The Flower Kings: «podríamos llamarnos los reyes de los discos dobles»
The Flower Kings es uno de los grupos que con mayor ímpetu ha mantenido con vida al rock progresivo más allá de modas o tendencias de mercado.
Con el infatigable y ocupadísimo Roine Stolt al frente, el grupo sueco nunca ha dudado en experimentar con álbumes y temas interminables, así como en desafiar a sus seguidores con composiciones con las que otros grupos solo pueden soñar.
Uno podría decir que ‘By Royal Decree’ justo se compuso cuando todo estaba detenido por el covid. ¿Ha sido así?
Pues la verdad es que no. Hemos estado grabando música prácticamente a diario desde hace mucho. Es un álbum cualquiera, habría sucedido igualmente hubiera habido pandemia o no. En ese sentido, que no haya habido tours durante la cuarentena no ha influido en absoluto en nuestro flujo de trabajo. En la banda tenemos esta filosofía de seguir grabando música nueva de forma anual.
Tenemos este ciclo de grabar y salir de gira que lleva funcionando desde hace más de quince años, y la única diferencia reside principalmente en que no ha habido giras y en que no hemos podido traer a músicos de sesión que fueran de fuera de Suecia, ya que traerlos a trabajar con nosotros era absolutamente imposible.
¿Y tener en tus manos todo este tiempo en el que no habéis salido de gira ha influido en que el álbum haya terminado siendo doble?
Bueno, si miras nuestra discografía, verás que tenemos unos cuantos discos dobles. No solo somos The Flower Kings, también somos los reyes de los álbumes dobles (risas). ‘Flower Power’, ‘Stardust We Are’… De hecho, muchos de nuestros trabajos se han quedado a las puertas de ser dobles, porque por contenido musical había minutos más que de sobras.
Mirándome a mí mismo como músico, siempre he sido muy prolífico. Estoy constantemente escribiendo y no siento que deba dejar nada en el cajón. Cuando la banda se reúne ponemos en común todas estas ideas y puede llegar a ponerse complicado. Es muy difícil limitarse a elegir diez canciones y decir que son las mejores que podríamos seleccionar y que gusten a todos.
Las conversaciones muchas veces son tan esperpénticas como decir: “Esta tiene que estar en el álbum, ¡definitivamente suena como The Flower Kings!”, mientras que otras dicen “Wow, este tema es tan raro y especial, ¡es algo que como The Flower Kings deberíamos hacer!”. Lo raro es que no haya ido sacando discos triples. Nunca ha habido objeciones por los álbumes dobles, y no creo que sea algo que vaya a cambiar en algún momento.
¿Cómo es el proceso creativo de un disco de The Flower Kings? ¿Escribes todas las partes detalladas, incluso las baterías y los bajos, o das margen a los artistas para que hagan lo que quieran?
Creo que cambia mucho según el miembro. Cuando mando las demos todo está muy abierto, más allá de que tal vez busque cierto patrón con las baterías o cierta línea con el bajo. Aun así, al llegar al estudio la libertad es absoluta, y algo que me gusta de trabajar con músicos de estudio tan buenos es que muchas veces tienen ideas mejores que las mías que acaban formando el producto final.
Me gusta que los músicos con los que trabajo me sorprendan con sus ideas, y al final un batería tendrá mejores ideas que nada que pueda hacer con un programa de baterías. En ‘By Royal Decree’ si que he escrito casi todas las líneas de bajo, pero me gusta empujar a que los músicos me aporten sus ideas para que el total sea más que la suma de las partes. Las partes vocales si que son un poco mi pequeño reino intocable, y aun así últimamente me están dando un muy buen feedback. Me gusta pensar que si bien el cuadro más global sale de mis manos y mi mente, las pinceladas que concretan los detalles vienen de la mano de todos.
¿Cambia mucho este proceso cuándo colaboras en alguno de tus otros proyectos?
Diría que todo empieza con la creación de una canción de cero, y una vez la canción tiene cierta forma, siento para qué banda se adapta mejor. Sin embargo, hay veces que simplemente es una consecuencia cronológica, como que por ejemplo justo por ese entonces sepa que vamos a juntarnos con Transatlantic para hacer un nuevo disco.
Por ejemplo, la última vez que me junté con los chicos, les traje nada más y nada menos que una hora y media de música. Aunque no se use no significa que no sea buena música, sino que sencillamente puede usarse para The Flower Kings o incluso para un álbum futuro de Transatlantic. No soy de pensar a dónde va la música, me limito a crear y a esperar que aterrice en algún lugar.
No es raro encontrar canciones que fueron concebidas hasta 25 años atrás, y no me da ningún reparo rebuscar entre mis archivos para reencontrarme con ese algo que compuse solo porque siento que ahora tengo dónde ponerlo. También se dan escenarios en los que canciones tienen estas partes tan viejas que se conectan con pedacitos de música que he compuesto muy recientemente.
¿Te has planteado alguna vez lanzar un trabajo conceptual? Da bastante el pego con el tipo de álbumes que te gusta crear.
Puedo contemplar algo así sucediendo en el contexto de la banda, pero también es algo que debería surgir de formar natural, que no deberíamos buscar. La música ha de venir primero, y solo surgirá si hay una idea muy poderosa detrás que me dé mucho que pensar. Sería cambiar toda la fórmula de la que te he estado hablando. Por ejemplo, supondría que las letras vendrían antes que las partes instrumentales, que es algo que he hecho muy pocas veces. Un doble álbum conceptual es algo que podría funcionar muy bien pero que no me veo capaz de planear: simplemente ha de ocurrir.
