Alan Parsons se despedía del público de Barcelona ante una ovación generalizada. El compositor y músico británico se marcha del escenario junto a su banda. El público sigue aplaudiendo. Dos minutos después comienza un cántico generalizado que implora la vuelta de quien ayudara a PINK FLOYD a dar forma a su mítico “The Dark Side Of The Moon” allá por 1972. Tres minutos después los cánticos y aplausos siguen con la misma intensidad. Finalmente, Parsons no volvió a salir a escena, pero la reacción del público –público no habituado a los conciertos- me hizo pensar en la gran capacidad de los Heavies para dejarse llevar, justo aquello que ellos niegan desde siempre porque el Heavy Metal no depende del sistema, ni es comercial, ni demás paparruchas. Resituemonos en un escenario hipotético: GAMMA RAY acaban de tocar “I Want Out” como despedida a un concierto cualquier de su enésima gira española. Y tras marcharse Kai Hansen del escenario, el público grita durante 10 segundos y se acabó. Bien para el músico, pues no tiene que trabajar más allá de lo estipulado mediante su contrato con el promotor. Bien para la sala, la cual ya puede ir limpiando y reestableciendo el orden. Pero me sigue pareciendo curioso que un público tan habituado a los conciertos como es el público Heavy no sea capaz de reclamar los bises mas allá de lo estipulado en el set-list (la verdadera gracia de un bis) y que a la mínima que les encienden las luces de la sala y les ponen algo de música, marchan ordenadamente hacia la salida sin chistar.

Obviamente, esto es solo una breve introducción del concepto a tratar. Tampoco me arrancaré con un simuladamente afectado tono de “los heavies debemos unirnos” porque la arenga metálica no es la finalidad de este artículo de opinión. Tampoco hablo del Heavy freak y conocedor del estilo que es una enciclopedia con patas. Hablo, concretamente, del Heavy que compra cualquier cosa por el simple hecho de “apoyar al rollo”, sea lo que sea. Y quien crea que eso no existe, que abra un poco los ojos.

No compararé España con otros países porque eso es perder la batalla, la guerra y el oremus automáticamente. Simplemente, la puntualización que siempre había querido hacer es que España es un país sin cultura musical –algo ya sabido por todos- y no únicamente en los estilos no-metálicos (sorpresa!) sino en los estilos mas eminentemente metálicos. Para un fan de BLIND GUARDIAN que acaba descubriendo a MEKONG DELTA hay veinticinco que nunca saldrá de los cuatro grupos de siempre y tragará con todo aquello que le vendan. En ese sentido, hay publicaciones gratuitas muy habiles. Sin decir nombres, pero con un nombre muy claro en la cabeza, existen publirevistas que venden como bueno todo aquello que hay en su interior, porque evidentemente son medios publicitarios. Lo peor de todo, es que hay un alto porcentaje de público que traga con lo que allí se dice. ¿Porqué? Porque para los heavies, cualquiera que sea, o simule ser, de su manada no puede mentir, porque todos los heavies son auténticos y demás estupideces sin sentido alguno. Para mas referencias, que cualquier coja la parte trasera de los posters de la Heavy Rock y que lea las cartas que escriben los lectores. A uno le entran ganas de lanzarse a la drogadicción o de hacerse indie y largarse a Benicassim.

Por mucho que las minorías de internet critiquen festivales, grupos, promotores o discográficas porque se dan cuenta de que las condiciones en las que se desarrollan los grandes macro encuentros metálicos podrían ser mejores, o que la producción de los discos podría ser algo mejor, siempre hay un montón de heavies algo menos pensantes que tragan con lo que les echen. Si CHILDREN OF BODOM tocan 75 minutos, los heavies tan contentos. Si WASP hacen un concierto asqueroso de una hora con un sonido de pena, los heavies tan contentos. Un 10% criticará lo acaecido en la actuación, el 90% simplemente ha dado su dinero para encontrarse con los colegas de manera previa a otra noche de juerga alcohólica por cualquier antro de acondicionamiento pobre y entrada astronómica.

Para ponerlo mas claro: hace poco a todo el mundo le dio por criticar la manía de MAIDEN de saturar el mercado de productos referentes a la banda. Pero si la banda pone esos productos en circulación es porque hay gente que los compra y por ende, dinero en juego. Alguien debería explicarle a los heavies que esto es un negocio y que ellos son al Heavy Metal lo que un/a amo/a de casa a un supermercado. Simples clientes. Y como tales, están en su derecho de exigir la máxima calidad en los productos que compran, especialmente a los precios a los que se mueve el negocio de la música actualmente.

Alguien me dijo una vez, y estoy totalmente de acuerdo, que “el mayor enemigo de los heavies son los propios heavies”. Cuantísima razón.