ROINE STOLT (THE FLOWER KINGS): “Cuando descargas algo es como si la música se desvaneciera en el aire, esos archivos no tienen personalidad.”
Tras presentar mundialmente “Banks of Eden”, Roine Stolt se embarca en una gira con The Flower Kings junto a Neal Morse, mientras se preparan para el cuarto álbum de Transatlantic. Esteban Portero habla con él antes de su concierto en Barcelona sobre sus dos principales bandas y la industria de la música… e incluso comentan algún viejo enfrentamiento con otra estrella del rock progresivo.
Buenas tardes Roine, ¿qué tal tu viaje hasta Barcelona?
“Muy bien la verdad. Llevamos ya seis shows de la gira y la verdad es que al principio no lo veía muy claro, pensaba que sería un caos tener once músicos en un bus de gira: montar y desmontar el equipo de las dos bandas, hacer el final de concierto de Transatlantic… ha habido algún pequeño problema pero nada serio, todo va como la seda.”
¿A quién y cómo se le ocurrió la idea de organizar este tour?
“Fue iniciativa de nuestra discográfica, InsideOut Music, ya que ambas bandas trabajamos con ella. Fue algo que se habló hace mucho tiempo, allá por el verano pasado, pero llevó un tiempo cuadrar los horarios y ver si era posible realizarlo tanto económica como físicamente.”
¿Va a haber oportunidad de ver esta gira pese a no haber estado en los conciertos?
“Hace unas semanas estuve pensando en grabar alguno de los conciertos, pero lo hablé con Neal y ya que su último DVD salió hace poco, pensó que quizá sería mejor no lanzar el mismo material de nuevo. Aún así pienso que es mejor tenerlo grabado.”
Y quizá publicarlo dentro de un tiempo, aunque sea cinco años después.
“Exacto, incluso dentro de cinco años sería posible hacerlo. Grabaremos el concierto de Holanda, en el que hemos hecho sold out. De todos modos creo que de una manera u otra saldrá a la luz, ya que son varios sets y se pueden aprovechar de distintas maneras. Por un lado tienes un concierto de The Flower Kings, por el otro uno de Neal Morse y finalmente el bis de Transatlantic, así que es un material muy versátil.”
“También es cierto que The Flower Kings ya grabamos un directo en Holanda el pasado septiembre… quizá podríamos usar una mezcla de ambos. No lo sé, hay que pensarlo.”
Puede que no salga un DVD, pero podría ser que ese resto de países fuera de Europa lo pudieran disfrutar en vivo. ¿Hay planes de llevar la gira a otros rincones del mundo? ¿Quizá a Estados Unidos?
“Queríamos llevarlo a Estados Unidos, pero no sucederá pronto, ya que conlleva un enorme trabajo de planificación. Llevaría mucho tiempo prepararlo adecuadamente, pero sin duda nos gustaría hacerlo y estamos buscando una manera de conseguirlo.”
Hablando ahora de Transatlantic, ¿sabes ya cómo suena algo del material que será parte del nuevo álbum?
“(Sonríe) Oh, nunca lo sabemos. Simplemente nos reunimos, cada uno trae algunas demos pero nunca sabes sobre qué material vas a acabar trabajando, así que sencillamente llevas lo que tienes y observas qué puede funcionar y qué no. Tenemos planeado juntarnos para componer en mayo, pero realmente es todo un acto de confianza. Es interesante porque confiamos en que haya material para un álbum, pero realmente no lo sabemos (risas).”
“Supongo que deberíamos ir bien preparados, llevar estructuras de canciones y todo eso… pero no es nuestra manera de trabajar, simplemente nos reunimos y dejamos que la inspiración fluya.”
¿Cuál es la diferencia entre componer para Transatlantic y componer para The Flower Kings?
“Bueno, realmente para mí no hay diferencia alguna entre lo que ofrezco a Transatlantic y lo que ofrezco a The Flower Kings. De hecho he escrito material para Transatlantic que acabó siendo de The Flower Kings y viceversa. Para mí es música igual, da lo mismo.”
