Progresivos sin llegar a las poses: Haken
Algo menos de una década de intenso trabajo es la que los británicos Haken han necesitado para ser considerados como uno de los conjuntos más notables e influyentes del género progresivo moderno. Su último trabajo “Affinity” es, en ese sentido, una verdadera declaración de intenciones, rehuyendo de los clichés que han estigmatizado al rock de vanguardia de los últimos tiempos.
Algo menos de una década de intenso trabajo es la que los británicos Haken han necesitado para ser considerados como uno de los conjuntos más notables e influyentes del género progresivo moderno. Su último trabajo “Affinity” es, en ese sentido, una verdadera declaración de intenciones, rehuyendo de los clichés que han estigmatizado al rock de vanguardia de los últimos tiempos. Sobre este álbum, su popularidad en auge y muchas otras cosas estuvimos hablando con Diego Tejeida, el virtuoso teclista de origen mexicano del conjunto londinense.
Por el principio empezaremos: ¿qué tal está yendo la gira?
“Hasta ahorita está yendo excelente. De hecho tocamos en Zoetermeer [ciudad holandesa] y es interesante porque es la cuarta vez que tocamos allí. La primera vez tocamos para unas doscientas personas y ahora tocamos para más de setecientas, lo cual fue genial. También tuvimos un show sold out en París y casi lo logramos en Londres con seiscientas personas. Así que hasta ahorita bien, creo que vamos por el séptimo u octavo show, no estoy muy seguro. Cuando estás de gira pierdes la noción del tiempo, no sabía ni que hoy era jueves.” [Risas]
“La verdad es que va bien, es gratificante ver el crecimiento. Ahora tenemos nuestro propio tour bus y en ocasiones hoteles, así que podemos dormir un poco y despertar en la siguiente ciudad habiendo descansado.”
¿Cuándo empezasteis a notar este cambio de público? ¿Fue con “The Mountain” en 2013?
“Bueno, obviamente sí. Cuando empecé tocando con Haken dar un bolo para cincuenta o sesenta personas equivalía a dar un buen show, y como máximo teníamos diez shows en todo el Reino Unido. Eso fue antes de “Aquarius”; luego empezamos a crecer, empezamos a girar por Holanda o Estados Unidos, e incluso llegamos a tocar en festivales. Pero al principio nuestros shows eran relativamente pequeños, tener unos trescientos o cuatrocientos asistentes era dar un muy buen show. Fue creciendo poco a poco. “The Mountain” nos llevó al siguiente nivel, ya que recibió mucha atención de gente muy importante en el entorno, como Mike Portnoy o Jordan Rudess; también fue nuestro primer disco con el sello InsideOut, lo cual fue un cambio importante. El sonido fue diferente gracias a Jens Borgen, que fue el encargado de mezclar el trabajo y también fue muy importante para esa evolución.”
“No hemos tenido ningún headline tour desde hace dos años, cuando giramos con Leprous. Hicimos unos shows en festivales el año pasado y estuvimos haciendo support para Neal Morse. Así que ahora que con “Affinity” hemos vuelto a tener un headline tour, se nota. En sitios como Holanda había casi setecientas personas en el público. Es muy gratificante ver la evolución que ha habido en todo este tiempo.”
Resulta muy curiosa la relación que existe entre Haken y Leprous – y de hecho no hay más que ver el cartel de vuestra gira; Rendezvous Point [proyecto paralelo de Baard Kolstad, batería de Leprous] son los teloneros de vuestros shows en este tour. ¿Cómo empezó todo?
“Es extraña esa relación, como tú dices, porque de alguna forma todos vemos a Leprous como a una banda hermana. Estamos al mismo nivel de nuestra carrera, empezamos casi al mismo tiempo y tenemos casi la misma cantidad de álbumes. El primer show que hicimos en ProgPower Europe en septiembre de 2010 fue la primera vez que coincidimos. Siempre tuvimos la idea de girar juntos o trabajar juntos de algún modo, hasta que en 2014 se cumplió esa idea. Hasta entonces no nos conocimos cara a cara. Sabíamos que existíamos, pero nada más. Hicimos esa gira por el Reino Unido y fue excelente. La verdad es que la única vez que he visto el show de la banda que girase con nosotros cada noche fue con ellos. Tienen un show muy enérgico, muy atmosférico, y cuidan cada detalle de éste, lo disfruto mucho siempre. Son excelentes. Además tienen un gran sentido del humor, súper sarcástico, muy oscuro y muy gracioso. Nos hicimos muy buenos amigos, y no sólo de ellos, sino de su crew: su técnico de luces, su técnico de sonido… Cuando coincidimos en festivales es como ver a un viejo amigo, como alguien de la familia.”
