El rock no entiende de edad, ni sexo ni religión. El vocalista y guitarrista de Kiss recibió una visita muy especial en uno de sus más recientes conciertos.

Con 98 años aún se puede rockear

El pasado 16 de febrero en el Forum de Los Ángeles, California, Kiss ofrecieron uno de los conciertos de su gira de despedida. Pero hubo un asistente muy especial en aquel show para Paul Stanley. Su padre, a sus 98 años (cumple 99 en abril), no dudó en asistir al espectáculo que dio la banda de su hijo. El propio Stanley no dudó en inmortalizar el momento y publicó a través de Twitter una foto con su padre tomada la misma noche del concierto.

El pasado mes de enero, Kiss comenzaron su (¿segunda?) gira de despedida llamada «End Of The Road», que tal y como sus propios miembros han declarado en varias entrevistas, podría durar varios años siempre que se encuentren bien físicamente. A partir de mayo traerán esta gira a Europa y en su itinerario visitarán países como Alemania, Suecia, Rusia, Inglaterra, Ucrania o Polonia entre otros.

La infancia de Paul Stanley

Si queréis conocer más de la vida de Paul Stanley y del resto de miembros de la banda más caliente del mundo, os recomendamos la biografía autorizada de Kiss titulada «Kiss: Behind The Mask». En este libro se descubre la humilde infancia de Paul.

Aunque su padre nació en Estados Unidos, sus abuelos paternos eran ruso-húngaro-polacos según esta biografía, y recuerda que «cuando tenía seis años, mi padre me compró una bicicleta, que era lo único que me dieron de valor. No éramos ricos, pero sobrevivimos. Cuando había, el dinero era muy limitado. En Manhattan, los cuatro vivíamos en un piso de una habitación. Mis padres dormían en la sala de estar y mi hermana y yo compartíamos la habitación. Mi padre trabajaba como vendedor de muebles y mi madre era profesora. Al principio era una enfermera y después enseñaba a niños retrasados. Luego se convirtió en una ama de casa a tiempo completo».

El Starchild de Kiss nació con una deformidad facial llamada microtia. Le impidió a su oreja derecha desarrollarse de forma correcta, y tuvo problemas de audición. Reconoce Stanley que sus padres tenían muchos problemas y no contó con su apoyo para enfrentarse a estas dificultades. Incluso en edad adulta, Paul Stanley recurrió a terapias para superar su falta de autoestima.