veces insostenible.
Te propongo contestar a un par de preguntas muy fáciles. Según tú… ¿Cuál es la banda más grande (a nivel reconocimiento) de rock o metal de nuestro país? ¿Cuántas personas suele meter en los conciertos? ¿Cuántos años tiene esa banda? Posiblemente la respuesta que tengas en la cabeza no sea muy esperanzadora para las nuevas generaciones de bandas nacionales.
Y como todo, esto es la pescadilla que se muerde la cola. Cuando no nos parezca cara la entrada de un concierto para ver a un artista nacional, elijamos ver a ese artista en un festival y no lo tachemos de nuestra lista por el hecho de que hay otros internacionales tocando, intentemos regatear en su puesto de merchandise o simplemente demos la oportunidad de oírle… estaremos sumando peso a esa balanza tan importante de la que os hablo y ayudando a que esas bandas no tiren la toalla.
Como con todo lo que os comparto, es un sentimiento personal. Cada persona vive esto de una manera y, por supuesto, hay personas que valoran y respetan al artista independientemente de su «denominación de origen”, pero no puedo evitar compartir esta sensación que a veces apaga la ilusión de cualquiera.
Dicho esto y para finalizar… os aseguro que hay calidad y mucha. Hay bandas que se merecen estar muchísimo más arriba de lo que están. De hecho aprovecho la ocasión para compartiros algunas de mis favoritas: Killus, Morphium, Somas Cure, Vita Imana, Walking With Wolves, Mind Driller, Ankor, Bolu2 Death… Escribidme y decidme que os han parecido.
Solo necesitamos abrir un poco la mente.
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