La charla con el periodista Jordi Bianciotto sigue rica e interesante. Esta vez se asaltan temas referentes a la saga Purple, más allá del grupo. La fascinación por Blackmore, la creciente desafección por la banda con el transcurso de los años o las luchas por el poder y el timón de Deep Purple. Ambos reivindicamos la primera encarnación del grupo, pero también indagamos en el fichaje de Tommy Bolin, los conciertos de Purple en España y sobretodo el espinoso y polémico grupo Blackmores Night.

TMC – Personalmente creo que el Mark I está muy infravalorado

JB – “Sí, te lo iba a decir. El Mark I está muy bien. Pero se nota que el grupo entonces todavía no había definido su personalidad. Había muchas señales dispersas de pop, psicodelia, experimentos proto-orquestales de Lord, indicios de hard rock –sobretodo en la tercera obra-. Se notaba que Blackmore quería tirar por esa vertiente… Son discos muy excitantes y que reflejan mucha frescura juvenil. Y otro que destacaría es “Come and Taste the Band” con Tommy Bolin”.

TMC – Dime cuál es tu miembro favorito de Deep Purple –venga, todos tenemos uno…-

JB: “Tengo que reconocer que siempre ha sido Blackmore”…

TMC – Coincidimos absolutamente- Yo sin duda Ritchie Blackmore.

JB – “Primero porque cuando yo tenía 15 ó 16 años yo también tocaba la guitarra. Había tenido embriones de grupos, y claro, obviamente, como guitarrista, está Blackmore allí. Era el héroe y un personaje muy carismático. Y también porque con el tiempo lo vas viendo… En el Mark II las canciones las firmaban todos los miembros del grupo. Era un acuerdo que tenían todos. Pero luego vas viendo que la fuerza motriz y creadora era Blackmore”.

TMC – En  el libro creo que queda reflejado. La mayoría de decisiones y vetos son por su parte. Y para prescindir de él son todos los otros los que tienen que llegar a un acuerdo.

JB – “Sí. El resto siempre tuvo claro que la pieza más difícil de sustituir fue siempre Blackmore. Se atrevieron a hacerlo en 1976 y a pesar de que el disco era bueno, la cosa no aguantó más. Bueno… también por otros factores como drogadicciones y demás… Pero el momento clave es cuando Blackmore se larga por segunda vez en 1993. Dos años antes de tomar la decisión hay un video que corre en el que Lord dice taxativamente que Blackmore es el miembro fundamental del grupo y la pieza clave. Pero luego sorpresivamente se marcha Blackmore y ellos deciden continuar. Primero con Satriani y luego con Steve Morse. Una maniobra muy arriesgada. El precio que pagaron fue el de pasar a ser un grupo devaluado”.

TMC – De Blackmore me apasiona que ha estado arriba de todo con el hard 70, con el metal en los 80 y ahora con la música renacentista. Y yo sinceramente creo que con Blackmores Night sí ha triunfado. Hay pocos ejemplos de músicos que hayan triunfado en diferentes vertientes musicales. Sólo se me ocurre Gary Moore, primero con Thin Lizzy, luego en solitario con el heavy metal y luego con el blues.

JB – “Sí, es verdad, y siempre con muchos cambios, excepto en Blackmores Night, que es una etapa de una estabilidad inaudita. Nunca había estado tanto tiempo trabajando con un mismo cantante. En este caso con Candince Night, su mujer. 16 años seguidos”.

TMC – Yo tuve la suerte de verles en Barcelona en la sala Bikini. Concierto a reventar, un show raro… Y no me extraña que no haya vuelto con toda la platea llena de gente gritando: “¡Blackmore, saca la Stratocaster!”. Terminó hasta los cojones…

JB – “Pero claro… Seguro que él lo esperaba y lo sabía… Ahora ya no creo que pase, pero después de tanto tiempo sin venir y con el show de Blackmores Night la gente estaba descolocada. La gente creía que eso era un paréntesis para luego reanudar Rainbow. Y la gente esperaba que cayeran piezas de Rainbow y Deep Purple, aunque fuera con arreglos diferentes”.

TMC – Para mi sus tres primeros discos son obras maestras dentro del estilo –si es que podemos hablar de estilo-, especialmente el primero y el segundo. El problema es que se han repetido más que el ajo. Y si volvieran les iría a ver. El primero me pilló en Polonia y la verdad es que en Centroeuropa vendió muy bien.

JB – “Sí, allí funcionó muy bien, especialmente en Alemania. Pero para mi es todo muy light y encima llamarle renacentista o medieval… es un poco pretencioso pues no deja de ser un folk light. A mi no me llega”.

