La carrera de Deen Castronovo tuvo un golpe abrupto cuando fue despedido de la banda de su vida, Journey, en agosto de 2015 tras un altercado doméstico en el que tuvo que ver su adicción a las drogas. Pero sin dejar que aquello le definiese como persona, Castronovo pasó una temporada con perfil bajo para luego unirse al supergrupo de hard rock más solvente del momento. La salida de Brian Tichy dejó el camino libre para que entrase a The Dead Daisies, la banda del músico y empresario australiano David Lowy.

Con la maquinaria de The Dead Daisies funcionando a pleno rendimiento, Deen Castronovo grabó un tremendo “Burn it Down” y se embarcó en una agotadora gira que le hizo volver a ponerse las pilas. Ahora, con la entrada de Glenn Hughes en el seno de la banda (a costa de la salida del bajista Marco Mendoza y el vocalista John Corabi, pues Hughes es todo-en-uno), los Daisies afrontan el que podría ser el disco de la consagración definitiva, titulado “Holy Ground”.

Un trabajo que verá la luz el próximo 22 de enero de 2021 y que lleva congelado la mayor parte de 2020 debido a la pandemia. Hablamos largo y tendido con el batería, que está en su casa, feliz y motivado, y que se disculpa por su voz áspera (“perdí la voz hace unos días” se disculpa).  Una charla con un rock star que ha vivido para contarlo y que está agradecido por su nueva oportunidad. 

El disco lleva finalizado desde Septiembre de 2019. ¿Os ha costado aguantarlo casi un año y medio?

Nos ha costado porque no queríamos perder el fuego del lanzamiento. Hemos editado algunas cosas aquí y allá pero poca cosa. Nuestro manager sabe bien qué ir editando y cuándo hacerlo, así que él nos ha ido orientado. Ahora lo tendremos a la venta el 27 de enero y estamos haciendo promoción como locos. 

Se supone que haréis una gira tras eso -lo cuál sería toda una sorpresa si llega a suceder. ¿Habéis llegado a ensayar para la gira?

Hemos hecho un ensayo recientemente en Los Ángeles para aprender todas las canciones antiguas con Glenn. Luego tocamos todo el nuevo disco y suena alucinante. Hicimos una semana de ensayos y la banda suena tremenda. A mediados de diciembre íbamos a hacer otro ensayo pero lo hemos retrasado a las primeras semanas de enero. Sobre si saldremos a la carretera…tio, no tengo la menor idea. El Covid se ha llevado por delante todos los planes que había y estamos como tú: esperando y viendo qué sucede.

Enter Glenn Hughes

¿Cómo ha sido el desembarco de Glenn en la banda? La banda siempre ha estado compuesta de músicos con gran reputación pero Glenn es un paso más allá en ese sentido.

Cuando entré en la banda con Marco Mendoza y John Corabi la química era muy buena. Cuando decidieron irse tuve dudas acerca de si seríamos capaces de encontrar a alguien con esa química , porque los cinco nos habíamos vuelto muy cercanos. Cuando llegó Glenn me sorprendió lo humilde que es, lo tranquilo y compasivo que es. Por no hablar de su voz y su manera de tocar el bajo: es de otro planeta. Habla por sí solo. Lo importante, no obstante, era la química y eso está ahí. Su manera de ser como persona es lo más importante. Y es un tío que está en el Rock and Roll Hall of Fame, que lo ha visto y hecho todo. Es humilde, considerado, compasivo y con buen corazón. No sueles encontrarte mucho de eso ya, especialmente con los iconos del rock de los 70 y los 80. Glenn es la antítesis de todo eso y me encanta.

The Dead Daisies

Cuando estaba mirando las primeras fotos de promo del disco recuerdo pensar “¿para qué necesitan dos bajistas?”. Tu look ha mutado con el de Marco Mendoza, esencialmente.

