Hablar con Alex Staropoli supone visitar la parte de Rhapsody que más se enorgullece de la fantasía y los conceptos que pusieran a los italianos en el mapa.

Mientras que el proyecto de Turili y Lione experimenta con otros sonidos, Starapoli sigue desarrollando la grandilocuencia y la épica que convirtieron a Rhapsody en uno de los titanes del metal europeo. 

Una nueva aventura

‘Glory Of Salvation’ es el segundo capítulo de la “Nephilim Saga”. ¿Qué podrías decirnos que lo distingue de su predecesor?

La principal diferencia es temática, y es algo que por supuesto se traslada a lo musical. Es un segundo capítulo que habla de las segundas oportunidades. En este punto el héroe encuentra una nueva forma de hacer las cosas y alcanzar sus objetivos. Es un viaje que realmente hemos tomado en la banda como músicos y que ha influido a la historia -y mi mayor deseo es que los fans puedan compartirlo-. Al final ha sido un año complicado para todos, así que no hay nada mejor que una historia de superación que anime a sacar adelante el coraje en los tiempos más oscuros. 

El EP ‘I’ll Be Your Hero’ funciona como un preludio para este segundo capítulo. ¿Qué te empujó a considerar que se necesitaba un EP para unir las dos historias? 

Comparado con otros EPs que hemos lanzado en el pasado, la motivación para sacar ‘I’ll Be Your Hero’ es distinta. Todo empezó con querer sacar la canción como un single, como se hace siempre que quieres promocionar un nuevo lanzamiento. Quisimos hacer algo especial porque, para empezar, ‘Glory Of Salvation’ tuvo que retrasarse por culpa de la pandemia. Con todos estos temas listos pensé: “¿Por qué sacar solo un single?”. 

Y no es marketing, es algo realmente especial. Está el single, varias grabaciones en directo que hasta ahora eran inéditas y “The Wind, The Rain And The Moon” en cuatro idiomas. Es mucho más que un single porque al final son 40 minutos de música que sirven como un anticipo de este plato principal llamado ‘Glory Of Salvation’. 

¿Podemos esperar una trilogía? ¿Tal vez más? Es lo suyo en la fantasía. 

Será una trilogía, al 90%. La historia está planteada de esta forma al menos. Cómo evolucione el producto desde ahí ya se verá, pero al menos argumentalmente es lo que necesita. Es posible que cuándo estemos desarrollando la historia de la tercera parte nos demos cuenta de que es necesario uno más -que ocurre hasta con las sagas de libros-, pero eso ya se verá. 

Prácticamente habéis creado el concepto de una historia a través de distintos álbumes. ¿Nunca se os ha complicado alinear la música ya no solo con el concepto, sino con la historia que queréis contar? 

Es un proceso largo y complejo, pero intentaré no darte una respuesta muy larga. Para empezar, hacemos una música que pide este tipo de historias. Nuestra música es épica y grandilocuente, y por lo tanto la historia debe estar a la altura. Una vez trabajas desde la base de cómo quieres que suene la música, hilvanar una historia es todo un proceso aparte. 

En su día escribíamos canciones pensando siempre en la historia. Turilli (Luca), tenía esa historia en la cabeza desde hacía mucho y siempre que nos enseñaba un riff o una melodía ya lo tenía ligado a un personaje y a un acontecimiento. Cada álbum que sacábamos se desarrollaba según esta historia, así que podría decirse que venía desde antes. 

“No puede haber un dictador diciendo a todos lo que hay que hacer”

Es algo que hoy en día ya no hago. Si que sigo haciendo estas sagas, pero quiero evitar a toda costa que un disco suene como un concepto porque se pierde la frescura compositiva. Ahora mismo la música viene primero y al final, cuando está todo terminado, me reúno con Giacomo y pensamos que hacer con todo esto. Se tienen más cosas en cuenta, no solo la historia. Por ejemplo, contemplamos que setlist haremos en la gira y qué letras encajan dentro del marco lírico que descargaremos. 

Antes has hablado del curioso concepto de ‘Glory Of Salvation’. ¿Lo de las segundas oportunidades se extiende a Rhapsody Of Fire? Desde el cambio de nombre, prácticamente le has dado una nueva vida al grupo. 

Pues la verdad es que no. Me he aprovechado de que muchos de los ingenieros de sonido que habían trabajado con nosotros se habían ido y de pronto me he encontrado con la responsabilidad y la oportunidad de hacer un poco mi idea. En lo que concierne a la historia del personaje, es una historia totalmente inventada, no hay nada personal en ellas. Yo solo trabajo en la música, la historia es cosa de Giacomo, que le añade una profundidad y un detalle más propio de la poesía.

Para mí es fantástico poder combinar la música, las letras, los vídeos y el arte en este gigantesco producto artístico, pero siempre hay muchos artistas implicados, y claro, hay que dejar que cada uno ponga su granito de arena. No puede haber un dictador diciendo a todos lo que hay que hacer. Es muy importante para mí no estar solo y tener toda esta increíble ayuda.

¿Se ha gestado toda esta música durante el coronavirus? 

La única consecuencia fue que hubo que interrumpir la gira, principalmente. Nos quedaban cinco fechas y hubo que cancelar, eso fue muy triste. Más allá de eso, la covid no ha influido en nuestros planes. Es cierto que muchos grupos que han compuesto aprovechando la pandemia, pero yo ya tenía planeado tomarme un respiro de los conciertos y ponerme a trabajar, hubiera covid o no. Hubo un periodo de dos meses en los que literalmente todo estaba cerrado aquí en Londres, así que eso solo me ayudó a trabajar más. 

