Cuando Iron Maiden y Hombres G se encontraron en un bar de Madrid y casi acaban a hostias pero no llegó la sangre al río finalmente.

En una época donde el heavy metal y el pop eran enemigos declarados, un bareto de Madrid fue testigo de un encuentro improbable en febrero de 1984.  Hombres G, un grupo de pop español en sus primeros pasos, compartieron local nocturno con nada menos que los míticos Iron Maiden en el Bwana, un local de copas en Arturo Soria.

En aquel entonces, los Hombres G eran aún jóvenes e inexpertos en el mundo de la música, pero su pasión los impulsaba a tocar en garitos por toda la ciudad de Madrid. La noche en cuestión, la sala estaba casi vacía, a excepción de un grupo de hombres peludos y vestidos con chupas de cuero, que no pasaron desapercibidos para los integrantes de Hombres G, que se sintieron intimidados por el inesperado personal asistente. Resultó que eran los miembros de Iron Maiden, la exitosa banda de heavy metal británica que ya estaba cosechando seguidores a nivel mundial y se encontraba en España para actuar en el programa «Tocata» de Televisión Española.

Maiden en el Bwana

La confusión reinó en el ambiente. Hombres G, sin reconocer a los legendarios metaleros, pensaron que estos habían venido a causar problemas. Las apariencias engañaban, ya que el cuarteto español se encontraba tocando ante una audiencia reducida. David Summers, Javier Molina, Daniel Mezquita y Rafael Gutiérrez, todavía inexpertos en sus habilidades musicales, estaban lejos de imaginarse que su actuación llamaría la atención de una de las bandas más icónicas del metal.

Javi Molina recordaba en su biografía «Nunca Hemos sido Los Guapos del Barrio» que el ambiente era tenso.

«Aquellos tipos no pegaban en ese ambiente ni con cola, los mirabas y te acojonabas, parecía que te miraban desafiantes, nos costaba concentrarnos. Lo primero que pensé fue que eran unos heavies que habían ido a tocarnos las pelotas y que seguro que se liaba alguna pelea en cuanto acabásemos».

El líder de los Hombres G, David Summers, recordó posteriormente cómo los miembros de Iron Maiden los miraban con atención, creando una atmósfera digamos que tensa. Nadie habría sospechado que una banda de heavy metal que ya vendía cientos de miles de copias de sus discos en todo el mundo estaría disfrutando de la música pop de unos principiantes como Hombres G en un lugar como el Bwana. Aunque los españoles temían que se desatara una pelea, la situación se resolvió de manera sorprendentemente amigable.

El segurata hizo su trabajo

El baterista de los Hombres G, Javi Molina, con su carácter juguetón, había estado imitando al cantante de Iron Maiden con una peluca idéntica a su cabello. Según recordaba en una entrevista con Los 40:

«Estaban en la barra, al fondo, que justo para ir al camerino teníamos pasar por la barra. Y entonces, claro, al acabar el show dijimos ‘hostia, tenemos que pasar encima por ahí delante, han venido a vernos estos tíos, no nos quitan ojo… (el problema fue que es que yo me puse una peluca que era idéntica al pelo del cantante) se creían que les estábamos tomando el pelo. Llevaba una bolsa siempre con disfraces. En los conciertos me disfrazaba de diferentes cosas. Un peluca idéntica que el pelo de este tío. Me puse la peluca y me puse al lado del tío a imitarle a hacerle burla. Entonces se dio la vuelta y no me agarró del cuello porque me agarró un gorilón de seguridad de ellos y tuvimos ahí un pequeño… me lanzó a 20 metros y se acabó el problema».

Esta ocurrencia, destinada a divertir, resultó en un encuentro con un guardaespaldas de Iron Maiden, quien intervino de manera contundente. Molina fue lanzado a unos veinte metros de distancia, poniendo fin al malentendido.

Este curioso episodio, que seguramente habría sido viral hoy en día, dio un giro inesperado. Resultó que Iron Maiden estaba en el Bwana gracias al periodista y promotor Paco Perez Brian, quien los llevó para disfrutar del espectáculo de la noche madrileña. Después de las tensiones iniciales, las dos bandas compartieron un momento de camaradería y terminaron compartiendo una copa.