Fallece Larry Carroll, creador de portadas de Slayer
No era música, pero su nombre siempre estará ligado al heavy metal. De sus manos nació las portadas más icónicas de los norteamericanos Slayer.
Muere Lawrence «Larry» Carroll
Ha fallecido a sus 65 años de edad Lawrence «Larry» Carroll. El pintor nacido en Australia y educado en Estados Unidos fue responsable de crear las portadas de los discos «Reign In Blood», «South of Heaven», «Seasons In The Abyss» y «Christ Illusion» de Slayer. Su muerte fue anunciada el pasado martes por la mañana desde su galería de Colonia, Karsten Greve, que ha representado al artista desde 1999.
Carroll comenzó a trabajar con Slayer en 1986, después de que el productor Rick Rubin contactara con él. «No muchos directores de arte hacían fila para pedirme que ilustrara el próximo álbum de Aerosmith o Sting», recordaba Carroll en una entrevista para la revista Revolver. «Creo que tenían miedo de lo que les daría. Siempre me dijeron que mi trabajo era demasiado oscuro para la mayoría de la gente. Por lo tanto, Slayer era la mejor opción para mí».
https://www.youtube.com/watch?v=eQpvqPuDJWI
El arte de Carroll en las portadas de Slayer
Carroll le confesaba a Revolver que todas las piezas que creó para Slayer eran obras de medios mixtos. «Los materiales que uso a menudo son acrílicos, óleos y dibujos fotocopiados en collage», explicaba el artista. «A menudo hago dibujos y luego los fotocopio en una máquina Xerox, algo que he estado haciendo desde mediados de los años 70. Los amplío y los multiplico si es necesario. Ahora tienen Photoshop, pero lo que estaba haciendo era mucho más orgánico y físico. Todavía lo prefiero al ordenador».
El guitarrista de Slayer, Kerry King, reconocía en otra entrevista a Revolver que “había dado un giro especial a las cosas para reclutar a Carroll para la portada de ‘Christ Illusion’”, que terminó siendo la primera con el batería original Dave Lombardo desde «Seasons In The Abyss «. «La última vez que trabajamos con él fue la última vez que trabajamos con Dave», sentenciaba King. «Era solo una cuestión de encontrarlo y ver si todavía estaba interesado en hacerlo».
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