A veces es triste, pero debemos recordar que todos esos señores de cincuenta o sesenta años que son cabezas de cartel en los festivales no son más que operaciones empresariales muy medidas, marcas de una cotización determinada en el mercado -en este caso el del rock and roll- que tan solo buscan maximizar sus beneficios. El riesgo divisa es tan vigente en una gira mundial como en una operación de bolsa.

Parecía que Europa se había convertido en la nueva casa de Metallica. Nunca antes había tocado la banda de Lars Ulrich tantas veces y tan seguidamente en Europa en detrimento de su país natal, Estados Unidos. Si las giras tenían cuatro tramos en USA, tenían siete en Europa. Y cada verano desde hace diez años, Metallica encabeza muchos de los principales festivales del viejo continente, se llamen Sonisphere o de cualquier otro modo. Ha sido una época de expansión para la banda en nuestro continente, donde han llegado a hacerse incluso demasiado habituales. Raro es que ante la confirmación de un Sonisphere en España nadie haga la broma sobre la alternancia de Metallica e Iron Maiden en el puesto de cabeza de cartel. Y es lógico: Sonisphere es una marca propiedad de John Jackson, su agencia K2, y la agencia Kilimanjaro Live. Es decir, quienes se han ocupado de la contratación de Metallica e Iron Maiden desde hace tiempo. Pero ahora, los ciclos macroeconómicos han dado un vuelco y parece que va a ser menos común ver a Metallica (y a muchos otros artistas norteamericanos) girando por Europa con tanta facilidad. No es una cuestión del 21% de IVA español (a fin de cuentas, la banda no toca en España y listos, así de fácil) sino de un cambio de ciclo monetario.

Uno de los principales motivos por el cual las bandas americanas han girado mucho más por Europa que antes es, sencillamente, por la fortaleza del euro frente al dólar en años recientes. Una moneda europea podía comprar 1,60 monedas estadounidenses en verano de 2008, manteniéndose en una horquilla de 1,30-1,50 durante el último lustro. Es decir: si Metallica cobran dos millones de euros por actuar en un festival español, al cambio están recibiendo más de tres millones de dólares en su moneda, por no hablar de los precios del merchandise y otros accesorios a los conciertos que se ofrecen mejor rendimiento en Europa que en otros continentes.

El propio mánager de Metallica, Peter Mensch, lo explicaba en una entrevista hace unos años con el diario The Wall Street Journal. «A lo largo de los próximos años, el dólar se va a fortalecer y el euro va a debilitarse, así que quiero que toquemos cuantos más conciertos sea posible en Europa ahora, porque son más beneficiosos para nosotros». El manager -que administra a Metallica junto a Cliff Burnstein- añadía que «Metallica son un exportador americano, igual que Coca-Cola, así que buscamos los mejores mercados para nuestro producto en cada momento determinado».

Hace cuestión de dos semanas, Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo anunció un esperado QE o Quantitative Easing. Un instrumento financiero para devolver la inflación a su lugar correspondiente y alejar el miedo a la deflación que aterra a Europa actualmente. O en palabras más simples: imprimir billetes como si no hubiese un mañana. Obviamente, cuanto más dinero de una divisa concreta hay en circulación, menos valor tiene dicha divisa. Así pues, la caída del euro frente al dólar (que ya se olía el avispado Mensch) es hoy una realidad. Con un euro ya solo puedes comprar 1,13 dólares. Se espera que en los próximos meses se llegue a la paridad total.

¿Qué significa eso para el mercado de la música en directo? Que Metallica, Kiss y otros artistas americanos o con su operativa empresarial radicada en Estados Unidos van a aprovechar Europa mientras puedan. Pero dentro de poco la divisa ya no será un aliciente. Montar una gira en Europa es más caro que en Estados Unidos y los mejores ingresos motivaban que muchos artistas viniesen a nuestras tierras. Fue precisamente a partir del año 2000 y la introducción del euro que muchos artistas que rara vez nos visitaban, comenzaron a venir con cierta frecuencia. ¿Motley Crue? ¿Journey? ¿Aerosmith? ¿Ozzy Osbourne? Algunos llevaban varios lustros o toda una vida sin pisar territorios como España, hasta que el euro lo hizo apetecible. Por el mismo motivo por el que Rusia se convirtió en un lugar a visitar en años recientes -un país con abundancia económica, al menos hasta la reciente caída del petróleo y el conflicto de Ucrania.

A veces es triste, pero debemos recordar que todos esos señores de cincuenta o sesenta años que son cabezas de cartel en los festivales no son más que operaciones empresariales muy medidas, marcas de una cotización determinada en el mercado -en este caso el del rock and roll- que tan solo buscan maximizar sus beneficios. El riesgo divisa es tan vigente en una gira mundial como en una operación de bolsa.