En un bar con Leo Jimenez: charlas de madrugada (II)
Pasaban las dos de la madrugada y ahí seguíamos: Leo con un agua, yo con una cerveza y un amigo que le echa una mano durante la gira de firmas con un necesario café con leche. El tipo sano, el periodista alcohólico y el tío responsable que lucha contra las horas de sueño recomendadas. Pero nos quedaba traca.
En la distancia, un señor chino pensaba “a estos no los saco de aquí antes de las tres”, que es cuando cierran los bares en Barcelona. Pero sí: a las 02:45h dimos por acabada la charla y nos despedimos. De aquellos minutos, otra infinita colección de reflexiones, verdades y consideraciones varias sobre todo lo que rodea a su carrera. Leo es “la” entrevista del metal de este país, probablemente junto con Txus de Mägo de Oz y Sherpa de Barón Rojo (perdón, ¡Los Barones ahora!).
Tú eres bastante anti-redes y anti-tecnología en ese sentido. ¿De qué modo te perjudica o ayuda a tu carrera? Hay una gran parte de la mística de un artista que se pierde por la sobreexposición en las redes sociales, pero por otro lado es beneficioso a la hora de comercializar o vender un producto. Llegas a mucha gente de una manera más rápida y efectiva que en el pasado.
En mi caso concreto, lo bueno que tengo es que hace tiempo que no me callo con nada. Cuando algo me toca los huevos lo digo en primera persona, y tiendo a decirlo en mis redes sociales porque para eso son mías. Habitualmente, cuando son cosas de mantenimiento tengo un community manager. Todo lo que sea subir una foto, poner un cartel de un concierto… todo eso lo hace una persona encargada a la que le digo lo que tiene que poner.
Pero claro, de repente me tocan los huevos durante veinte días en la gira de Latinoamérica y yo hago un vídeo en primera persona y lo subo yo. De vez en cuando me salto mi propio protocolo porque me apetece decir algo a los cuatro vientos. Normalmente es algo bastante poco acertado por mi parte, porque tengo muy mala hostia y lo hago de muy mala manera. Sin querer monto una movida en las redes sociales en la que me suben las visitas y de tener 250.000 suben a 300.000 los seguidores porque la gente es así de morbosa y les encanta la prensa rosa. Cuando Leo se rompe y se caga en Dios las redes sociales funcionan de la leche.
No es que lo tenga descuidado, es que en mi caso concreto lo utilizo como una forma de trabajo para publicitar conciertos, discos y trabajos así, y de vez en cuando, cuando tengo cosas que decir las digo, aunque no doy carnaza cuando me lo piden, ya que este tipo de cosas se convierten en carnaza inevitablemente.
Una gira difícil
¿De qué modo te ha afectado el famoso vídeo de la gira latinoamericana? ¿Te ha generado algún tipo de problema? Las redes sociales tienden a sobredimensionar muchas veces las situaciones y luego pasan dos semanas, se enfría el tema y vuelve todo a la normalidad.
Para la gente que me ha querido siempre de verdad y más allá de la opinión que tengan sobre mí como persona, no me ha afectado en absoluto. Creo que me ha afectado en el sentido de que aquellos que tenían la sospecha de que yo era un gilipollas, ahora ya lo han confirmado directamente según su punto de vista. La gente a la que no le caía bien y que deseaba tener una excusa para ponerme la cruz me la ha puesto. Pero es que me la iban a poner exactamente igual. A quienes me odiaban les he dado el hueco perfecto para meterse a hacerme daño. Entonces, vaya, me la suda.
Personalmente creo que no me ha afectado en nada, más bien me afectó lo que fue la gira en sí. Aprovecho para explicarte en cinco frases cómo fue aquello, ya que como te he dicho antes me enrabio y no siempre encuentro las mejores palabras: En la gira latinoamericana a veces no tienes tiempo ni para ducharte. Entre país y país a lo mejor solo pasan doce horas.
