La banda estadounidenses se atreve con un clásico de Pink Floyd. Y el resultado es grandioso.

Que una banda haga una versión de una canción muy distante de su sonido, es lo que verdaderamente tiene mérito. Y también suele ser un factor diferenciador de la versión y la copia. De ahí que Pallbearer salga victorioso al atreverse con un clásico de los míticos Pink Floyd.

Cuando Pallbearer hace versión de Pink Floyd

El cuarteto de Arkansas Pallbearer ha grabado y estrenado una versión del clásico de Pink Floyd «Run Like Hell». Podréis escuchar esta magnífica versión a continuación, que muchos aseguran, que supera a la original. Este cover forma parte de un álbum tributo a «The Wall», una de las obras maestras de la mítica banda británica.

Bajo el nombre de «The Wall [Redux]», y gracias a Magnetic Eye, la colección de versiones cuanta con The Melvins, Mark Lanegan, y Mars Red Sky entre otros, además de los propios Pallbearer. Podéis conseguir más detalles de este disco tributo a través de este enlace.

«Heartless», el trampolín de Pallbearer

El cuarteto de doom Pallbearer, ha estado de gira por Europa este verano, apareciendo en unos cuantos festivales. Este mismo otoño, volverán a gira en Norteamérica como acompañantes de Tribulation. Toda esta demanda de conciertos por parte de los estadounidenses, viene por el éxito de crítica y seguidores de su último trabajo «Heartless».

Hace unas semanas, estrenaron un vídeo en directo interpretando su exitoso tema «Thorns», que se incluye en su citado último trabajo de estudio, que se puso a la venta en diciembre de 2017 de la mano de Nueclar Blast. Este vídeo incluye imágenes de su gira por Estados Unidos durante febrero de este mismo año.

«Heartless» fue grabado de forma analógica al completo en los Fellowship Hall Sound de Little Rock, Arkansas, entre junio y agosto de 2016. De la producción se hizo cargo la propia banda, mientras que la mezclas fue trabajo de conocido Joe Barresi (Tool, Melvins, Queens Of The Stone Age). También contaron con la ayuda de los ingenieros Jason Weinheimer y Zach Reeves. La masterización corrió a cargo del no menos conocido Dave Collins, que ha trabajado con bandas de alto calibre como Black Sabbath, Alice Cooper, Metallica o Soundgarden.