Prophets of Rage: contra el sistema establecido
El 15 de septiembre verá la luz el primero y homónimo disco de Prophets of Rage, el supergrupo que se han montado los miembros de Rage Against The Machine junto a Chuck D y DJ Lord de Public Enemy y B-Real de Cypress Hill. Juntos han creado una máquina de funk-hip-hop-metal que no tiene nada que envidiar a los mejores tiempos de RATM. Aprovecharon el verano para actuar en el Download Festival de Madrid como cabezas de cartel y Sergi Ramos se coló en el camerino de Brad Wilk para hacerle algunas preguntas.
El 15 de septiembre verá la luz el primero y homónimo disco de Prophets of Rage, el supergrupo que se han montado los miembros de Rage Against The Machine junto a Chuck D y DJ Lord de Public Enemy y B-Real de Cypress Hill. Juntos han creado una máquina de funk-hip-hop-metal que no tiene nada que envidiar a los mejores tiempos de RATM. Aprovecharon el verano para actuar en el Download Festival de Madrid como cabezas de cartel y Sergi Ramos se coló en el camerino de Brad Wilk para hacerle algunas preguntas.
Prophets of Rage es una banda muy politizada en sus letras y su enfoque. Vivimos en tiempos que, políticamente, son poco menos que convulsos. ¿Se crea la banda por necesidad de remover conciencias en los tiempos que corren?
“No necesariamente pero tiene algo que ver. El principal motivo por el que la banda se puso en marcha fue porque Tom Morello nos llamó a Tim Commerford y a mi y nos dijo ‘tio, lo de estas elecciones me está volviendo loco, todos esos políticos hablando de luchar contra el sistema, de ir contra la máquina…quiero explicarles realmente lo que es luchar contra la maquinaria del sistema’. Así salió. Tim y yo nos subimos a bordo rápidamente, junto a Chuck D y DJ Lord. Quedamos, tocamos unas cuantas veces y lo que salió de allí fue impresionante. Tio, la voz de Chuck D es espectacular. Una de las principales influencias de Rage Against The Machine fueron Public Enemy. Era una banda que escuchábamos constantemente de camino a los ensayos del grupo, así que tener su voz sobre esta música es increíble. Si le añades a B-Real, que formaba parte de la otra gran banda que nos influyó, Cypress Hill, tienes un pack que tiene todo el sentido del mundo en lo musical”.
Hace prácticamente diez años desde que Rage Against The Machine llevaron a cabo la última reunión. ¿Tratabais de cubrir una necesidad del mercado, por así decirlo?
“Tengo que decirte que nunca lo pensamos. Nos pusimos a trabajar y a avanzar como una locomotora, sin mirar a los lados. Cuando vimos que musicalmente funcionaba, debido a la química, tuvimos claro que había que salir a la carretera. Nos divertimos haciendo esto y el siguiente paso lógico era crear nueva música juntos. Tras dos semanas teníamos diez u once canciones, al menos las estructuras básicas. Estuvimos grabando durante el periodo navideño, mientras el resto del mundo está con pijama y alpargatas, y acabamos todo el proceso a principios de enero. Somos seis personas que disfrutamos tocando música juntos y eso es lo primordial. Todos tenemos nuestras motivaciones políticas, si, pero ante todo, somos músicos”.
¿Estaba Zach de la Rocha frenando vuestra vuelta conjunta a la actividad musical? Hablo de Tom, Tim y tu, evidentemente.
“La reunión de Rage Against the Machine era una reunión de cuatro personas. Necesitas a esas cuatro personas de acuerdo para llevar a cabo la reunión. Tocamos algunos shows entre 2007 y 2011 y el último show que hicimos fue en Los Ángeles, en el Coliseum, donde todos íbamos de pequeños a ver los partidos de los Raiders y el cual era uno de esos sitios que teníamos que tachar de la lista. Ahí acabó todo. Ese fue uno de los motivos, también, por el cual formamos esta banda”.
¿Es peligroso a efectos de seguridad vociferar tus inclinaciones políticas? Por ejemplo, ciertas bandas muy pro-americanas se sienten amenazadas en Europa actualmente y llevan mucha seguridad adicional. ¿Como afecta vuestra inclinación política a la seguridad personal de la banda?
“B-Real es el que mejor lo explica: los tiempos peligrosos necesitan canciones peligrosas. Rage Against the Machine no son extraños a esa actitud. No componemos música cómoda, componemos música que refleja los tiempos en los que vivimos. Esto es lo que hacemos. No vamos a dejar de tocar música o de comunicarnos con la gente. No me puedo imaginar una vida en la que no haga eso. No hay nada mejor que un grupo y un público celebrando la música”.
