Volbeat: «el punk, thrash y death metal está en nuestro ADN»
“Nunca una banda con tanto éxito había sonado tan heavy”, decía por ahí una valoración del nuevo disco de Volbeat, 'Servant Of The Mind'. Y tiene toda la razón del mundo: nunca un grupo con el nivel de éxito de estos daneses se había atrevido a subir la distorsión hasta este nivel aun a riesgo de alienar a quienes les siguen por los estribillos pegadizos. Pero un hombre solo en su casa, componiendo, durante meses puede ser muy, muy peligroso.
Ese hombre se llama Michael Poulsen. Cuando hablamos con Volbeat hace escasamente unos meses -a inicios de verano- la banda ya nos avisaba de que su próximo disco sería “muy heavy”. En aquel entonces, la banda ya tenía su nuevo trabajo, ‘Servant Of The Mind’, grabado, mezclado y masterizado pero optaban por no editarlo hasta que no se pudiese “girar con normalidad”. Para entretener al personal editaron un par de temas titulados “Wait A Minute My Girl” y “Dagen Før” y se sentaron a esperar. Bueno, técnicamente no. De hecho, se pusieron a ensayar para una gira estadounidense que, hasta el momento, ha sido la más reciente del grupo.
Apenas una decena de conciertos alrededor de algunos de los mayores festivales norteamericanos como Louder Than Life o Aftershock Festival han servido para que el grupo se quitase la ansiedad de volver a subir a un escenario y aniquilar a la audiencia como siempre han venido haciendo. Y de la mano de ese movimiento, rápidamente, ‘Servant Of The Mind’ ha visto la luz. Mientras, el grupo se prepara para una próxima gira conjunta con Ghost cuyo punto de partida es el 25 de enero en Reno, Nevada. Como todo en estos tiempos, sujeto a cambios.
“Hay mucha seguridad porque, si un solo miembro de la gira se pone enfermo, toda la gira se tiene que cancelar” (Kaspar Boye Larsen)
“Ese no era el plan”, lamenta el bajista de la banda, Kaspar Boye Larsen. El miembro más reciente de la banda (entró en la banda en 2016, sustituyendo a Anders Kjølholm) se encuentra en una habitación de su casa, como suele ser común en estos días, atendiendo a la prensa por videoconferencia. Si bien pudo vivir los momentos álgidos de la gira de ‘Seal The Deal & Let’s Boogie’, Kaspar se encontró con que el ciclo de ‘Rewind, Replay, Rebound’ tuvo que ser interrumpido de manera abrupta apenas unos meses tras la edición del disco.
Al principio de la entrevista, todos los implicados acordamos jocosamente evitar la palabra que empieza por “p” y la que empieza por “c” para hablar de los acontecimientos de los últimos dos años. El lector encontrará sinónimos y eufemismos que los implicados usaron para sortear el coste de la acción prohibida: invitar a birras en la próxima gira.
“Editamos ‘Rewind, Replay, Rebound’ en agosto de 2019 y giramos cuatro meses”, detalla el músico. La gira incluso pasó por España con sendos conciertos en Barcelona y Madrid con entradas agotadas, por suerte. “La idea era tomarnos un descanso en navidades y seguir girando para completar el ciclo de ese disco”. “Ese era el plan”, dice echando la mirada hacia arriba. “Y entonces llegaron los confinamientos (esta palabra estaba admitida en el acuerdo). Luego queríamos salir en otoño de 2020 y eso tampoco se pudo llevar a cabo. Michael comenzó a componer canciones porque la otra opción era sentarnos en casa y hacer exactamente nada”, explica.
“Es genial poder estar con tu familia y todo eso, pero cada día era totalmente plano. Ensayábamos dos días a la semana y cada vez que nos veíamos, Michael llegaba con una canción nueva. Estaba a tope. No paraba de componer”. “No quería perder tiempo”, aporta Michael Poulsen, el guitarrista y líder de la banda, en otra conversación, en otro día, por vía telefónica. “No me gusta perder el tiempo por nada ni por nadie. Cuando te das cuenta, la vida ha pasado. Y pasa muy rápido”, dice con tono urgente.
