FNMSi digo que la reunión de Faith No More en 2009 fue uno de los mayores acontecimientos musicales de la década pasada, algunos me llamaréis exagerado, pero antes de hacerlo os invito a reflexionar sobre cuántas bandas conocéis con un desarrollo discográfico, un abanico compositivo, una esencia musical y una influencia equiparables la del conjunto de San Francisco… y no elemento por elemento, sino estando todos presentes y con la fuerza que tienen en esta banda. Difícil, ¿verdad? Por este motivo, tenerlos una vez más sobre un escenario después de más de diez años sin hacerlo como tales ilusionaba a todos aquellos que consideraban que quizá el momento no sólo fuese adecuado para una gira, sino para un nuevo trabajo de estudio.

Con 20 millones de copias vendidas de tan sólo seis álbumes, todo un hito para una banda tan experimental e inquieta como los americanos, el éxito del conjunto es indudable, coronándose con el tiempo como una de las bandas de rock y metal más importantes de la década de los noventa. Trabajando sin prisa pero sin pausa, la séptima obra se ha cocido a fuego lento durante esta última etapa, y estará lista para su lanzamiento en 2015, diecisiete años después de su ruptura. Ante semejante abismo temporal y teniendo todos los focos apuntando hacia ellos, nos hacemos la pregunta de si Faith No More serán capaces de llevar su carrera a otro nivel una vez más.

Hace aproximadamente un mes, el primer adelanto de esa séptima obra veía la luz. «Motherfucker» fue el single elegido de un tracklist que todavía desconocemos, y causó las reacciones tan dispares que debería provocar una banda como FNM. Con tan sólo tres minutos y medio de duración y un desarrollo totalmente plano y predecible, la canción hace alarde de un verso desconcertante y un aire de simplicidad absolutamente mordaz, destinado a polarizar las posiciones de sus seguidores… y esto no es más que el claro signo de que FNM no han perdido lo que los hacía ser grandes: el no condicionarse a nada, el buscar ante todo sorprender a sus oyentes de las maneras más variadas e inesperadas posibles.

Dustin Rabin Photography, Faith No More, FNM, Dustin RabinPartiendo de la base de que no hay dos discos iguales de Faith No More, aquellos que esperasen alguna continuación de cualquiera de sus predecesores se verán volcados a la frustración, por tener una idea que choca frontalmente con los principios de este conjunto. Demonios, si es bien sabido que hasta dentro de un mismo álbum son capaces de llevarnos por terrenos musicales tan distantes entre ellos como Móstoles y Canberra, ¿cómo íbamos a pensar que querrían repetir fórmula? Y lo mejor de todo esto es que, aunque el formato sea distinto, la esencia de la banda sigue presente en cada nota y cada ritmo. Porque no son una banda que haga refritos, son una banda con una personalidad tan fuerte que puede tomar distintas formas sin dejar de ser ella misma. Para colmo, Patton sigue brillante en un estribillo que es la definición de earworm, siendo probablemente uno de los más pegadizos que hayamos escuchado en todo el año. A la pregunta «¿Qué más se puede pedir?» creo que la única respuesta posible es… «¡El resto del disco!».