El líder de Cradle Of Filth habla en una entrevista de los rituales de muchos músicos noruegos en la década de los '90. Una visión muy diferente de la habitual.

Quemar iglesias no es para Dani Filth

El vocalista y líder de Cradle Of Filth es un artista que suele ofrecer jugosas entrevistas. Bajo ese rostro pintado y esos gestos que parecen invocar al mismísimo Belzebú, se esconde un auténtico caballero británico que siempre responde con sinceridad y se aleja de los cánones de respuestas típicas que suelen ser habituales en el mundo del black metal. Lo sabemos de buena tinta.

Otra demostración de personalidad de Dani Filth ha quedado reflejada en algunas de sus declaraciones en una entrevista al medio LouderSound. Después de repasar sus inicios en la música y de hablar de sus primeras influencias (¿hace falta decir que fueron Paradise Lost, My Dying Bride y Celtic Frost?), recuerda su conexión con la escena del black metal noruego de los ’90.

“Lo que me gusta de esa época es su pasión”, reconoce Filth. “Pensé que era bastante emocionante. Un tipo que vivía al final de la carretera de Colchester intentó quemar una iglesia, y nos culparon por ello. Obviamente la quema de la iglesia fue algo ridículo. Desde entonces he sido amigo de todas las personas de esa escena, y no puedo recordar a nadie que haya dicho ‘Sí, eso fue genial’. Todos dijeron ‘éramos idiotas, éramos niños’. Mi amigo vive a un tiro de piedra de la primera iglesia que se quemó en Bergen, y él sabe que fue algo estúpido. Estoy tan feliz de no haber quedado atrapado en todo aquello, porque podría haberlo hecho, pero imagino despertarme pensando ‘Oh, Dios, acabo de incendiar una iglesia’, voy a ir a la cárcel durante 25 años, soy un idiota».

La historia de la camiseta Jesus Is A C-nt

La camiseta de Cradle Of Filth en la que aparecía una monja masturbándose con un crucifijo fue motivo de crítica y escándalo por mucha gente. Sobre todo los pertenecientes a los sectores más religiosos y católicos. Pero a día de hoy el vocalista de la banda británica no le da más importancia de la necesaria: «Creo que es hilarante. Fue una afirmación anárquica. Nunca pensamos que éramos satánicos, pensamos que era divertido, estábamos llorando de risa cuando lo pensamos y cuando el tipo la imprimió lloramos aún más. Mi esposa solía trabajar en una imprenta de camisetas en mi ciudad natal, imprimieron la original y la despidieron».