Van Halen, hablarán de ti
Recuerdo una tarde de un noviembre plomizo sentado con mi abuelo, que en paz descanse, viendo pasar a la gente que iba a dejar flores a sus seres fallecidos al camposanto del pueblo. Nunca olvidaré cómo mi abuelo, sin conmoverse lo más mínimo, me dijo en un susurro: Ya podían haberles dado las flores cuando estaban vivos...
Desde hace ya mucho, las redes sociales son como esos familiares que nunca estuvieron ahí, como esas personas que no hicieron más que poner las cosas difíciles a todo el mundo o como esos colegas bastardos que en tu espalda se alegraban de tus miserias pero en tu cara te encomiaban buscando en ellos mismos una especie de auto indulgencia. Cuando muere un artista, esto de las redes sociales empieza a parecerse al velatorio de un pueblo, lleno de gente mayor que se pasa solo para enterarse de quien ha cruzado las puertas del cielo y alabar lo buena persona que era.
Recuerdo a principios de los 90, cuando un servidor contaba con tan solo diez años de edad, ir al colegio con el walkman y una cinta de casete del “1984” de Van Halen. Me acuerdo como muchos compañeros e incluso algunos profesores me preguntaban qué era lo que estaba escuchando;
– Van Halen, respondía yo… Y nunca olvidaré la respuesta:
– Es que los grupos que escucha este chaval no los conoce ni dios.
Ayer, con la triste noticia de la muerte de un total revolucionario e innovador genio de la guitarra como el gran Eddie Van Halen, todos llenábamos las redes de algo que no eran las basuras de siempre o las sinrazones entre unos y otros, como muchas veces pasa en la cloaca de miserias y desencuentros. Eso es lo que consigue la música, una profesión en la actualidad denostada, aplastada y enterrada hasta el subsuelo.
La emocionante escena de la conversación del saxofonista Charlie Parker y su amigo en la inolvidable película de Clint Eastwood, Bird, lo explica todo:
La gente recuerda más a los mártires…Hablarán de ti cuando estés muerto, Bird. Mucho más que ahora. Te hundirán como suelen hundir a la gente y luego hablarán de ti.
Todas estas pérdidas musicales llevan al fin de una era, y en los diez próximos años no quedará ni uno de los artistas “leyenda”. Simple, pero rotundo.
Ya lo escribí cuando nos dejó David Bowie: Estará muy bien recordar, cuando les llegue su hora, a todos esos artistas cuyas canciones son inmortales, y llenar nuestras redes sociales con los temas que nos han marcado o significaron y significan algo especial para nosotros. Sería una injusticia no hacerlo.
Pero más que entristecernos de que los artistas, por causas naturales, nos empiecen a dejar, hagámoslo por algo peor que no se suele recordar: La falta de apoyo a los nuevos talentos, al desarrollo de la música como forma artística, el cierre y la «muerte» de locales de música en directo, la música considerada y asumida como algo gratuito donde no se valora el esfuerzo, el cierre de estudios de grabación (ver Sonic Highways), ir a conciertos de bandas y ver siempre al mismo público…
Como dijo Steve Lukather (Toto) «Estamos en un McWorld rodeados de McMusic». No nos preocupemos tanto porque los grandes artistas se empiecen a morir, es «Ley de vida». Preocupémonos más porque vuestros hijos no tendrán a futuros David Bowies, Lemmys, BB Kings, Freddie Mercuries o Van Halens que un día hicieron este mundo mucho mejor gracias a su talento, y donde la gente soñó, gracias a sus canciones, que otro mundo mejor era posible.
Los grandes artistas del futuro siguen ahí, perdidos en los rincones de las ciudades esperando su oportunidad. De todos depende abrazar la derrota, o que las generaciones venideras crezcan en un «McMusic» o en un mundo donde el arte les ayude a desarrollarse como seres humanos.
Lloremos a Eddie ,sí, pero aprendamos de todo lo que nos enseñó y dejó Van Halen y sonriamos a un nuevo futuro.
RIP Eddie Van Halen. Gracias por todo, maestro.
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