(Risas) Es divertido, porque estaba intentando dejarme el pelo como él, un poco más largo quizá. Hice un video con mi anterior banda, Revolution Saints, y la gente decía que parecía un científico loco (risas). Al menos tengo la barba para compensar ahora.

¿Sigues manteniendo contacto con Marco? Creo que erais bastante amigos y que ha sido un gran apoyo para superar tus adicciones. 

Ahora hace un par de meses que no hemos hablado. Está ocupado haciendo lo que puede para mantener su familia a flote. Haga lo que haga, aunque nos dejemos de ver una temporada, siempre estamos ahí el uno para el otro. Tenemos una amistad que va mucho más allá y le quiero mucho. Es un gran tipo. Un buen hombre.

¿Cómo ha afectado la entrada de Glenn como bajista a tu estilo como baterista en éste disco? Me da la sensación de que estás tocando con mucha más pegada en los temas de “Holy Ground”. 

Cuando Glenn entró en la banda y fuimos al estudio le pregunté “¿con qué baterista te gustaría tocar?”. Esencialmente le preguntaba que qué buscaba en un baterista, estilísticamente. Me respondió “Bonzo” (John Bonham). Cuando dijo eso supe exactamente a lo que se refería. A partir de ahí fuimos como mano y guante. Formamos una unidad en la sección rítmica muy potente. Es como un tren de mercancías a toda velocidad. Y escucharle cantar y poder cantar tras su voz, porque tiene un pitch perfecto…es un sueño. Ya no tengo que pensar en afinar. Solo tengo que seguirle. Es muy fácil cantar junto a él. 

Glenn ni siquiera calienta. Cuando canta lo hace a la perfección. No es como yo, que parece que haya hecho gárgaras con cuchillas. El afina muy bien y es muy fácil sumarse a su tono. Le tengo muy alto en mi mezcla para poder cantar bien como apoyo. 

¿Qué kit has usado en éste disco?

El mismo kit que llevo utilizando desde los tiempos con Journey, con unos rack toms de 10”, 12”, y 14”, goliats de 16” y 18”, una caja, un sillín y un montón de platos. No es que no esté acostumbrado a ese kit. Estaba más centrado en tener un ritmo muy consistente sobre el que el resto de la banda pudiese apoyarse. Nada muy complicado, nada muy complejo. Algo sencillo para que la música fluyese y tuviese groove.

Trabajar juntos en la carretera debe haber contribuido a un sentimiento de banda más notable, especialmente entre Doug Aldrich y tú. 

Por supuesto. El último tour que hice fue muy exigente, con cinco shows por semana, sin días de descanso, y fue difícil. No había tocado en un par de años y de golpe me vi haciendo cinco shows por semana, algo que nunca antes había hecho. No te voy a mentir, me costó. Con Glenn las cosas serán diferentes, porque tiene que proteger su voz. Seguramente haremos dos conciertos y un día de descanso, tres conciertos y un día de descanso y cosas así. Es más fácil para su voz de ese modo. 

Creo que la próxima gira no va a ser tan difícil de completar como la anterior. Estamos todo a tope de ganas. Yo me opero de la espalda la semana que viene para ponerme a punto.

¿Qué te pasa? ¿Hernia discal o algo?

Tengo dos vértebras que se están rozando, la L4 y la L5. Tengo cuatro tornillos ahí y me tienen que poner un par más. Luego podré estar a tope. Pienso hacer sonar todos los detectores de los aeropuertos.

Caos y resurrección

Estuviste un par de años sin girar antes de entrar con The Dead Daisies. Fue la época en la que saliste de Journey y en la que tuviste todos tus problemas con las drogas y la justicia. ¿Qué sensación tenías al volver a las giras, a su entorno y a sus gentes y hábitos?

