Madrid. Plaza Matute. Un viernes de principios de abril. Sentados en una terraza están dos tipos que podrían pasar perfectamente por turistas alemanes que se han perdido por el centro de la capital. La sonrisa de uno de ellos implica que se lo está pasando en grande. El otro tiene el mismo rictus que cualquier otro alemán que hayas conocido en los últimos cien años. Nadie diría que juntos son la base creativa de una de las mayores bandas de heavy metal del mundo, Helloween. Ciertamente no lo sabe el indigente que, en busca de unos euros, les interrumpe para comenzar a bailar como Michael Jackson. Y ciertamente, a las 14:00h nadie diría que a las 17:00 tienen que coger un avión a Finlandia para seguir una ronda promocional que les está llevando por toda Europa en estos días.

Madrid. Plaza Matute. Un viernes de principios de abril. Sentados en una terraza están dos tipos que podrían pasar perfectamente por turistas alemanes que se han perdido por el centro de la capital. La sonrisa de uno de ellos implica que se lo está pasando en grande. El otro tiene el mismo rictus que cualquier otro alemán que hayas conocido en los últimos cien años. Nadie diría que juntos son la base creativa de una de las mayores bandas de heavy metal del mundo, Helloween. Ciertamente no lo sabe el indigente que, en busca de unos euros, les interrumpe para comenzar a bailar como Michael Jackson. Y ciertamente, a las 14:00h nadie diría que a las 17:00 tienen que coger un avión a Finlandia para seguir una ronda promocional que les está llevando por toda Europa en estos días.

Son Andi Deris (el de la camisa) y Michael Weikath (el del rictus). Y tienen un nuevo disco que presentar, titulado «My God-Given Right».

La cosa no está yendo como debiera desde buena mañana. La entrevista, prevista a las 12:00h, acaba sucediendo a las 13:00h largas. Alguien en algún lugar ha decidido que los músicos deben cruzar Madrid en hora punta para ir a que los entrevisten en los estudios de radio de Mariskal Rock en lugar de venir Mariskal Rock a la Plaza Matute. Una maniobra que sin tráfico llevaría un ratito, con tráfico de hora punta lleva un ratazo. Así pues, el resto de medios esperamos pacientemente, con la cabeza puesta en que el reloj va acercándose cada vez más a la hora de que se marchen a toda a prisa a Barajas. Es especialmente divertido cuando tu te has desplazado desde Barcelona a tal efecto.

Al final, nos metemos en el sótano de un bar muy mono y muy trendy con Michael Weikath. Un Weikath que entre una nube de humo de cigarro tiene el aspecto de alguien que está acostumbrado a todo esto hasta el punto de que no se despeina por nada. Sus ojos azul cristalino imponen. El insiste en perfecto castellano con que mejor hagamos la entrevista en inglés, que no se siente lo suficientemente seguro respondiendo en nuestro idioma. Toda una muestra de humildad de un tipo al que algunos habían caracterizado como el Satanás de Helloween, posiblemente una imagen que ha quedado asociada a él tras la agria salida de Michael Kiske de la banda a principios de los años 90.

Ahora Helloween hablan de derecho divino. Casi como reclamando lo que es suyo.

«Estamos reclamando las cosas que nos pertenece hacer» dispara Weikath para comenzar la charla. «Y nos pertenece hacer una colección de canciones como la de éste disco, sin tener que justificarnos ante nadie. El tipo de canciones que presentamos en este disco, la diversidad, es lo que reclamamos, porque es nuestro derecho».

En los últimos tiempos se habla mucho del relevo generacional en el Heavy Metal, implicando que hasta que las bandas de los 70 y 80 no se retiren no podrá haber una nueva escena con un nivel de éxito similar al que aquellos grupos tuvieron en la época.

«Las bandas jóvenes deberían encontrar su propio espacio» dice. «Nosotros estamos intentando conservar el nuestro o mejorarlo y tenemos todo el derecho de hacerlo».

Helloween nunca han sido una banda propensa a tomarse largos descansos entre disco y disco, como sucede con Iron Maiden, Judas Priest o AC/DC. Ellos tienen un disco nuevo saliendo del horno cada dos años y medio, acompañado de la obligatoria gira mundial.