“Me gusta trabajar, me gusta hacer cosas. Siempre estoy motivado e inspirado. Le dije a Rob Caggiano que no podíamos sentarnos a esperar que le dejasen entrar a Dinamarca desde Estados Unidos, así que hicimos todo el disco y él grabó sus solos desde New York”, precisa. “Hizo un trabajo alucinante. Soy el tipo de persona que no puede sentarse a ver la vida pasar. Si estoy inspirado compongo y compongo”.
“En esta ocasión nos hemos dedicado a trabajar sin presión porque no había giras ni plazos y nos hemos divertido mucho siendo espontáneos, ensayando y grabando rápidamente un disco en dos semanas y media. Fue como volver atrás en el tiempo. El pensamiento era ‘¿si este fuese nuestro primer disco como Volbeat cómo querríamos que sonase?’”, revela Poulsen.
“Inicialmente pensamos que quizá sería una buena idea hacer un single”, precisa Kaspar. “Tras eso, como seguía componiendo, pensamos en hacer un EP. Y como seguía componiendo dijimos ‘a la mierda, hacemos un disco entero’. Pasamos tres días haciendo preproducción en verano de 2020 y en noviembre fuimos a grabar el álbum en tres semanas. Más allá de eso, no he hecho nada en todo el año. Tuve un proyecto musical llamado AntiRitual con el que grabé diez canciones y debería editarse en breve, pero no tiene nada que ver con Volbeat”, matiza.
“Debido a los confinamientos, lo único que podíamos hacer era ir a ensayar”, retoma Poulsen. “Tampoco teníamos conciertos que hacer. Fue como empezar de cero nuevamente. A partir de eso comienzas a fijarte en lo que te inspiraba al principio de todo y al coger mi guitarra me salían riffs muy gruesos”, explica en referencia a la dureza tan marcada de las nuevas canciones.
“Era divertido y esa diversión nos allanó el camino para seguir componiendo en esa dirección para ‘Servant Of The Mind’. Todo fue muy rápido y espontáneo, como en los viejos tiempos. Es uno de esos momentos raros en los que te vuelves a sentir como un chaval de 17 o 18 años y tienes que mantenerte en esa burbuja la mayor cantidad de tiempo posible. Hasta que se rompe y, claro, vuelves a tener 46 años”, dice entre risas.
“No dejaba de componer metido en mi burbuja. Cuando me quise dar cuenta tenía un álbum entero hecho en menos de tres meses. Me encontraba muy cómodo en casa sin tener que salir a girar cada dos por tres. No tener que ir de casa al avión, del avión al hotel, del hotel al escenario y viceversa fue un cambio muy bienvenido. Podía estar mucho más centrado y los riffs que salieron de mi guitarra eran los heavies. Ahora somos mejores músicos y compositores así que, además de recuperar la dureza, también tenemos la experiencia para hacerla sonar mucho mejor con grandes estribillos”.
Más heavies que el viento
Desde hace tiempo, algunos acérrimos de Volbeat le reclamaban a la banda un disco con sonidos más duros y, en concreto, le sugerían a Poulsen que recuperase su banda de death metal, Dominus. No es que hubiese una multitud enardecida solicitándolo, pero era un tema recurrente. ¿Es ‘Servant Of The Mind’ un guiño a quienes quieren unos Volbeat más ásperos y menos comerciales? A juzgar por temas como “Sacred Stones”, “The Passenger” o “The Devil Rages On”, la banda parecía totalmente decidida a remover el armario en búsqueda de sus tonos más heavies.
“Sé que la gente tiene diferentes opiniones y no puedo estar pendiente de todas ellas”, cuenta Poulsen restando importancia al giro sónico de este nuevo disco. “Es una guerra que no podemos ganar. No queremos ganar nada. Nos tomamos nuestro trabajo muy en serio y lo que otra gente quiera o espere de nosotros es algo que nos pasa de largo. Todos los miembros de Volbeat hemos estado en bandas de metal previamente. Todos hemos tocado thrash metal, death metal o punk, así que está en nuestro ADN. Era cuestión de tiempo que eso volviese a aflorar pero debía ser de manera natural”.
