Recién finalizada la presente edición del Resurrection Fest en Galicia, el festival se ha visto envuelto en una nube de polvo que ha llevado su nombre a todos los grandes portales de noticias musicales internacionales; lamentablemente por los motivos equivocados, dado su excelente trabajo a nivel organizativo. Como la mayoría sabréis, puesto que la noticia ha estado propagándose como una plaga por las redes sociales durante estos últimos días, la polémica ha saltado debido a que tanto Bring Me The Horizon como Volbeat, dos de las bandas con más peso en el cartel de este 2016, colocaron sendos carteles por las zonas internas del festival con fotos de los rostros de sus integrantes a modo de «aviso» para el personal de seguridad del evento. Dichos carteles indicaban que, pese a que ninguno de ellos portaría pulsera ni credencial de acceso, no sólo debían dejarlos entrar a cualquier rincón del recinto sino también con total libertad de compañía.

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Como era de esperar, las reacciones a semejante expresión de soberbia y egocentrismo no tardaron, puesto que no le faltó tiempo a Brian Baker, guitarrista de Bad Religion, para colgar la imagen del cartel en su perfil de Instagram declarando que los iba a parar cada vez que se los cruzase para decirles lo mucho que apestaban. Cuando los integrantes de BMTH vieron la publicación, decidieron contestar de una forma extremadamente madura, con comentarios tales como que se habían cruzado varias veces y (Brian) no había movido ni una pestaña, que en tal caso le habría preguntado por qué llevan como banda desde antes que Cristo y aun así tocan antes que ellos o que tienen cosas más importantes por las que preocuparse, como su pensión o morir de frío.

Evidentemente los de Sheffield no se quedaron sin respuesta de las leyendas del punk. Bentley les hizo ver que no se habían enterado de qué iba el asunto, diciendo que habían mandado la cuestión del comentario inicial «por encima de la portería, fuera del estadio y directa a la ionosfera, donde se mantendría fría y durmiente durante varios centenares de años». El propio Baker desarrolló el comentario de su compañero de una forma mucho más clara, explicándoles que ni siquiera sabía si la música de BMTH era buena o mala, que no se trataba de eso, sino de que los consideraba personas deleznables por ser tan arrogantes y engreídos como para hacer que todo el dispositivo de seguridad de un festival en el que tocan treinta bandas por día memorice sus caras para evitarles la «indignidad» de llevar credenciales.

En el especialmente lamentable caso de Volbeat esta no fue la única sobrada que protagonizaron, puesto que cuando les tocó bajarse del escenario decidieron saltarse los horarios del festival y alargar su show dos canciones más de las permitidas, solapándose el final de su actuación con el puntual inicio de la de Brujería en el escenario localizado justo enfrente, ya que ellos sí estaban respetando el horario (que por lo general en todo el festival se cumplió a rajatabla con una eficiencia admirable) y no estaban dispuestos a recortar su actuación por la soberbia de Poulsen y compañía. En esta disputa la respuesta fue mucho más visual por parte de la banda ofendida, puesto que el supergrupo de grind subió directamente a su página de Facebook un dibujo en el que aparecían propinándoles una paliza e «insultándoles» (de manera terriblemente heteropatriarcal) llamándolos «maricones» y ensalzado, por el contrario, al bando «greñudo».

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Dejando de lado las respuestas que consideremos más o menos apropiadas, lo que está claro es que, lamentablemente, no parece ser algo poco habitual el hecho de que a ciertas «rockstars» se les olviden demasiadas cosas. En primer lugar, se les olvida que están trabajando, y que en cualquier trabajo hay que seguir unas normas, porque para eso están en un entorno laboral y no en un patio de recreo en el que todo el mundo debe seguirles el juego. Los protocolos de seguridad y los horarios tienen un motivo, especialmente en eventos tan masivos y de difícil organización como un Resurrection Fest, y no por ser los más chulos del barrio va a tener que girar todo un equipo de cientos de personas (a cargo de varias decenas de bandas) alrededor de su culo. Porque también se les olvida que a la gente que trabaja allí les importa tres pepinos su careto, porque para eso están trabajando, para hacerlo todo de la forma más eficiente posible y no para alimentar los sueños megalómanos de unas pseudo-celebridades.

En último lugar, se les olvida que si están en ese supuesto estrellato, con sus backstages-oasis como decía Baker en su fulminante comentario de Instagram, es gracias al público. Un público que no es ajeno a estas patochadas y que evidentemente va a dañar la imagen de la banda mediante el rechazo a ese tipo de actitudes, especialmente en el caso de unos BMTH que tienen una amplia colección de incidentes vomitivos, incluyendo temas especialmente graves como el asalto sexual de su frontman a una fan de la banda en 2007 ante su negativa de practicar sexo con él. Otro claro (y mucho más crudo y repulsivo) ejemplo de su auto-consideración como dioses del Olimpo a los que nadie puede detener o decir que no.