No os voy a contar todo el proceso mental que me llevó a comprar dos revistas relacionadas con el rock, heavy metal y estilos periféricos (llamémosla X e Y) a las 9 de la mañana mientras esperaba el autobús que me llevaría de vuelta a casa donde mi ansiado catre me requería con los brazos abiertos después de una soberana juerga, porque ni yo mismo lo sé. Es posible que la zozobra posterior tras ingerir más alcohol de la cuenta fuera la causa. Es posible. No quiero decir por ello que en mi vida haya soltado pesetas, y ahora euros, en estas publicaciones, es más, tengo en una estantería cientos de números de distintas revistas que se han ido amontonando a lo largo del tiempo, más que de libros incluso. Algo que no dice muchas cosas buenas de mí. Internet es relativamente joven en este aspecto, y antes, servidor, y con toda seguridad todos los que estáis leyendo esto, hallaba en estas revistas una de las fuentes de información, porque los programas de radio…en fin… o se ponían en horarios tardíos y para nada flexibles (¡cuantas veces me habré quedado dormido en clase por escuchar a El Pirata¡), o eran solo de índole local como mucho. Supongo que los que habitáis en ciudades más grandes habréis tenido, o tendréis, más oportunidades en el campo radiofónico. Y ya no hablemos de la información metálica a través de la televisión….

Pero
como iba diciendo, mientras leía estas revistas mi cabecita se inundó de una
serie de deducciones. Totalmente subjetivas, claro. Supongo que es debido a
los actuales ataques que ha tenido TheMetalCircus mediante comentarios con ningún
tipo de respeto por decirlo de un modo suave. No voy a incidir en este tema,
porque nuestro compañero JaviMetal en otro artículo de opinión reflejó perfectamente
la postura de esta casa en dichos casos. Este artículo de opinión va enfocado
desde otro prisma. A ver…quiero que quede claro desde un principio, todo
redactor/a que trabaje en una revista, página web, magazine… tienen mi
ABSOLUTO respeto, y por muy pobre que llegue a ser su aportación, el hecho de
enfrentarse a algo tan aparentemente simple como abrir una página Word y expresar
con sus palabras, mejor o peor, su libre opinión sobre un grupo, un disco, un
concierto, o sobre el color de las bragas de Cristina Scabbia, tiene su mérito.
No es nada fácil, os lo aseguro. Todo esto viene, porque como casi todo ser
humano, uno tiende a comparar. Claro está que las revistas y similares tienen
un contra muy a tener en cuenta: el espacio. No digamos, ya puestos, las cortas
franjas temporales (y más si es mensual) para entregar artículos para su publicación
y envío a la imprenta, además de múltiples dificultades que a buen seguro que
nuestro Sergi Ramos, que trabaja en una de las más importantes y leídas del
país, podría explicar mejor.

Pues bueno, a lo que iba. Como en múltiples ocasiones, abro la revista de marras
y ¿qué me encuentro?. Hay donde elegir, desde críticas donde se chupan el espacio
en enumerar el line-up y demás características técnicas (estudio de grabación,
flores para un productor que lo conocen en su casa…¡cómo si eso fuera
lo más importante¡), hasta crónicas con una sola y sosa foto que incluso pone
en duda, debido a su deficiente calidad y tamaño, que miembro del grupo (o de
los grupos que han actuado) es. Y bueno, entrevistas con preguntas comodín en
su mayoría, sin ninguna chicha…. Repito, es la realidad y mi modo de verlo,
no dudo en ningún momento las ganas que ponen los distintos equipos de estos
medios en hacerlo lo mejor posible, y, dicho sea de paso, en muchas ocasiones,
hay múltiples motivos o circunstancias, ya sean personales, temporales, climatológicas
o vaya usted a saber, que evitan realizar un escrito y su material acompañante
de la forma más eficaz y profesional posible. Ya sabemos que el sumatorio de
ojos, cabeza, extremidades, músculos, etc, etc….tienen como resultado
una persona, y ellos (los de los otros medios me refiero) también tienen sus
fallos al igual que nosotros. No nos consideramos ni mejores ni peores. Errar
es de humanos dice el refrán, y no pretendo ofender a nadie ni echar por alto
el trabajo de nadie, y mucho
menos “comparar” en el más estricto sentido de la palabra. Pero,
permítanme el atrevimiento, no quiero ni pensar los comentarios agresivos que
se hubieran recibido si fallos como los que por ejemplo leo en la revista X,
“…Mike Portnoy, guitarrista de DREAM THEATER…” (¡Cuántos
años he vivido engañado, Dios¡), se hubieran publicado en TheMetalCircus. Recalco,
todo el mundo se equivoca, y muchas veces extrapolamos y tergiversamos a nuestro
antojo la opinión y datos que nos facilita un redactor/a. Que no es otra cosa
que la opinión de una persona. En fin, en resumen y visto de un modo global,
me he gastado 4,95 € por un lado y 5,95 € por el otro. ¿Merece la
pena? Pues sí. Con sus fallos, sus errores, con páginas (y más páginas) repletas
de propaganda para incluir en mi móvil la melodía del “¡qué pasa Neng!”
incluido (que no digo yo que no sean necesarias para la financiación de la publicación
en sí), ha habido momentos interesantes, informativos e incluso curiosos. Llevar
adelante una revista no tiene que ser nada sencillo, de eso estoy seguro.