“No creo que Michael tenga esas cosas en consideración”, coincide Kaspar. “Creo que compuso las canciones más duras porque molaba tocar riffs pesados. Algunas de las canciones eran fruto de estar tonteando en el local de ensayo. Cuando estamos en el local usamos muchos riffs de death metal y de ahí surgen ideas. Yo era el que estaba un poco más dudoso con esto. La intro de ‘Becoming’ es un ejemplo: creo que nunca habíamos tocado tan rápido. Pensé ‘¿no será esto muy heavy para Volbeat?’. Pero ahora me encanta”.
“No cambiamos nada en cuanto a la producción ni el sonido”, asegura Michael Poulsen respecto al equipo usado para afrontar las grabaciones de ‘Servant Of The Mind’. “Mismas guitarras, mismos amplis, mismo productor -Jacob Hansen-… quizá las canciones suenan más heavies porque tocamos los riffs de una manera más heavy. Los últimos discos eran más rockeros porque estábamos en un momento donde no siempre queríamos poner las guitarras al frente. En esta ocasión Jacob Hansen ha mezclado y masterizado el disco y esa combinación ha generado un sonido muy afilado. Él conoce a Volbeat desde las demos y sabe capturar nuestro sonido de directo mejor que nadie”.
“El fan más joven de Volbeat está más abierto de mente y es más receptivo a lo que estamos haciendo”, admite Poulsen sobre la posible reacción de los fans a un trabajo más brusco. “Es normalmente el aficionado más veterano el que se dedica a escuchar solo heavy metal y tiene la mente más cerrada. Creo que ellos abrazarán el nuevo disco de la banda porque verán los elementos metal volviendo a nuestro sonido decididamente”.
El título del disco parece casi un homenaje a cualquier disco de Death, la banda de Chuck Schuldiner, fallecido ahora hace veinte años. Al respecto, Poulsen reconoce ser un enorme fan de “los grandes discos de metal de finales de los ’80 y de los ’90”. “No sé si eso tuvo algo que ver con el título del disco o si me influyó de alguna manera, pero estaba reflexionando sobre la vida y llegué a la conclusión de que, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, somos esclavos / siervos de nuestra mente”, explica. “Nuestra mente nos puede llevar a sitios muy oscuros y a sitios muy luminosos. Es algo que va de la mano. Y es un título que casa bien con las letras del disco. Por otra parte, quería hacer una portada con cierta oscuridad, cierto aspecto creepy… parece un doctor de los años ’20 que se dedica a abrir cráneos para analizar las mentes. La música tiene capas del metal de los ’80 y los ’90 y la portada tiene parte de eso también”, asegura.
Para Kaspar Boye Larsen, esta ha sido su segunda experiencia en el estudio junto a Volbeat. Después de un ‘Rewind, Replay, Rebound’ donde sintió “mucha presión -aunque no la había-”, en este nuevo álbum reconoce que todo ha sido más fácil.
“Me puse mucha presión encima en aquel disco”, reconoce el músico, ya entrado en los 40 (nació en 1975) y veterano de diversas formaciones de la escena del metal alternativo de Dinamarca como Thorium, The Kandidate o Withering Surface. “Quería hacerlo bien y en ese álbum trabajé mucho en las líneas de bajo con Rob Caggiano. Eso me dio confianza en el estudio. No obstante, en esta ocasión estaba solo ante el peligro. Lo importante es que las giras me han hecho cristalizar mucho mejor en el contexto de la banda. No creo que hubiese podido hacer un disco como este si hubiese estado en la banda solo seis meses. Ahora tengo mucho más claro lo que tengo que hacer en el contexto de Volbeat”.
“Mi estilo como bajista ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Comencé en los ’90 con finger picking ensayando muchas escalas. Luego pasé a tocar con una púa y tocando riffs, casi como un guitarrista. Después entré en bandas de hardcore y ahí no puedes hacer cosas chulas: solo puedes tocar cosas básicas y simples. Cuando entré en Volbeat me di cuenta de que tenía algo más de espacio para experimentar con pequeños licks y notas ocultas. Por eso he vuelto al finger picking en algunos casos”.
