Sonata Arctica: «prefiero hacer un acústico que un concierto de metal»
El hablar con Tony Kakko siempre es una experiencia. Igual de caótico en sus respuestas como hiperactivo sobre el escenario, el líder de Sonata Arctica nunca ha tenido reparos en hacer apuestas arriesgadas y diferentes para sacar adelante el mensaje que quiere transmitir con un grupo bastante particular en los cánones del power metal.
Hablamos con él principalmente para comentar su último lanzamiento; ‘Acoustic Adventures – Volume 1’ pero resulta imposible no divagar en los muchos matices de una carrera tan variada y extensa.
Una nueva aventura
‘Acoustic Adventures’ ya está aquí. ¿Cómo concebisteis el lanzamiento de un disco en acústico?
Fue un proceso muy largo. Diría que empezó con “Mary Lue”, que fue la primera canción acústica que grabamos. Esa podría decirse que fue nuestra primera “aventura acústica”, y nos sentimos muy bien. En 2011 grabamos el directo ‘Live In Finland’ en el que en un momento dado pasábamos a un set en acústico y, la verdad, es que como grupo nos sentimos fenomenal.
Si observas el set que tocamos entonces, encontraras que muchas de las canciones que conforman ‘Acoustic Adventures’ están ahí -y las que no están es porqué formarán parte del ‘Vol. 2’-. Muchos creen que esto de lanzar de pronto un recopilatorio en acústico es por falta de material o un fruto del aburrimiento por la pandemia, pero nada más lejos de la realidad. Es algo con lo que hemos estado lidiando desde que existimos como banda y por mucho que no haya canciones nuevas, hemos tenido que reinventar muchas de ellas hasta prácticamente volver a crearlas -y en algunas ocasiones hemos tenido que usar instrumentos que nunca habíamos probado con Sonata Arctica-.
Creo que nadie se sorprende de que justo vosotros hayáis optado por sacar un álbum en acústico, ya que tenéis experiencia componiendo baladas. “Shy”, “Tallulah”… ¿Cómo fue sacar canciones así cuando todo el mundo esperaba que fuerais los nuevos Stratovarious o Helloween?
Siempre hemos tenido nuestra propia identidad, mucho antes incluso de que hubiera gente que nos pusiera la obligación moral de ser los nuevos Stratovarious o los Helloween de las nieves. Nuestra música se inspiró en estos grupos, eso es indudable, pero aun así la canción más cañera que teníamos en nuestros primeros días era “Fullmoon”. No queríamos ser la banda más heavy del lugar -ni siquiera usábamos doble bombo-.
El hacer canciones algo más suaves y limpias siempre ha estado en nuestro ADN, y ni estamos siendo algo distinto ahora ni queríamos ser algo que no éramos al principio solo para contentar a los metaleros más empedernidos. Nunca hemos sido los que han querido que seamos.
¿Cuál fue el criterio para elegir las canciones que componen este álbum? Hay un poco de todo.
El setlist de ‘Live In Finland’ fue lo que nos empujó a empezar todo esto, y realmente el show en sí ya era como un álbum y medio. Como ya he dicho, algunas canciones se han quedado fuera, pero en el futuro también meteremos algunas nuevas.
Por supuesto, hubo canciones que iban a estar seguro porque son las que ya tenían elementos acústicos y las que más se iban a beneficiar. A nadie le sorprendió que estuviera “Tallulah” (risas). Todas las canciones han pasado por este proceso de arreglos y recomposiciones, pero unas más que otras. “The Rest Of The Sun Belongs To Me” se compuso para ser esta canción poderosa y con un doble bombo avasallador que abría el disco, y para que funcionara en acústico prácticamente ha habido que reinventarla desde cero.
También se han colado algunos “B Sides” simplemente porque sabíamos que iban a funcionar, la popularidad no ha tenido que ver. A veces ha tocado suplir los solos, ser un poco ingeniosos y con canciones que estábamos convencidos de que pasarían el corte no han resultado funcionar como nos gustaría. No es fácil sustituir un solo de teclados y guitarras de un minuto y medio con instrumentos acústicos, pero el resultado tampoco es el deseado.