«El negocio implica que siempre tiene que estar presente, has de estar ahí, porque sino la gente se olvida de ti» reflexiona Weikath.

«Nosotros tenemos que seguir trabajando de manera continua porque tenemos nada ahorrado de los viejos tiempos. Solíamos tener contratos discográficos muy malos y no ganamos todo el dinero que podrías imaginar. El contrato de Noise Records era horrible y de ahí no ganamos nada. Es más, les debíamos millones! Al final conseguimos eliminar todo eso y salir adelante como banda, pero no es que seamos extremadamente ricos ni nada por el estilo. No tenemos dos Rolls Royce entre los que elegir. Ahora, finalmente, tenemos una buena vida, especialmente desde que tenemos un management alemán, pero las cosas no son tan de color rosa como pueden parecer en ocasiones. Hay mucho que mantener tras todo este tiempo y no somos más jóvenes que ayer.  Yo tengo 52 años y si decimos «vamos a tomarnos un descanso de siete años» la próxima vez que edite un disco tendré 59 años. No se cuanto tiempo la gente de la banda va a poder seguir haciendo esto al nivel que nosotros nos exigimos».

«Lo de Noise está ahora resuelto pero llevó mucho tiempo y recursos. Hay bandas como Led Zeppelin que siempre tuvieron buenos contratos y son realmente ricos. Y aún siguen yendo a trabajar. Lo hacen por gusto, por satisfacerse a si mismos o porque no saben que hacer con sus vidas sino. Pero luego hay bandas en situación precaria que han de trabajar porque no tienen otra opción. También hay bandas que ahora están en buena situación, como Queen. Queen tuvieron un contrato horrible en sus inicios y después las cosas se enderezaron. Pero les costó tiempo y esfuerzo».

«¿Qué haces entonces? No puedes hacer nada. Intentas tener un buen contrato, uno que no te robe la energía y la creatividad. Te frustras, te deprimes y no puedes seguir haciendo música. Imagina que alguien está construyendo una casa para ti y no le pagas. ¿Crees que seguirá viniendo a trabajar cada día?»

La banda ha optado por cambiar nuevamente de discográfica. Han pasado de Sony Music, con quien editaron «Straight out of Hell», a Nuclear Blast, la compañía alemana en la que ya estuvieron en el pasado, cuando editaron el poco aceptado «The Dark Ride». ¿Por qué el cambio?

«Lo de Sony fue un procedimiento normal» explica quitando hierro al asunto. «Nuestro manager va e intenta conseguir los mejores contratos entre todas las discográficas que se ofrecen. La cuestión con Sony fue que algunas personas clave dejaron de trabajar en Sony justo cuando tocaba renovar el contrato así que optamos por Nuclear Blast que llevaba un tiempo esperando con una buena oferta. Cogimos su oferta, porque era la mejor».

Muchas bandas de cierto peso incluyen en sus contratos lo que se conoce como «key-man clause», es decir, una cláusula que implica que el contrato queda invalidado si determinadas personas que trabajan por la banda en la compañía deciden marcharse a otro sitio.

«Algunas personas responsables de Helloween en las altas esferas de Sony se iban a marchar o a retirar de la compañía» coincide. «Sin tener a esas personas en la compañía no tenía sentido seguir ahí. ¿Quien sabe si la persona que venga después va a trabajar bien tu banda o si va a apoyarla como es necesario? Son cuestiones políticas, puramente. La gente de Sony que sigue allí no está enfada con nosotros, saben que esto es parte del juego. Les dimos las gracias a todos los que estaban ahí y seguimos con nuestras cosas».

«My God-Given Right» suena a los Helloween de antaño con una frecuencia superior que en «Straight out of Hell». Recuerda a «Seven Sinners» pero también recuerda a la época más happy de la banda, con discos como «Master of the Rings» o «Time of the Oath». Una decisión que, según Weikath es «completa coincidencia».

