El dúo de Satyr (Sigurd Wongraven) y Frost (Kjetil-Vidar Haraldstad) es el alma de Satyricon, seguramente la banda de black metal más independiente de todas.

Mientras en Noruega la leyenda negra del género llenaba titulares, ellos firmaban algunos de los discos más singulares y elaborados que se le puede pedir a un dúo de post-adolescentes. Pero con el paso del tiempo y pese a que la banda editó aquellos dos primeros trabajos a través de su propio sello, Moonfog Productions, Satyricon han ido desencantándose progresivamente con las ediciones de aquellos dos primeros trabajos. Hoy en día, de hecho, casi imposibles de encontrar.

Los primeros trabajos de Satyricon suponen la piedra angular de lo que vendría después en el territorio de la música extrema. Cuando el grupo editó ‘Dark Medieval Times’ en otoño de 1993 a través de su propio sello se hacía difícil pensar que aquello era el producto de un chaval de 17 años como Sigurd. Apenas ocho meses después llegaría ‘Shadowthrone’, una obra más compleja, elaborada y de mayor refinamiento que daría pie a lecturas más grandilocuentes, orquestales y barrocas del género en años venideros. En ambos casos, la producción y el artwork eran cuestiones que el grupo juzgaba con cierto desdén pasados los años y una vez llegado el reconocimiento a gran escala.

Ahora, gracias a la colaboración con Napalm Records, Satyricon ponen en circulación nuevamente sus dos primeros trabajos con portadas renovadas, un sonido mejorado en la medida de lo que permiten grabaciones de casi treinta años de antigüedad y a sabiendas del peso específico que esos dos trabajos retienen en el mundo de la música extrema. Hablamos con el baterista Frost largo y tendido sobre esta repesca de sus dos obras clave. 

¿Por qué decidís reeditar ‘Shadowthrone’ y ‘Dark Medieval Times’ justo ahora?

Llevábamos queriendo reeditar esos dos discos mucho tiempo. La gente nos iba preguntando y queríamos que estuviesen disponibles, claro. No tiene sentido que intentemos que esos discos sean difíciles de conseguir. Por otro lado, dado que esos álbumes fueron editados a través de Moonfog y Moonfog ya no existe a día de hoy, tuvimos que buscar otra casa para ellos. Hemos estado muy ocupados con Satyricon en todo este tiempo como para pensar en las reediciones, ciertamente. Hemos editado discos, hemos hecho giras y hemos tenido obligaciones de todo tipo -además del hecho de que a la banda le gusta mirar hacia adelante y no hacia atrás-.

No nos gusta vivir de las rentas pasadas, no es nuestra prioridad principal. Finalmente vimos que teníamos que ocuparnos de este asunto y, al no tocar en directo en estos momentos debido a las circunstancias, encontramos una ventana de tiempo para poder trabajar en las reediciones de ‘Dark Medieval Times’ y ‘Shadowthrone’. Ya era hora de hacerlo y hemos aprovechado el momento.

Si observas la escena del metal, mucha de ella está asentada en revivir el pasado y vosotros siempre intentáis evitarlo. ¿Te genera un conflicto interior tener que devolver a primera línea estos dos lanzamientos casi 27 años después?

No me genera un conflicto en la medida en que ahora tiene un interés hablar de ellos. Son dos trabajos que son parte del legado de Satyricon y estamos orgullosos de ellos y nos gustan. No tenemos problemas con los viejos discos de Satyricon, pero lo que nos gusta hacer con la banda es crear cosas nuevas. Nos gusta desarrollarnos, aprender, mejorar y buscar nuevos territorios como banda. Eso es lo que nos mueve.

Hay muchas bandas ahí fuera, como dices, que intentan ser retrospectivas y apoyarse demasiado en su propia historia, pero Satyricon no necesita ser una de esas bandas. Tenemos otra manera de trabajar. Es un poco extraño para nosotros hablar de nuestra propia historia pero vuelvo a lo que te decía antes: son álbumes que son parte de nuestro legado y sentimos orgullo. Volver a recordar aquellos tiempos nos evoca buenos momentos y un par de anécdotas. Considero que no es malo repasar tus propios orígenes y raíces para poder encarar el futuro y seguir adelante. Nos gusta mantenernos en contacto con nuestros orígenes.

¿Qué mejoras específicas habéis hecho en estos remasters? ¿De qué modo habéis conservado las grabaciones originales durante estos últimos casi treinta años?

Fue imposible hacer muchas mejoras porque las viejas grabaciones master se han deteriorado con el paso del tiempo, de modo que los remixes estaban fuera de toda consideración. Tuvimos que trabajar con los masters tal y como estaban. Hemos querido darle un poco más de tono al disco para que suene algo más musical -especialmente en el rango medio de frecuencias-. Pretendíamos darle un toque más auténtico y orgánico.

