La plataforma de streaming considera que ha pagado demasiado a los artistas y, ahora, emprenderá acciones legales para reclamar parte de ese dinero a las bandas.

Según ellos, pagaron demasiado

Spotify está pidiendo dinero a los artistas y discográficas por unos pagos que ellos consideran abusivos durante 2018. Debido a las demandas de las bandas, la ‘U.S. Copyright Royalty Board’ ordenó en el pasado que la plataforma de streaming pagará un 44% más por cada reproducción entre 2018 y 2022. Sin embargo, Spotify ha alegado que, debido a los planes familiares y de estudiantes de su servicio premium que le aportan menos beneficios, tiene derecho a reclamar mucho más dinero del que finalmente ha percibido. Debido a las nuevas medidas de la CRB (Copyright Royalty Board), los servicios digitales han resultado beneficiados en cuanto a sus ganancias, y eso, según profesionales de la industria «es negativo para los artistas y discográficas».

Para poder percibir ese dinero que, según Spotify, han pagado de más, el servicio pretende reducir los pagos de 2019 en lugar de reclamar lo que ya se ha repartido en 2018. David Israelite, CEO de la Asociación Nacional de Distribuidoras de Música ha respondido a las acciones de Spotify, comentando que «es muy hipócrita que un servicio digital apele a la decisión de la CRB para sacar ventaja de aquellos puntos donde se les beneficia. Supongo que no debemos estar sorprendidos por ello».

Quejas a los pagos de la plataforma

Las disputas entre Spotify y los artistas y discográficas son ya un clásico en esta era del streaming. La mayoría de artistas protestan que el servicio paga una cantidad absurda por cada reproducción, un dinero que se pierde y que, según las bandas, no llega a ser rentable en ninguno de los casos. Han sido muchos los artistas que incluso han retirado su catálogo de la plataforma a modo de queja por las condiciones con las que son tratados, y aún existe un reducto de bandas que se niega a publicar sus canciones en la plataforma. Hace poco, Alissa White-Gluz, cantante de Arch Enemy, acudió a las oficinas de Spotify para saber exactamente cuánto se cobraba por las reproducciones; según ella, le comunicaron que alrededor de 100 dólares por cada 704.000 reproducciones. Su novio, Doyle de Misfits, dijo que «suerte que no estuve allí, pues habría destruido las oficinas».