“El fan más joven de Volbeat está más abierto de mente y es más receptivo a lo que estamos haciendo” (Michael Poulsen)
Kaspar ya conocía a Michael Poulsen desde los viejos tiempos al ser ambos parte de la escena local danesa desde sus respectivas bandas. “Yo ya conozco a Michael desde que tocaba death metal a mediados de los ’90”, recuerda el bajista. “Ya conocía la música sobradamente”. El bajista ya había actuado temporalmente con Volbeat en 2006 como sustituto temporal de Anders Kjølholm en directo “así que sabía qué onda llevaban a nivel musical”.
“Pero pasar de tocar punk o metal en sitios de 200 personas a estar tocando ante miles de personas es todo un ajuste. Te tienes que acostumbrar a gestionar el gran espacio del escenario. El encontrar mi dinámica en un gran escenario y acostumbrarme al estilo de vida de una banda así fue un proceso. Antes de entrar en Volbeat yo tenía un trabajo a jornada completa y tocaba los findes. Quizá giraba dos veces al año. Y de golpe estas de gira todo el año”.
Una gira constante
Un ritmo de vida que ahora parece que volverá de nuevo para la banda, ansiosa de volver a la carretera en 2022. “Durante este año he pensado en mi vida anterior y no tengo ni la menor idea de cómo lo hacía”, reconoce Kaspar. “Tengo dos niños pequeños y estoy estresado, pese a que no tengo nada que hacer. Nos hemos ralentizado mentalmente todos. Y nos va a llevar algún tiempo volver a normalizar la situación”, explica.
Tras girar brevemente por Estados Unidos en el mes de septiembre y octubre de 2021, el grupo pudo recargar las pilas enfrentándose a audiencias mastodónticas como las de los grandes festivales Aftershock y Louder Than Life, donde compartieron cartel con gigantes como Metallica. Sin embargo, como reconoce Michael Poulsen, “no me dio la sensación de que América estuviese lista para volver a la normalidad ya que seguía habiendo muchas restricciones y muchos hoteles no tienen comida, los recintos no pueden proporcionar catering…”, explica. “A la vez me sentí como si hubiésemos vuelto a nuestros inicios. Girábamos de un lado a otro en un pequeño bus. Al principio teníamos nuestra furgoneta, nuestras guitarras y el escenario así que, en cierto modo, se asemejaba”.
“Los shows fueron geniales, los fans fueron geniales y no podíamos hacer nada mal porque la gente estaba loca por tener entretenimiento en forma de música en directo”, rememmora. “Además, fuimos una de las pocas bandas que pudo completar su gira sin tener que cancelar ningún concierto, lo cual es todo un logro. Fue muy bueno volver al escenario pero fue un auténtico reto logístico. Espero que todo esté más calmado cuando volvamos en 2022 con Ghost”.
Aunque el disco no estaba aún en la calle, la banda ya se arrancó por bulerías con “Shotgun Blues” y “Wait A Minute My Girl”, el último el más conocido por los fans en esos nuevos conciertos. El resto del show fue un grandes éxitos con himnos como “Still Counting”, “Seal The Deal”, “Lola Montez” y las más recientes “Pelvis On Fire” o “Last Day Under The Sun” de ‘Rewind, Replay, Rebound’.
Si bien la interacción con los fans en la gira fue mínima para evitar contactos con muchas burbujas distintas. Volbeat, como muchos artistas, giraron minimizando los riesgos para poder completar el tour sin sobresaltos ni PCRs positivas. “Hay mucha seguridad porque, si un solo miembro de la gira se pone enfermo, toda la gira se tiene que cancelar”, explica Kaspar sobre lo que supone girar en las condiciones actuales de riesgo. “No podíamos salir a hablar con los fans, no podíamos hacer meet & greets, no podíamos hacer nada excepto tocar el show y estar en el backstage. En los días de descanso nos quedábamos en el hotel para no mezclarnos con gente”.