¿Cuál fue la canción más difícil de recomponer o reestructurar para que se adaptara al formato de ‘Acoustic Adventures’?
No estoy seguro porque, la verdad, no ha habido ninguna super difícil. He disfrutado enormemente de todo este proceso. Así a bote pronto puedo decirte que “Wolf And Raven” por lo que te decía antes de que las canciones más duras son las más difíciles de adaptar a este formato. Los arreglos para este tema fueron un poco más crudos y directos y nos limitamos a repetir lo que ya hacíamos, pero con los instrumentos desconectados.
Sé que no son la clase de cosas que debería decir a la prensa, pero eh, ¡al menos di que soy honesto! (Risas). Esta canción fue un grano en el culo porque hay una complejidad inherente a los instrumentos acústicos que no encuentras en los instrumentos eléctricos. Quiero decir, en un momento dado sacamos un maldito banjo y de pronto todos nos quedamos como: “¡No pude ser! Un banjo es lo que mejor funciona para sustituir a una guitarra eléctrica”. Te reto a que encuentres a una sola persona en el planeta que escuche un banjo tocado a toda velocidad y no sonría de oreja a oreja, ¡es un sonido fenomenal! (Risas).
Estamos ante un ‘Vol. 1’, ¿podrías hacernos algún spoiler de lo que está por venir?
“Victorias Secret” estará seguro, más que nada porque tiene el formato ideal para adaptarla a una versión acústica y porque ya estaba en el set de ‘Live In Finland’. Es el único spoiler que te voy a decir, pero vamos, creo que está cantado cuáles van a aparecer en el ‘Vol. 2’. ¡No te lo voy a poner tan fácil! Eso sí, hay hueco para sorpresas.
¿Por qué en “Don’t Say A Word” decidisteis cambiar el: “Open your blue eyes, tell me that you love me whore” por “tell me that you love me more”? ¿Tiene algo que ver la obsesión con la corrección política que vivimos hoy en día? ¿Has cambiado tú como persona y artista?
La respuesta es bastante tonta, y creo que decepcionará a mucha gente, pero mientras escuchaba cómo sonaba la letra en formato acústico consideré que reflejaba mejor el pasado romántico del personaje. Ya sabes, como esas parejas que empiezan: “I love you more” y el otro “No, I love you more” y así hasta el infinito. Pensé que podía ser un guiño a algo que se decían en el pasado, cuando se amaban, y sí, algo así suena mejor en formato acústico que decir “whore”, no te voy a engañar.
Podría haber usado esta palabra en el momento en el que compuse la canción y creo que habría quedado mejor. Aun así, en su día decir “whore” en el contexto en el que lo hice y cómo lo hice llamó la atención de bastante gente -y no es una palabra que haya usado poco en mis composiciones, lo que no sé exactamente si es algo bueno o malo (risas)-.
¿Hay alguna otra canción antigua que en su momento sentiste que reflejaba lo que sentías pero que ahora te cuesta mirar con buenos ojos?
Seguro que sí, pero te voy a decir que no. Algunas de estas canciones antiguas son como la leche: envejecen muy mal. La verdad es que no viajaría en el tiempo para cambiar nada, pero algo que ocurre cuando te haces mayor y maduras es que aprendes que hay nuevas formas de decir las cosas. Definitivamente, ahora utilizaría otras palabras para expresar los mismos sentimientos, pero eso no significa que lo que hiciera o dijera en su día estuviera mal. Seguía siendo una forma de expresarme.
Bueno, Dave Mustaine es un hombre casado, con una hija y muy cristiano, y cada noche cuando canta “In My Darkest Hour” sigue diciendo: “You just laughed, ha ha, bitch!”.