Para mí estar en la carretera era genial, porque nunca usaba drogas estando de gira con ninguna banda. Tan solo quería tocar al máximo de mis capacidades. Cuando estás en una banda como Journey tienes que ser perfecto. Pero cuando volvía a casa es cuando llegaban los problemas en ese sentido. Tenía tiempo libre, un montón de dinero y nadie diciéndome lo que tenía que hacer. Entonces es cuando haces las cosas equivocadas.

Cuando me echaron de Journey fue cuando desperté y me di cuenta de lo que estaba haciendo. De que tenía una familia, de que me estaba haciendo mayor y no podía meterme lo que me estaba metiendo. Así que estar en la carretera nunca fue problemático, porque estaba ocupado. Y si hay que hacer cinco shows a la semana se hacen sin problema. Eso sí, las primeras tres semanas fueron difíciles de llevar, hasta que pillé el ritmo.

¿Cómo lidias ahora con los breaks entre giras o momentos como el actual? ¿Como te mantienes libre de drogas?

Cuando estaba metiéndome drogas, se me iba todo el tiempo. No tenía tiempo para nada. Cuando toqué fondo decidí dedicarle ese tiempo a mi familia, a las personas que quiero. Fue lo mejor que hice. Ya no era el batería de Journey, era Deen. Hacía mucho tiempo que no era Deen. Ese tiempo de transición me ayudó a ver lo que era importante en la vida. Tengo dos nietos, cuatro hijos y una esposa  y cuando usaba drogas perdía tanto tiempo que no estaba por ellos. Ahora son ellos los que me preguntan cuándo pienso irme de gira. Están hartos de mi! (Risas) Estoy todo el rato en casa y están hartos de tener a su padre dando vueltas.

Salir de Journey me puso la vida en perspectiva y aprendí lo que era verdaderamente importante. No tocar ahora es complicado porque lo echo mucho de menos, es mi vida. Pero he podido pasar más tiempo con mi família y eso es de lo que va la vida. 

Ahora me opero de nuevo y me doy cuenta de que nada es para siempre, de que me hago mayor y de que he de medir mejor mi tiempo. Estar con mi familia es lo que me llena ahora.

¿Como te mantienes en forma durante este parón de actividad actual?

Toco a menudo desde hace poco. Normalmente nunca me traía la batería a casa porque no quería llevarme el trabajo a casa pero ahora estoy tocando mucho con mi hijo Kyle, que es un músico alucinante. Estamos haciendo estos videos de car-karaoke con los Dead Daisies donde él toca todos los instrumentos. Le digo ‘vamos a hacer ‘Stand Up and Shout’ y el tío me prepara todos los instrumentos. Ahora toco mucho más la batería gracias a eso. 

En Oregon han vuelto a cerrarlo todo y ya no puedo ir al gym. Antes iba a correr un rato o a levantar algo de peso y ahora no puedo hacer nada de nuevo. Estamos metidos en casa porque no hay nada que hacer. Hoy voy con mi hijo a un estudio de grabación casero de un colega y a tocar un rato. Al menos hago algo. Tengo 56 años y comienzo a notarlo!

Los años de Journey

¿Qué te queda de tus años en Journey? Entras en el gran star-system, tocas en arenas, en estadios… ¿qué queda tras ello?

Hay cosas buenas y malas en todo, pero para mí lo bueno fue tocar con una de las bandas más grandes de este planeta, interpretando canciones con las que crecí. Si algo he aprendido en este tiempo es ‘no pienses que nada está garantizado’, porque las cosas se van de un momento a otro. Una de las cosas malas es que dejé que se convirtiese en mi identidad: yo era Deen Castronovo DE Journey. Es algo que te absorbe y te conviertes en una estrella. Cuando salí de la banda y tuve que volver a ser ‘yo’ fue refrescante. Ya no tenía que fingir nada, ni tenía que llevar un cochazo. Era yo. Deen, sin más. Ser yo mismo de nuevo me ha enseñado mucho. 