Pero mi mente se bifurca hacia lo que ofrece Internet, más concretamente lo
que ofrece TheMetalCircus. Las críticas son más desarrolladas, hay más fotos
en las crónicas de conciertos, noticias de actualidad de forma casi inmediata,
reportajes amplios, entrevistas a grupos o personajes no habituales, retrocríticas
kilométricas que no suelen aparecer en otros portales, foro, etc, etc. ¿Su precio?
Es gratis. Y encima no tienes que ir al kiosco. Desde casa, plin, plan, www.themetalcircus.com,
y punto. A cualquier hora del día o de la noche. Y además tienes la ocasión
de hacer uso libre de tus palabras dejándolas escrita a modo comentario. Claro
que las ventajas que nos presenta Internet son incomparables a las de las revistas,
modus operandi ecológico incluido, para que nos vamos a engañar. Pero amigos
míos, el trabajo para su contenido se asemeja. Y aquí es donde quería llegar.
¿Creéis que porque no cobramos hacemos esta Web a la ligera y sin ningún tipo
de seriedad?¿Por puro entretenimiento? ¿En nuestros ratos libres? Hago estas
preguntas porque llega a ser incomprensible que se reciban tantos comentarios
con toda la mala leche existente sobre algún que otro dato que nos hallamos
dejado atrás, sobre el orden de un tema del set-list de un concierto que, según
vosotros, tenemos que sabernos al milímetro, sobre como se escribe el apellido
de tal bajista (¿una “n”? ¡No!, ¡se escribe con dos!) o sobre cualquier memez
de semejante calibre. ¡Como si fuéramos máquinas engrasadas por técnicos venidos
de otra galaxia al poseer una tecnología superior a la del planeta Tierra!

Los comentarios…..Tristemente, en gran parte de las ocasiones, no se
hacen USO de ellos, se hace ABUSO. Y si se permiten comentarios en crónicas,
noticias, entrevistas, además de las que ya se podían escribir en las reseñas…¡Más
abuso! Internet tiene sus cosas buenas. El problema está en que se puede tirar
la piedra y esconder la mano al mismo tiempo, no lo segundo después de lo primero
y por supuesto con ningún tipo de riesgo. No estamos pidiendo que nos dediquen
alabanzas y oraciones, ni que lo que opinemos sobre un grupo, concierto
o disco sea compartido de forma indiscutible y unánime, ni que intentéis apreciar
lo que hacemos poniendo una foto nuestra en vuestra mesita de noche, es más,
ni siquiera que les caigamos bien. Simplemente que nos respeten, no ya como
redactores, sino como seres humanos que dedican varias horas del día a esto.
Digo yo que poca posibilidad hay de arremeter de forma ingrata contra los redactores
de una revista incluso después de haber gastado dinero en ella; y muchos menos
demostrar, no sé el qué, (y ego-engrandar el trasero) al respetable de la sapiencia
metálica de Cátedra que se ha ingerido y posee. A lo sumo puedes enviar una
carta por correo convencional o electrónico, y dependiendo del nivel de irritación
implícito en su contenido y de la política de la revista sobre la publicación
de éstas, la mayoría de las veces a) se tira al contenedor de basura (40%),
b) se tira a la papelera (50 %, está más cerca que a)), c) se publica omitiendo
varias “cosillas” (8 %, a nadie le gusta echarse pestes sobre sí
mismo), o, finalmente d) se publica tal cual (2%). ¿Suena a Inquisición, verdad?
Es injusto, pero es así. Aquí no, os dejamos que os expreséis libres como el
viento. La verdad es que a los comentarios desagradables les dedicamos el mismo
nivel de atención que las revistas a las cartas asesinas, lo que ocurre que
en esta Web se queda reflejada para los demás lectores perturbando el orden
(o eso piensan) de sosiego y cybercomunicación limpia, y es que claro…
el afán de protagonismo que cree adquirir el autor de dichas palabras sangrientas,
es todo un caramelo…Todo el mundo quiere sus 15 minutos de gloria cuanto
antes mejor.

No creo que se opte por impedir que escribáis vuestros comentarios. Básicamente
por dos premisas. Una de ellas es que aunque algunos intenten dejarnos en vergüenza
de cara a la galería (mi pregunta es: ¿por qué?), dormimos todas las noches
igual de tranquilos y reposados, con los mismos sueños húmedos, e incluso las
horas debidas. Y la otra y más importante, es porque ahí fuera hay gente que
no merecen la prohibición del uso de sus palabras. Personas que con total lógica,
con comprensión y con RESPETO, hacen que sus comentarios formen parte de TheMetalCircus
como si de otro artículo con 20 horas de trabajo encima se tratara, e incluso
de buenas ganas se les permite que nos exijan mejorar hasta el infinito todos
los días del año. Y solo, por una persona así, todo esto merece la pena.

¿Los “otros”? (flash back: “tocapelotas”), rescato la pregunta al no comprender
dichos ataques: ¿Por qué?. Ahora es el momento de escribir vuestros comentarios
a ver si lográis sacarnos de dudas, porque no encontramos una respuesta racional.
Bien me gustaría, y lo digo con total y llana sinceridad, que cada vez que pusieran
(mala) intención en escribir un comentario despreciable hacia nuestras personas,
le descontaran 4,95 € de sus bolsillos y les llegara a su casa una revista en
la que no tienen otro remedio que tragarse sus opiniones respecto a quién firma
los artículos hablándole a la pared. Y si puede ser con algunos euros extras
como gastos de envío….¡Mejor!

Satur Romero