En ‘Dark Medieval Times’ también queríamos darle un poco más de grosor ya que la producción original es muy fina. Eso es básicamente lo que hemos podido hacer. No podíamos alterar demasiado el sonido original pero es que tampoco queríamos que los discos sonasen muy distinto o modernos. Aceptamos lo que son esos álbumes, aceptamos su sonido y el espíritu con el que fueron creados. 

Habéis escogido un artwork distinto para éstas reediciones. ¿Qué motivo hay para modificar las portadas originales de esos dos discos?

La banda quería cambiar las portadas desde hace mucho tiempo. Una de las cosas más específicas que queríamos hacer con estas reediciones era mejorar las portadas. Satyr nunca ha estado especialmente contento con ellas. En el caso de ‘Dark Medieval Times’, la portada no le convencía porque la original, que es la foto que pusimos dentro del libreto, ya se había usado antes de que se editase nuestro disco.

Nosotros siempre quisimos que las cosas de Satyricon fuesen lo más exclusivas que fuese posible. El sonido debía ser nuestro sonido, nuestra portada debía ser nuestra y de nadie más… por eso no queríamos una portada que no hubiese sido publicada antes de ningún modo. Tenía que ser una pieza de arte exclusiva para nosotros. Por eso al final encargamos el dibujo que sale en la portada que todo el mundo conoce y al final tampoco terminaba de encajar con lo que Satyr había pensado. Pero era lo que teníamos y no teníamos más alternativas. Quizá no éramos los mejores tomando decisiones en plena adolescencia, no obstante nos gustaba ese dibujo por entonces y estábamos excitados de editar nuestro primer álbum con un dibujo exclusivo para nosotros.

Visto en retrospectiva no fue la mejor decisión porque nuestra idea de la portada era algo más oscuro y apagado que reflejase mejor el espíritu medieval noruego, la oscuridad, la frialdad y las emociones y atmósferas que nosotros intentábamos reflejar. Creo que la portada original de ‘Dark Medieval Times’ era demasiado propia de dibujos animados y era el momento de darle la vuelta y colocar esa obra que salía en el libreto como portada. Siempre debió ser la portada.

En el caso de ‘Shadowthrone’ la situación era similar. Teníamos una fotografía que nos gustaba por entonces, con colores tierra y que evocaba el bosque, lo misterioso y demás. No evocaba violencia ni brutalidad, sino misterio. Cuando vio la foto en la portada se dio cuenta de que realmente no emanaba eso, que no reflejaba adecuadamente el disco. No estaba demasiado contento con ella.

Satyricon Dark Medieval Times

Cuando nos pusimos a trabajar en estas reediciones encontramos una obra de un artista muy reconocido en Noruega llamado Harald Sohlberg, cuya obra se titula “Natteglød”, algo así como “resplandor nocturno”. Satyr se dio cuenta de que esa foto resumía las cualidades que habría querido para la portada original de ‘Shadowthrone’: la paleta de colores, el toque otoñal y calmado, el toque nocturno, espiritual y misterioso… Era una expresión artística mucho más cercana a la idea original. 

¿Te preocupa que los puristas se molesten?

Lo hicimos por algún motivo, eso está claro.

Que Satyricon editasen sus discos a través de Moonfog Records, vuestro propio sello, es una muestra de la actitud punk / DIY del black metal en aquellos tiempos, pero también un gran movimiento a nivel empresarial, pues probablemente eso os ha permitido mantener los derechos y control sobre vuestro catálogo y legado. Hoy en día todas las bandas montan su propio sello. ¿Qué ha supuesto para vosotros mantener ese control de vuestro legado?

Creo que fue una parte muy importante de la banda y de lo que hicimos. Como tu decías, esa actitud DIY que teníamos en los ’90 nos ha permitido llegar hasta hoy. Satyricon siempre ha sido una banda que requiere control absoluto de lo que hacemos artísticamente. La discográfica debería ocuparse de la parte del negocio y ya está, porque es lo que te quita tiempo del trabajo creativo pero el trabajo creativo siempre tiene que ser cosa nuestra y de nadie más, sin interferencias. El tener nuestro propio sello nos dio esa libertad en los primeros tiempos. Eso habría sido muy complicado de haber estado en un sello más establecido.

De hecho, cuando pasamos a un sello más grande y dejamos Moonfog de lado, mantuvimos el poder para hacer lo que queríamos. Siempre hemos demandado libertad creativa absoluta y siempre la hemos tenido. Moonfog fue lo que nos dio esa posibilidad al principio en los ’90 y fue importante o las cosas se podrían haber puesto mucho más difíciles para nosotros.

¿Cómo valoras tu interpretación como batería en aquellos dos discos desde la perspectiva de un músico mucho más experimentado?

Cuando escuché ‘Dark Medieval Times’ recientemente me di cuenta de que no escucho el disco como un conjunto de piezas musicales. Simplemente siento el álbum, siento su atmósfera. Es algo que me gusta, porque fue nuestro primer disco y fue algo muy importante para nosotros. 

