EL CULTO A LA MUSICA
Desde que la tecnología digital se implantase definitivamente en el mercado musical hace ya unos cuantos años, las grandes multinacionales del sector no han parado de bombardearnos con nuevos inventos, artilugios, formatos o soportes digitales capaces de desbancar en utilidad y comodidad a los ya existentes.
Del vinilo pasamos al cassette, del cassette pasamos al Cd y del Cd pasaremos al Dvd. Todas éstas han sido transiciones lógicas, algunas más bruscas y otras menos bruscas, que siempre han buscado una mejora en la calidad y la fidelidad del formato que iba a servir de standard en el mercado musical.
Hasta ahí la tecnología digital se podría decir que ha jugado a nuestro favor dándonos la posibilidad de poder disfrutar de todas las ventajas, obvias todas ellas, que poseen el Cd o el Dvd respecto al vinilo o el cassette, formatos muy limitados en todos los aspectos y cuyos contras son infinitos; Recorte de frecuencias, desgaste físico, desmagnetización, incomodidad, rebobinado, tamaño, reducida dinámica, ruidos no deseados, corta vida… Aún así, siempre existirán los puristas que vendrán con aquel rollo de que el heavy metal suena mejor en un vinilo, algo que desde un punto de vista teórico (y sí, práctico también) es completamente inadmisible. Otra cosa bien distinta es que ciertos individuos confundan nostalgia, freakismo y coleccionismo con realidad sonora, algo que se suele dar muy a menudo. Sí que es cierto que algunos discos grabados en su día para ser reproducidos con un tocadiscos, en sus posteriores remasterizaciones en Cd suenan francamente mal, pero eso no significa que el vinilo sea mejor que el Cd, que no lo es, sino que simplemente se ha hecho un mal trabajo a la hora de remasterizar. Aún así entiendo que exista gente que goce y convierta en un ritual el hecho de sacar el vinilo de su funda, colocarlo en la bandeja y pasarle por encima la aguja, pero confundir toda esa liturgia con la realidad, que es bien sencilla y se basa en las mejoras del Cd respecto al vinilo, es un grave error. Luego los hay que directamente les gusta escuchar la música con ruido, con la peor calidad posible y en los peores equipos de música, pero con esos ya no hay nada que hacer, sí así se sienten más heavies y auténticos enhorabuena. De cualquier forma, estoy abierto a discutir sobre las ventajas y desventajas de ambos formatos en lo referente a aspectos aquí no tratados, pero hay cosas que no admiten réplica alguna.
Sin embargo, la implantación y proliferación de toda esta tecnología digital también ha traído desgracias, más para la industria en sí que para el consumidor, quién es el único beneficiado de todo este tinglado. Las grabadoras de Cd daban la posibilidad de hacerse con una réplica exacta del producto adquirido en la tienda sin obtener una pérdida de calidad abrumadora, algo que sí sucedía en los cambios de formato de Cd a cassette de antaño. Mucha gente tiende ha comparar la piratería de "antes" con la de "ahora", y eso no es del todo acertado. Hace 10 años, evidentemente podías hacerte una copia en cassette de cualquier Cd pero la pérdida de calidad era más que evidente y eso llevaba a hacerse con un ejemplar original en Cd tarde o temprano. Sin embargo, hoy en día eso ya no sucede porque con una grabadora de Cd’s podemos obtener una réplica exacta en cuanto a calidad se refiere. En otras palabras, mi vecina, una señorita muy respetable ella, hace 10 años se habría comprado el Cd de TAKE THAT para poderlo escuchar bien en su minicadena, hoy en día, le basta con pedirle a su hermano que le haga una copia en Cd o lo que es más sencillo, comprarle el Cd pirateado al primer chino que encuentre. Hay que entender que este fetichismo que existe dentro del heavy metal, más antes que ahora, por obtener una copia original, ojear una y mil veces las portadas, leerse las letras, los créditos y todo eso, no se da en muchos otros estilos musicales, y si bien antes no suponía un problema, hoy en día sí. Pregúntenle ustedes a mi suegra si cambiaría toda su colección de Cd’s copiados de Luís Miguel por el equivalente en Cd’s originales, o lo que es lo mismo; obtener el mismo producto por 2 euros en vez de los 200 que le costaría en el mercado comprándolos todos de primera mano, la respuesta es más que evidente, no. Si ya de por sí, las grabadoras de Cd fueron dañinas para la industria musical (Y no me refiero a las grandes multinacionales que compensaban sus pérdidas fabricando grabadoras y Cd’s vírgenes), no lo han sido menos los formatos de compresión tales como el mp3. Y con esto llegamos a donde yo quería ir a parar.
Actualmente se está dando un caso que, dejando de lado su repercusión económica, está matando a la música entendida como una faceta más del arte y la creatividad. Es muy normal, sobretodo entre la gente de menor edad, amontonar toneladas y toneladas de discos en mp3 la gran mayoría de los cuales nunca van a ser escuchados detenidamente más allá de la primera o segunda escucha. La música, como casi todo, se ha convertido en un elemento para ser digerido en cantidades masivas, y esto, se quiera o no, influye directamente en la cultura musical de la gente. Más de uno pensará, ¿Porqué debo darle yo 10 escuchas a este disco si aquel otro o aquellos 43.565 más que tengo me entran a la primera? Quizá debido en parte a esta mentalidad, que no me cabe la menor duda, es la que impera hoy en día, tengamos en lo más alto de las listas de ventas los grupos que tenemos.