Haciendo conjeturas, ¿existe la posibilidad de realizar un split junto a ellos en alguna ocasión? ¿Se ha planteado esa idea alguna vez?
“Tuvimos a Einar [Solberg] en “Affinity” realizando los growls de “The Architect”, y Baard me comentó que en cierto punto podríamos hacer algo, pero no hemos concretado nada. La posibilidad está abierta, pero no hay nada pensado. Que quede claro.” [Risas]
Antes hablábamos del tema de los festivales. Recuerdo que la primera vez que os pude ver fue en vuestra actuación del año 2015 en Be Prog! My Friend y hay algo que me llamó mucho la atención: siendo Haken una banda de rock progresivo – si es que acaso es esa la etiqueta con la que os identificáis – la imagen que proyectáis sobre el escenario no es la de unos chicos tocando bien sus instrumentos – que también, quede claro [Risas] –, sino que es más cercana a la de rockstars, especialmente en el caso de Ross [Jennings]. ¿Cuánto hay de premeditado en eso?
“Yo creo que eso tiene que ver con nuestras personalidades. Eso se ve claramente en el escenario. Ross es muy extrovertido, pero yo también de repente salgo a tocar con el keytar, y Conner [Green] igual. Charles [Griffith] es una persona más tranquila, está en su onda, en sus riffs, así que sí, depende totalmente de nuestras personalidades. A mí personalmente me gusta mucho la presencia de Ross, tiene mucha energía e interacción con el público, pero no es algo que nos hayamos sentado a ver. Es algo que ha ido fluyendo. Llevamos un buen rato haciendo esto y te das cuenta qué cosas funcionan con tu personalidad y qué cosas no. Podemos hacer lo que queramos, pero dentro de unos límites. Por ejemplo, no sé, utilizar ropa ofensiva, que no es el caso, pero siempre tenemos una imagen que ofrecer: somos gente tranquila y disfrutamos haciendo música para el público.”
Se suele decir en el ámbito de la música progresiva que Inglaterra es su templo. ¿Estás de acuerdo con esa idea? ¿Os sentís embajadores de esa imagen?
“Creo que soy la persona incorrecta para hacerle esa pregunta dado que no soy inglés. [Risas] Pero le debo muchísimo a Inglaterra en cualquier caso. Creo que desde mi perspectiva, la de alguien que no ha nacido en este país, fue un país muy grande en el pasado. Obviamente, en los setenta tienes las mejores bandas de progresivo allá, desde Gentle Giant hasta Pink Floyd. Y actualmente hay muchas bandas, pero no creo que sea lo que fue. Hubo una época en la que en los charts tenías a King Crimson, a Pink Floyd o a Yes como bandas mainstream. Hoy en día eso no pasa más allá del pop, el drum and bass o la electrónica. Claro que tienes a Steven Wilson, que es enorme. Se ha vuelto muy grande en los últimos años, aunque estuvo en la escena quince años antes de que empezase a tener el éxito tan monstruoso que tiene ahora.
Así que creo que esa sería mi respuesta: es algo que sigue ahí, pero que no tiene nada que ver con el apogeo que tuvo en los setenta.”
¿Hay algo de nostalgia por esa época en “Affinity”? Porque viendo temas como “1985” parece que hay parte de esa idea, con guiños a esos ambientes tan propios de la música de Rush. ¿Cuál era vuestra intención con este álbum?
“Definitivamente hay una gran influencia retro, muy ochentas, es muy obvia, es algo que puedes ver en el arte, en la tipografía o en la campaña de publicidad que hicimos para promocionar el álbum – le dijimos a nuestro webmaster que pusiese algo del estilo MS-DOS. En los teclados hay una gran influencia de Vince DiCola, responsable de soundtracks de los ochenta como “Rocky IV” o “Transformers”. Es como un ídolo desconocido de los teclados en los ochenta, con esos sonidos tan fuertes con tantos sintetizadores y esas baterías con tanta reverb que parece que estés escuchando a alguien tocar en un hangar de aviones.”
