Desde hace unos años, los suecos Graveyard están imparables. No dejan de girar, no dejan de grabar y no dejan de crear música que parece sacada de hace cincuenta años, todo con la solvencia de una banda bien consolidada que pasa media vida en la carretera.

Desde hace unos años, los suecos Graveyard están imparables. No dejan de girar, no dejan de grabar y no dejan de crear música que parece sacada de hace cincuenta años, todo con la solvencia de una banda bien consolidada que pasa media vida en la carretera. Su nuevo disco se titula «Innocence & Decandence» y explora territorios que van del blues rock de sonoridades flexibles a planteamientos jazz. No hay limites en lo musical y el guitarrista Jonatan Ramm se lo cuenta a Sergi Ramos con orgullo.

¿Porqué crees que Graveyard tiene tanta presencia entre el público del rock duro y el heavy metal?

«Pienso que al principio éramos una banda más hard rockera y que eso nos ha hecho atractivos al público del rock duro y el heavy metal. Por otra parte, también estamos en un sello prominentemente metalero, como es Nuclear Blast y estamos enfocados a un público muy metido en ese género».

La banda se está volviendo más psicodélica por un lado y más 60’s por otro lado. Parece que a medida que avanza el tiempo para vosotros retrocede.

«No lo había interpretado de esa manera (risas). Cuando la gente describe nuestra música habla de la movida retro y me parece bien: hay que describirnos de alguna manera. Pero pienso que la banda debe aportar algo nuevo, poner algo nuevo sobre la mesa. No queremos ser simplemente una banda retro más».

«Cuando haces un disco estás muy seguro de lo que haces pero a medida que va tardando un tiempo en editarse comienzas a dudar de lo que has hecho y a pensar en las cosas que deberías haber cambiado. Pero eso nos pasa siempre (risas)».

The Sword tienen un estilo, Graveyard tienen otro, Kadavar tienen otro, Imperial State Electric tienen otro… ¿se puede considerar que la escena ‘retro’ tiene un denominador musical común como se intenta hacer ver?

«No sabría decirte. La música se debe describir de alguna manera y los medios son especialistas en ello. Quiero poder describir mi música, obviamente, pero no es fácil. Imagino que soy vago, pero suelo decir que somos heavy blues o classic rock, que son las respuestas más habituales. Cada género es amplio y es difícil entender como suena una banda sin haberla escuchado. Pero entiendo que hay que describir a las bandas de algún modo y que es necesario poner etiquetas. Si tienes influencias de viejas bandas y suenas de una determinada manera, te llaman retro rock y lo veo correcto. Pero espero que estemos aportando algo nuevo a todo esto».

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Hay una serie de países donde esta música tuvo su origen, como son el Reino Unido y Estados Unidos. ¿Tenéis mayor aceptación en aquellos territorios donde todo tuvo su origen?

«Pienso que sí. La diferencia entre públicos en cada país tampoco es tan grande. Si vamos a España, USA o Alemania tenemos una reacción similar del público. A todo el mundo le parecemos una banda interesante en mayor o menor medida y estoy muy agradecido por ello.»

«Si vamos al sur de Texas, donde a la gente le gusta mucho Lynyrd Skynyrd y cosas así, suelen tener mucho más interés por nuestra banda que en Suecia, aunque funcionemos muy bien en Suecia también. Hay lugares donde un cierto género de música es más familiar que en otros.»

Hay un enfoque algo jazzy en la música de la banda. Una canción como «Exit 97», por ejemplo, es muy jazz. ¿Toca con escobillas?

«Tengo que hacer memoria. Creo que usó unas baquetas muy pequeñas. Cambió varias veces durante la grabación, usando diferentes parches y diferentes tipos de baquetas. Generalmente usa las más gruesas pero para este tema cambió a algo más ligero y tocó más suave».

¿Es un camino que os gustaría seguir explorando?