La gran mayoría de gente no quiere hacer un esfuerzo por dedicarle horas a escuchar diversos estilos musicales o grupos de un mismo estilo y suple esas carencias culturales atiborrándose de horas y horas en foros de internet almacenando datos, nombres, fechas y apellidos de grupos cuya música en su vida ha escuchado. Hace años, cuando nada de lo que hemos comentado en los últimos párrafos existía, la gente apreciaba más la música por el mero hecho de que era más complicado acceder a ella. Para poder comprar un Cd o vinilo original, uno tenía que ahorrar bastantes pagas semanales (O en su defecto intentar timar a la pobre abuela con alguna nota escolar ficticia), lo que convertía al Cd en sí, o mejor dicho, a la música que éste contenía, en algo bastante preciado y codiciado. De hecho, recuerdo gastarme 2.500 de las antiguas pesetas en Cd’s que si necesitaban de 3.456 escuchas para poder entrar por mis oídos, pues se las daba; Había que amortizar el dinero desembolsado. Hoy sin embargo, lo que triunfa es todo lo contrario, música fácilmente digerible, de usar y tirar y de fácil digestión, y esto es tan aplicable al heavy metal como a cualquier otra música de carácter popular.
A cada cual le ha tocado vivir su época, y está claro que si yo hubiese nacido 10 años más tarde probablemente estaría haciendo lo mismo que critico en estas líneas. Lo único que debería prevalecer en la mente de los aludidos es que detrás de cada disco, hay horas, días, meses e incluso años de trabajo, y que para poder llegar a apreciar todo eso, hay que analizar detenidamente lo que se oye. Ya sé que tener 437.994 discos en mp3 parece a primera vista muy atractivo, ¿Pero de qué sirve si los has conseguido todos dejando el modem echando humo durante 30 noches seguidas? Luego, la inmensa mayoría de esos discos se quedan almacenando polvo en alguna bobina de esas de 50 que tan baratas resultan de adquirir.
Mucha gente tira del argumento de que los Cd’s son muy caros, ¿Y acaso no lo eran hace 10 años o más? Que yo sepa, una novedad sigue rondando las 2.500 pesetas, o lo que es lo mismo, 15 euros, de hecho estoy harto de ver novedades a 12, 13 y 14 euros que vienen en lujosos digipacks, con tropocientos bonus tracks, Dvd de regalo y unos libretos de 38 páginas curradísimos… Y resulta que son más baratos de lo que valían las mismas novedades hace 12 años. La piratería no es más que una excusa para justificar el uso y abuso de internet como fuente de aprovisionamiento de material musical de forma indiscriminada. Claro que internet ha dado cosas positivas a la música, sobretodo a la de carácter más underground que ha encontrado en la red nuevas vías de promoción gratuitas, pero a muchos debería caérseles la cara de vergüenza proclamando tan felizmente ellos que en su vida han comprado un solo Cd original y sin embargo poseen todas las discografías de todos los grupos del planeta en mp3, esa es la gente que está matando a la música, y de esos, por desgracia hay muchos. Tan solo hay que darse una vueltecita sino por la famosa calle tallers de Barcelona cualquier sábado por la tarde y ver la cantidad de críos que se están dejando sus ahorros de todo 1 año en las nuevas botas de 200 euros patrocinadas por Dani Filth, qué bonitas son oiga, y esos collarines de pinchos, esas sudaderas de IRON MAIDEN de 60 eurazos…etc, luego, ¿Gastarse dinero en música? Para qué, está todo gratis en internet… En fin, quisiera creer que son cosas de la edad, y que el aspecto exterior y la apariencia prima más que la música en sí entre los jovencitos de hoy en día, pero mis observaciones me llevan a pensar que es mucha la gente que ha adoptado esa posición de "En música no me gasto un duro". Luego claro está, todos los argumentos son válidos, que si las discográficas son muy malas y muy capitalistas, que si los artistas no ven un duro de las ventas de discos, que si tal, que si cual… ¿Y si los artistas percibieran el 90 % de las ventas de discos, toda esta gente compraría Cd’s originales? En fin, creo que la respuesta es obvia, no.
Evidentemente todo lo expuesto aquí son apreciaciones y opiniones mías que pueden estar equivocadas y que para nada reflejan al 100 % de los oyentes de esta música, que ya me conozco yo el cuento de "Pues oiga, que yo de nombre tal y D.N.I. tal no hago eso y no soy así…" pues claro, es que de ser así yo optaría por dedicarme a reseñar campeonatos de piragüismo o películas para adultos (¡Que seguro que se me daría mejor!). Quiero creer que todavía existe gente aficionada a escuchar música (Y no a amontonarla en decenas de bobinas), a regocijarse con las portadas y los libretos de los cd’s… En fín, a seguir manteniendo con vidilla este estilo musical que tanto amamos.
Por mi parte poco más hay que añadir, cada cual que apechugue con su conciencia, yo la mía creo tenerla bastante libre y limpia. De todas formas, no hagan mucho caso a lo expuesto en esta opinión, cuando uno se aburre en el trabajo suele matar el tiempo con tonterías, y a mí me dio por escribir…
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