En los últimos años Epica no ha cesado de romper un esquema tras otro al quebrar los cánones de un metal sinfónico que ayudaron a crear en pos de un sonido cada vez más grandilocuente y ambicioso.

Al frente del grupo nos encontramos con Simone Simons, una de las voces más reconocibles y queridas del metal y el amuleto de la suerte de un grupo que parece empeñado en no dejar de crecer. Hablar con Simone siempre es una experiencia. Aunque su tono siempre es agradable e inocente, no es de esas personas que se muerdan la lengua, y usa ese mismo volumen entrañable para desgranar las implicaciones metafísicas detrás de su último álbum como para quejarse de unas medidas por covid que considera excesivas.

Epica (Foto: Tim Tronckoe)

La llamamos para que nos cuente un poco cómo ha sido su vida en estos tiempos convulsos de pandemia, para que nos revele los secretos tras la grabación de ‘Omega’ y hasta para que nos cuente un poco sobre sí misma, una persona con mucho a decir y muchas veces atrapada bajo la larga sombra de Epica.

El disco más ambicioso

Cinco años entre un disco y otro es una cantidad considerable. ¿Cuál fue el proceso creativo detrás de Omega? ¿Decidisteis tomaros un tiempo para madurarlo o es algo que surgió de forma natural?

Para ‘Holographic Principle’ hicimos la gira mundial que no habíamos hecho nunca, y claro, cuando terminas algo así necesitas detenerte y respirar. Sino no te sientes inspirado y las cosas no salen bien. También aprovechamos y escribimos nuestra biografía, aunque por supuesto no fue todo trabajo, porque también aprovechamos para estar con nuestros familiares y amigos.

También significó la primera vez que trabajabais con Grupa 13. ¿Qué podrías decirnos sobre esta experiencia? 

Volar hasta Polonia y trabajar con ellos fue fantástico, y a nivel personal es algo que siempre quise hacer. Planeamos las sesiones fotográficas con antelación, y de hecho se enlazó bastante con lo que luego serían los videoclips. Queríamos una sensación limpia y clara, casi como si más que una sesión para un grupo de metal pareciera la de una revista de moda.

Epica (Foto: Tim Tronckoe)

Por culpa del covid tuvimos que ir con bastantes restricciones y planeándolo todo con mucha antelación por un tema de aforos, pero al final estoy muy satisfecha con el resultado. Tim hizo su magia, y tengo muchas ganas de que todo el mundo pueda ver el fantástico resultado final. 

Antes comentabas cómo necesitabais un respiro, y curiosamente el covid ha supuesto un respiro obligatorio para todos los músicos. ¿Cómo te has visto afectada por el virus? 

Bueno, estar en casa estuvo bien sobre todo cuando pasas tantísimo tiempo en la carretera como el que habíamos pasado nosotros en el momento en el que todo se volvió una locura. Al final, y a medida que el virus se iba alargando, nos dimos cuenta de que teníamos un álbum nuevo bajo el brazo, pero que no teníamos modo alguno de promocionarlo más allá de ir subiendo canciones a Internet. 

Para que te hagas una idea, el plan era grabar las voces en marzo, que es justo cuando todo se fue a la mierda. Piensa que yo debía volar de Alemania a Holanda para grabar, y sencillamente era imposible. Tuvimos que hacer las cosas un poco diferentes, y al final Mark grabó sus voces en casa y yo tuve que buscar un estudio que me quedaba relativamente cerca de casa. Fue una forma distinta de trabajar, con el Ipad en una mano y consultando a los chicos a través de Zoom, pero logramos sacarlo adelante. 

Por supuesto, en lo que atañe al negocio así, nunca se había visto nada parecido. Había bandas de gira que tuvieron que volver apresuradamente a sus casas, y la mayoría ha pasado todos estos meses experimentando unas pérdidas económicas catastróficas. Nuestro plan de presentar el álbum con Apocalyptica se fue al traste, y teníamos este disco metido en un baúl sin que hiciéramos nada con él. 

Epica (Foto: Jonas Demeulemeester)

Pese a todo, al final como grupo decidimos que el mundo necesitaba la música más que nunca, porque es medicina para el alma, así que decidimos lanzarlo sin que pudiéramos apoyarlo de ninguna forma. Fue una decisión que antes del virus habría sido impensable pero que ahora nos parece que fue lo mejor que podríamos haber hecho. 

El concepto del disco gira alrededor de la teoría del punto Omega de Pierre Teilhard. No es un concepto que definiría como sencillo o accesible. ¿En qué momento leísteis sobre esta teoría tan chunga y pensasteis: ¿oye, pues es un buen concepto para un álbum?

(Risas) Fue idea de Mark. De hecho, él quería llamar al álbum ‘Omega Point’, que es esta teoría científica de que poco a poco todo se va uniendo en un solo punto que conecta con lo divino. Ahí entre yo en juego, porqué me pareció que ‘Omega Point’ como nombre era algo flojo, que en cambio ‘Omega’ a secas tenía muchísimo más gancho, y así se ha terminado quedando. 

