Hard Rock Café, Madrid. Son las dos de la tarde y Sabaton van picoteando aritos de cebolla atropelladamente mientras hacen una interminable serie de entrevistas para promocionar "The Last Stand", un nuevo disco que les llevará a seguir su interminable gira a lo largo de 2016 y 2017.

Hard Rock Café, Madrid. Son las dos de la tarde y Sabaton van picoteando aritos de cebolla atropelladamente mientras hacen una interminable serie de entrevistas para promocionar «The Last Stand», un nuevo disco que les llevará a seguir su interminable gira a lo largo de 2016 y 2017. Una gira controvertida en su parte europea, porque será con Accept como invitados. Ese y otros temas los tratamos con Pär Sundstrom de Sabaton en esta entrevista de Sergi Ramos.

Sacáis un disco cada dos años, casi con precisión. ¿No os cansáis?

«No. El mundo de hoy es muy distinto al mundo de hace veinte años. No puedes esperar porque los fans no están esperando. La gente, hoy en día, quiere algo cada día. Hemos de trabajar muy duro para editar trabajos con frecuencia, girar un montón y estar donde la gente quiere que estemos. Ya no estamos en ese mundo en el cual el artista mandaba y hacía lo que consideraba. Ahora manda la gente. Ya no te puedes sentar en casa y esperar durante semanas o meses o años a que te llegue el feeling adecuado. No es el momento de eso. La gente exige y si un artista espera demasiado, es olvidado, sin contemplaciones.»

«Por otro lado, Sabaton es el tipo de banda que se aburre si se sienta en casa y no hace nada. Queremos estar ahí fuera, queremos tocar, queremos recorrer el mundo. No empezamos en esto para poder vender un montón de discos y sentarnos en casa a ver pasar el tiempo. Empezamos en esto para poder tocar en directo y llegar a la gente. Eso es lo que hacemos.»

¿Tenéis vida fuera de Sabaton?

«A veces. Pero ese es uno de los motivos por los cuales hablamos sobre la guerra, porque no queremos hablar sobre nuestras vidas privadas. Hay bandas que cantan sobre lo que sucede en sus vidas, sobre sus novias, sobre sus viajes, sobre sus cosas. Otras bandas cantan sobre beber cerveza. Pero nosotros cantamos sobre la historia militar, porque nuestras vidas privadas son privadas. Todos tenemos hobbies, claro, somos personas normales. Vamos al cine y jugamos a videojuegos. Pero la música es lo más importante en nuestra vida».

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Lleváis varios años de gira continuamente, salvo muy breves descansos. ¿Ha tenido eso un coste personal para la banda?

«En ocasiones te rompes en pedazos, porque la vida en la carretera es dura. Pero tengo a mis compañeros de banda para echarme una mano. Mira, llevamos diecisiete años haciendo esto y en ocasiones ha sido muy, muy duro. Tan solo hace unos pocos años no teníamos un autocar de gira, no podíamos coger habitaciones de hotel para dormir, llevábamos un equipo de mierda que se rompía y tocábamos guitarras horribles. Todo eso ya es historia. Todo es un poco más fácil. Tenemos equipamiento profesional, una crew profesional que trabaja continuamente con nosotros, vivimos en hoteles y viajamos con un poco más de comodidad. Ese es el fruto de diecisiete años de trabajo duro y ahora podemos comenzar a saborearlo.»

«No estamos rodeados de lujo. Nos toca levantarnos a las cuatro de la mañana y meternos en un monovolumen sin aire acondicionado para ir a algún aeropuerto a 200 kilometros. Pero de vez en cuando podemos disfrutar de buenos momentos y eso hace que todo merezca la pena».

El nuevo disco, «The Last Stand», es uno de los más cortos que habéis hecho, con apenas 37 minutos. ¿Grabáis el disco tan pronto como tenéis canciones suficientes para poder editar algo nuevo y seguir girando y trabajando? ¿Os sobra algo de material alguna vez?

«Nunca pensamos en la duración de las canciones o de los discos. Cogemos las mejores canciones que tenemos y cuando tenemos suficientes, hacemos un disco. Por ejemplo, no pensamos que este disco necesite doce canciones en lugar de once. Está bien como está. Si una canción es buena, es buena. Y cuando un disco tiene suficientes buenas canciones, está bien».

