La que se lió con lo del capitolio, y especialmente en el mundillo del metal porque, como ya os habréis enterado, entre los asaltantes estaba Jon Schaffer: fundador, líder y guitarrista de la banda de power/thrash de Tampa Iced Earth.

En la foto que salió se puede ver a Jon bastante cabreado, como si no hubiese desayunado fibra, señalando con el dedo amenazante dentro del Capitolio y con un spray anti osos.

A nadie pillaría por sorpresa que Jon Schaffer es un tipo rancio, de derechas, posiblemente racista y seguramente redneck. Pero verle ahí dándolo todo por su país (o contra su país, ni él lo sabe) es otro asunto. La gente en redes sociales no tardó en comenzar la carnicería poniéndole a parir, diciendo que no van a escuchar más Iced Earth y algunos aseguraban haber roto los CDs y vinilos.

Una turba exaltada pedía que saliesen el resto de compañeros a pedir disculpas (incluido Hansi Kürsch). Parece que vivimos en unos tiempos en los que hay que pedir disculpas y excusarse por todo, incluso por causas ajenas. Si algún día uno de los músicos con los que he trabajado o alguien de mi banda asalta el Congreso de los Diputados de manera violenta, no esperéis mis disculpas.

Creo que ya somos mayorcitos para saber distinguir entre al artista y la persona, porque si nos ponemos tiquismiquis y encendemos el aspersor de mierda podemos encontrarnos con que muchos de nuestros músicos favoritos no son los mejores ejemplos como personas.

Una de mis bandas favoritas, Manowar, ha estado siempre en el punto de mira por machismo y más recientemente por un escándalo de tenencia de material pedófilo por parte de su ya ex-guitarrista Karl Logan. Pero este incluso es peccata minuta con otros conocidos casos de pederastia como Dave Holland (ex-Judas Priest), Ian Watkins (Lostprohets) que intentó violar un bebé de un año, Pete Townshend (The Who) o incluso Jimmy Page (Led Zepelin) que mantuvo relaciones con menores de 14 años y su banda montó una fiesta con una chica de 17 años y un pez -que no voy a explicar-. Del machismo de Manowar podemos pasar al de Mötley Crüe y prácticamente toda la escena del hair metal angelino de los ’80 y muchas otras bandas de rock and roll como AC/DC o Kiss.

La homofobia también ha estado presente en algunas bandas que mantenían estrecha relación con grupos supremacistas. Recuerdo a Jon Nödtveidt de Dissection por ejemplo, que asesinó a un homosexual, igual que hizo Faust de Emperor. Aquella escena escandinava estaba llena de auténticos monstruos racistas y homófobos -y lo sigue estando, capitaneada por el infame Varg Vikernes, que ya pagó su deuda con la justicia por el asesinato de Euronymous y que se prodiga en su canal de YouTube, el cual reconozco que he visto en más de una ocasión, pero no voy a pedir disculpas por ello-. Y qué decir del country redneck americano… eso es otra liga.

¿Debemos dejar de escuchar también Metallica porque James Hetfield caza osos? ¿Y a Iron Maiden? Muchos dicen que Bruce Dickinson es de derechas, y me la refanfinfla. Pero ojo, todo esto lo estoy enfocando desde un prisma de izquierdas. Tal vez, amigo lector, seas de derechas y lo que te ofende es Kreator, Su Ta Gar o S.A. entre otros muchos por sus mensajes antisistema.

Yo seguiré escuchando Iced Earth aunque me caiga mal Schaffer, igual que otros escuchan Pantera, Lynyrd Skynyrd o Ted Nugent, porque si no al final nos quedará solo la BSO de los Teletubies y Heavysaurus.

Jevo