Los barceloneses Seventy Seven tienen el nombre más guay de todo el rock: hacen mención al año en que se editó el “Love Gun” de Kiss, el “Let there be rock” de AC/DC, el “News of the World” de Queen, el “Rocket to Russia” de los Ramones, el “Bad Reputation” de Thin Lizzy y el “Draw The Line” de Aerosmith. Ah, y el “Lust for Life” de Iggy Pop. Evidentemente, con ese nombre, no iban a hacer EDM.

Pero en su nuevo trabajo, “Bright Gloom” tampoco han hecho precisamente lo que se esperaba de ellos: han dado giro inesperado a su estilo compositivo que nos ha regalado un disco más profundo, enrevesado y evolutivo que cualquiera de sus anteriores trabajos, mas enraizados en el rock australiano que otra cosa. Con un sonido muy propio de las nuevas corrientes europeas de rock retro y una arquitectura compositiva propia de una banda que encara su primera madurez, el presente es un momento muy interesante para estos chicos. Sergi Ramos se reúne en un bar del barri de Gracia de Barcelona con sus miembros más veteranos, los hermanos Armand y LG Valeta.

“Bright Gloom”. ¿Por qué esa superposición de conceptos? ¿Es una metáfora de lo que han sido los últimos dos años de Seventy Seven?

LG: Salió, sobre todo, por el disco. Cos temas que estábamos grabando para el disco ya nos dimos cuenta de que había una diferenciación entre las canciones más oscuras y las más rockanroleras y clásicas. Las canciones de la primera cara las veíamos un poco más oscuras en cuanto a todo, música y letra. Las de la segunda cara son más típicas nuestras, más rockeras, incluso más happy. Analizándolo todo, vimos que hay temas muy oscuros en todos los sentidos y decidimos hacer dos caras, como en los vinilos.

Armand: Con respecto al título, le dimos tantas vueltas que no recordamos exactamente cómo surgió éste. Yo dije que me recordó al segundo álbum de Queen en que hay la cara blanca y la cara negra. Empezamos a darle vueltas e incluso nuestro productor Raúl que dijo que era muy buena idea. Al final, no sabemos quién dijo el título, pero nos gustó como sonó y dijimos «venga, adelante».

Además casa bastante bien con la portada.

LG: El encargado de la portada y el concepto fue Pol. Nosotros queríamos otra cosa, pero Pol un día envió un email y dijo «he tenido la idea, os voy a convencer como sea de que sea ésta la portada».

'77 Bright Gloom Seventy Seven

Armand: Le costó un poco, al principio éramos un poco reacios. Hicimos algunas propuestas pero él insistía en que le hiciéramos caso. Le enseñábamos a gente de nuestro entorno su propuesta junto a otra y todos elegían la de la monja, así que al final así se quedó.

Un disco más oscuro

¿Por qué ha salido el disco más oscuro? Por ejemplo, el anterior, hasta en el título era una declaración de intenciones, “Nothing’s Gonna Stop Us”. Este es bastante menos alegre.

LG: Llevamos 12 años de los cuáles 7 u 8 ha sido no parar. Al final, el grupo absorbe mucho, nunca puedes coger vacaciones de esto, siempre hay cosas que hacer. Además, tenemos el problema de que tenemos que hacer otras cosas también para que el grupo salga adelante. No es que estemos cansados del grupo, pero yo, por ejemplo, cuando empecé tenía 20 años y ya tengo 33. El tiempo pasa y, aunque no faltan las ganas, sí se tiene menos empuje que cuando eres más joven. También influye lo que llevas a cuestas: las giras, los discos, más cosas que pasan, los cambios de formación…

Armand: Nosotros siempre lo hemos dicho, un grupo no deja de ser como un matrimonio o una pareja, pero en lugar de dos somos cuatro o cinco. Entonces, congeniar todo eso cuesta. Uno según su edad puede ser más crío o más inocente, y tú lo ves desde otra perspectiva. La diferencia generacional a veces se nota mucho. Andy, por ejemplo, tiene ahora 22, entró con 19 en la banda.

LG: Depende de cada persona, pero costó el cambio de unos a otros. Esa fue la época más dura, la que más nos desgastó. Las giras y curro que vino después nos desgastó mucho.

“Nosotros aguantamos tantos años porque vamos con otra filosofía. Prescindimos de pijadas y vamos ajustados. A veces vemos grupos del mismo nivel con una infraestructura mucho mayor”

Vosotros estáis en una situación en la cual podéis girar por Europa pero con unas condiciones de confort limitadas. ¿Os cansan especialmente las giras internacionales? Más allá de conseguir público ¿salir de España os supone más una putada que una suerte?

