Tommy Vext (ex Bad Wolves): «Cada día me levantaba diciendo ‘bueno, mañana me mato'»
El, desde hace unos días, vocalista y líder de Bad Wolves no ha tenido una vida fácil. Thomas Cummings empezó su carrera en las drogas y en el mundo pandillero antes que en la música.
Con apenas trece años ya consumía y con catorce puso en marcha la banda Maniacal Disciple, que terminó llamándose Vext. Tal fue la asociación que pasó a llamarse Tommy Vext a partir de entonces y su banda se volvió una pequeña atracción local en la zona, llegando a tocar en los principales clubs. Pero cuando llegó el 25 aniversario del sello Roadrunner Records, Tommy fue invitado a cantar en el show de celebración junto a Corey Taylor de Slipknot y su carrera do un vuelco.
Pronto, Tommy Vext pasaría a trabajar con Dino Cazares de Fear Factory en los ya olvidados Divine Heresy, con los que acabó como el rosario de la Aurora. Más adelante, formaría parte de los reformados Snot y el mismo reformaría su propia banda Vext. Pero en 2016 lanzó su nueva banda, Bad Wolves, junto al baterista de Devildriver, John Boecklin y ficharía por Eleven Seven Music -además de conseguir el management de Zoltan Bathory de Five Finger Death Punch. No sería en vano: al siguiente verano, en 2017, Vext servía como sustituto de Ivan Moody en Five Finger Death Punch mientras éste lidiaba con sus problemas derivados de las adicciones.
El salto a la popularidad definitiva vendría con la versión de “Zombie” de Cranberries que editaron en enero de 2018 y que llegó apenas tres días tras la muerte de la vocalista Dolores O’Riordan, quien se había ofrecido a cantar en dicha versión -como se revelaría unas semanas más adelante. Ahora, con un reciente disco titulado “N.A.T.i.O.N” y con un año pandémico que ha trastocado todos los planes, Tommy Vext se sienta a hablar desde su casa con The Metal Circus sobre sus adicciones y sobre el proceso que le ha ayudado a superarlas. La reciente película independiente “Sno Babies”, de Better Noise Films y en la que Bad Wolves forman parte de la banda sonora, sirve como telón de fondo.
¿Refleja “Sno Babies” la realidad de un joven que lidia con los problemas derivados de la adicción?
Pienso que la película es muy dramática pero es un buen retrato de lo que pasa es las familias de los suburbios y el daño que hace la amplia disponibilidad de los opiáceos. Yo tengo 38 años y soy de Brooklyn. Cuando yo estaba pasando por todo ello no tenía nada de bonito: estaba rodeado de trafico de drogas, pandilleros, violencia y todo eso. Mucha de mi juventud vino determinada por esos factores. Uno de los factores que me empujaron al alcoholismo fue ser un adolescente y no sentir que mi casa era un lugar seguro, no tener con quién abrirme y no tener con quien compartir mis problemas, especialmente en la familia. Cuando tu salvación viene de estar en la calle y llevar un determinado tipo de vida… un tipo de vida que fue popularizada por el Gangsta Rap de los años 90 y principios de los 2000. No pensábamos que hiciésemos nada incorrecto y como resultado nuestra vida era una basura.
La industria del rock glorificó el uso de drogas y alcohol durante años, con artistas que vivían colgados de ellas y cuyas adicciones les generaban un aura determinada. ¿Como sobrevives en un entorno donde se sigue idolatrando la adicción como parte del statu quo?
La verdad es que en muchas de las giras que hacemos la mayoría de gente es sobria. También tenemos grupos de apoyo cuando los shows acaban para que las personas de otros grupos o de la crew que tengan problemas con la adicción puedan acudir. Es algo que hacemos saber para que tengan un lugar seguro y puedan hablar de lo que les sucede. Nuestro bus, por ejemplo, es un bus sobrio. Nadie toma nada. El primer año en que giramos en el bus podía entrar todo tipo de gente, bebiese o no, y ese no era un entorno positivo para mí de modo que le dije a todo el mundo que haga lo que tenga que hacer en el camerino pero que en el bus no haga nada.