“Sin embargo, si hablamos de la manera de elaborar las canciones sí que hay una diferencia, ya que en The Flower Kings alguien trae una idea base de casa y entre todos la acabamos de arreglar, pero por el contrario las canciones de Transatlantic son como un puzle en el que cada uno aporta algunas ideas que acaban formando una canción. Un buen ejemplo de esto es “Overture”, de nuestro último álbum, que no tiene una base de un autor concreto sino que en el transcurso de esta confluyen distintos pasajes de Neal, Pete y míos. Pese a que Mike no trae elementos propiamente compositivos, sí que es el encargado de… digamos visualizar el gran cuadro que conforma la composición, es el que la distribuye y organiza las ideas que el resto hemos aportado.”
Algo así como el director de la pieza.
“Sí, exactamente, esa es la palabra. Mayormente Neal y yo, pero también Pete, ofrecemos los acordes, las melodías y los pasajes, pero Mike está siempre ahí para dirigir y sugerir dónde iría cada parte y de qué manera tocarla.”
Mucha gente opina que precisamente ese último álbum, “The Whirlwind”, es el primer álbum de Transatlantic que suena realmente como una banda y no como un proyecto paralelo, que es más compacto, por así decirlo. ¿Qué opinas de esta afirmación?
“Yo no lo vería como una línea distintiva entre ese álbum y los dos anteriores, sino más bien como algo gradual, una progresión, una evolución. Piensa que para nuestro primer álbum ni siquiera nos habíamos visto antes, simplemente nos conocimos en el estudio. A Neal sí que lo conocí un par de años antes en Los Ángeles, pero ni sabía cómo era Pete Trewavas (risas). Sabía que era el bajista de Marillion, pero no era ningún fan de su banda, sencillamente sabía que tocaba allí. Cuando nos conocimos en Nueva York fue la primera vez que lo vi, y con Mike pasó igual.”
“Ese fue el comienzo, y diez años después con “The Whirlwind” fue realmente distinto. Ya nos conocíamos, habíamos tocado juntos en directo, habíamos estado de gira… así que sin duda es un hecho que en ese álbum éramos más banda que en los anteriores. No éramos sólo cuatro tíos de cuatro bandas distintas juntándose para tocar. El proceso de cohesión avanzó desde nuestros inicios y seguramente en el siguiente álbum estaremos mucho más conectados y el nivel de colaboración será mayor.”
Aquí en España hay una práctica típica de la prensa deportiva, la cual consiste en otorgar un adjetivo o expresión definitoria a los jugadores destacados del partido. Quiero jugar a un pequeño juego, y se trata de, a ojos de alguien que nunca hubiera escuchado la banda, definir cada uno de los discos de The Flower Kings para que se hiciera una idea. ¿Te atreves?
“(Risas) ¡No sé si podré hacer eso! Pero vamos allá. El primer álbum de The Flower Kings como tal sería “Back in the World of Adventures”, y precisamente lo definiría con esa misma palabra, “aventura”, porque realmente lo fue. “Retropolis” sería “retrospectivo”, porque se basaba en canciones que había compuesto tiempo ha. “Stardust We Are” fue más “experimental”, mientras que “Flower Power” representó la “conclusión de una era”.”
“Para “Space Revolver” no puedo encontrar una definición, y en “The Rainmaker” la banda estaba a punto de separarse así que diría “disuelto”. “Unfold the Future” es “alegre”, y “Adam and Eve” sería “experimental parte 2”, si me permites utilizar el mismo concepto otra vez (risas). Con “Paradox Hotel” no se me ocurre nada, pero “The Sum of No Evil” fue un “regreso a las raíces”. Para acabar “Banks of Eden” es “conocerse a sí mismo”, o al menos eso representa para mí.” (NDR: Lógicamente esta respuesta no la dio tan fluida, sino que pensó bien cada una de las definiciones. Os la traemos ligeramente agilizada…)
De estos once álbumes, doce contando “The Flower King” (NDR: primer disco con la formación de The Flower Kings pero bajo el nombre de Roine Stolt en solitario), cuatro son álbumes dobles, lo cual puede hacer que se hagan demasiado largos. ¿Se podrían haber “resumido” o es necesaria esa cantidad de música?