LG: Ha habido giras que tenían una pinta de la hostia, como la que hicimos con Danko Jones, que tenía muy buena pinta por los sitios y la gente pero, al final, nos desgastaron más otras cosas que el hecho de estar de gira y tocar. Lo chungo fue todo lo que hubo detrás. Tengo un recuerdo agridulce. Pasaron muchas cosas en la carretera, la furgo se estropeaba cada dos por tres y nos dejaba tirados. Estas cosas estando de gira son una putada, porque te desestabilizan. No puedes salir a tocar igual que si todo va bien. Inconscientemente estás rayado pensando «me tengo que gastar 2000 pavos en arreglar la furgo». En cambio, ha habido giras en garitos normales y volver pensando que ha sido la hostia y los números han salido de puta madre.

Salir de gira no es el problema. El día que sea así, habrá que plantearse qué hacer.

77

También sucede que los trabajos que tenéis están alrededor del mundo de la música y os permiten encajar giras y otras actividades.

LG: Ojalá también pudiéramos hacer giras con 500 o 600 personas, porque luego hay sitios a los que ya vas con caché. Aunque al final todo se iguala, porque necesitarás un tour manager, técnico, etc., pero es una infraestructura que se aguanta y te permite hacerlo.

Armand: Nosotros también aguantamos tantos años porque vamos con otra filosofía. Prescindimos de pijadas y vamos ajustados para hacer lo que hacemos. A veces vemos grupos del mismo nivel con una infraestructura mucho mayor. Hay gente que lleva que si un técnico para esto, un pipa para lo otro, un runner que les conduce a los sitios… y luego, súmale la fiesta.

Ese es el tema. Hay bandas que se plantean las giras como algo que les paga la fiesta, los vicios y la farlopa. Se pegan un mes fuera de casa y vuelven de vacío.

Armand: ¿Cómo hacen los números? Porque ponen hasta incluso de su bolsillo para la fiesta. Nosotros no lo vemos así. Podríamos haber ido de ese palo pero hubiésemos durado cuatro o cinco años y diríamos «oye, ¿qué estamos haciendo?”

Una identidad más propia que nunca

¿Sentís una presión creciente a nivel de expectativas? Imagino que Century Media necesita que salga el disco en una fecha, vuestra agencia necesita que estéis de gira en un periodo determinado, etcétera.

Armand: Hombre, presión sí que hay, un poco. Con este disco yo creo que hemos quedado satisfechos porque al sello sabíamos que le iba a gustar.

LG: Con el anterior disco estábamos más paranoicos con si va a gustar o no. Con este lo hemos hecho todo un poco sin pensar. ¿Tenemos los temas? ¿Sí? Pues ya está. Por eso han salido temas tan variados, porque no nos hemos sentado a estudiar lo que hacemos o dejamos de hacer.

Creo que este es el primer disco con el que os habéis quitado el sambenito de imitadores de AC/DC. No ha habido ningún tema del que haya podido decir «ah, esto suena a ‘Dirty Deeds Done Dirt Cheap’ o cosas así».

Armand: Exacto. Siempre hay pinceladas.

Seventy Seven

Los riffs, las melodías y las progresiones de acordes son más evolutivas que en discos anteriores

Armand: A veces salimos con cosas y giros que no te esperas. También la figura del productor sirve para eso precisamente. Es como el solo de ‘Where Have They Gone?’. Empezó a hacer el solo nuestro productor y nos dijo ‘oye, ¿por qué no lo metemos?’.

LG: Es cuestión de ir probando cosas. El quería probar más cosas y le teníamos que frenar los pies. El decía ‘si queréis hacer un cambio rollo doom, lo hacéis, y si queda mal ya os lo diré’. Por eso este disco tiene cosas algo marcianas. Lo suyo es que no queden como un pegote.

No queríamos volver a hacer lo de siempre.

El sonido en si es incluso más retro. Bandas como Horisont, Dead Lord y demás me venían a la cabeza.

Armand: Fui yo quien tuvo un poco esa idea. Cuando grabamos, nos fuimos a los Brasil Studios de Madrid, lo grabamos todo en cinta, lo mezclamos todo en cinta… Una de las primeras cosas que tuvimos claras es que hasta que no estuviésemos convencidos no le íbamos a dar al botón rojo de grabar. Al final creo que quedó una cosa muy digna. Raúl se trajo ecos de cinta, reverbs, en el estudio había reverbs de placas…era todo muy de la vieja escuela.

LG: En el vinilo se escucha todo con mucha más pureza. Puede parecer todo muy antiguo pero así es como se hacían las cosas en los 70, 80 e incluso los 90. Hace dos días, vaya.