«Me gusta que volvamos a ese sonido pero todo es cosa de Andi Deris, quien ha decidido componer en esa dirección. A mi me gusta. Él decide hacer ese tipo de canciones. Yo simplemente hago lo que hago. Intento no forzar las cosas o hacer las cosas de una determinada manera».

«Lost in America» es un tema que contiene ecos muy obvios a «Future World», por ejemplo.

«Es una canción como cualquier otra» explica. «Tiene el mismo esquema que «Future World» pero también es el mismo esquema de «Rebel Yell» de Billy Idol o «Out in the Fields» de Gary Moore. Es un tipo de canción que muchas otras bandas han hecho. «After the War» de Gary Moore, por ejemplo, denota que Moore había escuchado nuestro disco en aquella época e intentó hacer algo muy similar».

¿Ha sido la irrupción de Unisonic un revulsivo para Helloween? Parece que hay alguien más interesado en sonar como los viejos Helloween que los propios Helloween.

«No me molesta que alguien intente conseguir un estilo de power metal similar al de Helloween» dice. «Si es bueno y suena majestuoso no veo problema. Dennis Ward ha compuesto una canción muy buena en el último disco de Unisonic. No recuerdo el título pero suena como algo que yo mismo podría haber grabado. Hay partes que suenan a cosas que yo mismo he grabado años atrás y eso me enorgullece. El estribillo me encanta.”

A menudo Helloween tienen tendencia a darle más importancia a los éxitos del pasado y especialmente de su pasado con Michael Kiske, que a los buenos temas que han grabado desde que Andi Deris es el vocalista de la banda. Algo que fue corregido en gran parte en la última gira de la banda, donde apenas se podían escuchar cuatro temas de los “Keepers” y una del primer y mítico EP.

«Tienes que tocar los hits porque la gente espera escucharlos” explica Weiki. “Intentamos tocar más cosas de la era Deris pero es difícil. La gente votó por «Where the Rain Grows»  y me sorprendió. La gente podría haber votado por otras cosas y votaron por ese tema y lo tocamos en toda la última gira.»

«Yo estoy demasiado cerca de todo el asunto como para tener perspectiva” explica. “Si la gente pide canciones creo que es bueno, porque nos obliga a salir de nuestra manera de pensar y tener en cuenta lo que los fans quieren. A nosotros nos gusta tocar lo que los fans quieran escuchar. Tanto nosotros, como el management como Sasha y Dani solemos hacer reuniones para determinar el setlist porque, si de mi dependiese, lo que tocaríamos no sería lo que los fans quieren escuchar. Yo doy un paso atrás y veo que sugiere la gente. El tema es que cuantos más temas y discos tienes, más canciones tienes que considerar para los directos».

Parece que el rol de Weikath en Helloween es uno muy pasivo desde hace años, donde Andi Deris es quien dirige la operación y el se dedica a tocar.

«Prefiero dedicarme a tocar y que alguien me diga que es lo que debo tocar. Si hay un tema que considero que no deberíamos tocar lo digo, pero lo demás me parece bien».

Los rumores de una reunión de Helloween para 2016 – previamente fue para 2015 coincidiendo con el 30 aniversario de la banda- son recurrentes. Desde que Kai Hansen y Michael Kiske han vuelto al power metal / hard rock en Unisonic y estos comparten management con los propios Helloween, el abanico de posibilidades se ha ampliado mucho. Cuentan rumores que podrían ser los cabezas de Wacken 2016, seguido de una gira.

«Hay una colección de rumores y pensamientos de la gente que culminan en eso que acabas de decir” dice críptico Weikath. “¿Puede que pase algo en el futuro? Si. Pero eso depende enteramente de Michael Kiske y lo que el quiera hacer. Puedes asumir que nuestro management está interesado en hacer una reunión si esta fuese viable, pero todo depende de lo que Michael Kiske decida”.

Tras esto, Weikath realiza otra entrevista más y apenas tiene el tiempo de comerse una sabrosa hamburguesa en la terraza del restaurante junto a Deris, la chica de la discográfica, Rafa Basa, su mujer Estrella y un servidor. Y el indigente que imitaba a Michael Jackson, que volvió a aparecer por si caía algo, claro.