La mejor canción de Slayer para Dave Lombardo
El que fuese batería de Slayer, Dave Lombardo, nombra su canción favorita de la banda y no es la que tu tendrías en mente.
Aunque Dave Lombardo ha colaborado con múltiples bandas como Misfits, Suicidal Tendencies o Dead Cross, su nombre sigue estrechamente ligado a Slayer. En una reciente conversación con Sam Dunn de Banger TV, el baterista reflexionó sobre sus temas preferidos de la banda.
Los temas favoritos de Slayer para Dave Lombardo
Haciendo hincapié en «Ghosts of War«, del álbum de 1988 «South of Heaven», Lombardo explicó: «Me encanta la canción por su gran ritmo, geniales letras, la melodía, simplemente cómo se compuso la canción». No dejó de elogiar el «break de batería» de la canción, describiéndolo como «muy heavy». También añadió: «Las guitarras son muy robustas. Y el ritmo se siente bien. Esa es la clave. Tiene que tener feeling. Tiene que respirar. De lo contrario, es simplemente estéril, una línea recta, sin emoción. Y esa canción, creo, capta un sentimiento».
Lo que hace especial el cariño de Lombardo por «Ghosts of War» es que no es uno de los temas más populares de Slayer. Es una pista más lenta y melódica que muchos otros clásicos de la banda. Pero Lombardo destacó que aprecia las cualidades más sutiles de la canción: «Esa canción, creo, tiene todos los elementos o la calidad de, para mí, una auténtica y genial pista de thrash metal».
Según Setlist.fm, Slayer interpretó «Ghost Of War» un total de 206 veces a lo largo de su carrera.
Además, en una entrevista anterior con la revista Metal Hammer, Lombardo mencionó otros dos temas de Slayer como sus favoritos: «Captor of Sin» y «Beauty Through Order». Sobre «Captor of Sin», recordó que fue la primera canción que grabó con Slayer, y la eligió porque fue «la primera vez que utilicé el doble bombo».
Al hablar sobre «Beauty Through Order», Lombardo señaló: «Tengo que elegir algo de «World Painted Blood», ya que fue el último álbum de Jeff Hanneman. ‘Beauty Through Order’, recuerdo grabar la canción, ya que la música tenía un crescendo natural, un decrescendo natural también. No seguimos una pauta y nos manteníamos metronómicamente correctos, fuimos con la emoción de la canción». Y añadió: «La canción comenzó, por ejemplo, a 150bpm, pero al final estaba a 175/180bpm, porque creció en intensidad. Recuerdo sentarme con Hanneman en la gira de «World Painted Blood», antes de que enfermara, y escuchar esa canción. Nos reíamos de algunas de las partes de la barra de trémolo que se doblaban, sonaba como algún tipo de pájaro o algo volando por el aire».
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