“Digamos que no fue algo premeditado, no nos sentamos a decir “vamos a hacer esto”. Fue una idea que fue desglosándose cuando fuimos trabajando en los sketches y dijimos “okey, esto tiene que ser ochentas”. Pero también hay muchas influencias futuristas. Canciones como “The Endless Knot”, que es como muy dubstep, muy drum and bass, muy trance – una corriente que es totalmente ajena a eso –, también muy post-rock o ambient, que me gusta mucho, – como en “Red Giant” o “Bound By Gravity” –, a lo Sigur Rós. Así que no está nada más eso. Sí que es más pomposa o hace más ruido la de los ochenta, pero hay también otros estilos que aunque han pasado desapercibidos también están ahí.”
¿Hay algún concepto en particular detrás de “Affinity”?
“Hay temas recurrentes, y hay una línea, pero eso es algo que hemos querido mantener para nosotros. Hay un sentido en el por qué el orden de las canciones y demás, pero preferimos reservarlo para nosotros. Sí que es cierto que hay temas que van apareciendo relacionados con la psicología social, como por ejemplo la interacción entre nosotros, ya sea a modo de colectivos o personas, y del cómo buscamos una identificación con algo. Cuando una persona nos cae bien es porque nos identificamos con ella, y hay un reflejo en quienes somos nosotros mismos. Lo mismo pasa con los grupos: ya sea con tus amigos, con tu familia o con tu país, hay algo que te une, sea la bandera, el equipo de fútbol, la música que escuchas o que seas coleccionista de estampillas de Correos, lo que sea. Siempre hay algo que te refleja a ti. De ahí viene un poco el nombre del disco, “Affinity”, esa afinidad que sentimos con las cosas.”
“Y por otro lado lo contrario, las diferencias que hacen que haya conflictos – en muchos sentidos: lenguaje, apariencia, idioma, ideología, gustos… Cuando alguien no te reconoce a ti de cierta forma o te recuerda las partes que no te gustan de ti es algo que genera cierta animosidad. Y todo este concepto de la psicología social también conecta con la tecnología: cómo lo que utilizamos hoy en día es un reflejo de nosotros mismos, del ser humano, y del cómo estamos dejando de utilizar nuestro cerebro. Hoy en día somos incapaces de recordar algo si no tenemos Google en la mano, y tampoco podemos encontrar una dirección si no tenemos cerca Google Maps. Y en cierto modo Google Maps ya es parte de nuestro cerebro, porque estamos delegando esa función cerebral a la tecnología. Así que esos todos los temas que suceden en “Affinity”.”
Subjetivamente, me ha parecido que “Affinity” es en líneas generales un álbum mucho más sobrio viendo vuestros precedentes, tomando más en serio influencias como la música electrónica y dejando de lado los convencionalismos del rock progresivo. ¿De dónde surge esa inspiración?
“Si tenemos que hablar de música electrónica a quien tienes que culpar es a mí – a excepción de los electronic drums que Raymond [Hearne] lleva incluyendo desde “The Mountain”; por ejemplo en “Because It’s There”, donde había un poco de glitch-hop en las baterías. Supongo que tiene que ver mucho con el punto en el que estamos, creo que de alguna manera estamos madurando. Cuando escucho ahora “Aquarius” pienso que hubiese hecho las cosas muy diferentes. Entonces tenía veintiún años. Ahora puedo mirar hacia adelante y quiero tener mi propio sonido, es lo que todos buscamos en la banda. Siempre es inevitable que te comparen con otras bandas – así es como funciona el cerebro humano, siempre buscas un punto de referencia –, pero ese es nuestro objetivo, sonar distintos. A parte de rock y metal, yo crecí escuchando psychedelic y progressive trance y cosas muy enfermas y oscuras con muchos juegos de teclados. Y ahora ya no hay tanto esa idea de “uh, es que esto no encaja, uh, es que esto no es prog”, es como “¿funciona? Sí. ¿Suena bien? Sí. Adelante”. Fue en este álbum, “Affinity”, donde esas ideas de esta corriente funcionaron. Evitamos esas barreras y sólo nos fijamos en la música en sí. Hay mucha gente que es metalhead y no lo entiende. Me voy a YouTube y veo comentarios como “es que esto es muy electro”. ¡Toda la música que escuchas es electrónica, incluido el metal! Todo tiene una computadora implicada, todo tiene software integrado. Es como un cliché, es como… ¿Cómo decirlo? Es como un tabú. “No, es que la guitarra y el moog se han hecho con computadora”. El otro día después del gig se me acercó un fan y me dijo “¡fue interesante ver la sección de dubstep en vivo!”. ¿Cómo crees que lo grabé? [Risas] “No, es que mucha gente usa la computadora”. Yo lo toco en vivo, es parte de lo que quiero hacer, son sonidos que igual nadie usaría. Así que fue una situación que se prestó a ello, toda la onda ochenta y demás. Igual en el próximo álbum no hay nada de eso, va a depender del sonido del próximo álbum y de qué vibra en la música.”