“Nunca es necesario, pero siempre tenemos mucho material y aunque por un lado haya gente que, como dices, piense que son demasiado largos, también hay gente que cree que obtiene más a cambio de su dinero si el disco tiene más música. Son las dos caras de la moneda. Para algunos es demasiado y eso les cansa, para otros es genial porque tienen mucha más música que explorar.”
“Personalmente diría que, visto en retrospectiva, el álbum que cortaría sería probablemente “Paradox Hotel”, y quizá “Flower Power”. “Stardust We Are” debe tener esa duración, realmente no encuentro nada que crea que podría quedarse fuera.”
¿Alguna vez entráis a grabar con la idea de hacer un álbum doble o simplemente surge naturalmente?
“No, no. Como he dicho tenemos mucho material y si bien hay canciones que desde un principio sabemos que entrarán en el álbum, hay otras de las cuales no estamos muy convencidos. De repente a alguien se le ocurre algo para cambiarlas y se acaba convirtiendo en nuestra favorita… así que supongo que por eso grabamos tantas canciones. El problema con algunos de los álbumes dobles en aquel momento fue que estábamos como enamorados de cada una de las canciones y dejarlas fuera de la grabación sentía como dejar a tu pequeño bebé desamparado. Por ello en estos últimos álbumes hemos preferido priorizar algunas canciones, hacer un solo disco y dejar el resto para un CD bonus, el cual no forma parte del álbum pero sigue ofreciendo al oyente algo más de música si así lo desea.”
Otra marca característica de la banda son las largas suites. La pregunta es la misma, ¿es algo intencional o natural?
“Nunca vamos con una idea fija de cuánto tiene que durar una canción. Esto depende mucho de las motivaciones de alguien cuando escribe música, muchas bandas escriben por negocio, porque tienen un contrato que los obliga a sacar un álbum en cierto tiempo y porque mueven mucho dinero. ¿Por qué nuestras canciones se vuelven tan largas? Porque es divertido (risas). Una de las cosas con las que más disfruto, además de estar de gira, es estar en el estudio. Mientras es divertido, sigo escribiendo, incluso a veces me veo forzado a crear una conclusión para una canción que se me va de las manos. Si estuviéramos en una discográfica grande como EMI habría alguien observándonos y diciéndome: “Eh, Roine, tienes que cortar esa canción de treinta minutos para que sea sólo de ocho, no es lo suficientemente comercial”, y entonces dejaría de ser divertido. Pero tenemos la libertad de hacer lo que queremos, y lo agradecemos enormemente. Lo mismo pasa con Neal, muchas de sus canciones oscilan entre los veinte y los treinta minutos.”
Vuestro último álbum salió a la venta también en vinilo. Hay mucho interés de nuevo en comprar este tipo de formato, ¿crees que la gente vuelve a preocuparse por la calidad de la música que escuchan o es simplemente parte de la moda de recuperar el pasado que tanto se ve hoy en día?
“Puede que sea una reacción al hecho de que hoy en día te puedas descargar todo tan fácilmente… pero que esté volviendo este tipo de formato también le da lucidez a la música. Cuando descargas algo es como si la música se desvaneciera en el aire, esos archivos no tienen personalidad. Un LP viene en su funda, es algo que puedes tocar, lo puedes abrir, sacar el pesado vinilo, ponerlo en tu tocadiscos y escuchar el ruido que hace antes de que empiece la canción. Hay algo en todo eso que mucha gente se está perdiendo. Es muy fácil ir a Spotify y escuchar todo lo que quieras, pero me alegro de que los vinilos estén volviendo. Incluso mis hijos se han comprado un tocadiscos, mayormente porque, como bien has dicho, es algo “guay” de tener. Sí que es cierto que se ha vuelto parte de alguna especie de “moda”, pero mientras ayude a mantener ese maravilloso formato con vida, es bienvenida.”