Creo que las viejas historias de sexo, drogas y rock and roll es aburrida. Hemos visto a tantos artistas morir por culpa de ese cliché que no quiero pasar por lo mismo. No es una historia original ya. Ahí tienes a Scott Weiland, Kurt Cobain, Amy Winehouse y todo lo demás. Tienes a gente como Nikki Sixx o Phil Anselmo que han estado clínicamente muertos y han vuelto para explicarlo. Yo quiero que mi vida sea sobria, quiero disfrutarla. Hablo con mucha gente que ahora está sobria y no recuerda la mayor parte de los buenos momentos de su carrera.
¿Cómo reaccionas cuando alguien a quien ves en el contexto de una gira se droga o bebe? ¿De qué modo afrontas el tema sin que parezca que estás predicando o juzgándole?
Ha habido momentos de gira en los que alguien necesitaba ayuda. Hemos tenido a gente en las reuniones de apoyo que han conseguido dejar sus adicciones atrás. Hemos tenido a gente que nos habla por redes sociales viniendo al bus de gira y explicándonos sus problemas o contándonos que tienen tendencias suicidas porque están pasando por adicciones. Yo me tomo el tiempo de hablar con ellos.
Uno de los momentos más potentes que he tenido fue cuando…espera, que mi perro se ha vuelto (…). Es un cachorro y no para quieta. Como te decía, uno de los momentos que más me tocaron la fibra sensible fue cuando un padre y una hija se colaron de algún modo en el backstage de un concierto y buscaron a un tío de la crew para que les ayudase. Ella acababa de salir del hospital, con catorce años, por un intento de suicidio. Me senté a hablar con ellos durante una hora y le expliqué a ella mi historia sobre mis propias adicciones y las autolesiones. He pasado por todo eso y explicarlo es positivo. El padre estaba con lágrimas en los ojos, muerto de miedo por lo que le había pasado a su hija. Nunca pienso en las implicaciones que tiene nuestro trabajo como artistas o en lo que representamos estando sobre el escenario pero en aquella noche me di cuenta de que podemos tener la oportunidad de ser útiles a la gente. Ahora sé reconocer una oportunidad en la que puedo contribuir de algún modo a mejorar la vida de alguien gracias a explicar mi historia y lo que yo hice. Y si en el futuro ellos pueden hacer lo mismo con otra persona…bien, la humanidad debería ser eso. Ayudar a otros.
Como ayudar a un adicto
Un adicto debe querer escuchar, debe querer salir de su situación. ¿Cómo enfocas el primer contacto?
Dejo que la gente venga a mí. En esas situaciones intento ser neutral: por ejemplo, que yo esté sobrio no significa que el resto del mundo no pueda beber. Pienso que la recuperación es algo que llega por su propio pie. Es algo que debes querer. Si una situación es muy seria, quizá si que es necesaria una intervención pero normalmente con enseñarle a la gente tu modo de vida a veces es suficiente. Si estás bien, estás contento, estás equilibrado…eso es atractivo para la gente. Muchos de los que son presa de la adicción tienen depresión de modo que ver a alguien que vive una vida buena, plena suele ser una motivación para querer cambiar. Yo solía ser como ellos y entiendo perfectamente por lo que están pasando. A mí me llevó muchos años y no estuve sobrio hasta los 27 años. Hay gente que pensará que eso era muy pronto pero es que empecé a beber y tomar drogas con 13 años. Me castigué durante muchos años.
Hay efectos a largo plazo de los que nadie habla. ¿Qué secuelas permanentes te han quedado tras tus años como adicto?
A menudo tengo problemas de memoria a corto plazo. Pierdo mi cartera todo el tiempo. Pierdo mi teléfono todo el tiempo. Eso es algo que está relacionado directamente con el daño cerebral provocado por la cocaína y el alcohol, por no hablar de las metanfetaminas, los alucinógenos y todo lo demás. De chaval tomaba de todo pero de más mayor ya era coca, alcohol y tranquilizantes para poder dormir. Al final no sabes ni lo que está pasando a tu alrededor.