¿Crees que el futuro – ya no del rock progresivo, término que se pone en entredicho con álbumes como el vuestro – de la música va hacia esa dirección, en la fusión de géneros por tal de crear una identidad sonora más personal?
“Yo creo que sí. Tal y como yo lo he vivido, tienes dos ramas de pensamiento respecto al rock progresivo: hay gente que cree que es la calcomanía de un género que existió en los setenta, e involucra [como teclista] usar un Moog, un Hammond, un mellotrón… Ese es el sonido del progresivo. Bandas como ELP, Genesis, King Crimson… Hay gente que piensa que el género está muy institucionalizado. Pero por otro lado está la gente como yo, en especial gente que toca un estilo más moderno y es más joven, que dice “bueno, en los setenta había este género, que no era un género, sino una mentalidad”. Ahora tenemos tecnología nueva – porque por aquel entonces el Moog era algo moderno –; vamos a usarla. Seguro que por aquel entonces había gente que escribía reseñas diciendo “ah, ¡esos instrumentos no son reales!”. [Risas] Pero en ese momento era algo nuevo y explotaban la tecnología que tenían. La tecnología de grabación que tenían era muy precaria, y explotaban eso para hacer cosas enormes. Cuando escuchas a ELP suena muy grande a pesar de las limitaciones que tenían; no tenían Logic ni ProTools ni todas las cosas que tenemos ahora. Ellos pensaban en innovar, y creo que hay bandas que han continuado con esa mentalidad de “progresivo”, incorporando cosas nuevas. Y creo que en este punto sería un error limitarse y decir “no, el progresivo ya está hecho”. No, sigamos innovando integrando las novedades de la tecnología y grabando las cosas que están pasando a nuestro alrededor explotándolas de forma creativa. Hay bandas como Leprous que están haciendo eso, o en su momento Dream Theater, que se hicieron enormes explotando lo que tenían para llevarlo al siguiente nivel – y son iconos ahora. No hay ninguna banda que no pueda ser comparada con Dream Theater – o por lo menos los que escriben reseñas no pueden hacer eso.”
Precisamente quería preguntarte por eso mismo: ¿qué peso ha tenido Dream Theater en este álbum? Creo que la huella sonora que han dejado en él es significativa.
“Creo que es imposible no tener una influencia de Dream Theater si tocas progresivo moderno. Creo que a muchos se les olvida que Dream Theater fueron pioneros; esto es lo que en conceptos de economía se llama “ancla”, un punto de referencia. Y siempre lo serán, porque fueron los primeros en hacer esto. Y es inevitable. Es como si por ejemplo ahora hago un canon vocal; inevitablemente sonará a Gentle Giant, porque fueron los primeros en hacerlo. Y obviamente debes pagar el tributo a tus ancestros. Pero de alguna forma, cuando lo piensas, ¿dónde termina todo esto? Porque si sigues yendo hacia atrás ves que todo viene del blues. Y cuando te vas al blues dices “no, es que todo viene de la clásica”. Así que respondiendo a tu pregunta, ellos fueron pioneros y creo que es imposible, totalmente imposible, no tener influencia de ellos. Incluso si lo haces de forma inconsciente. Creo que a partir de Dream Theater han salido una gran cantidad de bandas por las que sentimos un gran respeto. Porque ellos fueron los primeros en romper el mito de que lo clásico está institucionalizado. ¿Cuánto llevan, treinta años?”