Es sorprendente todos los proyectos en los que estás involucrado y la cantidad de música que puedes llegar a lanzar. ¿Cómo lo haces para mantener este ritmo?
Básicamente es trabajo duro. Puedes ser muy bueno en lo que sea que hagas: en deportes, en pintar casas, en correr… Cualquier cosa. A la que has hecho algo muchas veces y perpetúas una férrea voluntad de hacer ese algo un poco mejor es cuando empiezas a perfeccionar la capacidad de seguir creando cumpliendo unos cánones mínimos de calidad.
Para mí escribir toda esta música y poder estar en todas estas bandas y proyectos, es simplemente una consecuencia de trabajar duro y perpetuar una filosofía de trabajo. Mucha gente ve normal entrar a trabajar a las 09:00h de la mañana y no salir hasta la tarde, ¿por qué no aplicar lo mismo con la creación artística? La mayoría de las veces termino muy tarde de trabajar en mis ideas.
El otro aspecto que considero que es crucial es que como artista sepas seguir tu intuición. Hay que seguir siendo la mejor versión de tu producto, tratar de sorprenderte primero a ti y a tus compañeros de banda y luego tratar de sorprender a tu audiencia sin que se sientan traicionados. Dicho así suena muy fácil, pero es todo un reto. Siempre se puede ser mejor.
Algo que ha gustado mucho a los fans es el retorno de tu hermano Michael. ¿Cómo terminó ocurriendo?
Ya estuvo en ‘Waiting For Miracles’, y tiene mucho que ver que en los últimos tiempos haya reconectado con mi vieja banda Kaipa. Michael y yo hemos estado trabajando de vez en cuando el uno con el otro, pero no de una forma constante o estable. Cuando Jonas se unió a Steve Hackett las cosas se complicaron porque Steve siempre está de gira, así que Michael se ofreció a echarme una mano.
Lo que ha pasado también es que este año InsideOut ha vuelto a lanzar todos nuestros trabajos antiguos como CDs y Vinilos, por lo que en futuros shows compondremos un setlist muy basado sobre todos estos viejos álbumes. Muchos artistas entienden el valor de conectar con la audiencia a través de los clásicos, por lo que no debe desestimarse.
En ese sentido, revisitar estos temas antiguos con un miembro clásico como Michael creo que será toda una experiencia en sí misma porque al final no sirve de nada subir al escenario si no quieres que la audiencia disfrute del concierto tanto como pueda. Espero que este relanzamiento también sirva para reconectar con las épocas más antiguas de la banda.
Con una discografía tan grande, ¿te resulta difícil elegir las canciones para un setlist o de qué álbum te sientes más orgulloso?
Si miras los setlists que venimos haciendo a lo largo de los años, puedes ver que hay ciertos álbumes que se van repitiendo, que hay unos patrones a la hora de revisitar canciones que marcan una constante. Hay álbumes que suenan mejor, mientras que otros sencillamente han sido más divertidos de grabar y hacen que revisitarlos den más de sí.
En lo personal, considero que ‘Stardust We Are’ es el trabajo del que más orgulloso me siento, y de hecho este verano vamos a volver a lanzarlo con algunas regrabaciones y remasterizaciones. Hay aspectos muy primitivos en su planteamiento, pero al ver el impacto que ha tenido no puedo sino sentir que consiguió todo lo que quería.
Quizás en cinco años pueda decir con más claridad sobre qué álbumes creo que serán recordados y cuáles no, pero considero que con ‘Stardust’ no hay margen para las dudas. Quizás no sea el más disfrutado por todo el mundo, pero sí que noto como los fans perciben el álbum de una forma muy similar a cómo lo hago yo. Es de esos álbumes que tienen algo de magia ligada a ellos.
¿Está basada la canción “Elaine” en hechos reales?
Es ficción, totalmente inventada. Hay veces en las que me baso en una película o en un acontecimiento real, pero en este caso es una historia sobre una chica que me inventé. Elaine es esta chica que no tiene el mejor aspecto y explica cómo la gente puede llegar a ser cruel con ella para romper con el concepto de que le gente siempre trata de parecer amable y abierta.
¿Cuál crees que es el futuro del prog como género?
Es muy difícil de decir, la verdad. Es un proceso constante que no deja de cambiar con los años. Si miras lo que se hacía en los ’70 con Genesis o Yes y ves lo que se hace ahora, te das cuenta de que no había forma de que se supiera hasta dónde íbamos a llegar. Ahora estas bandas ya no sacan material sorprendente, y realmente es normal.
Por supuesto, la entrada de metal en la ecuación fue un gran impacto, pero si lo miras con perspectiva, Dream Theater ya llevan muchos años en el ruedo, y si bien introdujeron la dureza y la velocidad, nunca han dejado de desarrollar las melodías y las partes más intrincadas. Quiero decir, hay grupos de pop como Coldplay que tienen estos elementos progresivos en los que puedes percibir la herencia del prog, y es fantástico.
Quiero pensar que el legado del prog vivirá más allá de grupos que hacen lo mismo. Me gusta la idea de que todos estos grupos abrieron las puertas y dijeron: “Muy bien, ahora haced lo que queráis”. Quieres hacer pop, hazlo, quieres hacer música folk, hazlo, mientras el prog viva siempre en sus arreglos y en la ambición de sus conceptos. En ese sentido, siento que las fronteras y divisiones que había antaño se están difuminando y que es lo mejor que le podría pasar tanto al género como a la música en general. No importa a qué suene mientras sea creativo.
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