Sí, y es fenomenal. Quiero decir, somos humanos y cambiamos sin parar. Por eso en directo nunca canté otra cosa en “Don’t Say A Word” con el set de metal, y francamente, me ofendería si un músico modificara algo de lo que escribió para tratar de adaptarlo a su nueva realidad. Puede que ya no empatices con ciertas cosas, pero en algún lugar ha habido alguien que sí, y deberías respetarlo.
Hay cierto ensobino en eso de decir: “Lo siento, pero he madurado”. Quién sabe, quizás has cambiado la mejor parte de la canción, y puede que haya alguien en el público que se quede muy decepcionado. Así que no te preocupes, que me escucharás diciendo “whore” mucho y muchas veces. Puede que me meta en líos, pero me da igual, soy así de malote (risas). Eso sí, me gustaría encontrar a un fan de Sonata Arctica que se vaya a sentir super traicionado si cantara una cosa u otra.
Ha habido muchas críticas a los álbumes más recientes. Muchos consideran que habéis dejado el power metal un poco apartado. ¿Ha tenido algún efecto estas críticas negativas a la decisión de optar por una reinvención en vez de por algo nuevo?
De hecho, la idea de sacar un álbum acústico viene de mucho más atrás, antes de que ninguno de los álbumes más recientes fuera concebido siquiera. Nuestro último trabajo terminó siendo mucho más lento y lúgubre de lo que esperaba porque en mi mente sonaba todo muy épico y rápido. Yo fui el primero en sorprenderme, ya no tanto por la reacción de los fans, sino por la criatura que había dado a luz.
Las canciones no podrían haber sido más diferentes de lo que a uno le viene a la mente cuando piensa en Sonata Arctica, pero aun así es lo que me surgió, por lo que de alguna forma está bien. Eso sí, por si alguien tiene dudas: no vamos a dejar de sacar álbumes de metal, y en cuanto acabemos con toda esta ‘Acoustic Adventure’ volveremos al redil.
Una banda, dos experiencias
Creo que debéis de ser una de las pocas bandas del planeta que tiene experiencia girando tanto como un grupo de metal como un quinteto acústico. ¿Cuáles dirías que son las diferencias más notables?
Para empezar, los conciertos en acústicos son muchísimo más íntimos. Estás ahí sentado delante del público y todo se siente mucho más real, no hace falta ni que lleves auriculares para no quedarte sordo. Puedes llegar a interactuar mucho más con la audiencia, ¡aunque ahora con el covid quién sabe! Puede que detrás de una pantalla de cristal o algo así (risas).
Como artista siento que todo es mucho más sensible, que las emociones son infinitamente más tangibles. Nuestros fans siguen siendo nuestros fans, claro, y con algunas canciones es inevitable que se desmadren; aficionados del metal siendo aficionados del metal. Eso no ocurre siempre porque hay conciertos, sobre todo en Finlandia, que hemos dado en teatros con todo el mundo sentado y esas cosas. La experiencia es totalmente diferente, es casi como ir a la iglesia.
Algo que noté es que cuando las personas están tomando una cerveza en el fondo de la sala y hablando a gritos es muy molesto porque puedes escucharlos. Eso no ocurre en un concierto de metal y es algo que nos ha resultado muy desagradable. Por lo demás, nuestras canciones son muy melódicas, así que se transmutan bien a esta nueva experiencia. Casi es como si tuviéramos una carrera paralela: Sonata en salas de metal y Sonata de teatros y experiencias íntimas.
¿Y qué opinas como cantante? No tiene nada que ver el esfuerzo vocal de un concierto de metal con el de uno en acústico.
Definitivamente. Si solo pudiera hacer conciertos acústicos o de metal, elegiría hacer conciertos acústicos sin dudar. Son una clase de espectáculos que me dan muchísima más libertad como artista. En el metal estás muy limitado a un tipo de registro que varía muy poco a lo largo del concierto, mientras que en acústico puedes añadirle muchos matices y colores a tu voz, de forma que se sienta como algo mucho más profundo y cautivador.