Como ya te lo sabes de antes, firmas un contrato o pones una serie de cláusulas en las que le dices a los promotores de allí que no se va a poder hacer meet & greet ni nada con los fans porque no tenemos tiempo físico para estar en el país atendiendo a nadie porque a lo mejor vengo sin comer, dormir o ducharme y no voy a ir oliendo a sobaco para atender a 20, 50 o 100 fans. Te dicen que vale, que genial, llegas a ese acuerdo y cuando llegas al país te encuentras a 50 personas en la prueba de sonido con el disco en la mano. El primer día, por el bien de los fans intentas hacer el esfuerzo.
No te cuesta nada. Pones tu mejor cara y les firmas oliendo a sobaco y sin comer; el segundo día te vuelven a meter otros 50, 60, 70 o 100 fans y tú les atiendes con tu mejor cara después de dos días sin dormir o maldurmiendo y malcomiendo y viviendo condiciones que a lo mejor no son las más “glamourosas”. A lo mejor vienes con el pelo sucio del concierto de anoche y no te apetece que te hagan fotos en el meet & greet de esa manera ya que no ha habido tiempo para pasar por el hotel.
Vuelvo a recordarlo: no soy un cantante millonario que va en su jet privado. Llego en un vuelo comercial como cualquier persona y vengo sin dormir del país anterior la mayoría de las veces. El promotor se lo vuelve a pasar por el forro de los cojones y cuando llegas a la sala en el siguiente país nuevamente te vuelve a traer otros tantos fans a los cuales les cobra una entrada de la que no te llevas ni un duro por hacerse unas fotos contigo, y tú vuelves a acceder porque como quieres a tus aficionados lo vuelves a hacer. Esto sucede día tras día. Al décimo día te rompes porque llevas sin dormir o durmiendo mal todo ese tiempo, tienes un hambre de la hostia y no has tenido tiempo para comer y, sobre todo, no has tenido tiempo ni siquiera para ducharte (lo mínimo que una persona necesita para funcionar con normalidad). A nivel ético y moral no está bien.
Llegas a cada país y el promotor se piensa que eres un robot y que vienes fresco como una rosa. Te cogen y te llevan a un a serie de eventos para los que les vienes de puta madre, pero a ti no te viene bien porque no lo has firmado debido a que ya te lo sabes, no has pactado eso. ¿Quiénes lo sufren? Los fans. ¿Quién es el que más lo sufre? El músico en este caso, el cual llega un momento en el que se rompe y dice que viene enfermo y en condiciones infrahumanas para no suspender esta gira y para no dejar colgados a todos estos seguidores que quieren ver esta gira. Lo que tendría que hacer es que, como estoy enfermo, suspendo la gira, me voy a mi casa y ya está. Pero no: aguanto el tipo durante veintitantos días. Pero cuando te toman el pelo tantos promotores dices: “hasta aquí hemos llegado”.
En mi caso concreto reconozco que muchos seguidores no lo entienden porque quizá no saben todo esto que estoy explicando. Es normal, yo lo entiendo, pero llega un momento en el que me da igual y lo cuento todo tal y como es y me quedo a gusto. Hay un tipo de fan que no es estrictamente de Latinoamérica, sino que hay un tipo de aficionado a nivel mundial al que la música le importa una mierda: viene a sacarse la foto para su perfil y ya está. Se ponen una foto contigo, da lo mismo que seas tú u otra persona, y tiene su fotito en su Instagram con un cantante y eso es lo que le importa.
Muchos de esos no te han seguido en la vida ni se han comprado un disco ni nada. Saben que eres un vocalista que ha cantado con Mägo de Oz unas cuantas veces, que eres famosillo y ya está. Afortunadamente, los seguidores de verdad que me han querido siempre y me seguirán queriendo no tienen eso en cuenta y solo te preguntan qué tal estás. A diario me llegan mensajes que me pasa mi community manager en los que los seguidores preguntan por mí constantemente. ¿Eso qué quiere decir? Que la gente que me quiere de verdad me quiere bien.
¿Cómo viviste aquel linchamiento de redes sociales? Esto depende a menudo de quién es el que soporte esa presión. Tu en el pasado has tenido que soportar situaciones de esa índole y tienes la piel un poco gruesa, estoy seguro. Aún así ¿entraste a leer comentarios o te abstuviste para no incendiarte más?
