Si dejan de venir grandes bandas es culpa de todos
Había rumores desde hace un par de días con comentarios en redes sociales, pero como se dice de todo por ahí hasta ahora tampoco le había hecho demasiado caso a colación de otros precedentes de palabrería vacía de barra de bar como en el caso de Barcelona Rock Fest, al que se le echan encima continuamente pero continúa trabajando y se llevará a cabo por todo lo alto en las fechas anunciadas. Sin embargo, en este caso ha habido una confirmación oficial.
Metal Paradise ha anunciado que se cancela su edición de 2022 y claro, me he encontrado que me tengo que comer el vuelo de ida y vuelta que compré hace menos de un mes (que no es precisamente barato si se tiene en cuenta la afluencia turística de la Costa del Sol). Me ha dado rabia, como es normal, pero me ha hecho pensar en casos parecidos que están haciendo que la escena del metal se esté yendo, poco a poco, al garete en España. Y es culpa de todos.
Culpa de la gente
El gran motivo de que se haya cancelado Metal Paradise 2022 es por vuestra culpa. Y puede sonar pretencioso decirlo desde aquí, pero si la organización lleva a cabo un evento y las entradas no se venden, su consecución es inviable. Parece que la realización de festivales es casi un derecho de la gente en su respectiva región, pero el hecho de que hasta ahora hubiera un número más pequeño de eventos de este tipo es por algo. Es porque la demanda es la que es.
Si se hubieran vendido los diez mil y pico tickets que caben en ese espectacular recinto -porque, todo sea dicho, Marenostrum Castle Park es probablemente el lugar más mágico entre los que se organizaba un festival de metal en España-, esto no hubiera pasado. Los costes se hubieran pagado gracias a la venta de entradas y con el posterior consumo del público durante el Metal Paradise, pero no.
Es obvio que si el cartel de un festival no gusta, no es una cuestión de pagar por pagar para que se sigan haciendo conciertos de esta clase, pero el problema existente desde la pandemia va por otro lado: el público pasa de comprar entradas anticipadas. Y eso es la pescadilla que se come la cola. Porque si no hay anticipadas, los promotores por un lado no cuentan con el dinero necesario para pagar adelantos o costes previos y por otro desde distintos puntos se valora la opción de cancelar a pesar de una pérdida de dinero (si llevar a cabo un festival me cuesta 10 y al no hacerlo pierdo solo 5, elijo la segunda opción). Y de aquí una de las reflexiones que hay que tener en mente: la empresa que organiza un festival no lo hace por amor al arte, lo hace como un proyecto de ganancias económicas. Puede aplicarle más amor a la hora de organizarlo, pero el objetivo es el que es.
Culpa de los promotores
Pero no vamos a cargar toda esta culpa sobre vosotros, los fans. En España hay un problema desde hace tiempo. La masificación de festivales es algo que, dadas las condiciones climatológicas de nuestra geografía se ha expandido a lo largo de los últimos años. La burbuja se ha ido inflando e inflando, y parece que empieza a explotar con el ejemplo que nos atañe hoy.
Por supuesto, es bonito que nazcan festivales como Metal Paradise, pero si la demanda en Fuengirola es la que es hoy día y en este momento es muy complicado contar con que la gente compre anticipadas, quizás un festival así no era la mejor idea (a la vista está). Está claro que hay que jugársela y quien no arriesga ni gana, pero aquí en España está sucediendo algo que no pasa en otros países de Europa: la lucha entre promotores infla los cachés de los grupos, y eso es lo que genera que los precios de las entradas sea más caro que el que podría tener un evento similar en Italia o Portugal, por mencionar otros dos países cercanos.
Esto es uno de los puntos claves de lo que pasa en los últimos tiempos en España. Buena parte de las giras de metal que pasan por España son deficitarias puesto que, para cubrir esos sobrecostes por cachés demasiado altos de muchos de los grupos se requiere que el “break” de entradas vendidas para no perder dinero efectuando el bolo sea muy alto -a veces muy cercano al sold out-.
¿Es necesario montar conciertos más grandes de lo que pueden ser a nivel de ventas? A lo mejor ese es uno de los dilemas que habría que analizar. Si un artista mete X personas en un recinto, calcula en función a eso para hacer su show, porque sino el dineral que te vas a gastar es una locura, el grupo luego puede ver su recinto con bastantes espacios vacíos y no termine convencido de lo que ha sucedido en su espectáculo en España. Cuidado con esto, porque si un grupo toca en una sala o pabellón, no va a querer regresar a un sitio más pequeño (y por menos dinero), y eso deriva en que, si no es viable, su presencia en peligre a posteriori (salvo que se vuelva a hacer un evento deficitario, lo que no es bueno para quien lo organiza, como es obvio). La coherencia es la base para que todo funcione al fin y al cabo.
Culpa de la actualidad
Y, para finalizar, hay que tener en cuenta lo que añade Metal Paradise en su comunicado y que afecta tanto a festivales como a nosotros mismos en la vida cotidiana: el aumento de los costes. Nos ha subido de una manera desproporcionada el precio de la luz, de la gasolina… pues en referencia a la producción de un festival, los costes también se han incrementado.
Esto dificulta (más) la situación puesto que si el tema de las anticipadas involuciona para obtener dinero con el que financiar tu proyecto, el aumento de los precios para reunir todo lo necesario para que se celebre un festival termina por echar abajo las previsiones económicas positivas para la organización.
¿Cuál es la solución? No lo sé, sino no estaría escribiendo este artículo. ¿Dejará de haber festivales en España? No lo creo, al menos pienso que quedarán los que mejor se sepan gestionar. En unos años, cuando los músicos de las bandas que ejercen como grandes cabezas de cartel en eventos de masas vayan muriendo porque sus edades no son precisamente jóvenes y es ley de vida, llegará el problema de ver quién es el Metallica, System Of A Down, Kiss, Ozzy Osbourne o Iron Maiden capaz de llenar un gran recinto.
No obstante, a ese problema ya nos enfrentaremos cuando suceda. Ahora, lidiemos con esto. Si decides no comprar entradas anticipadas porque no te fías, lo que es más probable que pase es que el evento se cancele, así que si hay un concierto al que quieres ir, compra tu entrada. No hay covid que sirva a día de hoy como excusa. Si acabas esperando al último momento, la probabilidad de que suceda esto es grande. En mano de todos está que los grupos sigan viniendo a España.
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