He conocido a muchos músicos que han estado deprimidos y no han podido hacer nada, pero para mí solo me ha ayudado a hacer mejor algo que ya quería hacer.

Pasado y Presente 

Llegados a este punto de vuestra carrera y a la vista de todo el material que habéis creado, ¿cómo eliges las canciones que quieres incluir en un set? 

Es una buena pregunta porque ha llegado a un punto en el que tenemos tantas canciones que se ha convertido en algo muy desafiante. En la última gira tocamos ‘The Eighth Mountain’ en su integridad, algo que al principio nos pareció un poco arriesgado, pero a los fans les encantó. A continuación, tocábamos todos los clásicos seguidos, y si bien la energía era distinta, creo que encontramos un equilibrio perfecto entre lo nuevo y lo viejo. 

Es difícil, pero las canciones nuevas siempre tienen un hueco porque tenemos confianza plena en ellas. La segunda mitad siempre está más centrada en los temas antiguos, pero creo que llegará un punto en el que tendremos que dar conciertos de ocho horas para tocarlo todo (risas). 

Recuerdo que en su día ‘Triumph Of Agony’ recibió muchas críticas por su énfasis en la orquestación culpándote a ti directamente. ¿Crees que con Internet y el streaming las bandas tienen más libertad? 

Antes de nada, quiero aclarar una cosa. Nunca nadie nos ha dicho cómo hacer nuestra música. Asumo toda la responsabilidad de las críticas. Hemos trabajado con varias discográficas y, por supuesto, han tratado de influir en nuestra música de una forma u otra porque al final somos su producto, pero esta influencia jamás se ha hecho a costa de mi libertad compositiva. 

Luca y yo llevamos haciendo la música que queremos desde el ’97. Ya incluso entonces, cuando estábamos preparando el estudio y vimos que Sascha, el productor, estaba haciendo alteraciones a nuestro modus operandi, dimos marcha atrás. Nos decían que no íbamos a llegar a nada, pero de golpe un grupo italiano de metal que no conocían ni en su casa vendió 30.000 copias en un mes. Creo que por eso siempre me ha salido a cuenta ser fiel a mi visión. 

Ahora hemos querido hacer algo nuevo, que implique una orquestación fuerte y épica pero que siga ligado al metal. Es algo muy difícil de sacar adelante, pero el mix ha sido fantástico. Hace unos años no me habría creído que es posible hacer algo así. El encontrar el equilibrio entre la orquestación y el metal es complicado, así que lo que me gusta más hacer es poner todos los instrumentos de metal en tu cara y la orquesta per se más como una bisagra que amortigua ciertas secciones. 

Por supuesto, parece imposible hablar de discografías sin mencionar del incidente que tuvisteis con Magic Circle Music. ¿Cómo están las cosas casi 14 años después? 

Hay mucha especulación sobre este tema, y eso nunca es bueno. No hemos hablado mucho entre nosotros desde entonces y hay información que no debe desvelarse porque es personal y porque ahora mismo no tiene ninguna relevancia. 

Por lo demás, en 2019 tuvimos la oportunidad de abrir para Manowar en Atenas y lo pasamos genial. Yo puedo entender que las cosas hace catorce años eran complicadas. Ten en cuenta que el grupo tenía tres opiniones: la mía, la de Turili y la de Fabio. Claro, un manager debe manejar y es muy difícil cuándo tus clientes no están unidos y cada uno quiere ir en una dirección. A Joey no les pusimos las cosas nada fáciles, y una tarea así de por sí es muy difícil de base. 

Hoy por hoy tengo una buena relación con Joey, y ya te digo, el concierto en Atenas fue… wow. Quiero decir, había miles de personas, volvimos a tocar en Grecia y la gente se volvió loca con nuestra música. El pasado es el pasado, y lo único sensato es mirar hacia el futuro y seguir adelante. 

Me hace gracia que justo me hayas hablado de este concierto con Manowar con tanta emoción mientras que Internet está lleno de gente diciendo que os obligaron a ser sus teloneros. 

¡Es totalmente falso! Nosotros siempre hemos adorado a Manowar. Los he visto muchísimas veces en directo y siempre han sido increíbles. La oportunidad de ser sus teloneros fue algo increíble y un sueño hecho realidad. Siempre hay sus pros y sus contras, claro, pero lo bueno supera lo malo. 

Cuando el power metal empezó, era un género eminentemente alemán, pero en cuanto Rhapsody entró en el mapa pasó a ser algo totalmente europeo. Como alguien que lo vivió, ¿cómo fue la irrupción de Rhapsody en la escena metalera europea? 

Es gracioso porque cuando escuchábamos a todas estas bandas de power metal alemanas nosotros teníamos unos 18 años y comprábamos sus discos basándonos principalmente por sus portadas fantásticas. Al escucharlas decidimos que queríamos hacer algo así, pero con un giro de guion que nos permitiera hacer el grupo que nos habría encantado escuchar. 

Cuando nos lanzamos a grabar teníamos un material compuesto a lo largo de cuatro años que también se habían usado para perfeccionar nuestro sonido orquestal. Meternos en un estudio y plasmar todo eso de por sí era un desafío, pero el otro era que éramos una banda italiana ¿Quién se tomaba en serio a una banda de metal de Italia hace veinticinco años?

Al final firmamos un contrato, sacamos un álbum, salimos al mercado mundial y teníamos algo con lo que competir. Rhapsody comenzó a ser un nombre reconocido. No componíamos metal y le añadíamos detalles orquestales, sino que nuestras canciones tenían una estructura clásica, en la que los aspectos barrocos son íntegros de la misma. 

Ahora ya no ocurre tanto, y cualquier banda italiana puede competir sin ningún problema con una americana o inglesa sin que sienta que son menos.

Marc Fernández