Yo me quedé a gusto. Hice una reflexión en voz alta para el que quisiese pudiese entenderlo. Los que quisieron lo entendieron, los que no quisieron ya no lo entendían desde antes simplemente por el hecho de ser yo. Lo he comentado muchas veces: soy blanco fácil. La gente necesita canalizar su ira con algo o con alguien y a mí me tocó igual que le puede tocar a otros muchos. Una vez que hice eso ya no estuve pendiente. De hecho, hubiera sido muy fácil poner ese post y bloquear los comentarios para que nadie pudiera poner su opinión. Ahí están. Ni los he leído ni los leeré. Habrá tropecientosmil comentarios cagándose en mis muertos que ni he leído ni leeré porque me dan igual.
Vuelvo a repetir, creo que a la gente a la que realmente le importa la música esas tonterías le dan igual, solo están preocupados de que yo esté afónico. Yo que soy muy fan de Manowar, si Eric Adams se queda afónico a mí me preocupa que lo esté, en los motivos por los cuales esté afónico no voy a entrar, lo que me jode es que no vaya a hacer un disco o una gira si quiero verle.
Si tuviese tantísimos fans como para estar preocupado de la opinión de cada uno de ellos, igual sería un desgraciado, pero no es el caso, los que tengo son los que he tenido siempre y, a día de hoy, el heavy metal es una música que se mantiene en su estado de salud gracias a grupos currantes como nosotros, medios currantes como The Metal Circus o gente que trabaja. Como soy un currante, no tengo ningún problema. Tengo clarísimo que quienes me tienen que seguir van a estar y que si voy a vender 4.000 o 5.000 copiar de mi siguiente trabajo van a ser exactamente las mismas que siempre.
Los que me han puesto verde no iban a comprarse un disco mío ni iban a venir a un concierto bajo ningún concepto. Curiosamente hay otro porcentaje de ese tipo de personas que te ponen verde y te linchan en redes sociales pero luego serán los primeros en volver a pedirte una foto o un autógrafo la siguiente ocasión. Me la trae al pairo.
En lo que se refiere a los directos llenas recintos más grandes con Stravaganzza pero como Leo Jiménez te está costando picar piedra. Luego montas un proyecto como la Heavy Metal Orchestra y parece que funciona mejor… ¿a qué crees que responde este sube y baja?
Tengo una reflexión particular respecto a esto. Cuando nos volvimos a juntar Stravaganzza pegamos un petardazo espectacular. A otro nivel es algo como lo que le pasó a Héroes del Silencio: pasaron de tocar en salas grandes a estadios de fútbol. En su momento, cuando monté Stravaganzza, mucha gente odiaba la banda porque parecía que paraba a Saratoga, aunque no era así porque convivieron varios años.
Cuando dejé Saratoga, la gente que odiaba Stravaganzza por esas razones siguió haciéndolo y tuvimos que dejarlo porque no vendíamos lo suficiente. Después, he estado 10 años en los que he hecho mi banda en solitario y todo el mundo decía que era una mierda porque no se parecía en nada a Stravaganzza. Ahora, lo que hago con mi banda Leo Jiménez no gusta porque no es lo que hacía con Leo 037… la gente siempre va como con un retraso de unos años que no entiendo. Sería más fácil no quejarse de algo que luego puede llegar a encantarte. Ahora Stravaganzza tiene no unos pocos más, sino el doble de aficionados que en la anterior encarnación de la banda. No tiene sentido. Es un reflejo de que a la gente le asusta todo lo que sea nuevo y diferente. Hay rechazo a corto plazo de lo que no suene en base a unos parámetros determinados.
Yo me compré un disco de Dream Theater con 14 años y me quedaba muy grande. 5 o 6 años después me lo puse y me gustó muchísimo. Hay gente que no es tan abierta de mente y a la que le pasa mucho esto. En las firmas de discos ha habido gente que ha venido con ‘La Factoría Del Contraste’ y me ha dicho que le costó que entrara, pero que después le ha gustado mucho, a lo que he contestado que ahora le pasará lo mismo con ‘Mesías’, y esto pasará con el siguiente también. Es normal, no hay que tener tantísimo miedo al cambio. Que yo esté en Leo Jiménez ahora no anula el tiempo que pasé en Saratoga, y que yo hiciese una versión con Bloodhunter del “I Want Out” no anula la original de Helloween. No hay que tener tanto miedo a lo nuevo, si no te gusta, no lo sigas y ya está.