La adicción es un síntoma de algo, de otros problemas. En tu caso eran tus problemas familiares, tu turbulenta relación con tu hermano especialmente. Hay muchos problemas de salud mental que dan lugar a la adicción. ¿En ocasiones olvidamos tratar el origen y solo vamos a por el síntoma en el caso de los adictos? ¿Abordamos bien la adicción como sociedad?
Creo que el movimiento de descriminalización de la adicción y el entendimiento de que el tratamiento es mejor que el encarcelamiento es positivo. Tenemos una historia en Estados Unidos de personas encarceladas por pequeños delitos relacionados con las drogas donde las cantidades implicadas eran mínimas, solo para autoconsumo y no para distribución. En situaciones como esa, donde no hay crimen violento, no tiene sentido sentenciar con penas larguísimas como se ha hecho en infinidad de ocasiones.
Creo que nos estamos moviendo en la dirección correcta al descriminalizar el uso personal de las drogas. Que haya películas como ‘Sno Babies’ donde se trata abiertamente la problemática, que los músicos hablen de todo ello y quiten el estigma es bueno. Cuando yo era un niño no sabía lo que era un alcohólico: pensaba que era un homeless o un tío con una bolsa marrón viviendo debajo de un puente. Cuando estuve en rehabilitación encontré a hombres de negocios, miembros del ejército, otros músicos y muchos perfiles distintos. Desde profesores a policías. La adicción al alcohol le puede llegar a todo el mundo. Todo el mundo conoce a alguien o tiene un familiar que ha pasado por ello. Cuando quitamos la ‘vergüenza’ de todo esto, es cuando llegamos al centro del asunto y podemos tratarlo.
El estigma de la salud mental
Llevamos tiempo preguntando a músicos de cara a hacer un reportaje sobre salud mental. Me encuentro con que la gran mayoría de ellos nunca reconocen haber tenido problemas en ese sentido, cuando la realidad y la estadística demuestra otra cosa. ¿Es la imagen de tío duro que se genera en el heavy metal un impedimento para eliminar el tabú de los problemas de salud mental?
Conozco a muchos músicos de metal y no son nada duros. Son nerds con una banda. Son gente dulce. Son gente maravillosa. Pero la armadura de “tío duro” existe y es un problema. Casi todo el mundo a quien conozco en la industria de la música no lo está pasando bien ahora mismo. No sabemos si volveremos a subirnos a un escenario en algún momento. Lo pienso desde una perspectiva realista. No sé si voy a subir al escenario de nuevo con Bad Wolves, eso es así. Es como que nadie quiere asimilar la realidad de que no sabemos cuanto tardará en llegar o en implementarse de manera segura una vacuna efectiva. No sabemos nada y eso está en la mente de todos los que nos dedicamos a esto en la industria del entretenimiento.
Luego miras las noticias y ves manifestaciones en Alemania o UK con decenas de miles de personas o ves a gente protestando contra Trump en Washington con 800.000 personas. O un concierto de una iglesia con más de 10.000 personas. Joe Biden está haciendo mitines con montones de gente en la calle en ciudades con los peores brotes de Coronavirus. ¿Por qué no podemos volver a trabajar y hacer conciertos implementando las medidas de seguridad adecuadas? Es que ni siquiera están haciendo tests a la gente. ¿Por qué no hacer festivales y que sin un test de Covid no puedas acceder? Ya no digo esto solamente por los músicos. Es que la gente necesita esperanza. He ido a conciertos toda mi vida porque mi vida era miserable y la música me salvaba. Si no hubiese sido por Korn, Pantera y Metallica me habría suicidado cuando era un niño.