Tenéis una fórmula clara en vuestras canciones y siempre hay una serie de elementos que se repiten: sean los teclados de sintes, los coros aguerridos, etc… ¿Se vuelve peligroso usar una fórmula? ¿Os compromete como compositores?

«Tenemos canciones más progresivas en Sabaton, por ejemplo».

Pero en este disco solo tenéis temas de tres minutos y medio, cortados por un patrón similar en la mayoría de casos.

«Pero hemos hecho muchos temas experimentales a lo largo de los años. No estamos limitados. Hacemos lo que nos gusta y a veces no tenemos en cuenta ningún otro criterio más. Mira el tema «Lost Batallion» que tocamos ayer en Madrid. No tiene batería en el disco, sino sonidos de guerra en lugar de una batería. Hacemos experimentos como ese e intentamos no encasillarnos. No hay nada que no podamos hacer, pero todo suena a Sabaton, siempre. Hay tres elementos que son comunes en nuestras canciones. El primero son los teclados, como tu bien has dicho. Hay un sonido que está en todas las canciones, un colchón de teclados. El segundo son los coros, las harmonías. Están hechos como si de una iglesia se tratase, no son los típicos coros de un grupo de heavy metal.»

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¿Como los grabáis? ¿Una sola voz repetida varias veces?

«Empleamos a varios amigos que tenemos en Suecia. Tenemos un coro femenino y otro masculino con el que trabajamos en el estudio. Usamos varias configuraciones para los coros. Una de ellas es la que tiene solo a los miembros de la banda. Lo usamos en canciones como «Swedish Pagans», por ejemplo. Hay otra configuración que es la banda y unos amigos que tocan en una banda llamada Eternal. Viven muy cerca de nosotros y vienen al estudio y cantan. Son grandes cantantes y tiene un rango muy amplio. Finalmente tenemos la configuración máxima, que es la que usamos en la canción «The Last Stand» y donde tenemos todo el coro completo. La idea es ser dinámicos y usar distintos coros en unos temas y otros.»

«Creo que uno de los errores que cometimos en ‘Carolus Rex’ fue el de usar siempre coros completos, todos a tope. En ‘Heroes’ rebajamos un poco la cantidad de coros y en este disco hemos perfeccionado el sistema con esas tres configuraciones que te comentaba.»

¿Cuantos de esos coros usáis de manera pre-grabada en los shows en directo?

«No usamos ningún coro pre-grabado, son todos nuestros. Somos así de buenos cantantes (risas) Claro que no podemos hacer los coros femeninos del disco, pero en directo intentamos hacer nosotros mismos todo lo que podemos porque es de lo que se trata. Hay teclados pre-grabados pero no los coros».

«Nosotros no retocamos los discos en directo, por ejemplo. Lo dejamos todo tal y como está. Pero por el otro lado, tocamos muchísimo. Hacemos unos 150 conciertos al año y eso hace que seamos bastante buenos tocando y cantando».

«El DVD de Wacken tiene un montón de errores. En el solo de ‘Carolus Rex’ la cago estrepitosamente en el solo de guitarra, porque no me podía oír bien en ese momento. No voy a cambiarlo porque fue así, la realidad fue esa. Por eso hay feedback en el DVD de «Swedish Empire» y cosas así. Es como debe sonar. Es la realidad del concierto».

¿Qué os parece la controversia montada alrededor de vuestra gira con Accept del próximo invierno? Anoche os vi junto a Scorpions y el público era aburrido, callado, pasivo. Si yo fuese Accept, no querría depender exclusivamente de ese perfil de público en mis conciertos: querría a un montón de veinteañeros excitados por lo que están viviendo. Y eso es lo que Sabaton le aporta a Accept. Yo lo entendí rápido pero hay mucha gente que no.