La relación con Saratoga
¿En qué punto está tu relación con tus antiguos compañeros de Saratoga?
Me llevo mejor ahora que en su momento, ya que en los últimos años de Saratoga teníamos muchos intereses en conjunto y cada uno tenía su punto de vista acerca de cómo proseguir la carrera artística. Yo creía que ya había hecho todo lo que podía hacer con el heavy metal de Saratoga y había aportado todo lo que tenía y por eso me quité de en medio. Curiosamente, cuando dejó Saratoga, Jero Ramiro, que era uno de los miembros originales de la banda no tuvo ningún linchamiento por parte del público. Las hostias me llovieron a mí, lo que viene a colación de que soy blanco fácil de las hostias. Creo que tendrían que habernos puestos verdes o a los dos o a ninguno.
A día de hoy, Jero para mí es como una especie de tío o familiar, ese que te enseña los primeros discos de Kiss y le quieres de manera especial. Le invité a mi último concierto en Madrid y estuvimos tocando “Perro Traidor”, porque en todos los conciertos hasta en los de “Jesucristo Superstar” me lo piden (risas). Nos lo pasamos de puta madre y nos dimos un súper abrazo. Con Niko del Hierro me veo de vez en cuando porque siempre está en todos los saraos y siempre que Mägo de Oz me invita también está, y con Tete Novoa igual, ya que casi siempre van juntos.
Con quien menos contacto tengo, curiosamente, es con Dani Pérez, que era con la persona con la que mejor me llevaba durante aquel tiempo, pero nuestras vidas han ido por caminos diferentes y casi no tenemos contacto. La última vez que nos vimos fue genial, sé que está muy bien a nivel personal y conozco a su pareja así que todo fantástico. No me planteo volver a Saratoga pero me entusiasma la idea de tocar en su aniversario. Me encanta ser partícipe de su vida y les quiero mucho.
Evidentemente, lo fácil para ti sería estar de nuevo en Saratoga y hacer una gira de reunión o haber aceptado la oferta de unirte a Mago de Oz, desde un punto de vista económico.
Para mucha gente he tenido credibilidad a raíz de esto. Muchas personas daban por hecho que cogería la oferta de Mägo de Oz, ya que era muy suculenta. Me sentí muy querido porque en cuanto José Andrea dejó la banda tuve la sensación de que me iban a llamar y así sucedió un tiempo después. No me planteé unirme, en realidad, hasta que se produjo la llamada y les contesté. Para muchos, si hubiese aceptado esa oferta de trabajo hubiese perdido toda mi credibilidad. Coger lo fácil entrando en Mägo de Oz para grabar discos y ganar mucha pasta parece la opción más apetecible.
Me gané respeto de mucha gente por eso, pero también muchos otros me dijeron que cómo cojones pude renunciar a esa oportunidad de unir tanta fuerza con Mägo de Oz. Para mis verdaderos aficionados, tomé el camino que tenía que tomar. En líneas generales, solo me perjudicó en lo económico, que viviría mejor si hubiese elegido esa opción (risas). Cuando uno decide declinar una oferta como esa escoge el camino largo y pedregoso, pero duermo muy tranquilo por las noches gracias a las decisiones que he tomado.
Cuando vuelven a juntarse Saratoga con Dani, Jero y Niko y me lo ofrecen, pese a ser una oferta muy bonita no me salía de dentro volver y sentía que había hecho todo lo que tenía que hacer, por lo que tenía que continuar mi camino. De ese modo, aquí estoy. Sigo con mi cabezonería. Algunos pensarán que estoy loco, pero aquí me mantengo y, curiosamente, cada vez con más fans jóvenes. Eso que me da vida: enganchar a fans nuevos, no solo a los que ya tenía.
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