El bajista ha hablado y detallado su sufrimiento físico y mental frente a la dura enfermedad que sufre desde hace un tiempo.

Tim Commerford presentó hace escasas semanas a 7D7D, su nuevo proyecto musical en el que se encuentra acompañado de Mathias Wakrat (viejo amigo y compañero de la efímera banda Wakrat) a la batería y del multiinstrumentista Jonny Polonsky a la guitarra. El 25 de noviembre el power trio estrenó su single debut «Capitalism» coincidiendo con el Black Friday y el pasado 13 de diciembre lanzaron «Misinformed», su segunda referencia en forma de sencillo.

Aprovechando el tirón para hacer algo de promo y hablar un poco de su vida reciente, Tim se citó con la revista americana Spin para dar una entrevista donde, por supuesto, se abordó el tema de la reunión Rage Against The Machine y de la lesión en el tendón de Aquiles de su compañero Zack de la Rocha. A raíz de esto, el músico comentó que también había estado lidiando con algún problema de salud, revelando algo que había mantenido en privado durante meses: «Justo antes de salir de gira con Rage me extirparon la próstata y tengo cáncer de próstata».

El artista de 54 años confesó que esto le pilló desprevenido porque siempre se ha cuidado y ha mantenido una buena forma física, algo totalmente verídico que ya saltaba a la vista hace más de 30 años. «He sido una persona que se ha enorgullecido mucho por estar en forma y cuidarse, pero esto es algo con lo que puedes tener suerte o no», añadió matizando que hasta el momento de la entrevista solamente su familia, compañeros de banda y un círculo muy cercano a él sabían esto.

Positivo ante la situación

A lo largo de su charla con Spin, Tim afirma que mantiene una actitud positiva al respecto a pesar de lo que esto supuso para su salud física y mental. «El cáncer de próstata es algo muy, muy complicado que además está muy unido a tu sexualidad. […] He estado buscando grupos de apoyo a raíz de esto, pero es difícil encontrar a gente que hable de ello».

A estas declaraciones se sumaron otras en las que Tim habla de que ha pasado por accidentes y caídas duras practicando ciclismo y otros deportes que lo llevaron a cirugías como una en la que le plusieron una placa en la cabeza y «partes de cadáveres en el cuerpo» (refiriéndose posiblemente a algún trasplante), pero que nunca ha sufrido tanto dolor como con el cáncer. «Siempre he sentido que tenía una tolerancia muy alta al dolor, pero esta mierda me puso de rodillas. Y después de que el dolor desapareciese, todavía no logré recuperarme a pesar de hacer ejercicio. Psicológicamente el daño es severo, y me resulta muy difícil no desmoronarme y no emocionarme».

Tim cuenta que descubrió su enfermedad previamente a contratar un seguro de vida tras unos análisis en los que descubrió que su PSA (proteína sintetizada por células prostáticas que ayuda a detectar precozmente el cáncer de próstata y otros problemas relacionados con esta glándula que está presente en la sangre cuando hay alguna anomalía) se encontraba por encima de los valores normales. Recientemente también se sometió a una prueba de control 6 meses después de la operación y todo salió bien, pero confiesa que su preocupación continúa y que mentalmente no está pasando por un buen momento a pesar del buen diagnóstico porque el miedo y la incertidumbre lo incitan a pensar que la enfermedad podría reactivarse en cualquier momento.

Antecedentes familiares

Commerford perdió en 1998 a su madre por un cáncer cerebral y a su padre -que fue la persona que animó a Tim a tocar el bajo para desconectar cuando su madre estaba a tratamiento- años después por la misma enfermedad, y es algo que él mismo tiene en cuenta debido a que es un componente genético que puede ayudar a agravar la enfermedad. Aun con esas, sus planes de futuro siguen ahí y piensa continuar escribiendo canciones. «Estoy tratando de llegar a la marca de las 100 canciones; tengo varias metas ahora mismo. Escribir se ha convertido en una catarsis para mí».

Esperemos tener a Tim al 100% por muchos años más y verlo pronto sobre los escenarios con Rage Against The Machine o con cualquiera de sus proyectos. Su música reivindicativa, combativa y comprometida es tan necesaria para el mundo que vivimos como hace 20 o 30 años. Incluso más, si cabe.