Lo mejor que aprendí en Journey es eso, aprender que esto no es para siempre. Que hay que disfrutarlo y apreciarlo, porque se puede ir. Ahora, con The Dead Daisies, no tocamos en grandes arenas, quizá alguna día lo hacemos. Pero toco música, giro por el mundo y gano algo de dinero. Tio, podría ser mucho peor. Te lo aseguro, Sergio. 

Tocaste con Neal Schon en el proyecto-gira “Journey Through Time”. ¿Cómo fue la experiencia? ¿Fue una manera de recuperar vuestra amistad o relación?

Que Neal me pidiese volver a trabajar con él fue maravilloso. Poder hacerlo fue un honor y un privilegio. Disfruté cada minuto. Fue una pena que no pudiésemos hacer más conciertos. Teníamos previsto hacer viente fechas a finales de 2019 pero Journey se reunieron y hacer más shows así que nuestros planes se esfumaron. No creo que vuelva a suceder. Fue algo que pasa una vez en la vida y lo disfrutamos como tal. 

Journey es una família muy extraña. Tras leer las biografías, las últimas noticias sobre enfrentamientos entre Neal y Jonathan Cain, las entrevistas con el manager Herbie Herbert… ¿cómo era vivir todo aquello desde dentro?

A veces era como un reality show (risas). Era interesante. Lo triste es que muchos de esos problemas terminaron interfiriendo en lo que era la banda y su música. Hace ya cinco años desde que me echaron y ahora ya me queda todo más lejos, pero leí las historias y me entristeció. Yo hubo un día en el que estábamos saliendo del escenario y Jonathan estaba en el lateral del escenario y le abracé y le dije ‘tío, amo mi trabajo, gracias por darme esto’ y me fui con una sonrisa en la cara. Creo que la banda perdió eso, perdió esa capacidad de apreciar lo que tenían. Comienzas a perder la noción de lo que te rodea y otras cosas ocupan tu mente en lugar de mirar y decir ‘tio, que suerte tenemos’.

Te cuento una historia. Una vez iba con Steve Toomey, mi técnico de batería, y estábamos atravesando la arena en la que acabábamos de tocar y estábamos entrando al backstage. Le paré en seco y le dije ‘TÍO, que toco la batería en Journey ¿no es alucinante?’. Yo siempre estuve sorprendido y agradecido por lo que hacía pero nunca lo tomé por garantizado. Tuve mucha suerte tocando con ellos. 

Estuve 17 años en la banda y no puedes evitar sentirte cercano a esas personas. Yo soy el tipo de tio que si creo música contigo, desarrollo un vínculo. Hemos creado algo atemporal. Muchos músicos solo quieren que llegues, toques tu música y te pires. Yo me involucro emocionalmente mucho más con las bandas en las que estoy, porque creamos cosas que permanecen, que siguen ahí para siempre. Hay músicos que pierden eso. Creo que el elemento familiar desapareció en Journey y eso me parte el corazón. Lo que pasó más adelante, en 2019, con la relación con Donald Trump y todo eso, es harina de otro costal. Yo ni estaba en la banda pero me partía el corazón ver lo que se iban diciendo en los medios. Tíos, entended la suerte que tenéis. 

Les echo de menos y les deseo lo mejor. Journey fue el punto álgido de mi carrera. 

¿Es algo a lo que querrías volver? ¿O haberlo vivido una vez es suficiente?

Me encanta tocar con The Dead Daisies. Tengo que darle las gracias a David Lowy porque me dio una oportunidad cuando nadie más me la estaba dando y eso es así. Perdí a muchos ‘amigos’ cuando pasó todo lo mío. David me dio una oportunidad y le estoy agradecido para siempre. Journey fue genial y me habría gustado volver pero creo que las puertas se cierran por un motivo. Creo que Dios me estaba diciendo ‘deja eso, busca otra cosa, sigue adelante’. 