«Si, nunca se sabe. Nunca planeamos hacia donde vamos, dejamos que la música nos lleve. Nos gusta no tener un plan y ver que sale. Es una buena manera de trabajar y para nosotros es efectiva. Nos permite evolucionar. Una de las cosas que aprecio más de la banda es que podamos bajar el volumen y tocar suave cuando es el momento. No necesitamos estar tocando siempre a tope».

¿Hacéis una gran pre-producción antes de ir al estudio o desarrolláis las canciones durante la grabación propiamente?

«Hemos trabajado de manera distinta esta vez. En este disco hemos tenido tiempo para componer, cosa que no sucedió en los trabajos anteriores. Hemos podido preparar los temas a conciencia. Previamente hemos trabajado en el estudio en mayor medida. En esta ocasión solo teníamos dos semanas reservadas para grabar y teníamos que ir por faena, lo que implica traer las canciones finalizadas al máximo nivel posible.»

¿Os gusta usar a un productor para pulir las canciones?

«Creo que en esta ocasión no hemos hecho demasiados cambios estructurales salvo en algunos temas donde nos hemos atascado más. Obviamente Johan Lindström ha aportado sus ideas de melodía, coros e incluso ha tocado el órgano en «Exit 97″. Pero, vaya, las estructuras estaban listas antes de ir al estudio y eso no se ha tocado».

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El viene de un ambiente más experimental, habiendo trabajado con Tonbruket . ¿Fue eso un reto para vosotros?

«Creo que esa canción, ‘Exit 97’, no habría cambiado demasiado de no haber trabajo con él. Pero está claro que ha añadido mucha energía y enfoque a la hora de tocar las canciones y transmitir las vibraciones adecuadas. Es un buen colega de grabación, porque sabe lo que hace y ha grabado a muchos artistas. Tiene grandes ideas y es un gran músico y productor».

¿Que clase de rack usas? ¿Qué parte de tu sonido sale del ampli y que parte es efectos?

«Casi todo lo que hacemos es en directo, así que casi todo viene directo del amplificador. En un par de canciones usamos sintetizadores añadidos más tarde, pero la mayoría de cosas salen del ampli. No usamos muchos efectos tocando. Tenemos un pedal de wah wah y pequeños boosts de volumen, pero no mucha cosa más».

¿Es complicado conseguir un sonido añejo en el año 2015? Va totalmente en contra del rumbo que toman las tecnologías de grabación.

«Pienso que todo el mundo debe buscar la manera de grabar que más le gusta. Si quieres grabar directamente con el ordenador y dedicarte a cortar y pegar, está bien. Pero para mi es más gratificante escuchar a una banda que toca en sincronía. Si captas el momento mágico y lo puedes grabar, eso no tiene precio. El oyente lo percibe. Eso jamás se consigue con el corta y pega u otros métodos «eficientes» de grabación.»

Siempre se ha relacionado el rock más psicodélico con el uso de drogas. ¿Es el caso de Graveyard? ¿Usáis las drogas para meteros en la zona adecuada para componer?

«Las drogas pueden tener un gran efecto sobre ti, dependiendo de lo que sea. No creo que debas meterte en la droga para comenzar una banda y componer música. Imagino que realmente nunca deberías meterte en la droga en si (risas). No creo que las drogas te conviertan en nada. Pienso que las drogas simplemente te añaden un extra de inspiración cuando ya estás componiendo. Puedes tener ideas más alocadas, ideas que de otro modo no saldrían de tu cabeza jamás. Pero tiene que haber un límite y tienes que saber lo que estás haciendo…si lo haces!».

«Compré toda esta cocaína y no he conseguido componer ni una sola canción»

(Risas) «Devolvedme mi dinero!».

Cuéntame como funciona el tema de las ayudas gubernamentales a grupos suecos. ¿Es real?

«El estado ha aportado ayudas para adquirir equipo o un local de ensayo para practicar. Es algo muy bueno, pero ha habido muchos recortes también aquí. No es que el gobierno sueco cree bandas y las alimente como exportación del país. No es más fácil para nosotros que para las bandas de otros países mas allá de adquirir instrumentos y alquilar un local. Pero eso es todo».