Entre Mark y yo trabajamos en las letras y nos ha acabado saliendo un álbum muy espiritual que no toca tanto la religión o la política como ya hemos hecho en otras entregas. Aquí habla de un equilibrio más interiorizado, como el yin y el yang en el interior de todos y cada uno de nosotros. El espectro era muchísimo más amplio y trataba de acaparar el funcionamiento del universo como un todo y el resultado fue un disco muy grandilocuente. 

No puedo evitar acordarme de lo que Tool hizo con la secuencia de Fibonacci en ‘Lateralus’. ¿Es esta la prueba definitiva de que Epica cada vez tiende más hacía un sonido progresivo? 

Bueno, yo siempre tengo muy presente de que nuestro tiempo aquí es limitado y que cuando ya no estemos lo que dejemos atrás será lo que hable por nosotros. En ese sentido quiero crear un arte que sea atemporal, que refleje aspectos de la realidad que serán tan auténticos en mil años como lo fueron en el momento en el que compuse la canción. 

Epica (Foto: Tim Tronckoe)

Un disco es una captura de como experimentamos ese momento como individuos, y Mark, que está muy metido en la física cuántica, le gusta ponerlo en sus letras, mientras que yo siempre he tendido más hacia los aspectos más autobiográficos sin hacerlo todo sobre mí. Realmente la discografía de Epica siempre ha sido algo así, pero con ‘Omega’ hemos alcanzado nuevos niveles de profundidad y de virtuosismo en lo musical. 

Cada vez más grandes

En los últimos años Epica ha estado alcanzado nuevas cuotas en lo que atañe al planteamiento y la producción de los conciertos. No es raro veros encabezando carteles de festivales en todo el mundo, sin ir más lejos. ¿Crees que ‘Omega’ es el siguiente paso en esa dirección? 

Totalmente, creo que de hecho si ves nuestro directo en ‘Omega Alive’ queda capturado que hemos dado el siguiente paso y que no dejamos de crecer. Siempre tratamos de ser un poquito mejores que ayer, y claro, ya llevamos veinte años metidos en esto, por lo si siempre tratamos de mejorar, al final es un largo camino de progreso. 

Cada país de Europa tiene medidas covid muy diferentes, lo que por ejemplo ha provocado que muchas bandas hayan ignorado España en sus giras para 2022. ¿Ha afectado este caos a los planes de Epica? 

Es muy difícil. De hecho, me sorprendió gratamente que este verano ya pudiéramos dar conciertos en festivales. Soy realista, pero con más tendencia hacia el optimismo. Hemos tenido que cancelar fechas, y después de cada cancelación quiero pensar que las cosa comenzará a ir a mejor. Ha habido festivales después de mucho tiempo, sí, pero también ha habido otros que han tenido que cancelar a muy pocos días de realizarse, lo que si eres tour manager es una auténtica pesadilla.

Epica (Foto: Tim Tronckoe)

Cada país tiene reglas muy diferentes, políticos estableciendo criterios muy distintos, lo que para nosotros resulta muy frustrante, hasta injusto. Los perjudicados no solo somos lo artistas, sino también el crew que nos acompaña, las agencias de contratación, las empresas de merchandising, los festivales… Es increíble que haya tantas personas y tanto dinero que estén sumidos en el caos más absoluto. Yo por ejemplo vivo en Alemania y todo es muy estricto. Quiero decir, ya me he vacunado, muchísima gente lo ha hecho, y aun así te hacen llevar mascarilla a todas partes y limitan hasta lo absurdo el ocio o la música en directo. En el metro estarás pegada a veinte personas, pero para ver un concierto debes estar en islas a dos metros de distancia de otros asistentes. 

Hemos intentado todo lo que se nos ha ocurrido para hacer un concierto, pero con una norma distinta tras cada frontera es imposible planear una gira. Lo importante al final es la seguridad de la gente, y en un contexto global todo parecía en nuestra contra. Al final todo es culpa de las incongruencias de los políticos, porque como el futbol da muchísimo dinero sí que se han afanado en reactivarlo lo más rápido posible y con muchas menos medidas. Como el Gobierno no puede sacarnos mucho dinero a los artistas, se han olvidado bastante de nosotros. 

Especialmente relevante me parece el concierto que disteis encabezando Alcatraz, festival que como estrategia de marketing decía que sería como eran los festivales antes de la pandemia, sin mascarillas ni distancias. 

Si te digo la verdad, fue una experiencia surrealista. Ahora que vivo en Alemania tengo que llevar mascarilla a todos lados, y que de pronto todo vuelva a ser como antes de algún modo me hizo sentir muy expuesta, casi desnuda. Quiero decir, estás acostumbrada a llevar esa mierda todo el día en la cara, y de pronto todo es como antes. Pudimos desahogarnos en el escenario, debutar varios temas nuevos en directo y a grandes rasgos disfrutar de un gran concierto. 