«Exacto. Es la manera natural en que funcionan las cosas. Yo soy un enorme fan de Accept y cuando me contaron que iban a ser los teloneros de la gira dije ‘tio, ¿en serio?’. Claro que tiene todo el sentido del mundo. Es extraño, pero tiene sentido. Todas las bandas pierden fans cuando estos se van haciendo mayores. La gente encuentra otras cosas que hacer, tienen novia, dejan de preocuparse de tu banda. Pero si continúas ganando fans, puedes seguir adelante, puedes seguir evolucionando. Las bandas grandes de verdad lo son porque han ido ganando muchos tipos de fans distintos a lo largo de una carrera muy dilatada».

«Nosotros sabemos que el perfil de fan que tuvimos ayer en el concierto de Scorpions no es el perfil ideal. Hubo gente a la que le gustó mucho, pero la mayoría no se movían demasiado. Lo ideal sería girar con una banda con un poder de convocatoria similar, pero con fans de 18 años que vivan el concierto a otro nivel».

Por eso las bandas de estadio son bandas de estadio: porque han tocado la vida de muchas personas de edades y tipologías distintas.

«Correcto. Creo que cuando hagamos la gira con Accept los fans serán de todas las edades y los recintos estarán llenos. Será una noche perfecta para el heavy metal».

¿Os extraña que la banda siga siendo considerada ‘nueva? Lleváis casi veinte años en activo.

«Creo que la gente está comenzando a entender que la banda no ha salido de la nada, que llevamos diecisiete años trabajando muy duro. Todo ha sido duro y no hemos tenido un gran sello multinacional metiéndonos en las mayores emisoras de radio y canales de televisión. Hemos conseguido lo que hemos conseguido por nosotros mismos. Sabaton no son unos chavales que acaban de llegar y han decidido tocar metal. Llevamos tocando metal desde antes de que nos dejasen beber cerveza en los bares. Hemos luchado mucho por lo que tenemos y creo que la gente está comenzando a darse cuenta de ello».

«Hemos sido puteados por sellos discográficos, hemos tenido rupturas con cuatro miembros de la banda, hemos tenido que empezar de cero, nos ha pasado de todo… Y ahora aquí estamos, somos una banda más fuerte y este es nuestro momento».

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Aquella ruptura ¿fue debido, en última instancia, a una diferente ética de trabajo?

«Claro. No nos movíamos a suficiente velocidad. Algunos miembros querían girar menos, hacer menos cosas. Pero cuando metimos a sangre nueva en la banda todo pegó un subidón muy rápido. Yo sabía de lo que éramos capaces pero algunos compañeros de banda no lo tenían tan claro y no querían luchar tan duro. Cuando entraron nuevos miembros en la banda, ellos nos dieron la fuerza que nos faltaba y nos pusimos a girar como locos. Si quieres construir una casa, se construye más rápido cuanto más trabajas en ella y eso es así. Si trabajas cuatro horas al día llevará más tiempo que si trabajas ocho horas. Si haces 60 conciertos al año las cosas irán más lentas que si haces 120 conciertos al año.»

«No somos una banda que vaya a sonar en la radio ni en la televisión. Todo es un poco más difícil para nosotros. Somos una banda de verdadero heavy metal y los medios masivos nos odian. Nuestro único camino es tocar para los fans e ir ganándolos poco a poco. Cuantos más conciertos hagamos, más fans tendremos. Eso es lo que queremos. Por eso tocamos con Scorpions. Es nuestra manera de llegar a la gente que no nos conoce».

¿Como va a ser la gira con Accept? ¿Tocarán el tiempo que merecen? ¿Los trataréis como simples teloneros? La gente está preocupada.

«Nosotros no vamos a hacer eso. No vamos a quitarles luces, o sonido o espacio de escenario. Hay bandas que son así con sus bandas invitadas. Pero nosotros hemos pasado por ahí y no quiero hacerle lo mismo a una banda que admiro. Cada persona que venga esa noche sabrá que el show es responsabilidad de Sabaton y si algo sale mal o si pasa cualquier cosa, será nuestra responsabilidad. Y no queríamos traer a una banda cualquiera con nosotros solo porque muevan gente. Creo que es el planteamiento equivocado».

«La gente no debería preocuparse. No vamos a darle 45 minutos a una banda como Accept, no vamos a limitarles el sonido o las luces. No vamos a hacer nada de eso. Queremos que sea una gira espectacular y vamos a hacer todo lo posible para que sea algo que la gente recuerde toda su vida».