Desde su aparición en 2009 Jinjer han crecido paso a paso, año tras año, gira tras gira. Con su nuevo disco cristalizan el esfuerzo de más de una década en un contexto incierto.

Tatiana Shmailyuk parece que tiene un buen día. Pese a las decenas y decenas de entrevistas que la vocalista del combo más prometedor del metal actual está llevando a cabo en una de esas tardes aburridas de mediados de verano, Tati está de buen rollo. Se nota que el nuevo disco tiene muy motivada a la banda después de una temporada en la que parecía que todo su modo de vida estaba amenazado. Porque, aunque las cosas vengan mal dadas, Jinjer han usado sabiamente su tiempo de descanso.

Si bien la banda logró una notoriedad considerable con ‘Macro’ en 2019 -y el anterior EP ‘Micro’ ese mismo año- fueron algunas de sus apariciones en los mayores festivales del mundo las que terminaron de auparles al codiciado trampolín del metal de las grandes ligas. Y ahora están ahí, con un nuevo trabajo de estudio que recupera su esencia y se editó el 27 de agosto en todo el mundo. 

Si bien hay dos canciones que destacan soberanamente por encima del resto (los futuros clásicos “Vortex” y “Disclosure”) el disco en su conjunto es una amalgama abrasiva de ritmo, agresión, melodía y variaciones que te hacen sentir todo el rato sobre arenas movedizas. 

Con 34 años, Tatiana tiene toda la presión de conseguir que Jinjer formen parte de ese codiciado “relevo” del rock duro y el metal. Junto a sus compañeros de banda Roman Ibramkhalilov (guitarra), Eugene Abdukhanov (bajo) y Vladislav Ulasevich (batería), Jinjer han tocado un botón concreto en la comunidad del metal. Lo impredecible de sus ataques, lo preciso de su ejecución y la sencillez que les caracteriza -aún hace poco aparecían en sus bolos en su propia furgoneta pese a estar girando como locos por toda Europa- hacen de ellos una de las formaciones candidatas ideales para encarar el futuro de la música más dura.

¿Cómo has vivido todos estos meses que han llevado hasta la edición de ‘Wallflowers’?

Este año pasado no ha sido tan malo, siendo honesta. 2020 ha sido un año de vacaciones, quizá un poco tristes. Fue duro para nosotros porque nuestra mente no podía lidiar con el hecho de frenar todas nuestras giras en marzo. En medio de la gira tuvimos que irnos a casa debido al confinamiento.

Tras eso me fui a California para pasar dos semanas, ya que nos prometieron que el confinamiento duraría dos semanas -pero lleva un año y medio-. Fue algo muy inocente por mi parte. Me quedé atrapada allí durante seis meses. A lo largo de ese tiempo disfruté estando en California porque… mira, para vosotros, en España, es distinto porque tenéis un país bello con playas y palmeras y cosas así, que son mi debilidad. Comencé nuevos hobbies, adopté un gato, me iba a ver el océano… me hizo muy feliz pasar ese periodo en California. 

Pues ha sido un buen periodo para ti, entonces.

Pude frenar un poco y dedicar un tiempo para mí. Entonces llegó la dura realidad. Mi visa expiraba y tuve que volver a Kiev. Tras unas pocas semanas teníamos una minigira con shows con distanciamiento social que fue divertida -no me entiendas mal, tuvimos suerte en medio de una pandemia-. Después de eso seguimos trabajando en el nuevo disco, que se edita en cuestión de días.

Jinjer (Foto: Dani Bueno)

Es un álbum bastante violento e intenso, estructuralmente, a nivel de producción y a nivel vocal. Parece que todas las bandas de metal van a componer temas influenciados por la pandemia de un modo u otro pero ¿fue éste vuestro caso con ‘Wallflowers’?