La música te lleva a un lugar seguro donde sientes que perteneces. Y no pasa solo en el metal. Pasa en la electrónica, en el hardcore. Necesitamos la música para sentir que todo está bien. Al final los músicos nos estamos mirando, rascándonos la cabeza y planteándonos “¿cómo puede ser que se permita hacer ciertas cosas y no lo nuestro?”.
Volver del abismo
¿Qué te llevó al borde de aquel andén y a querer suicidarte?
Yo he sufrido depresión durante buena parte de mi vida, aunque ya no es un problema en mi vida. En el año 2010 yo llevaba un año sobrio y mi hermano gemelo me asaltó, entró en mi apartamento con una barra de hierro y me fracturó el cráneo, me rompió el brazo y casi me desangro. Tuve una experiencia cercana a la muerte. Me tuvieron que revivir en el hospital.
La defensa de mi hermano fue que yo era un adicto y un pandillero, aunque yo ya me había mudado a California y había conseguido contratos discográficos y había pasado a estar sobrio. Tuve que denunciarle, tuve que testificar contra él y pagó a alguien para que me asesinase. Tuve que formar parte del programa de protección de testigos durante una temporada, unos once o doce meses. Pasé a modo supervivencia. Cuando salí del hospital y acabé la rehabilitación física, me vi viviendo con 300 dólares al mes y solo mi recibo de teléfono ya eran 90 dólares al mes. Me vi comiendo comida enlatada y atún y trozos de pizza.
Un buen día el FBI llamó diciendo que habían localizado a mi hermano y testifiqué contra él y le metieron diecisiete años en la cárcel por intento de asesinato. Este drama se llevó dos años de mi vida completos y cuando pasó todo, las emociones me golpearon a la vez. Todo me vino de golpe. Yo intentaba seguir adelante, estar ocupado, moverme continuamente pero me vi sin un ápice de esperanza. Mi hermano maltrataba mucho a mi madre y mi meta en la vida era protegerla.
Me vi sin dinero, sin estudios, sin trabajo, lo dejé con mi novia que había recaído en las adicciones…todo se desmoronó en muy poco tiempo. Yo solía trabajar en la puerta de un club y tenía una especie de americana. Me la puse. Me fui a la estación de tren para saltar a las vias. Estaba en un anden superior desde donde me podía tirar y sonó mi teléfono. Era un chaval llorando que llamaba preguntando por mí. Le dije que estaba algo ocupado (risas). Me pidió ayuda. Le dije que donde estaba y en ese momento el tren estaba entrando en la estación de modo que perdí mi oportunidad de saltar ante él. El chico era un adicto a la heroína y estaba fatal, así que quedé con él y le llevé a una reunión de ayuda y a partir de ahí comenzamos a vernos a diario. Y le veo desde entonces, es como mi hermano pequeño.
Nunca le dije lo que había pasado ese día hasta que llevaba cuatro años sobrio. Voló a California para celebrar el aniversario y le expliqué la historia de que él había interrumpido mi suicidio con su petición de ayuda. Creo en Dios y creo que hay algo moviendo el universo. Creo que las personas llegan a nuestra vida por algún motivo. Y creo que el universo conspira a nuestro favor. Ese fue un ejemplo perfecto de cómo las cosas son así. Como el universo sabía que yo nunca iba a pedir ayuda por mi orgullo, me envió a alguien que estaba peor que yo a salvarme. Cada día tras eso estaba diciendo ‘bueno, mañana me mato’. Luego fue un ‘bueno, cuando él esté sobrio, me mato’. Y al final me dije ‘es que no me quiero morir’.
Mucha gente que sufre depresión o tiene tendencias suicidas debe entender que nada que piense va a frenar lo que siente. No puedes conseguir dejar de sentir lo que sientes por muchas vueltas que le des. Solo valen las acciones. Vete a llevarle comida a gente homeless. Llama a un amigo. Haz algo por alguien. Habla. Si estás en una fiesta de navidad y todo el mundo está bebiendo, ponte a fregar los platos y saca la basura. Aléjate de lo que no te conviene.
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