Este tipo de grabaciones son mucho más populares en Suecia, Holanda o Alemania que en España, donde aún intentamos copiar a Sôber en cuanto a sonido. ¿Han influido las giras europeas y lo que se mueve en el rock de otros países en buscar un sonido distinto para la banda?

Armand: En Alemania, lo primero que me viene a la cabeza, es Kadavar. Es una banda que, cuando la escuchas…

LG: Mira, a Armand le gustan mucho y a mi no me acaban…

Armand: No, pero ahora hablo del sonido. Sonando como suenan, que su primer disco parece que está mal grabado adrede, han triunfado y otras cosas no.

LG: Es la gran incógnita.

Armand: Graveyard suenan mucho mejor pero es lo mismo: lo graban todo en cinta y analógico. Blues Pills igual. Vas viendo todo esto en Europa o Estados Unidos y te planteas si en España lo estamos haciendo mal en ese sentido.

Nuclear Blast lleva cinco o seis años dando caña con este estilo, igual que Century Media.

LG: Desde 2010 o 2011 que comenzamos a saber de Graveyard. Pero ahora siguen y se van haciendo más grande.

¿Donde están los temazos de las bandas de hoy?

Comentaba con un colega, después del concierto de Kadavar en Bikini, que tienen estilo pero no tienen temas. Es decir, Black Sabbath son todo lo doom y arcaicos que tu quieras, pero recordabas las canciones. ¿Qué canción se te queda de Kadavar? A mí ninguna

Armand: Ya, sé lo que estás diciendo.

En este disco de 77, por ejemplo, me faltan estribillos. Igual que en el anterior teníais varios temas memorables. Aquí los arreglos y estructuras molan pero falta un poco de color quizá.

Armand: Nos hacemos mayores. Mira, lo que hablábamos de Sabbath. Ellos tampoco son un grupo de estribillo.

LG: No tienen estribillo, pero tienen riffs que puedes cantar.

Armand: Es la gracia de ellos. La gente canta los riffs, no lo que canta Ozzy. Bueno, excepto en “War Pigs”. Si esto lo extrapolas a lo que hay hoy, a Kadavar, si…hay temas que destacan pero no tienen esos temas que les destacaban a Sabbath. Pero conectan con la gente.

Seventy Seven 77

Lo cual me lleva a otro debate: ¿qué significa conectar y que significa lograr éxito hoy en día? Kadavar llevan unos añitos y si, llenan salas medianas. Airbourne llevan diez años y llenan salas medianas. Hay un techo de cristal, parece ser. Cuando AC/DC llevaban diez años, llenaban grandes arenas.

LG: Es un tema complicado. Hay grupos ahora que parece que lo están petando pero si lo comparas con lo que había cuarenta años atrás son migajas. Es lo que tenían aquellas bandas cuando empezaban en los clubs. No sabría decirte dónde está el problema. Tendría que ponerme a divagar.

Armand: Creo que hay demasiada oferta de todo.

LG: Pero antes también la había. Tú y yo que somos frikis de los 70 conocemos a 500 grupos que sacaban discos y peleaban tocando en directo. Escena y competencia había. Pero a medida que vas yendo a la base de las ramas del árbol, ves que todo era más simple. No había tantos géneros. No había electrónica, reggaeton y una diversificación de público tan extensa.

Creo que una de las bazas de 77 es la visceralidad escénica. Esto reside mucho en tus hombros, LG. Hablábamos de hacerse mayores antes. Ahora tenéis treinta y tantos ¿cómo vives el desgaste del directo hoy en día?

LG: De momento lo llevo bien. Voy notando que quizá debería tener un poco más de fondo pero a ver, tengo 32 años. No soy un hombre mayor. Me quedan bastantes años de energía.

Por otra parte, desde que entro Andy Cobo a la batería, él también hace su show y el peso del concierto se reparte un poco. Con los años he ido dejando más espacio a los demás, en lugar de estar todo el rato haciendo el loco. No es que deje de hacer el loco, porque la visceralidad sigue ahí. Estoy más contenido.

“Desde que entro Andy Cobo a la batería, él también hace su show y el peso del concierto se reparte un poco. Con los años he ido dejando más espacio a los demás, en lugar de estar todo el rato haciendo el loco.”

¿Cómo acabasteis metidos en un anuncio del iPhone hace un par de años?

LG: Pues nuestro manager, Richard, conocía a la persona que se encarga del casting y necesitaban a un grupo de rock para salir en el anuncio. Fuimos a un local que hay cerca del Bóveda de Barcelona, hicimos unas pruebas de vestuario, estuvimos toda una tarde tocando canciones y luego salió un segundo de nosotros. Es lo que suele pasar en estos casos. También tuvimos que decir algunas frases ante la cámara, todo un poco improvisado. Estuvo gracioso. Y nos pagaron. Que nos fue muy bien.