Cuando pasó todo lo dejé ir. Yo pensaba ‘me llamarán, me dirán que vuelva’ y la puerta se siguió cerrando. Y las cosas pasan por algún motivo, como te digo. Si me llamasen hoy en día, te soy honesto, no tengo ni idea de qué haría. Antes habría vuelto con ellos en un instante pero ahora pienso que si esa puerta se cerró es por algo. Creo que tengo que seguir adelante. Ese libro ya está cerrado. 

Es divertido lo que pasó contigo porque estamos hablando de una industria, la del rock, que ha hecho de las drogas y el estilo de vida, un mito. Y que una de las bandas de rock más grandes te rechace por una mala época no deja de ser, en parte, una pequeña decepción. ¿Te pareció hipócrita?

Todo el mundo hace lo que tiene que hacer. Cada uno tiene sus propios problemas y sus propia visión de las cosas. Ellos hicieron lo que tenían que hacer y no puedo estar enfadado con ellos por ese motivo. No puedo juzgarles. Esto es un negocio. Yo pensaba que era una gran familia y durante mucho tiempo fue así pero llega un punto en que tienes que recordar que todo esto es un negocio y que tuvieron que dejarme ir para que yo me pusiese en orden. No creo que fuesen hipócritas: cada uno tiene su propia idea de la vida y entiendo por qué lo hicieron y me parece bien. Gracias a eso aprendí que la familia es lo más importante en esta vida. No puedes contar con otras personas para hacerte feliz o estar ahí para ti. Mientras tengas ahí a tu familia, no necesitas a nadie más. He aprendido eso y no tiene precio.

¿Cómo gestionas ahora estar lejos de tu familia estando de gira?

Cuando me fui a LA para ensayar estaba excitado y motivado por tocar y eso fue lo que me ayudó en esos días, porque estaba echando de menos a mi familia. ¡Y solo era una semana! Al principio fue más dramático pero cuando me subí al avión de David Lowy dije ‘vale, estamos de vuelta’ (risas). Claro que los echaba de menos pero también necesitaba seguir tocando y recuperar mi vida en cierta manera. Mi familia seguirá estando ahí cuando vuelva a casa y probablemente están contentos de que me marche unos días (risas). 

Leí en algún lugar que eras muy metalhead en cuanto a gustos personales. ¿Qué sueles escuchar?

Escucho de todo, desde James Taylor a Slipknot. Me encanta ‘The Grey Chapter’, es un disco enorme. Me gusta todo lo que haga Slipknot. Creo que Corey Taylor es un genio musical y daría mi testículo izquierdo por trabajar con él. Es un tío grandioso.

Ahora estoy escuchando a una banda de finales de los 90 que se llama The Fire Fest, que incluye a un par de miembros de Sunny Day Real Estate. Escucho un poco de todo, tengo un gusto muy ecléctico. Pero, como te digo, luego me pongo ‘We’re Not Your Kind’ y conduzco mi coche todo lo rápido que puedo. 

El otro día volví a escuchar un disco de Hardline en el que participé en su día, “Double Eclipse”. Hacía años que no lo escuchaba y me dije ‘wow’. 

¿Fuiste parte de la composición de “Holy Ground” o te incorporaste más tarde directamente a grabar?

Cuando hicimos ‘Burn it Down’ me llevaron a New York a conocer a la banda y ellos ya estaban allí trabajando con Marti Frederiksen, el productor y compositor. Vi a todo el mundo, les observé creando la música y me incorporé una vez acabado ese proceso. Éste nuevo disco ha sido distinto, porque Glenn, Doug y David Lowy se pusieron a trabajar conjuntamente. De hecho, mucho del material es de Glenn, aunque Doug puso su sello en ellas a base de arreglos. Luego David metía sus partes para acabar de ensamblar las canciones. Yo lo escuché todo cuando llegamos a Niza, en Francia, y lo preparamos para la grabación. Fue muy guay. Una manera distinta de hacerlo pero estuvo muy bien. 

Sergi Ramos