Mikkey Dee habló en una entrevista con Robert Cavuoto (Metal Rules) sobre cómo acabó convirtiéndose en baterista de Scorpions en 2016. Dee fue integrante de Motörhead durante gran parte de su carrera, nada menos que cerca de un cuarto de siglo, y terminó en las filas de Scorpions en una nueva aventura como baterista.

De acuerdo con Mikkey Dee, tal y como comentó a Robert Cavuoto  sobre su sustitución en Scorpions: “me llamaron para cubrir a James Kottak, porque comenzaron a hartarse de sus problemas. Dijeron: ‘mira, ¿podrías ser su sustituto en partes de la gira europea?’. Dije: ‘sí, no hay problema’. Pero, mientras tanto, cuando estaba siguiendo secretamente a la banda en Alemania, ensayamos un par de veces, todo secreto. Estoy seguro de que querían verme ahí, por supuesto. Y nunca sabes cómo las cosas van a ir con la parte social de una gira, pero les encantó inmediatamente. Mi idea era enseñarles lo que no se pueden perder, básicamente”.

Una sustitución exitosa

A pesar de que esta oferta vino a raíz de la salida de su batería, James Kottak, la opinión de Dee sobre él es positiva: “James es un gran batería. Hizo un trabajo fantástico con Scorpions. Tuvo unos problemas de salud con los que tenía que lidiar. Nunca dije ni diré nada malo en ninguna forma, pero lo que quería hacer en ese punto era enseñar lo que puedo hacer y lo que no se podían perder. Les dije a la banda que los iba a ‘Motörizar’. Lo quiero más duro y más heavy, y voy a enseñar el tipo de batería que soy. Voy a poner mucha más energía en lo que hago, y espero que contamine a toda la banda y que podamos llevarlo a otro nivel. Puedo inspirarlos y ellos a mí también. Y cuando funciona como lo hizo, es algo bueno.

Además, la relación entre el propio Mikkey Dee y Scorpions, de acuerdo al primero, no podía ser mejor: “ellos no tienen malas actitudes ni yo tampoco, ya nos conocíamos de antes, nos llevamos genial. Vamos a tocar genial juntos, pero nunca se sabe. Puede que sea un completo idiota por ahí con Scorpions, siendo un capullo sobre algunas cosas, y dirán: ‘mierda, no te recordábamos así’. Yo puedo pensar: ‘joder, estos tíos son unos imbéciles, no puedo con esto’. Pero no fue el caso. Y, por supuesto, nos llevamos genial y todavía es así. Nos lo pasamos genial en la carretera y en el estudio, todos salimos ganando”.

El hecho de haber visto de forma secreta en Alemania cuando estaban con Kottak fue parte de su proceso de adaptación: “los vi en directo porque tenía que aprenderme el set, por lo que estuve en el estadio. Normalmente, tienen esa zona bloqueada, si dibujas una línea en la parte corta de un estadio, el escenario y luego al revés, nunca se abre al público. Tenía que sentarme muy muy lejos con auriculares internos para poder escuchar lo que pasaba. James sabía que había un baterista, pero no sabía quién era.

Él tocó genial. Luego volví a Suecia y recibí una llamada tras su gira europea. Me dijeron si podía terminar el resto del año y dije: ‘por supuesto, porque no estoy haciendo nada’. Me di cuenta de que James no iba a volver, porque ya habíamos hecho varios ensayos y les enseñé lo que no se podían perder, o eso esperaba. Pero lo hizo genial, y luego lo perdió un poco. No puedes vivir la vida de otro, por supuesto. No estaba ahí para robarle su sitio en Scorpions, pero tenían que hacer algo, y eso hicieron. Y ahí estaba yo”.