¿Está muerto el heavy metal en España?
¿Está muerto el heavy metal en España? La falta de infraestructura, el declive de la escena emergente y la fragmentación del sector amenazan el futuro del género.
El heavy metal nunca ha sido el género musical más popular en España. Pese a su auge social y cultural en los 80 y esa instalación en la cultura pop a partir de los 2000’s como parte del imaginario colectivo lejos de marginalidades, lo cierto es que como género musical siempre ha acusado una enorme falta de infraestructura en nuestro país.
Un declive acelerado en los últimos años
Mucha de esa poca infraestructura ha ido cayendo o desinflándose progresivamente en los últimos cinco años, especialmente tras el parón de la pandemia. Si era difícil tener un grupo de metal emergente en España, ahora es directamente misión imposible.
Agencias, medios, promotoras, discográficas y otros actores de la industria de nicho del rock duro y el heavy metalestán ahora más diluidos, capilarizados y fragmentados que nunca. Incluso la escena festivalera, la única que aún mueve grandes cantidades de público y dinero, no tiene un actor fuerte y hegemónico. Muchos festivales medianoscompiten por un trozo de un pastel que, a su vez, se reduce un poco más cada año.
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Público Viña Rock (Foto: Daniel Cruz)
Los números no engañan
Mañana, cuando salgan a la venta las entradas de AC/DC en Madrid, todos nos congratularemos del poderío del rocken nuestro país. Pero, en el fondo, 140.000 personas (la cantidad que congregó AC/DC el año pasado en Sevilla en dos noches) no son nada en un país de casi 49 millones de habitantes. El 0,28% de la población. Esas 140.000 personasson las que están dispuestas a pagar 150€ por la entrada de un concierto de rock duro de una banda legendaria.
Mientras tanto, la escena emergente agoniza en salas de pequeño aforo que ni consiguen llenar, y los grupos nacionales, otrora líderes de la escena, se encuentran con una de cal y una de arena continuamente según la ciudad en la que tocan y el día de la semana.
Si tenemos en cuenta el tirón de los festivales y en base a los aforos reales con los que trabaja cada cita, el poder de convocatoria entre todos no supera las 100.000 personas. Entre todos. Sumados. Por mucho que cada uno venda sus cifras espectaculares en un momento u otro sumando la asistencia de cada día.
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Público Viña Rock (Foto: Daniel Cruz)
Falta de escena
Pero bajemos al barro. Un nuevo disco de una banda potente (Avantasia, Nightwish, etc.) puede vender quizá dos mil copias en el mejor de los casos. Las revistas clásicas del género pueden vender entre 500 y 1300 copias mensuales. Esa es la dimensión real de todo.
Si bien hubo un momento “dulce” hace relativamente poco, ese momento dulce se ha acabado. Hace diez años parecía viable crear una escena nueva con cierto éxito: Angelus Apatrida triunfaban con Century Media, ’77 fichaban por el mismo sello, Crisix emergían y recuperábamos la ilusión en bandas jóvenes que mantuviesen el género a flote.
Incluso los sellos de autoediciones como Maldito Records generaban referencias continuamente, fruto de un movimiento de bandas que, con más o menos suerte, probaban a presentarle su música al mundo.
Hoy en día, el volumen de lanzamientos autoeditados de bandas de heavy metal ha bajado sustancialmente. Las oportunidades para tocar en salas, habitualmente llenas de tributos, y la falta de altavoces donde presentar su música hacen que las bandas claudiquen o decidan rebajar sus expectativas de ser escuchados.
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Público de Rise Of The Northstar en Barcelona
Una industria fragmentada y con menos impacto
En general, en España faltan infraestructuras alrededor del rock duro y el heavy metal. La capilaridad de medios, discográficas, promotores y agencias puede ser un síntoma de salud del género, pero no en nuestro caso.
Esa capilaridad, división, enfrentamiento y competencia han hecho que, por ende, la fuerza colectiva sea mucho menor. El público, el que queda, soliviantado por los precios de los conciertos, decide cada vez más con el cerebro y menos con el corazón. No se puede ir a todo, no se puede comprar todo.
Un futuro incierto para el heavy metal en España
Es necesario que en algún momento pueda emerger una estructura multidisciplinar, que aúne todos los ámbitos (discográfico, mediático, de directo) para que esto siga funcionando a un nivel digno.
No sucederá porque el dinero, claramente, no está en el rock duro y el metal hoy en día. Pero aquello que rinde teóricos beneficios (la música en directo) no se reinvierte ni en un ecosistema creativo ni en fomentar la difusión del género. Se suele emplear para sobrepagar a unas y otras bandas para poder asegurar el mejor cartel.
Mientras, todo lo demás languidece, aunque entre junio y julio pensemos que todo va viento en popa.
En cuestión de diez años, la caída ha sido espectacular. En diez años más, una vez desaparezcan los grandes del géneroque aún sustentan parcialmente todo en pie gracias a las grandes cabeceras en festivales o tocando en grandes estadios, esto está muerto.
Sabe mal decirlo, pero la relevancia de la música que amamos está en horas bajas. Hace falta reinventarse.
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