Los 90 fueron ciertamente salvajes para Rage Against the Machine. ¿Es menos divertido girar hoy en día?
“Siempre hay un riesgo en todo lo que haces. En los 90 fuimos una de las bandas consideradas de ‘las más peligrosas’. No somos extraños a girar con un cierto factor de riesgo. Las cosas ahora no son distintas para nosotros”.
“Unfuck the World” tiene un significado positivo en medio de todo el pesimismo reinante en la mayoría de la música rock y metal.
“Todo nuestro mensaje es positivo. Esta banda y Rage Against the Machine se dedican a escribir canciones de amor, canciones de amor de verdad, que denuncian injusticias, porque nosotros no queremos ver injusticias ni queremos ver crueldad. No queremos ver a humanos aprovechándose de otros humanos. Estamos en contra de todo eso. El mensaje que queremos dar siempre va a ser positivo, siempre ha sido positivo”.
¿Ha sobrado mucho material de las sesiones de grabación de “Prophets of Rage”, el disco que editaréis en septiembre? ¿Hay planes de hacer un segundo disco en un futuro a medio plazo?
“Estuvimos de gira todo el verano de 2016 y eso provocó que creásemos una química como banda. Tras eso nos tomamos tres semanas de descanso y nos metimos a componer en octubre de 2016. En dos semanas hicimos las once canciones que te comentaba y las grabamos y refinamos. Cuando hay una química y cuando hay seis personas conectadas que quieren trabajar juntas el proceso de hacer música es mucho más rápido y entretenido.”
Eres uno de los bateristas con más groove de los últimos 25 años. Una de las cosas que más me han gustado del disco de Prophets of Rage es escuchar a un baterista que no tiene cada golpe cuadrado sobre Pro Tools. Tu batería respira entre golpe y golpe y suena humana.
“Bueno, gracias en primer lugar. Mi carrera como baterista está orientada específicamente a eso, a que las canciones tengan espacio. Me dedico al espacio entre notas, no a las notas y al sonido de estas. Teniendo eso en cuenta…mira, mi novia lo describió como un remolino. Un remolino que reúne diferentes fuerzas para generar una corriente. Eso es lo que yo intento hacer con mi estilo como baterista. Crear ese espacio y ese movimiento y mezclar todos los elementos para crear una corriente”.
Entiendo pues que trabajar en “13” de Black Sabbath tuvo que ser un sueño hecho realidad, dado que tu estilo debe mucho al de Bill Ward.
“De ahí lo aprendí todo, de Bill Ward. Yo quería ser Bill Ward. Me sentaba al lado del tocadiscos y estudiaba las partes de batería de Black Sabbath como si me fuese la vida en ello. Es algo que está en mi ADN. Tener la oportunidad de tocar con ellos fue uno de esos momentos en los que debo pellizcarme para asegurarme de que no estoy soñando. Estuve cagando ladrillos el primer par de días después de la audición. Luego me pidieron que volviese y a las dos semanas estábamos grabando un disco. Fue una experiencia increíble”.
“Hace poco vi a Tony Iommi por primera vez en un par de años. Lo encontré en los Metal Hammer Awards y le pregunté que cuando grabamos el próximo disco (risas).”
No están opuestos a seguir grabando, según ha dicho Iommi.
“Eso es lo que yo también he oído. Le dije ‘¿tienes algún riff?’ y me dijo ‘soy Tony Iommi, claro que tengo riffs’ (risas).”
Siendo un fan de Bill Ward ¿te costó tomar la decisión de calzarte sus zapatos para ser el baterista de esas sesiones teniendo en cuenta que él quería trabajar con Black Sabbath y el management no se ponía de acuerdo con él?
“Mira, te cuento lo que pasó: cuando me preguntaron si quería tocar la batería en el disco les dije ‘por favor, arreglad las cosas con Bill Ward porque él debe tocar en este disco. Me halaga que me lo hayáis pedido pero Bill es la persona que debe tocar la batería con Black Sabbath’. Pasaron nueve meses, me llamó Rick Rubin y me dijo ‘Brad, si no grabas este disco de Black Sabbath lo va a grabar otra persona y no va a ser Bill Ward’. Así que le dije ‘entendido, nos vemos mañana en el estudio’. Por entonces aún estaban haciendo algunas audiciones y estaban probando a otros bateristas. Fue todo un poco desquiciante y alucinante a partes iguales” .
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