Sobre cómo la situación sanitaria afectará a las futuras interacciones con los fans y conceptos como los meet & greet, Poulsen considera que es pronto para hacer valoraciones. “Solo giramos durante tres semanas y no hubo meet & greets. Hay que aceptar las circunstancias y entender en qué punto estamos. Aún no sé el impacto o lo que pasará con esto en el futuro. Creo que el año que viene será más fácil girar y considerar cosas como esas”, sostiene.
“Quizá era demasiado pronto para salir de gira”, aporta Kaspar. “Hay muchas cosas que aún tienen que volver a la normalidad y ponerse a punto. Los autocares de gira llevan dos años parados en un garaje. Los hoteles llevan cerrados casi dos años. Todo fue un poco más difícil esta vez, pero se hizo funcionar. Lo malo fue no poder estar en contacto con la gente después de los shows. Fue extraño. Y qué raro se hace no chocarle la mano a la gente o no dar dos besos. Tengo un amigo italiano y te están dando dos besos todo el tiempo. Me parece una manera muy cercana de saludar a otra persona. Lo adoptaría en el norte de Europa sin problema aunque quizá no es el mejor momento para introducir la costumbre”, se ríe.
“Me apetece salir de gira. Me apetece volver a la vida en la que solo vivo para tocar música”, dice con cierta melancolía el músico. “Si, hay muchas esperas de por medio y mucho tiempo muerto… pero es mi forma de vida. Tenía la sensación de no saber ni como ponerme en el escenario ya”, reconoce sobre la sensación de volver a subir a un escenario tras dos años de parón por las circunstancias. “Me pregunté ‘¿puedo hacer esto?’. Pero cuando llevaba dos días de gira ya estaba acostumbrado. Era lo que llevo haciendo toda mi vida”.
“Todos los miembros de Volbeat hemos estado en bandas de metal previamente. Todos hemos tocado thrash metal, death metal o punk, así que está en nuestro ADN. Era cuestión de tiempo que eso volviese a aflorar pero debía ser de manera natural” (Michael Poulsen)
Kaspar reconoce que Volbeat le han llegado en el momento adecuado de su vida cuando el frenesí juvenil es un recuerdo del pasado. “Yo, como la mayoría de gente joven que toca en bandas, bebía mucho y me pegaba mucha fiesta”, admite. “Y era divertido durante algún tiempo. Pero si hubiese estado en una gran banda a esa edad seguramente habría echado a perder mi salud. Por suerte entré a Volbeat con 40 años y ya estaba fuera de toda esa dinámica. Tengo hijos ahora. Voy a algunos conciertos y salgo aquí y allá, pero no de la manera en que lo hacía hace veinte años. Mentalmente estoy mucho más preparado. Y no quiero ser la persona que era con 21 años”.
Y aunque Volbeat siga siendo grupo de estadios en muchos países europeos, parece que en España aún no han dado el salto y siguen anclados en las salas de mediano aforo y los grandes festivales. ¿Sera ‘Servant Of The Mind’ el ciclo que finalmente hará cambiar esa dinámica? “Cuando tienes giras en grandes estadios y arenas te sientes un poco prisionero ya que tienes un gran espacio entre el escenario y el público”, explica Michael Poulsen sobre la sensación de tocar un día en un estadio danés y al día siguiente en La Riviera en Madrid. “Es mucho mejor poder estar al nivel del público y tenerlo cerca. La energía es muy diferente”.
“Claro que cuando tienes una gran producción y escenario necesitas ir a grandes recintos indefectiblemente. No puedes hacer otra cosa. Tocas el mismo setlist porque las luces están programadas y cosas así. Cuando tocas en salas más pequeñas puedes improvisar más, puedes establecer contacto visual con los fans y todo eso. Me gusta ir variando. Me gusta tener una gira donde actuamos en un gran pabellón una noche y al día siguiente actuamos en un club en España. Te mantiene atento y es muy inspirador”.
Y por cierto, ni Poulsen, ni Kaspar ni este humilde periodista se deben ninguna birra. Prueba superada. ¿Es este el inicio de la verdadera normalidad? Hopefully…
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