Luego está el factor más atlético, claro. En el metal un error puede pasar por alto muchísimo más fácilmente porque en el escenario hay tantísimo ruido y se toca tan rápido que ni te enteras. Eso sí, el desgaste es muchísimo inferior, es la diferencia entre correr una maratón y bajar al super de la esquina a comprar leche. Pero la decisión no es solo por el esfuerzo, por el mero hecho de hacer un espectáculo “singer friendly”, sino por el mérito que implica poder explotar el espacio que te deja el set acústico.
Tus letras siempre han sido muy sensibles, hablando sobre corazones rotos y amoríos tanto a través del power metal como con medios acústicos ¿Os dio problemas al principio? ¿Os decían: “Ey, hablad más de Satán”?
No te puedes llegar a imaginar lo mucho que nos criticaban al principio por las letras que hacía. No paraban de venirme tíos a decirme: “Oye, esto es metal, no puedes hablar de estas cosas, bla bla bla bla” y yo siempre les respondía “Tu opinión no podría significar menos para mí”. Seguí haciendo lo que me apetecía hacer porque a la vez estaba recibiendo un muy buen feedback de otros sectores.
Quiero decir, piensa en “Tallulah”. Es la canción menos metalera que te puedas echar en cara, y aun así a la gente me dio muy buen feedback hasta el punto en que me decían que les había cambiado la vida. Cuando has llegado a un punto en el que tus fans te dicen cosas así, que les has salvado la vida, te das cuenta de que hablar de temas algo más blandos y sensibles sirve de algo, que hay una auténtica demanda de eso. Siempre que he intentado componer algo más agresivo, con cuernos y colmillos, no he sentido que me saliera natural.
¿Has traído a un público más amplio al metal a través de canciones algo más sensibles?
Sí, totalmente, es algo que llevo pensando desde hace mucho, muchísimo tiempo. Una vez consigues encontrar una canción de Sonata Arctica en medio de todo el hip hop o lo que sea que escuchen los jóvenes ahora, tal vez pienses que esto del metal no está tan mal, y es muy sencillo pasar de una canción como “FullMoon” a por ejemplo un grupo como Helloween. Una vez has pasado esa frontera, ¿quién sabe? Puede que acabe escuchando a Metallica, puede que acabe siendo un fan del metal extremo, todo queda en el aire.
Visto así es como decir: “Tenemos una misión en el inmenso del metal, cumplimos el propósito de ser la puerta de entrada al universo del heavy metal”. Creo que es algo fantástico, y personalmente me llena de orgullo.
Ya casi estamos, y no puedo evitar guardar la pregunta más estúpida para el final. ¿Eres consciente que muchos fans de Sonata Arctica se han pateado Finlandia buscando una cafetería llamada Dinner Citylight?
(Risas) Sí, soy muy consciente, es algo que surge más a menudo de lo que piensas cuando hablo con fans. Quiero decir, ahora con Internet debería ser todo más sencillo porque puedes preguntar cualquier cosa en un foro y enseguida habrá alguien que te dé una respuesta, pero no ocurre menos.
El tema es que al principio había muchas preguntas de fans sobre cómo algunas canciones se conectaban entre ellas por si creaban un mundo más amplio y todo esto. Por supuesto, hay canciones como “Tallulah” o “Letter To Dana” que tienen ese regusto en el que como oyente te preguntas si es autobiográfico, y como en “Shy” hablo de Dana y de una rutina muy concreta, muchos asumieron que sí, que existía un café llamado Dinner Citylight.
¿La realidad? Es un nombre que me inventé para que rimara y cupieran las sílabas exactas que quería. ¡Lo siento! (risas). No sé si decepciono a alguien, pero cualquier cafetería cumple el mismo servicio. Como fan entiendo que puedas decepcionarte por no poder visitar las localizaciones que tanto te gustan, pero lamentablemente este fantástico café del amor solo vive en mi cabeza.
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