Habéis estado tocando en Japón en la gira de “Banks of Eden”. ¿Cómo es el público asiático comparado con el europeo?
“Hemos tocado dos veces allí. La primera vez fue en 1999, y estábamos advertidos de que sería un público muy reservado, y eso es exactamente lo que pasó. Por eso estábamos mentalizados al respecto y no esperábamos que coreasen las canciones ni nada parecido. Pero esta vez sentimos como si se hubiesen soltado un poco, ¡incluso había gente dando aplaudiendo al ritmo de la canción y alguno se levantó y se puso a bailar! (risas) Fue un sold out completamente, así que había gente sin asiento, de pie, alrededor de las butacas y los veías con los brazos cruzados, pero por el otro lado había gente bailando.”
“Japón tiene una cultura y una tradición muy diferente a la nuestra, les enseñan a no mostrar excesivamente sus emociones mientras que en un país como el tuyo o en definitiva cualquier país europeo liberas tus sentimientos a la música en cualquier concierto. De todos modos, aunque esta vez fue algo más relajada, no deja de ser… reservado. Tener a 700 personas aplaudiendo muy suavemente y observando atentamente cada movimiento que haces te pone bastante nervioso. Te pones a pensar: ¿les estará gustando? (risas). ¡Pero entonces después de la última canción se liberan y te ofrecen una gran ovación!”
¿Veremos pronto un nuevo álbum en solitario?
“No lo sé, depende de lo que pase, no lo he pensado. Con The Flower Kings tenemos pensado entrar al estudio para otro nuevo álbum en unas semanas, así que esa es la prioridad ahora. En segundo lugar está lo nuevo de Transatlantic, como ya he dicho, en mayo. Y después… la verdad es que no lo sé. No planeo las cosas a tanta distancia, acabamos de empezar 2013, quién se lo iba a imaginar, ¿no íbamos a morir todos el año pasado? (risas) Ya veremos lo que pasa. Llevo mucho tiempo trabajando en un álbum sinfónico, una orquestra con adiciones de guitarra eléctrica. Es totalmente distinto a todo lo que he hecho.”
Suena realmente interesante.
“Es algo bastante oscuro. No diría depresivo, pero definitivamente está fuera de la línea “divertida-canta-conmigo”.
¡Eso lo hace todavía más interesante! Por el hecho de que tu música, sea con quien sea, suele tener una connotación generalmente alegre…
“Lo sé, lo sé, es lo que se supone que The Flower Kings debemos ser. He estado trabajando en este proyecto cinco o seis años pero no parece haber tiempo para ello y también me doy cuenta de que es un material que costaría mucho de vender, creo que habría tan sólo un puñado de gente interesada en esa obra. Pero quién sabe, quizá esté equivocado. Definitivamente sacar otro disco en solitario con música similar a la que ya he hecho hasta ahora no tendría sentido, ya estoy en otras bandas que hacen ese tipo de música.”
¿Cómo fue colaborar con Steve Hackett en Genesis Revisited?
“Steve es un tipo verdaderamente agradable, y es muy fácil trabajar con él. Me envió unas pistas y me dijo: “toca lo que quieras tocar”, así que toqué lo que quise. Fue algo muy cómodo.”
¿No te dio directrices?
“No, nada. Me pidió que hiciera “The Return of the Giant Hogweed”, ya que la tocamos con él en el High Voltage Festival en 2010.”
Lo sé, ¡estuve allí!