TMC – Yo siempre había creído que la lucha entre dos egos enfrentados era lo que hacía grandes a las bandas. Por un lado Lord y los temas orquestales y por otro Blackmore con el heavy metal. Es similar a los liderazgos de los Beatles, Beach Boys…

JB – “Sí, eso es algo muy visible, pero fue Jon Lord el primer líder en el Mark I. Fue a partir de “In Rock” cuando el liderazgo lo tomó Blackmore. Lord aportaba poca cosa, y sobretodo eran cosas ornamentales o complementarias. Fragmentos como los de “Highway Star”. Pero la idea en la composición es todo Blackmore y Glover. Pero vaya, yo creo que en el Mark II fue Blackmore quien ganó la batalla. El disco funcionó muy bien y marcó el camino a seguir. Si no hubiese funcionado así quizá el liderazgo seguiría recayendo en Lord y estaríamos hablando de un grupo orquestal tipo Procol Harum, The Moody Blues o esas bandas de pseudo-progresivo. Posiblemente eso Blackmore no lo hubiese aguantado y hubiese creado Rainbow en el año 1972. Pero todo estos ya es historia-ficción”.

TMC – ¿Cuándo dejaron de importarte los Purple, tras la edición de “Perfect Strangers?

JB: “Yo creo que con “Perfect Strangers” todavía llegaron en el momento oportuno. Y la reunión fue bonita e interesante, no como algunas otras reuniones en las que quedan dos miembros y son todo sustitutos. La reunión fue digna. Eran los cinco componentes. No hicieron una gira de grandes éxitos, hicieron un disco y todo. Y la obra era notable. Pero a partir de entonces, con los cambios de formación, deberían haberlo meditado bien antes de buscar sustitutos. Quizá hubiese sido mejor congelar el Mark II y reemprender los proyectos en solitario, e ir recuperándolo puntualmente. Pero quisieron utilizar la marca al precio que fuese. Entonces para mi, lógicamente, a finales de los 90 y principios de los 80, la cosa empieza a decaer mucho. También mis gustos musicales evolucionaron… Yo ya estaba en Popular 1, Rock de Luxe… Empiezo a escuchar rock alternativo… También viajo a festivales como Glastonbury, Reading… Y Deep Purple empiezan a entrar en una fase de claro declive. Cambios, problemas internos, Blackmore se va del grupo, entra Satriani… La imagen que dan es de grupo que no se lo creen ni ellos mismos. Y entre que el grupo declina y que vas descubriendo otros mundos… pues es normal la desafección. De todas formas, como digo en el libro, siempre que han venido les he ido a ver. Pero eso no quita que los últimos discos me los haya escuchado, como mucho, una y dos veces…”.

TMC – Estuviste en Escalarre en 1998?

JB –“ Sí, fue en horario de tarde. Empezaron con “Hush””.

TMC – Fue muy divertido pues cuando terminaron The Corrs la gente salió corriendo para ver a los Purple. También les vi en la gira de “Bananas”.

JB – “Ya con Don Airey”.

TMC – “Sí, estuvo bien. De hecho los veré este verano en Alemania en Wacken, la catedral del heavy metal. Se han dado el gustazo de trerlos. Creo que será un show muy emotivo y espectacular. Salir allí es como jugar en la Champions.

JB – “Ahora que sacan disco nuevo, seguro que va a haber una gira larga. Seguro que vendrán aquí”.

TMC – Más allá de ser un pionero en la fusión de música clásica y rock… ¿Realmente te gustan las obras orquestales de John Lord? Hay temas que cansan bastante…

JB – “Sí. Venimos de la cultura rockera y las composiciones instrumentales largas fácilmente se nos pueden hacer muy espesas. A mi me gustan más cuando hay piezas en las que hay voz”.

TMC – Yo poseo el último DVD de Lord con Dio y hay buenos temas. Pero al principio, con toda la orquesta se me hace tedioso. Me recuerda cuando de pequeño veía en VHS las películas de Los Hermanos Marx. Cuando salía el mudo tocando el arpa lo pasaba rápido…

JB – “Pero los discos de Lord que no son orquestales están muy bien. Sobretodo el que hizo con Tomy Ashton: “The First of the Big Bands”, un disco realmente extraño. Un álbum que tiene una línea rock, rythm and blues, soul, y con canciones que no están nada mal. E incluirá el “Before I Forget”, un disco suyo de los 80, que no tiene nada que ver con las orquestas. Hay mucho rock y baladas y cuenta con todos sus amigos. Tony Ashton, y la entonces denominada “mafia Purple”. Todos tocaban en los discos que sacaba cualquiera”.

 

Jordi Zelig Tárrega