Probablemente. Tenía mucho tiempo libre para sentarme en este sillón y pensar en las cosas que hay dando vueltas en mi cabeza. Me la jugué y compuse letras que reflejan mi estado mental en este momento. Era oscuro pero… mira, las cosas siempre han estado mal en el mundo. Siempre ha pasado algo. Quería hacer letras en las que hablase de los problemas que me rodean. Eso no quiere decir que sea un disco pesimista o que no haya luz al final del túnel. Quería hacer once canciones dedicadas a las cosas que realmente me preocupan.

¿Estabas pasando una crisis personal? Alguna relación, algún conflicto…

Tengo una relación a distancia que es una cosa que me mató un poco. Es algo que me hace pasarlo muy mal, especialmente cada vez que mi marido se marcha. Ahora no tengo la oportunidad de ir a Estados Unidos a visitar a mi marido, así que estoy esperando a que la burocracia funcione y arregle mi visado. Mientras tanto, tengo que esperar a que él venga cada par de meses y cuando se marcha me parte el corazón. Cuando compuse “Vortex” estaba bajo el efecto de su marcha reciente a Estados Unidos, por ejemplo.

Jinjer (Foto: Dani Cruz)

Luego tengo mis propias inseguridades y los problemas globales que nos aquejan. El tema “Mediator” habla de cuando yo era joven y tenía esperanza en el mundo. Pensaba que todo sería distinto a lo que está pasando ahora. Es un tema que habla de cuando tus esperanzas son fulminadas y te sientes frustrada. 

Hablas de inseguridades. Cuando hablas con artistas de rock siempre están proyectando esa imagen de triunfadores, de arrogancia desmedida. Nadie habla de sus inseguridades. ¿Cómo separas el personaje de la persona? ¿Cómo lidias psicológicamente con todo eso?

No tengo ni la menor idea. Me lanzo a la piscina. Ha habido muchos días en los que he estado absolutamente exhausta pero, cuando ha llegado el momento de subir al escenario, he usado todos mis recursos, energía y pequeñas fracciones de positivismo y he ido a por ello. En ocasiones subo al escenario de muy mala leche, muy irritada.

Generalmente es por el cansancio de las giras y las actuaciones. Entonces veo a la gente ante el escenario dándome el feedback que me dan y encuentro el punto de apoyo necesario. Me recargan. Entonces es como si tuviese un renacimiento y el resto del show puede ser alucinante.  Si un artista está de buen rollo sobre el escenario, el show es bueno y el público lo siente. Y al contrario, sucede lo mismo.

Jinjer (Foto: Lolo)

La difícil vida de gira

Siempre habéis tenido una agenda repleta. ¿Crees que la gente entiende lo que supone girar por el mundo durante varios meses al año, durmiendo mal y poco?

He conocido a mucha gente que no lo comprende. He vivido situaciones muy desagradecidas. Una vez en México… mira, en Latinoamérica y Centroamérica no puedes girar en bus, ni en tren ni en barco. Has de volar a todas partes. Duermes unas pocas horas y coges un avión a la siguiente ciudad del siguiente país. Una persona que no vuela habitualmente nunca te va a poder entender, porque no saben lo agotador que es. 

Una vez estaba en un aeropuerto en México a primera hora de la mañana. Había un grupo de fans ya a esa hora y nosotros estábamos liados con la facturación de equipaje, los billetes y todo eso. Los fans vinieron a donde estábamos y nos pidieron una foto y unas firmas. Los fans nunca toman solo una foto. Toman varias y de cada uno de nosotros. Yo estaba con una cara de mierda horrible, no había dormido apenas y era muy pronto. No entendía ni qué estaba pasando.

Yo no sabía qué hacer porque el resto de la banda ya estaba caminando hacia el control de seguridad. Me quedé a solas con ellos y les dije ‘¿podemos hacer esto rápido?’. Evidentemente, algo no funcionaba en el teléfono del que hacía las fotos. Al final me tomé todas las fotos que pude y me marché. 