“Fue muy divertido y en parte surrealista, porque crecí con Genesis, viendo a Steve tocar. De hecho me llegó un mail suyo hace unos días y no deja de ser increíble: ¡Steve Hackett me envía mails mandando saludos para mi familia! (risas) Miro treinta años atrás y no me lo puedo creer. En definitiva, creo que el álbum es maravilloso, lo escucho bastante. Normalmente no escucharía un álbum de viejas canciones tocadas otra vez, pero es brillante. Me encantan todos los temas que aparecen e incluso diría que algunas de las nuevas versiones son tan buenas como las originales.”
¡Última pregunta! Como muchos sabemos, una de las partes más duras y problemáticas de ser músico es tener que trabajar con un productor cuando entras a grabar un álbum, pero mayoría de tus álbumes están producidos por ti mismo. ¿Cómo llegaste al punto en el cual te decantaste por hacer tú mismo esta faena en vez de pagar a alguien para que la haga?
“Surgió como parte de darme cuenta de que, como bien has dicho, podría haber problemas con un productor, ya que tengo ideas muy firmes sobre cómo mis álbumes tienen que sonar. Para trabajar con alguien externo, ese alguien tiene que ser muy especial. Quiero decir, para mí sería difícil trabajar con un productor, pero si es la persona adecuada, alguien dialogador… entonces sí. Lo que no soportaría sería trabajar con alguien que decidiera cómo debe sonar la banda. Incluso si fuera alguien como Trevor Horn, a quien profundamente admiro, no me parecería bien. Alguien que decide cómo va a sonar cada cosa y qué se queda dentro y qué se queda fuera sin que tú tengas derecho a elegir… no es parte de mi concepto de hacer música. Pero, claro, por el otro lado también está el motivo económico (ríe).”
“Pongamos que te gastas 15.000 euros en un productor y luego independientemente de si te da problemas o no, acaba creando un producto peor o igual que el que podrías haber creado tú. No hay ningún tipo de garantía con esto. No es como en el mundo del pop, en el que coges a alguien que ha producido cincuenta números uno, eso sí es alguna especie de garantía. Con el rock progresivo no es de ese modo, no puedo pensar en nadie así. Aceptaría trabajar con alguien que entendiese lo que quiero, alguien con quien hubiese un diálogo abierto. Pero de todos modos tampoco conozco muchos productores de rock progresivo.”
Bueno, Steven Wilson.
“Steven es genial, sí.”
No sé si estaría interesado en trabajar con vosotros después de lo que dijo allá por 2006…
“Lo sé, pero más tarde hablé con él y se disculpó, me dijo que realmente no quiso decir lo que dijo. “Me conozco bien y a veces digo cosas que no pienso verdaderamente”, eso fue lo que me dijo después… Bueno, ahora mirando atrás me parece divertido y me hace reír porque hace diez años rehusaba ese término de rock progresivo, intentó desmarcarse de esa etiqueta con Porcupine Tree y de una forma acorde con esto hizo esas famosas declaraciones. Ahora lo ves hablar de rock progresivo, de su regreso a esas influencias, escuchas sus últimos trabajos en solitario y es innegable que el factor clásico del progresivo más añejo está ahí. Escuché una canción de su último disco y era prácticamente una canción de Yes. Parece que ha cambiado completamente, ha dado un giro de 180º. Pero está en su derecho de decir lo que quiera y hacer lo que quiera, simplemente me resultó muy gracioso que dijera que bandas como Transatlantic o The Flower Kings somos la muerte del rock progresivo y ahora se esté desviviendo por el lado más clásico de este género, trabajando con todos los grandes y grabando discos que suenan a esa faceta revival.”
Supongo que todos cometemos errores, no creo que piense lo mismo que cuando dijo aquello.
“No, por supuesto. Me gusta su música, está claro, así que no importa lo que diga, yo sé lo que somos, no hace falta que él lo ame (ríe). Así que bueno, se disculpó y todo acabó bien, ahora es agua pasada.”
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