Satyricon

En los principios de Satyricon no teníamos demasiados recursos musicales, no éramos muy musicales técnicamente hablando. Lo que teníamos era voluntad y espíritu, mucha determinación para hacer lo que hicimos. La técnica vino después, por así decirlo (risas).

Yo no sabía tocar la batería en aquel entonces, mi técnica era muy pobre. Creo que tenía un cierto estilo y la pasión es lo que transpira en las canciones. Había una energía explosiva y creo que eso es suficiente para aquellos dos discos. 

Escucho mucha música hoy en día con una ejecución muy pobre, música de los ’80 muy underground, pero si el espíritu es el adecuado, la disfruto. Tiene un encanto determinado. A menudo, el espíritu y la valoración de la totalidad de la obra está por encima de las valoraciones técnicas. Los viejos discos de Satyricon están llenos de voluntad y determinación ,y eso es lo importante.

La mayoría de canciones de aquellos discos ya no aparecen en vuestros directos. Creo que la última vez que tocasteis “Walk The Path Of Sorrow” fue en 2019 en un festival portugués. ¿No sientes una gran conexión emocional con esas canciones ya?

No tengo problemas con los álbumes o con las viejas canciones, pero armar un set de directo es como armar el tracklist de un disco. Quieres darle un sentido, una fluidez, un propósito y una dinámica. Hemos entendido que es muy complicado insertar las viejas canciones en un set donde hay canciones nuevas. Es como si se empequeñeciesen al lado del material más moderno y eso no les hace justicia.

Se grabaron con afinaciones distintas, era una manera distinta de hacer música y de pensar en música… si coges una canción de ‘Dark Medieval Times’ y la tocas después de una canción de ‘Vulcano’ o ‘Deep Calleth Upon Deep’ es como si fuese más simple de lo que realmente es. Es como si perdiésemos energía. Así nos sentimos. Cuando desempolvamos alguna de esas viejas canciones sentimos que es como si la energía se esfumase del show y no vuelve hasta que llevamos tres o cuatro canciones más. 

Las viejas canciones no son muy útiles para el directo, quedan mucho mejor en el álbum. No es que no sean buenas o que no estemos orgullosos de ellas, sino que no funcionan dentro de la totalidad del directo de Satyricon. 

Satyricon siempre se han mantenido a una distancia prudente de todo el fenómeno y leyenda negra del black metal noruego de principios de los ’90. ¿Cómo viviste aquel momento? ¿Con fascinación? ¿Con miedo? ¿Con respeto?

En aquel entonces yo no estaba analizando la situación. Creo que lo que pasó a principios de los ’90 era increíblemente excitante. Había tanta música buena siendo creada… Muchos de esos discos, de aquellas demos, de aquellas bandas, terminaron siendo grandes por derecho propio haciendo algo que nunca antes se había escuchado. Cuando escuchabas un disco de Darkthrone por primera vez podías estar seguro de que nunca antes habías escuchado algo igual.

Cuando escuchabas ‘De Mysteriis Dom Sathanas’ te volaba la cabeza por completo porque nunca habías escuchado nada igual. Cada uno de esos álbumes era tan único y tan novedoso que podías pasar días, semanas y meses intentando digerir toda la gran música que estaba saliendo en aquel momento. Nunca podías aburrirte. Había tantos grupos diferentes que se parecían unos a otros pero que a la vez eran manifiestamente diferentes que se creó una escena muy rica y prolífica en nuestro pequeño país. Estar ahí y ver cómo se desarrollaba en tiempo real me fascinó. 

Todo lo demás parecía muy pequeño en comparación. Era sensacionalismo. Había tantas cosas pasando musicalmente que lo demás era secundario. El espíritu del black metal noruego a principios de los 90 es algo que no puedo ni intentar explicar. Cuando entré en ese mundillo y lo experimenté gravité hacia ello tan fuertemente que supe que eso sería una enorme parte de mi vida a partir de ese momento. Y así ha sido. No tuve necesidad de analizarlo. Fui absorbido por ello y tuve la suerte de encontrar una buena banda que terminó siendo mi hogar musical y lo que me permitió tener una carrera como músico. 

¿Crees que películas como ‘Lords of Chaos’ han visibilizado la escena black en el mainstream o en realidad han hecho un flaco favor centrándose en la leyenda negra y el sensacionalismo?

No lo creo. Esto va de los discos. Esos álbumes siempre estarán ahí y son el testamento de aquel momento en el tiempo. Eso siempre estará en un altar para quienes están metidos en ésta música. Estos trabajos significan mucho para mucha gente. Lo hacen para mí y sé que así es para otros. Son discos de mucho más valor que cualquier sensacionalismo que los rodease y que fue, por ende, un artificio.

Sergi Ramos