Jinjer (Foto: Dani Bueno)

Al día siguiente, nuestro técnico estaba mirando Facebook y vio que una chica había posteado las fotos y había dicho “pude conocer a Jinjer en el aeropuerto y Tatiana fue una estúpida y una zorra todo el tiempo”. Y la gente entraba a comentar diciendo “sí, siempre es así”. Y claro, eso lleva a otras personas a creérselo. 

Nadie tiene respeto por los artistas. La gente piensa que se lo hemos de dar todo porque nos han permitido vivir nuestro sueño. Eso no es cierto. No somos robots. Tenemos nuestros problemas y necesitamos nuestro espacio personal. También tenemos malos días. Pero a la gente le da igual. Mucha gente no respeta los límites y eso es un problema para todos. No era un show. Era el puñetero aeropuerto. No te debo nada, ¿sabes?

Improvisando

Volviendo al disco… te diría que mis favoritas son “Disclosure” y “Vortex”. ¿Cuáles son las que más te llenan a día de hoy? Me suena que eres bastante tardona con las letras y necesitas la presión del último minuto. ¿Qué tal te ha funcionado en éste disco?

Es difícil decirlo… “Disclosure” fue divertida y… “Vortex”. No sé por qué justo has mencionado esas dos (risas). Son las dos canciones que tenía más y mejor preparadas en mi cabeza. “Disclosure” fue bastante divertida a la hora de grabar. El resto fueron improvisadas. Si te digo la verdad improviso un montón. Fue extraño, raro y difícil grabar. Es como saltar de un avión sin paracaídas sin saber cómo vas a aterrizar. De algún modo siempre sale bien. “Wallflower” fue una canción que me gustó mucho cantar también.

¿No te genera ansiedad trabajar así? ¿Pone nerviosos a tus compañeros de banda?

No, la verdad. No tienen dudas sobre mis capacidades y mi profesionalidad. Saben que eventualmente las cosas saldrán y estarán bien. Me ayudan, me dan consejos si ven que me atasco componiendo. Además, no es la primera vez que improviso durante la grabación. Desde ‘King Of Everything’, que era medio improvisado, comencé a componer letras para luego marcharme a dormir y grabar al día siguiente. Eso me genera ansiedad, porque pienso que voy a un examen y no llevo nada en mi cabeza. Que no he estudiado suficiente.

¿Sueles volver a revisar las letras? Normalmente yo vomito mis textos y no los vuelvo a mirar nunca más. 

Entiendo lo que dices. Yo, por ejemplo, nunca miro mis entrevistas. Intento no ver nunca mis vídeos musicales porque me pone de los nervios. En lo que se refiere a componer, no me queda más remedio que volver a mirar esas letras porque tengo que cantar las canciones y luego tocarlas en directo. Normalmente no tengo la necesidad de cambiar nada. Me gusta tal y como queda.

En ocasiones me deja de gustar una canción porque la he cantado tantas veces que ya no significa nada, porque estoy en piloto automático. Cuando el disco está fresco, como ahora, lo disfruto. 

Jinjer (Foto: Paco García)

Para mi es un gran cumplido que mis letras tengan un encaje para la gente, porque no soy poeta. Yo suelo leer prosa y algo de poesía, pero poca. Es un reto escribir letras pero me gusta especialmente cuando las vuelvo a leer y digo “wow, que profundo”.

¿Qué disfrutas más a nivel vocal? ¿Las partes limpias o las partes más duras? 

Me he preguntado esto alguna vez. Hace tiempo, al principio, dije “no voy a cantar limpio nunca más, solo gruñiré”. Combinar la voz limpia y las voz gutural en directo me deja exhausta, sin energía. Luego, hace unos años, me dije “no voy a usar guturales nunca más, voy a cantar todo limpio” (risas). 

Hace unos cinco años, cuando empecé a usar monitores in-ear, todo cambió. Me gusta el método de la vieja escuela para los directos, con monitores de toda la vida. Llevar un in-ear me hace perder el equilibrio de mi voz muchas veces. Pienso que canto fatal, porque puedo escucharlo con absoluta claridad en mi cabeza. No me ha ayudado. Pero también te digo que tengo que usarlo si no quiero quedarme sorda en el futuro.