Epica (Foto: Tim Tronckoe)

Epica ha dado unos cuántos conciertos con Blackbriar de teloneros en los últimos años -y de hecho habéis vuelto anunciar que os acompañarán-. Mi pregunta sería si cabría la oportunidad de que ambas bandas escribieran algo juntas o que hubiera una colaboración en cualquier dirección. 

Pues no tenemos nada planeado, aunque no sería extraño que pudiera ocurrir. Tenemos muy buena relación. 

“In All Conscience” era una canción favorita de los fans que no fue considerada para las actuaciones en vivo hasta que tú lo propusiste. ¿Hay alguna otra con la que te sientas igual? 

“In All Conscience” es una canción que siempre he querido tocar, pero que tenía el problema de la afinación de las guitarras, que diferían del resto de las canciones. Eso implicaba que debíamos cambiar de guitarras en medio del concierto, y aunque en su día fuera problemático, es algo que ahora ya podemos capear -y que de hecho hemos hecho en directo con “The Skeleton Key”-.

Sé que ha sido una canción que los fans adoran, y aunque insistía, los chicos siempre decían que es demasiado difícil de tocar en directo porque es muy técnica y exigente a muchos niveles. Pese a todo, yo la adoro, es de mis canciones favoritas del ‘Quantum Enigma’, en la que  estaba como un bonus track, algo que tampoco entendí jamás. 

Epica (Foto: Tim Tronckoe)

Y respondiendo a tu pregunta, que me he ido un poco por una tangente, ahora mismo no te sabría decir si hay alguna canción con la que me sienta como me sentí en su día con “In All Conscience” porque realmente estamos interpretando todas las canciones que me gustaría ver en directo. 

Con Elize (Amaranthe) habéis estado dando pistas sobre un proyecto secreto a través de las redes sociales. Se sabe que habéis estado grabando algo y que Annette Olzon, Marcela Bovio y Zora Cock también han estado trabajando en un álbum secreto. ¿Existe alguna conexión?

¡Ah! Tú lo has dicho, ¡es alto secreto! (risas) ¡Siguiente pregunta! 

Muchas metas por delante

Tú misma has señalado que Epica ya lleva 20 años en el ruedo y en todo este tiempo habéis hecho un montón de cosas. Pese a todo, ¿hay algo que no hayáis hecho y que a ti personalmente te haría mucha ilusión? 

Así a bote pronto te diría que me encantaría poder llenar estadios alrededor del mundo, pero lo cierto es que ya hemos actuado en estadios dentro del contexto de algún festival y que es algo no me ha llenado de la forma que esperaba. Cuando das un concierto pequeño en una sala estás más conectada con el público puedes sentir su energía, y son de esos en los que te bajas del escenario y sientes que te han impactado. 

Al final es todo sobre la energía, y por ejemplo en los estadios tienes este sonido a wáter tan horrible que a una le cuesta mucho cantar en condiciones. Por otro lado, sí que es impactante actuar delante de tanta gente, pero no se puede tener todo. 

Epica (Foto: Jonas Demeulemeester)

Hay muchos países en los que no hemos actuado y a los que me gustaría ir: Tailandia, Islandia, Groenlandia… Me gustaría tocar en una isla tropical algún día, ya sabes, en las Maldivas o algo similar. Así de paso aprovecho y estoy unos días de vacaciones. 

¿Hasta que punto consideras que tu personalidad ha influenciado el rumbo de la banda? ¿Crees que los gustos personales, que al final cambian con los años, se han hecho notar? 

En Epica todos componemos y tenemos personalidades muy distintas. No es como si todo se hiciera como a mí me da la gana. Al final somos cinco personas que colaboran constantemente y cuando trabajamos juntos vamos arrojando estas ideas en un montón que no deja de crecer. Cuando toca grabar hacemos una criba y seleccionamos las que objetivamente consideramos que son las mejores, sin que nadie tenga preferencia. 

En la banda hay algunos que son metaleros al 100%, mientras que otros escuchamos de todo realmente, y es algo que considero que enriquece muchísimo a nuestra música. En lo personal me encantan las bandas sonoras de las películas, y es algo que por ejemplo se refleja en “Code Of Life” -y de hecho algún día me gustaría cantar para la banda sonora de una película-. A los chicos también les encanta el cine, y la música de Epica en sí misma es muy cinematográfica, por lo que no descartaría esa posibilidad en un futuro.

En lo que atañe a la composición, por lo general yo me ciño a trabajar en las letras, pero ha habido ocasiones en las que me he puesto a tararear una melodía que se ha terminado convirtiendo en la sección instrumental de una canción.

Marc Fernández