Algo así, sí.
“Claro. Es que es como decir que a día de hoy toda banda de rock suena a Metallica, fue gente que hizo algo nuevo. Personalmente tengo la suerte de ser amigo de Jordan Rudess, es como un mentor para mí – aunque no vamos en la misma dirección, aunque me encantaría poder tocar como él; mis habilidades son diferentes y también mi enfoque. Pero es una persona a la que respeto muchísimo, crecí escuchando su música, y para mí todo esto es irreal. Cuando tenía catorce años era un sueño poder ir a una gig de la banda y ahora somos amigos. Me ha ayudado en muchas cosas y les tenemos un gran respeto. ¡Eso no significa que queramos ser ellos! [Risas] Hay gente que dice “no, es que ustedes son los siguientes Dream Theater”. ¡No! Dream Theater están ahí, y no volverá a haber otros Dream Theater porque sólo hay uno. No hay punto en recrear lo que ellos hicieron, y sólo ellos saben ser Dream Theater. Y nosotros sólo sabemos cómo ser Haken.”
¿Cómo ha sido el proceso de escritura de este álbum? ¿Ha variado mucho respecto a los anteriores?
“Ligeramente. Es un gran contraste desde que escribimos “Aquarius” hasta ahora. Cuando hicimos ese álbum Richard [Henshall] era el principal compositor y Charles [Griffiths] y yo éramos los nuevos. Él escribía las estructuras de las canciones y nosotros trabajábamos como arrangers. Yo era nuevo y cuando entras en un grupo lo último que quieres es imponerte; lo primero es aprender las dinámicas. Al principio éramos muy cerrados, pero con el tiempo nos hemos mostrado todos muy creativos y cada cual tiene su especialidad. Poco a poco eso se fue desenvolviendo y en “Visions” todo empezó a fluir mucho más; Ray y yo hicimos los arreglos de los cuartetos de cuerda y los cornos franceses en vivo, y me encargué de “Premonition”. En “The Mountain” hubo incluso mucho más implicación por parte de todos. Yo me encargué de todo el proceso vocal y lo produje junto a Ross. Hubo mucho más feedback entre todos, se convirtió en un proceso mucho más comunal. En “Restoration” la música ya fue hecha entre todos; así que en “Affinity” todo fue una transición natural. Como te digo, todos tenemos nuestra especialidad: Charlie es el de los riffs pesados, con cojones; en lo que a mí respecta, la selección de los sonidos y las harmonías; Conner le da el groove a lo que hacemos; Ray es muy bueno con las melodías, especialmente las vocales. Todos tenemos input. Sé que si presento una idea todos van a poner de su parte y al final terminará siendo un monstruo. Es un proceso muy dinámico en general.”
Hay algo que siempre me ha llamado mucho la atención de Haken es vuestro peculiar sentido del humor y la poca seriedad de la que a menudo hacéis gala – y más viendo vídeos como “Cockroach King”. ¿De dónde surge ese sentido de la parodia?
“Parte de nuestra personalidad. No somos ese tipo de banda que digamos “¡agh, somos los mejores!”, no estamos para poses. Sí que hay temas muy serios con letras muy serias, pero en general siempre tenemos una parte de humor, aunque muy sutil, de algún modo como muy inglés, que es como serio pero raro. No es un humor obvio. En este caso la sección de Vince DiCola en “1985”, cuya contribución es graciosa. A fin de cuentas es eso, nuestra personalidad: nos encanta divertirnos y lo que hacemos es entretenimiento. Si has tenido un mal día en el trabajo o estás pasando una mala racha lo que quieres es eso, entretenerte, alejarte de tus problemas y divertirte con el show. Ese siempre ha sido el objetivo de la música de Haken, porque muchas veces nuestro objetivo es el de dibujar una sonrisa – no hay más que ver el vídeo de “Earthrise”. Nunca ha sido llenar nuestro ego o la autosatisfacción, nada de eso.”
Fernando Acero
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