Entiendo que el show está secuenciado.

Sí, tengo muchos clics y señales en mi in-ear. 

Jinjer (Foto: Jose Antonio Fernández)

¿Sueles contar los tempos para no liarte con estructuras tan enrevesadas en la música?

Lo hago, aunque sin contar. Chasqueo mi pulgar y mi índice discretamente para sentir el ritmo. También golpeo los pies contra el suelo. Y evidentemente tengo señales en mis monitores in-ear.

Con el nuevo disco ya hemos ensayado los temas para el directo. Tengo solo una canción que me da problemas, que es “Vortex”. El resto de canciones me son naturales. Lo de “Vortex” lo mejorare con repetición. No es un disco difícil de cantar, no obstante. 

La salud y los sacrificios

¿Cuál es el mayor sacrificio que has hecho por tu carrera musical?

Todo. No te sabría apuntar una sola cosa. Probablemente lo de llevar una relación de larga distancia como la mía. Si no estuviese en Jinjer estaría en EE.UU. viviendo con mi marido. Como necesito estar aquí, tengo que hacer ese sacrificio. 

Jinjer (Foto: Lolo)

Luego lo de poder ver a mis padres con frecuencia. Si no tuviese a la banda, estaría cerca de ellos, especialmente con todo lo que pasa ahora.

¿Les has llevado a shows de Jinjer por otros países?

No, porque no tienen pasaportes internacionales. No pueden salir de Ucrania. Solo pueden verme cuando actúo en su país, porque hay fronteras, incluso en mi ciudad. La gente muere en las colas de las fronteras. Mi madre lo ha visto cuando ha ido. Pasó cuatro horas allí y vio a gente mayor literalmente desplomándose y muriendo. No quiero que le pase eso. Y la pandemia no ha hecho más fácil cruzar al otro lado. No les llevo a ninguna parte porque ya no son tan jóvenes y no quiero hacerles pasar por el estrés que supone todo eso.

¿Te apoyan en lo que haces con Jinjer?

Sí, siempre. Me veían al principio y tenían algunas dudas, como todos los padres. Piensan que lo que haces es una fase de la adolescencia, aunque yo ya tenía ventitantos, realmente. Como mucha otra gente en nuestros países, no veían lo que hacíamos como algo con futuro. Era un entretenimiento. No algo que nos llevase a ninguna meta. 

Jinjer (Foto: Dani Cruz)

¿Cómo te mantienes saludable con tanta gira? Creo que intentaste el veganismo alguna temporada pero no acabó de cristalizar. ¿Haces deporte? 

Creo que he fallado en todos mis intentos de ser saludable. Soy demasiado vaga para hacer ejercicio físico. 

Cómprate maquinas para casa.

Mi apartamento no es tan grande realmente. Mi casa no tiene techos muy altos y no veo espacio donde pudiese poner material de gimnasio. Pero aunque encontrase sitio, terminaría sin usarlo (risas). Por la mañana intento hacer yoga, te aseguro que lo intento. Quiero ver si es lo mío. Eso sí, cuando estoy en casa como muy saludablemente.

Ahora no como carne. Hace tres años intenté ser vegana y terminé volviendo a la carne. Aunque coma carne alguna vez, quizá es un día a la semana. Hoy me han enviado hamburguesas de beyond meat, algunas salchichas veganas y cosas así, de modo que estoy cubierta para unos días. 

Intento no comer carne pero si estoy muriéndome de hambre en la carretera, no me queda más remedio. Tampoco quiero convencer a nadie de que sea vegano: yo tengo mis motivos y ya está. Cada uno tiene los suyos. Hace poco me compré una licuadora para poder prepararme smoothies y no paro. Cada mañana me tomo uno. 

Sergi Ramos